miércoles, 20 de marzo de 2024

POEMAS DE EDUARDO ESCOBAR IN MEMORIAM


Cucarachas en la cabeza

En el radio reloj japonés sobre la mesa de noche

han establecido algunas cucarachas enanas una colonia

 

Herméticas y discretas a su manera

-cuando quiero sorprenderlas o contemplarlas

escapan hábilmente como ladronas al parlante de cartón

 

-su cautela supera su mutismo

-y misteriosas hasta cierto punto

-sólo dejan los huecos sonoros

cuando decido olvidarlas

 

Mientras duermo calibran mis fantasmas

interpretan mis pesadillas según la norma freudiana

Y cuando leo miran por sobre el hombro lo que leo

con un insoportable talante crítico

 

Estas espías dotadas de hipersensibles antenas inquietas

con curiosidad científica me interpelan

 

Se fuman mis cigarrillos

Sestean en mis manzanas como si hubieran

encontrado el paraíso

Muerden mis chocolates

Beben mi café

Circulan por mis biscochos

Y calman la hartura con mi antiácido predilecto

 

Parecen tan interesadas en conocer

el sabor de todo lo que como

(ensayan mi agua)

En probar la textura y la realidad

lo que pienso y su peso probable

En verificar la naturaleza esencial

y el color aparente de mis más íntimos

y hondos y queridos propósitos

 

A la hora del noticiero esta banda de cucarachas

esconde bajo mis narices un banquero norteamericano

o planea la toma relámpago de la emisora cultural

para divulgar un manifiesto libertario

 

En el concierto de la mañana se mezclan

en los remolinos del piano

con las semifusas como ellas llenas de patas

Pellizcan a destiempo los clavicordios

 

Al medio día son aplastadas sin misericordia

por el loco de los timbales

para redivivas regresar más activas y ansiosas por la noche

a graznar en los fagotes de los quintetos a copular desvergonzadas

en el interior del cuarteto en la viola

 

Castas en el clarinete nebuloso de Mendelssohn

mariposean en el aire de la clara Primavera de Vivaldi

Corderos descarriados triscan en la humedad iluminada de

lejanías de la flauta del pastor legendario cuando viene El Sordo

-pero no bobo- con su Pastoral a la casa

 

Y la sombra hueca del oro falso del oboe

cuando tiene su turno Tomasso Albinoni acarician

 

Se peinan o bien toman el sol en las celestas del desdichado

Bela Bartok En los espejos consecutivos de Arnold Schöenberg

meditan y meditan y nadan y nadan y bailan en el Salón

Méjico de Aaron Coplan

como turistas gringas con hipos de tequila

 

Estas cucarachas melómanas se aquerencian en los amores

de Chopin

Se separan con tormentas demenciales de Schumann

Exhiben sus quejas eróticas con grandilocuencias de Brahms

Arden en el teatral arrebato de Paganini

Pero asimilan tan mal como yo la melancólica

o patética música de Tchaikovski

Y suponen que todo tiempo pasado fue más soportable o

mejor

cuando suenan Purcell Couperin Cabezón

las canciones de etiqueta de corte

O las ingenuas baladas inglesas que desgastaron romeos

en las ruidosas tabernas y en los altos balcones

 

Dotadas de unas temibles máscaras de horribles rictus africanos

hediondas de cola parecen ponerse frenéticas

con Charles Mingus

Adoran el lirismo del sombrero catatónico de Thelonius

Monk Entonan gospels de manumisos con la gorda Mahalia

Jackson

y con Paul Robeson Adquieren un inconfundible cariz marihuano

con la poesía amorfinada de los Rolling Stones Patalean y

se despelucan con fragantes ternuras de Janis Joplin -cultivadas

con punzantes fervores de heroínas Y disfrutan de lo lindo

con las guarachas precastristas del año 50

Y con la nostalgia de los calipsos de la turística Jamaica

Y con el huracán caribeño del merengue dominicano

Y con el mapalé salvaje que bailaba mi amiga Sadit Restrepo

-que en paz descanse

 

Ponen aires compungidos de compadritos

con los aires mefíticos de Buenos Aires

Y desdeñan el limbo batido de don Julio Iglesias

(Ellas saben lo que hacen)

 

Pero por la cerrada unción que destilan -inciensos y óleos y

áloes- durante el Pange Lingua y el conmovedor Stabat Mater

en la campanuda programación gregoriana del domingo podríamos

inferir que jamás fueron paganas sus almas que tocadas

de tocas son las últimas carmelitas descalzas las más humildes

entre las más humildes discípulas de la Loca de Avila sobrevivientes

a fuerza de oración en el basural impío de la fantástica

y miserable era atómica

-las que rezan por los payasos chilenos

y los cantantes mejicanos

 

