sábado, 24 de febrero de 2024

POEMAS DE ANTON SHAMMAS


Caminábamos por la calle

 

Al caminar por la calle, contra el viento,

sabíamos que perderíamos el juego. De cerca

 

era difícil discernir lo que estaba lejos. Primero

pasaron entre nosotros postes de luz y árboles,

 

y después: personas y carriolas,

todo tipo de cosas. Al final,

 

tan sólo el viento, que había ido contra nosotros y había traído

las noticias que habían caído de la ventana

 

abierta, pasó entre nosotros.

Y de lejos era fácil discernir lo que estaba lejos.

 

 

Pido perdón

 

No tengo necesidad de comenzar con la primera persona singular:

pido perdón.

No sabía que me tomaría tanto tiempo

llegar aquí.

 

El final de la memoria penetra el subconsciente

en el profundo final de la alberca. Con un silencio relativo,

con mucha seguridad.

 

Una pelusilla aterciopelada recubre mi voz,

como los cuernos de un venado miserable. Hasta la gran

temporada de apareamiento. Hasta nunca.

 

Soy mi propio residente, soy un fiel ciudadano

de mis amores. Amores que fueron

y que toqué con las palmas de mis manos.

 

Una pelusilla aterciopelada recubre mi voz, pero no mis manos.

Mi Isaac decidió desde hace un tiempo: no sólo la voz,

no sólo las manos, también el tiempo.

 

Pero al final llegué, y heme aquí. Y hubiera sido feliz,

de no ser porque mi infancia presionó el botón de alarma

cuando quedó atrapada en el elevador de la memoria.

Tomado de:

http://opcion.itam.mx/?p=3578

 

 

***

 

 

En vano intento recordar quién lo dijo. Afuera​​

 

sopla certero el viento sobre los muros, como la lengua

 

de un gato sobre una escofina. Es lo único que recuerdo:

 

la tristeza es un callejón sin salida, una calle de dirección única.

 

 

 

Detrás de ustedes se alzan los muros y las masas los rodean: todos los presentes​​

 

toman sus rifles y como si alguien dijera “¡fuego!”,​​

 

aplauden.

 

​​

 

Al ponerme de pie, una mujer acomodó el cuello de su sobretodo​​

 

y movió con empatía su cabeza. Tal vez ella recuerde el viento que afuera​​

 

sopla certero sobre los muros.

 

 

 

Una mujer se protege del frío con el cuello de su sobretodo​​

 

y periódico,

 

y el silencio entre nosotros es como una escofina

 

lamida por la lengua del poema.

 

 

 

¿Cómo vendrá, pues, el poema?

Tomado de:

https://circulodepoesia.com/2024/02/poesia-palestina-anton-shammas/

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