Si vuelvo una vez más
Si vuelvo una vez más,
por las mañanas,
festejaré en los campos exuberantes como un cordero
masticaré una brizna de hierba amarga
y humedeceré mis pies en el rocío hasta que me caiga.
Si vuelvo una vez más,
subiré a los nogales,
como una ardilla.
Como una nube baja,
iré a la deriva sobre verdes prados.
Como un sauce triste,
¿debería inclinarme por arroyos,
tocando con ternura las piedras en sus bancos?
Oh, ¿sólo para volver una vez más?
Si vuelvo una vez más,
Con ojos asombrados observaré
cómo las cabezas de maíz amarillean;
cómo maduran las manzanas y las granadas,
cómo los pájaros hacen sus nidos;
cómo los jóvenes aprenden a volar;
cómo las golondrinas migrantes
se sientan en fila en los cables de telégrafo;
¡donde se originan los arroyos
y a donde ellos fluyen!
Si vuelvo una vez más,
beberé un sorbo de agua
en el seno de cada primavera
para hacerlas a todas mis madres.
En cada cueva
pondré mi cabeza sobre una piedra cada noche
para hacerlas a todas mis cunas.
Si vuelvo una vez más,
traeré lenguas de fuego
a aquellos que no pueden hablar.
Traeré alas de fuego
a las aves que no pueden volar.
Si vuelvo una vez más,
no permitiré a los jóvenes romper las flores
para colocarlas en floreros muertos.
Les enseñaré cómo colocarlas
en los pechos de sus amantes
antes de abrazarlas.
Si vuelvo una vez más,
celebraré los cumpleaños de los niños
que no han conocido celebraciones.
En lugar de velas,
quemaré mis dedos,
quemaré las pupilas de mis ojos,
quemaré el más joven de mis versos.
Si vuelvo una vez más,
me inclinaré sobre cualquier cuna.
Cumpliré mi palabra:
¡Ah, niños, si tan solo regreso una vez más!
("periódico de poesía", trad. moshen emadi y
arturo loera)
Tomado de:
https://los-lavaderos.blogspot.com/2016/
Doce lecciones para niños
I
¡Niños!
rebeldes de vidas amargas:
cuando mañana crecerán,
en las lauks,
en las hayrans [1],
en las mezquitas y diawajans [2],
en las historias,
en la las poesías de un poeta cobarde,
quizás escucharán tanto
sobre nuestro coraje,
sobre nuestro ser kurdos,
pero nunca jamás crean,
¡Todo es mentira, puras mentiras!
II
¡Niños!
estamos frente a cientos de senderos…
La linterna de nuestra memoria es tan débil,
¡damos pasos a ciegas!
¡Niños!
las leyendas cuentan:
érase una vez…
había una tribu en una tierra,
su héroe
era ciego.
Apuntó al aire de su alrededor.
Su filósofo,
era adivino,
que adivinaba por las noches,
para descubrir cuándo su enemigo
anudara una cuerda alrededor de su cuello.
Su sabio
era sordo y mudo,
¡su corta paciencia duró mil años!
La tribu miserable
contaba noches,
contaba días,
comían y aplaudían tres veces al día
Esperando que el enemigo
¡anudara una cuerda alrededor de su cuello!
III
¡Niños!
ustedes sacuden los pantanos,
son los terremotos
que mañana emergerán manantiales.
Son quienes mañana
romperán fronteras falsas,
reforzarán las articulaciones rotas
en la cadena.
son mañana que
en Qamishli,
en el Diyarbakir del jeque Said [3],
en el Slemani herido,
en el Mahabad de Qazi [4],
crecen bajo un principio,
todos comprenderán:
quien fuera kurdo en las nuevas generaciones,
¡debe tener en su equipaje
el camino para unificar a los kurdos!
IV
¡Niños!
en mis lecciones de ayer,
dije: nosotros, desde que existimos,
nos mentimos a nosotros mismos.