(deben conocer la letra completa

de la cucaracha ya no puede caminar)

sublimados sus amores por el sin igual Jorge Negrete y por

don Pedro Vargas de voz de nardo en este templo de plástico

transistorizado

 

Pero quizás son sordas

Sordas como las celestes nubes

y las terrestres tapias y las arbóreas hojas

 

 

Y solo les importa saber la hora solitaria de cada hora

 

Las intrigan los problemas del concepto de Tiempo

A lo mejor son horas vivas estas pequeñas bestias sepias

que se pasean por la mesa y escapan al menor parpadeo

 

Mientras una trabaja en suceder las otras 23 descansan

Y juzgan mi pasado hecho a pedazos como un Todo

 

Retozan con cinismo entre mis cosas fragmentarias

sin unidad aparente

Admiran el turbio espectáculo de mis acciones mundanas

como si mucho les importara

Se burlan Ironizan Filosóficas

Con áridos argumentos de Bergson

Y con reticencias proustianas y retruécanos

de Martín Heidegger

Roen mi rostro en mi sopor profundo

 

 

Soy este gesto ausente que forman como más les conviene

y arrugan a su gusto

 

Con las malas artes de su contabilidad estas experimentadas

auditoras

hacen de mi vida dos masas acuosas de sumas iguales

Me descuentan con alevosía minutos

Me suman pérdidas con ventaja

Amasan mi alma Y mi crimen perpetran

 

O para preservar su integridad

son ellas mismas las muy zorras brujas

las mismas que me inculcan por telepatía

estos piadosos pensamientos éticos ecológicos

estos suspiros arrepentidos

este amor franciscano por todo lo existente esta generosidad

indiscriminada que me paraliza como a un hindú cada vez que

pienso en el bendito tarro de insecticida

 

Y si fueran y si fueran

policías japoneses camuflados de cucarachas para una indeterminada

misión súper secreta estos enigmas en el Sanyo de Troya

 

O por qué hurgan mis papeles con seriedad dubitativa

y constatan mi identidad hechizada

y hacen el censo de mis señas particulares

y me comparan con mis retratos

y se meten en mis bolsillos

y husmean mi huella de barro mortal con lupas

despistadas

y registran mis llamadas telefónicas

y fotocopian mi correspondencia

 

Tienen gestos ciertos de abrigar sospechas

acerca del asunto de mi sobresaltado asunto

 

 

O por qué rondan por el laberinto

de mis impredecibles intenciones

y proyectos para mí mismo inescrutables

con el celo abusivo de los sabuesos

 

Y si fueran japoneses

pero no policías en propiedad sino santos zen

en su satori sin koan

y sin búdicos párpados desapegados bajo el árbol sagrado

fregando el milagro imperfecto del loto vacío

en el estanque de un jardín de rocas

que no se cansan de impugnar

Estetas de minucias del rito del te

boddisatvas locos discípulos adelantados del doctor Suzuki

peregrinas en sandalias por un dharma zurdo

o por un mahayana reducido a hinayana

por sucesivas amputaciones

como prescriben las técnicas del arte del bonsái

 

arqueros

cuyos blancos

son los deseos exuberantes del corazón (verdes -y cojo)

desertados del espejo -artífices de horizontes simulados

con pinceles calvos kamikazes de tablas coloridas

de surf mutantes

de las radiaciones perversas de Hiroshima y Nagasaki

 

Y si entre todas formaran un kaikú que quiere revelárseme

pero me cierra mi prosaica torpeza

de lector infatigable de novelas enormes

alemanas y rusas

 

Pueden ser

quién lo sabe

mendigos de un novelón romántico que leí

la semana pasada

recién caídos poseedoras de lujosos andrajos

con la opulencia del estilo de Víctor Hugo

O Nada

 

O quizás

son ingenieros

especializados en dispositivos microeléctricos

 

Expertos en pastillas de silicio

Diminiturizados genios lelos en superficies azules

de circuitos lógicos

integrados de alta velocidad cuyos reinos de cobre recubiertos de estaño tienen límites de terminales de oro -maestros en

informática y microcomputadores

Me gustaría -si es así- preguntarles ahora

por sus variables binarias

Si dulces les son los pulsos de tensión en las puertas lógicas

Si sus nanosegundos pueden ser iguales a la razón

o razón de absurdo

O divisibles todavía

 

Pero estas adictas al dióxido de silicio

deben estar borrachas de sistemas

alucinadas de nitruros de polímeros fotosensibles

de biones de boro alborotado

de átomos libres de flúor que vienen descargados

de moléculas de freón

y reaccionan al silicio policristalizado

para un patrón más preciso que el método

de grabado húmedo

 

