LOS DÍAS
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En aquella época vivir era lo mejor del mundo.
Cuando salió el sol, todos vinieron
Y los hombres eran niños, pero Alá de las montañas.
Era una llanura, tan grande como corresponde a todas las
llanuras.
y llana porque cada uno estaba en su lugar.
En aquel tiempo habíamos sido creados y éramos iguales a
ellos.
hierbas y flores.
Tú,
tan perfecta que era imposible no ser tú,
tan elevado como la alegría de la golondrina,
estabas a mi lado, naturalmente genial,
y no había motivos ni razones porque lo sabíamos todo.
Nuestra teología fue la bendición del bebé más cercano.
y nos puso en tierra con hojas de la misma planta,
Conciencia apacible y limitada.
Mirando hacia el acantilado, el cielo se abrió y todos los
ángeles
vino a
sentarse en el borde
y se parecían a nosotros con pequeños cadáveres.
Canté canciones más hermosas jajaja que puedo expresar.
y me escuchaste en silencio y con los ojos abiertos,
exactamente como
a todos los sonidos.
LA SANGRE
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Mil veces hombre, mil veces grito,
mil veces cuando, mil veces,
Fue todo, nuevo y para siempre, nacido y consumado.
Ahora escuchamos el murmullo de la tierra:
Ese día, la esperanza de tu vida,
la difícil soledad de las profundidades,
Es un espacio raro que se esconde bajo las rocas,
los restos que nos deja un cataclismo
— gira frente a Faz,
se voltearon sorprendidos, cuando de repente
un líquido nuevo los toco y vuelvo a correr
y me visto a la luz de la tierra; cuando, anunciado,
Se produce una lenta agitación, una santa fecundación.
MUCHO MÁS QUE JUGAR
para
Antonio Ramos Rosa
Saluda, asume, recuerda,
alberga la espuma
con el corazón disperso.
Un legado abierto
afirma y cede a los primeros días.
Completo, palpar, rosado.
tu cuerpo en su cuerpo,
Desde allí lloro hasta vivir muerta.
AHORA, SÉ
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La luz que viene de las piedras, de la intimidad de la piedra,
la coges mujer ella reparte
tan generoso en el alféizar de la ventana del mundo.
La sal del mar usa tu lengua;
No es tan malo para ti, demasiadas cosas.
Lo mejor de todo, el vuelo de los insectos,
La clave del momento en que comienza la canción.
del pájaro o de la cigarra
— el hombre que conduce con el mismo gesto aquí
el cerebro de lo que te hace despertar
los ojos densos de cada día.
¿Quién salva en este aliento?
¿Real boca a boca con el universo?
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Penetra libremente en el brazo completamente abierto,
que me entrego a ti, te acepto, te recibo,
Quien esta solo esperando que te bese con grulla
y ascender y se vacacía:
oh muerte.
Ni mal ni bien, implica penetración.
en el servicio de este día.
Conmigo quien me dice yo doy,
Confío en ti, hermano, no estoy seguro.
ella sonríe entre puertas,
la voz no recordada.
En ti, mi blanca, muerta,
Deposito mi vida.
Página publicada en febrero de 2008; ampliado y republicado en
enero de 2011.
Traducción de XOSÉ LOIS GARCÍA
Tomado de:
http://www.antoniomiranda.com.br/iberoamerica/portugal/pedro_tamen.html
"Lo que no se sabe no existe..."
Lo que no se sabe no existe.
Cuando, por victoria del fuego
o chorro sordo, inesperado, de agua,
un aletazo, leve y mal sentido,
te alza los ojos a rincones callados
a los oídos que hasta entonces te diera
el inmóvil acaso, tu parco nacimiento,
cuando un murmullo despierta con dudas
lo que en certeza habías construido
y un velo que no sabías al no saber
se abre, y, aún más, cuando
consigues ver la mano que desveló
el país de las narices, los dedos, las pupilas,
entonces existe, el mundo crece en ti
y en ti mengua la gruta que palpabas.
Otras vueltas darás, siempre a la espera,
hasta que un día, de pronto, te comprendas
al comprender de una vez a la luz de un rayo
que era preciso supieras que también existe
y que lo que de veras existe no se sabe.
“He aquí la cuestión que a Polonio plantearías...”
He aquí la cuestión que a Polonio plantearías
si la cuestión se plantease de volver atrás:
si acaba tal vez lo caliente con las manos frías,
¿con qué manos sigues escribiendo, si es que das
la mano a quien te lee? Pégala en la calavera
tan danesa que hizo literatura
de la que no te gusta. Y coloca a su vera
dos velas encendidas — que la luz mientras dura
pregunta todavía, sin tu intervención,
si se acaba tal vez el tiempo en que sabías
al menos no saber, y si es ahora el no
radicalísimo y neto, sin que tenues
correderas de viento abran trampas
acaso de otra luz, noches y días.