En nuestras vidas,
en nuestras acciones y nuestras escrituras
estamos sin principios.
Dije esto y el mundo se derrumbó,
la nube de la acusación
se movió hacia el horizonte de mis pensamientos.
¡Niños!
por amor a Dios pídanle,
pregunten a quienes la luz de sus ojos
ni llega a sus pies,
no tengan miedo, pregúntenles,
“De viajes a través del estrecho sangre,
para los niños, ¿qué han traído?
Cuéntenos, ¿qué han traído?”
V
¡Niños!
oh sin nidos con vidas amargas:
por mucho tiempo, a las madres de este país,
a sus pechos
les ha faltado la leche de la libertad.
¡por mucho tiempo, las montañas de este país,
les ha faltado un profeta!
¡Niños!
en las brasas de tus ojos,
estoy esperando que un Zaratustra
venga, para soltar esos ídolos.
Estoy esperando
¡que el relámpago de un Avesta
venga, para cortar el centro de las tinieblas!
VI
¡Niños!
Busqué las montañas, trinchera por trinchera.
Oí algunos cartuchos,
en una trinchera vacía,
¡hablaban sobre los peshmargas [5] martirizados!
VII
¡Niños!
mi prometida es una paloma en Diyarbakir.
Le gusta la montaña, el canto de la perdiz y el color de
la nieve.
Para casarme con ella,
atravesé la cadena montañosa, eslabón por eslabón,
rompí el calendario página por página
¿Mi pasaporte?
era un deseo y una sonrisa,
era un bol de kohl y una bolsita de henna.
Cuando toqué a la puerta de la frontera,
en lugar de besos,
los cálidos besos de mi prometida,
¡el escupitajo amarillo de un soldado
con botas negras… enmascaró mi frente!
VIII
¡Niños!
hambrientos con vidas amargas,
sobre el pecho empetrolado de Baba-Gurgur [6]
cerca de la cascada inversa de llamas doradas,
vi una tumbita
donde se había escrito:
“¡Aquí un bello niño kurdo
murió de hambre!”
IX
¡Niños!
el que plantó un grano,
cosechó una espiga.
El que plantó una gota de sangre,
pintó un cuadro.
El que soltó de su boca un grito,
escuchó ecos de su propia voz.
Pero nosotros
plantamos cráneos y ojos,
los rociamos con la lluvia de sangre,
Aún no se sabe la temporada de nuestra cosecha,
¡ni una sola espiga de trigo de nuestra sangre!
¡Niños!
cambiemos esta corriente,
donde fluye nuestra sangre.
Cambiemos este suelo
que traga cráneos y ojos.
Entonces les mostraré campos de luz.
Entonces les recogeré la cosecha.
X
¡Niños!
en las frentes amarillas de los periódicos,
en las tuberías de petróleo,
en las paredes de los baños de mezquitas,
diez millones de veces
escribimos: “¡Vivan los oprimidos!”
escribimos: “¡Vivan los trabajadores!”
Pero ninguna de las escrituras,
ni siquiera una sola vez,
pudo convertirse en un bocado,
¡para llenar el estómago de un trabajador!
XI
¡Niños!
sin nidos con vidas amargas,
anoche, en mi sueño, era un pasajero.
Visité la oficina de U Thant[7],
mientras su puerta me tragó,
veía que negros tenían bandera,
veía que blancos tenían bandera.
Quienquiera que veía tenía bandera.
Me gritaron:
“Oh apátrida, ¡fuera!”,
“Oh sin bandera, ¡fuera!”
Y yo respondí:
“no me griten.
Cuando regrese,
¡les contaré a los niños esta historia…!”
XII
¡Niños!
cuando lean las lecciones,
si es de día,
cuchicheen silenciosos en una esquina.
Si es de noche,
dejen arder las linternas lentamente.
Lo sé perfectamente:
si sus mayores los descubren
les castigarán,
quemarán mis lecciones,
¡de nuevo ejecutarán
al cadáver de Al-Hallaj [8]!
