jueves, 17 de noviembre de 2022

POEMAS DE FRANCISCO UMBRAL (FRANCISCO ALEJANDRO PÉREZ MARTÍNEZ)


Un mar asusta menos si aprendemos su nombre

 

 

      Y puede venir un golpe de soledad,

      como salir de pronto a las traseras del mundo. Es

      en un día oscuro, complicado,

      dificultosamente cotidiano,

      que, al fin, resulta llevar dentro de sí otro día más

claro,

      más ligero.

      En cierto minuto se produce el rompimiento,

      el soltar amarras,

      cortar cables,

      el levar anclas una libertad, una facilidad.

      Y ya estoy solo.

      (Tan indiferente que parezco alegre.)

      Nadie podrá nunca acompañarme por los ecos últimos de

mi soledad.

 

      La soledad,

      como las movedizas ciudades de la costa,

      tiene sus muelles por donde acercarse al mar, y un

largo vacío como escamas.

      Se ven paisajes, mundos, desde la soledad;

      pero duele no saber de dónde son, cómo se llaman.

      (Un mar asusta menos si aprendemos su nombre.)

      La soledad me acerca un catalejo, me alarga la mirada,

      es como una videncia ya angustiosa, perpetua,

      que me hace presentes

      los bosques y las tardes donde nunca estaré,

      el dolor de no estar en aquel campo atardecido donde

sé que alguien deja que le crezca la sombra,

      donde alguien va a morir por un momento cuando más

bella era su larga sombra en tierra.

      El dolor de saber dónde no estamos.

      Será un mundo inhabitado

      por donde pasan barcos camino de algún mar.

 

      Sé que al anochecer muere un velero cada día,

      una ilusión marina que echa a volar en mí

      como la gaviota de cada crepúsculo.

      Pero soy tierra adentro, algún día lo sabré,

      y voy de plaza en plaza hasta donde mi soledad haya

de prolongarse.

      En soledad sé cosas, sé más cosas; la soledad me da

      conocimiento,

      pero me quita vida,

      espumas,

      mundo.

      Hasta que me sorprendo con sólo una moneda o un

metal o una rueda,

      cualquier sencillo objeto invariable y opaco,

      repetido en mis manos, pesándome en los dedos,

empañado de tacto.

      Le vengo dando vueltas desde mi soledad

      y me es ya extraño como algo recogido en otra estrella.

      De una ciudad sin parentescos, desabrigado y lento,

estremecido, voy regresando a todo.

 

      Aún traigo en la cabeza los astros que he mirado.

      Pero se va invadiendo de mundo nuestro mundo.

      Qué lentamente -y un calor despierta- se me puebla

la vida,

      se me habita una vaga humanidad,

                                  les vuelve la mirada a las distancias.

      Cuándo he dejado de estar solo.

      Aún traigo en la cabeza los astros que he mirado.

Tomado de:

http://nadiesalvoelcrepusculo.blogspot.com/2016/04/un-mar-asusta-menos-si-aprendemos-su.html

 

 

OZONO

El ozono es el duende de Madrid,

es un diablo cojuelo y posmoderno.

El ozono es el duende de los niños.

Pero es bueno y es malo, eso según,

y hay señores con barba que estudian el ozono,

y hay señores muy malos que le dejan volar.

El ozono trabaja con la ayuda del sol,

al sol le hace recados convenientes,

peligrosos recados,

y te avisa con tiempo de la contaminación.

Antes no hubiera ozono, todo limpio,

eran otros los duendes de Madrid,

pero este colegial de la escuela del sol

se va siempre de clase y mata a un niño

le da un susto al alcalde,

juega con la gripe, mala chica.

Atención al ozono, niños a esconder,

a ver mayo y el viento si se llevan el duende,

y se aclara Madrid, ciudad de ozono.

En el ozono anda Gallardón.

Tomado de:

http://www.madrimasd.org/cienciaysociedad/poemas/poesia.asp?id=697

 

 

 

“Mortal y Rosa”

… esta corporeidad mortal y rosa

*donde el amor inventa su infinito *

 

                               (Pedro Salinas)*

Después de tantas lecturas

no podía aprenderte,

es más

no quería aprenderte

otra vez,

sin diluirme embebida

por la desnudez

de ese sutil lirismo

que envuelve a tu letra,

discurriendo

con mi pupila en verso

entre el gemir de sus páginas

tan eróticas de vida,

tan carnales de muerte

que me invitaron

entre la piel de tu prosa

a reinventarme

con mis cinco sentidos

en la frondosidad del amor

 

Y me fui meciendo

poéticamente,

por el vaivén de tus recuerdos

vivificados

en plena confesión,

desde la luz de una sonrisa

aquella sonrisa infantil

que sobrevive

como tú única verdad,

la verdad del hijo

hasta hacerme lágrima

de tu cruel ceguera

intimando,

con ese desgarro

de tu “mortal y rosa”

Tomado de:

https://comunidad.poemame.com/t/mortal-y-rosa-francisco-umbral/21655

 

 

Cuando llegue septiembre y se muera un racimo,

 

cuando seamos rehenes de una ciudad de cáncer,

 

cuando la actualidad descienda sobre mí,

 

como una capa de oro con cáscaras bordadas,

 

cuando este azul presente lo cerremos con llave

 

y pongamos al cielo sus cancelas.

 

Cuando llegue septiembre y se erija lo rojo,

 

cuando vuelva a la vida la tortuga/teléfono

 

cuando lo cotidiano ya no sea una manzana

 

como un animal redondo o planeta callado,

 

cuando esta dulce balsa atraque en el otoño.

 

Cuando llegue septiembre…

 

 ALGO MÁS QUE DERECHO

Tomado de:

https://www.notariosyregistradores.com/web/secciones/oficina-notarial/algo-que-derecho/francisco-umbral-carta-a-mi-mujer/

 

 

LA MÁQUINA DE ESCRIBIR 

 

 

 

Pequeña ametralladora entre mis manos,

máquina de matar con adjetivos,

máquina de escribir, arma del tiempo.

En todas las mañanas de mi vida,

la tablilla audaz de mi olivetti,

ese ferrocarril ortográfico

en el que viajo muchos kilómetros de mí mismo,

el regreso a los campos de la prosa

para librar batallas en mi lengua

con todos los que piensan, los que gritan,

con los que escriben en fieros tanques

para no decidir nada y tener miedo.

 

Viejo olivetti verde, azul o negro,

posado posado con letras,

en este posado, una mañana,

me encontrarás tendido, no vencido.

Libros, papeles, cosas y poemas

saldrán y saldrán de este cacharro.

Pavonado revólver de mi prosa,

su muecas son tiro de ministros,

canto de codorniz, canto de urraca,

como los que ahora pueblan el jardín.

Alegría y salud, mi vieja máquina

me da estilo, escribo

y la gente se para a verla.

Tomado de:

https://ruadaspretas.blogspot.com/2021/12/francisco-umbral-maquina-de-escrever.html

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