POEMA SELVA OSCURA (I)
Es selva y desierto
la playa que encuentra
los restos de mi día deslumbrado.
«Hombre he sido», dice la Palabra,
que ciego me toma
y me resguarda
de los cristales del sol
de las fieras
que a todo solitario acechan
a mitad del camino.
ONANISTICA
Te imagino
saliendo recién parida húmeda
de una quebrada que sólo yo sé
el cabello apenas en el lunar
dos lunas líquidas de pronto endurecidas
Te sabés acosada
por las pandillas del deseo
los niños de la bala
aún no se han quitado los pasos
Te sabés acosada por los poetas que te hablan
y luego duermen
acompañados de su mano.
Tan sólo un poro tuyo
bastará para salvarnos
CINE DARIO
La viruta de la tarde
fluye reina
por el alambique del cine
sos el único
entre los que fuman su lluvia
el único
amo del silbido y el salto mortal de la palabra
el único
que retuerce sus venas
con las de la pantalla
el único el de la saliva
el único
el que gritaaaaaaaaaaaaaaatrapado
en la pupila
de Alguien
que acaba de salir
orientado por las luces a medias.
LA SIERPE
—¿Es este el día? —pregunté.
Su mirada no me dijo nada.
Ella miraba a mis muertos
cuando miraba hacia mis ojos.
CAMPOS DE DIANA
La caravana de los días
pasa con sus falsas ocupaciones.
Busco otra manera
de preguntar por esa facilidad,
de decir sencillamente
la grandeza del ínfimo equipaje del hombre.
Y no hallo más cosa
que contar esta historia
de una semilla ciega
que no subió al carro de Diana.
*
Mínimo mundo, el que brota
cuando buscamos más allá
de nuestras manos entrelazadas
en el segundo eterno de la sal.
Eres el grano perdido en el delirio de gigante
que tiene el mar.
Mínimo mundo, y sin embargo,
¡tú soportas en los hombros
la esperanza!
*
A los anuales ritos de Diana
no concurrió hoy la esfera.
Rota es la magia diminuta.
Roto su navío, cuando jugaba
a contar gaviotas.
¿Qué palabra hay
para cuando amanezco
arrojado de las puertas del mundo?
*
Lo que me queda
es la ciudad que me persigue.
Se introduce en mis venas
como extraño deliquio de la destrucción.
Mis palabras no logran irse con el aire.
No soy el que propicia levaduras,
el que panifica el silencio.
Tan sólo me describe
el temor al acantilado.
Tomado de:
http://diarioinca.com/poemas-de-luis-alvarenga
Islas en el tiempo
En medio de este tiempo
En que la vida es marejada
Y se quiere conservarla así sin atarla
Se convocan se desean islas en el tiempo
Treguas minúsculas pues el deber agobia
Y el futuro es inmenso
Y el aliento escaso
Así nos sumergimos en las islas en el tiempo
Las imágenes parecen estacionarse en el umbral
(pero se convierten en animalitos microscópicos
que en cualquier respiro entran y fundan algo)
se tornan en retrato
y cuando al fin nos ponemos la isla en el tiempo
rápido notamos que nos queda pequeña
como camisita de niño
de tanta tregua y descansos de guerrero
sentimos que nos interroga como un hambre
la vida que no cree en lazos
que nos llama como luz de túnel
el futuro inmenso y profundo
y acudimos con el aliento escaso
con la vida enmadejada.
Diría el doctor fausto al ver una iglesia del norte de san salvador
Esto no puede seguir así.
Extraña flor, me indocumento e invento una senectud cercana,
navegando en las espumas
de una tibia ceguera y leyendo para ti. Hoy hemos presenciado,
oh rito fiel, oh sangre
describiendo sus barrocos lo que en Asterión fuera don unísono
es ese baile y ese poema de
mira y clave y una rara manera de ejercer hilanderías.
Bailarina en clase de electricidad, esto no puede seguir
así.
Tienes un mar en la boca y no puedo ya ver el color azul.
Acaso
Acaso las pupilas son cierta llovizna
Serán garantía de caer heridos
O los paraguas rotos
Urgencia de ir a hacer la guerra.
Palabras como las presentes serán
Peligrosas dentro de este templo
Hambre cual la mía
Desvelo innecesario
La mano que te di
Será acaso tu perdición tu muerte
Sentir cierta canción visceral
Y telúrica a la vez
La seguridad de ser parias
Esta hora que he perdido
Podrá confundirse con locura
Suicidarse con semejante calma
Una invitación a cambiar de mundo.
Posible diálogo con la mujer que amo
A la mujer que amo preguntaré
Qué hacés con los poemas que te regalo
A dónde te llevas los minutos los golpes los anhelos
Y la incertidumbre que aprisiono en sus versos
Será que los metés en un crisol a fundirse con mis
recuerdos
O que los ves pasar una y otra vez como un río que nunca
termina
Mis poemas están enraizados perennemente en tus pupilas
Y en tu piel
Son un tanto mi simiente inolvidable
Y quieren cantar a aquel gran sueño que nos quita el
sueño
Cargá mis poemas
Como si fueran un clavel
Ellos tienen la tarea de levantarte toda
Si acaso caés.
Tomado de:
http://www.poemaspoetas.com/luis-alvarenga
MANE, TECEL FARES
como una bendición horrible
Mario Benedetti
Entonces, ordenarás que salga cada criatura
a recibir el aire exterior,
a contar las estrellas
que te contemplarán, frías.
Pero no saldrá nadie,
ni las lágrimas que salieron
como ríos generosos
cuando todos estaban como crisálidas
a una voz tuya,
ni el más ínfimo insecto,
ni el moho, ni la herrumbre,
ni la descomposición de las cosas.
Nada, ni el silencio
saldrá a recibirte ese día.
Entonces, ordenarás que salga el sol,
pero tus dones estarán vacíos,
o henchidos, como una vieja lata de conservas,
como las pastillas
o los pasteles
que ordenaste quitar
por obscenos.
Pero no saldrá el sol.
Saldrá, eso sí, un sol negro,
una mancha oscura
como si de la plaga de langostas
enviada al Faraón se tratara.
Saldrá, eso sí, la luz
suficiente como para querer
leer tu destino
pintado a prisa en un muro.
Y te pudrirás, y tu trino
nadie lo leerá
y serás una flor mustia.
Y nadie estará ahí para celebrarlo
o para llorarte.
(Del CoroNación, 2020)
Tomado de:
https://elescarabajo.com.sv/poetas-el-salvador/luis-alvarenga/
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