Tomado de:
https://franciscocenamor.blogspot.com/2015/05/poema-del-dia-lo-que-no-se-sabe-no.html
EL MAR ESTÁ LEJOS,
PERO NOSOTROS SOMOS EL VIENTO
El mar está lejos, pero nosotros somos el viento;
y el recuerdo que atrae, hasta ser él,
es de otro y semejante, es aire de tu boca
donde el silencio pace y la noche acepta.
¿Dónde estás, que niebla me perturba
tanto que no veo los ojos de la mañana
como tú misma la vez y te aprovecha?
Cabellos, dedos, sal y larga piel,
donde se encierra tu vida los ofrece;
y es con manos solemnes, fugitivas
que te recojo viva y me concedo
la hora en que las olas se confunden
y nada es necesario a la orilla del mar.
ESCRITO DE MEMORIA
Formado en derecho y soledad,
a las oscuras te busco cuando brilla la lluvia.
Es verdad que miras, es verdad que dices.
Que todos tenemos miedo al agua pura.
¿A qué dioses te debo, si te debo,
qué asombro es este, si hay razón para él?
¿Cómo te busco, entonces, si estás aquí,
o, si no estás, por qué te quiero poseída?
¿Cuáles ojos y cuál noche?
Aquella
cuando estuviste por decirme tu nombre.
UN FADO, PALABRAS MÍAS
Palabras que dijiste y ya no dices,
palabras como un sol que me quemaba,
ojos locos de un viento que soplaba
en ojos que eran míos, y más felices.
Palabras que dijiste y que decían
secretos que eran lentas madrugadas,
promesas imperfectas, murmuradas
en cuanto nuestros besos permitían.
Palabras que decías, sin sentido,
sin quererlas, más sólo porque eran ellas
que traían la calma de las estrellas
a la noche que asomaba a mi oído…
Palabras que no dices, ni son tuyas,
que morirán, que en ti ya no existen
-que son mías, sólo mías, pues persisten
en la memoria que arrastro por las rúas.
TE ESCRIBO DE CERCA
Te escribo de cerca, como si la mano
te fuese un ligero objeto aflorado,
como si de la calle te llegase
la tímida certeza para la compra
de los minutos siguientes. De cerca,
como el sol, como la cigarra.
Como un silencio pleno
que te viniese a los ojos de mañana
y amarte fuese la vestimenta
elegida al comenzar el día.
LA TINTA NEGRA QUE BAILA EN EL PAPEL
La tinta negra que baila en el papel
garantiza la eternidad del que empuña
el objeto frío y danzarín
(imaginaba yo un día, o simplemente
fingía creer). La tinta
de cualquier color y el papel
o hierro donde se inscribe
pasan volátiles como los dedos
llenos de intenciones y como
el sonido del cuco tres veces repetido.
Al silencio siguiente nadie siquiera
responde, pues no sabe
que haya habido un sonido, una verdad, un antes.
LLAVE, KLEE
Eres, como en Klee,
la máquina de chillar,
la liquidez perfecta de los movimientos,
la música de los sordos.
¿Qué húmedo pilar
sustenta, amor, el palacio
en que me refugio y duermo
que no sea tu canto
al canto de mi día?
Eres, como en Klee,
la virgen matemática
que todo me desvenda
y sin que yo haga cuentas
calculas sumas, zumos,
entre el hueco de las olas
y la azul astronomía.
SIBILA, DI QUE SÍ, SIBILA
Sibila, di que sí, Sibila
tus vientos tempestuosos, pero arrulla
nuestra pura sorpresa, cercano halo
donde se alinea, ciñe la sobremesa
de la vida inmensa, grueso y gordo callo
abierto de par en par a las potestades
donde el futuro aborta y pardo trastorna:
Sibila, sabes que prosigo,
que este camino preparo antes de venir
perdido y despedazado como el cordero
inventado después y donde cabes,
y donde hablas, mi centeno y trigo;
por eso, ahora, agónico pedir
es este mi tormento que te agrada
-Sibila, que mujer, el otro lado
de mí y de este mundo sea libre
de las iras desmedidas, de lo que genere
la rabia rigurosa del roído fin,
y venga aprisa soberbia como arado
a cortarme la carne para que el fruto
fructifique conmigo en todas las vidas.
Traducidos por A. P. Alencart
Tomado de:
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