1969-1971
Kurdistán
Notas
[1]
Lauk y Hayran: Dos tipos de canciones folclóricas kurdas.
[2]
Diawajan: Consistía en una gran sala con una chimenea en el medio y varias
plataformas de barro; se colocaban alfombras y mantas para que se reunieran los
invitados y los Aghas y los nobles de la aldea. La mayoría de los pueblos
kurdos tenían diwajans.
[3]
El jeque Said (1865-1925) fue un líder en el norte del Kurdistán, rebelde
contra el gobierno de Turquía.
[4]
Qazi Muhammad (1893-1947) fue un líder en el este de Kurdistán, rebelde contra
el gobierno de Irán.
[5]
Peshmarga que significa “aquellos que enfrentan la muerte”, es el ejército de
Kurdistán.
[6]
Baba-Gurgur, situado cerca de la ciudad de Karkuk, es considerado uno de los
yacimientos petrolíferos más grandes del mundo. Se dice que sus llamas eternas,
resultado de las emisiones de gas natural, son el horno de fuego de
Nabucodonosor.
[7]
U Thant: Fue un diplomático birmano que desde 1961 hasta 1971 ejerció como
secretario general de la Organización de las Naciones Unidas.
[8]
Mansur Al-Hallaj (858-922), un destacado sufí, fue ejecutado por el califa
abasí Al-Muqtadir por declaraciones tan revolucionarias como “Yo soy la
verdad”. Lo que para él era una declaración de unidad con lo divino, para el
califa era una afirmación herética de la divinidad.
Tomado de:
https://circulodepoesia.com/2022/08/poesia-kurda-abdulla-pashew/
Fútbol
Veo el Kurdistán como un campo de fútbol,
la independencia como una pelota llena de aire.
Desde el principio de nuestra existencia,
correr ha sido nuestro destino.
Ha sido destinado este movimiento constante:
que la pelota vuele
y que la persigamos.
Cada vez que nos llega la pelota
nos volvemos locos
y, con todas nuestras fuerzas,
la alejamos con el pie.
Cementerio
¿Por qué tener miedo del cementerio?
Al menos en esa tierra,
silenciosa como una balanza,
puedo instalarme en una casita propia
que me permita olvidar la migración de madriguera en
madriguera,
una casita
por la que nunca pagaré alquiler,
por la que nadie me pagará. ¿Alguna vez me has pedido que
te devuelva la llave?
A los críticos
Me habéis preguntado incansablemente
de dónde obtengo mi libertad,
cómo mi lengua,
una hoja de músculo, un indefenso trozo de carne,
pudo arrancar
las cortinas del palacio del Faraón,
cómo pudo
atravesar sin miedo a través de alambres de púas,
sobre una tierra de espinas.
¿Qué trono o corona te respalda?, preguntas.
¿De quién te cortaron el bolsillo?, preguntas.
Con calma.
Déjame decirte:
cuando mi pobreza es un cofre siempre lleno,
cuando mi desamparo es un rascacielos,
cuando la cama del insomnio es cálida
y a lo largo de las cuatro estaciones
las penas de mi viña se vuelven tan jugosas y llenas que
no se podría clavar un clavo entre ellas,
¿Cómo entonces no es atraída hacia mí la libertad?
¿Cómo entonces la tenacidad no es mi confidente?
Tomado de:
https://www.worldliteraturetoday.org/2018/july/three-poems-abdulla-pashew
Despedida
Cada noche, cuando una almohada
invita a nuestras cabezas,
como los dos polos de la tierra,
a la fiesta de la tristeza,
veo que la despedida yace entre nosotros
Brillante,
como una daga.
Permanezco despierto,
mirándola.
¿La ves, como yo?
El mundo libre
El mundo libre ha escuchado por tanto tiempo
el pulso del petróleo en el corazón de las cosas
que se ha convertido en un jorobado,
sordo como piedra.
No oye las montañas ardiendo.
Tomado de:
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