Ebrias deben saber

que la santidad es imposible y que no es bueno el silicio

de una pureza absoluta

Que el fabricante del circuito debe llevar

el silicio que compra

hasta un nivel de pureza del 99,9999999

porque en la atmósfera pura del gas inerte

debe admitir

impurezas deseadas mientras se funde

 

O simplemente Estas manipuladoras de microcircuitos en

sus cárceles circuitadas indiferentes a la música la ciencia la

técnica la informática y la información a la política la mística

la mecánica y a Basho y al Tiempo y a todo aquello que nos

incumbe

 

no saben siquiera que Einstein no pudo asistir a Como

para ser el perro del Lama en el Tíbet

y no plomero en Washington

como se dice que quiso

Dios no juega a los dados

 

 

Aceptaré entonces y más me vale

con humildad más que conveniente

y con cautela más que razonable

contra el escepticismo generalizado que me infunden

e irradian en mi entorno –serenidad y aturdimientocontra

esta perplejidad contra la pavorosa confusión que me contagian

que esta manada de ortópteros que me circundan y me miran

que esta tropa oscura de cucarachas

que vigila la mesa y el radio y las manzanas

no es otra cosa

 

nada más nada menos

 

que una tropa silenciosa y oscura

de cucarachas

 

O tal vez son las ilusiones compensatorias

de mis desilusiones

Desórdenes salvajes de la imaginación

o de la paranoia galopante

Delirios de la fiebre de un tifo mal curado

 

O efectos secundarios de adulterada cocaína

 

A lo mejor no hay cucarachas aquí

Ni una sola cucaracha

Y no son más que cucarachas en mí lastimada cabeza

estas siluetas fugaces como los ángeles que

a veces creo percibir

en el nochero

 

y que me sueñan para ser en los retorcimientos

de mis sueños

y me dictan poemas para divertirse a mi costa

 

 

Combatiente

Yo hice mi guerra.

Yo hice mi guerra contra el volcán

mi guerra contra el mar

contra el invierno

contra la necesidad

contra el utensilio.

Yo hice mi guerra huyendo

mi guerra enfrentando

desesperando

mi guerra en el Ártico

en el Antártico

en la China.

Yo hice mi guerra en la Sierra Maestra

en la Sierra Nevada

en la Sierra Madre

en la explanada

hice mi guerra de cien años

de mil días

mi guerra relámpago

mi guerra de un millón de muertos

de dos millones de muertos

de tres millones.

Yo hice mi guerra con mis zapatos

con mis garras

con mis escobas

hice mi guerra de verdad

mi guerra con odio

hice mi guerra en España

mi guerra contra el zar

mi guerra azarosa

ahumada

descarnada

mi genocidio.

Yo hice mi guerra con mi bigote

con mi caballo

con amor

con ametralladora

al amanecer

contra los judíos

hice mi guerra contra los infieles

contra los invasores

contra los brujos

contra los negros

contra los indios.

Yo hice mi guerra en mi ventana

en el automóvil

en la cantina

en el campo

mañana

por la mañana

hice mi guerra en el Bajo Cauca

y en el río Cauca

y en Arauca

hice mi guerra como fusilero

como panadero

como estafeta y

marino

Yo hice mi guerra en los establos

contra las moscas

contra los comunistas

contra los imperialistas

contra los cristianos

hice mi guerra por desconfianza

por amargura

por pobreza

por terror

la hice porque no tenía

más que hacer

porque no me daban trabajo

porque me pagaban mal mi trabajo

porque pasaba hambre

la hice porque no comía

hasta indigestarme

la hice por despistarme

por herirme

por eliminarme

porque sí y no

por defenderme

la hice porque no me la dejaban

hacer.

yo hice mi guerra

hice mi guerra

mi guerra

guerra

pero no todas eran inútiles

y no todas las había de perder.

Yo hice mil guerras.

 

El fin del mundo

Hoy soy feliz:

el sol se está apagando sobre el mundo.

Todo va a terminar.

La muerte es amarilla sobre el río.

El universo será un puñado de sal para el mar.

La luz se transformará en jabón para la cara.

Los automóviles dormirán en las esquinas

y esperarán convertirse en garzas.

Yo,

esperaré la invasión de las garzas

que vendrán a fabricar sus nidos

en el corazón de los semáforos.

La ciudad de cemento será una caja de cartón,

Sola y empolvada

inmóvil

terminando en todas las calles.

Adquiriendo la hediondez que se acumula en mis

Bolsillos.

Pero yo soy feliz

irremediablemente,

mientras la luz es vieja.

Tomado de:

https://www.isliada.org/poetas/eduardo-escobar/

 

 

BUSQUÉ A DIOS…

Busqué a Dios con sinceridad y paciencia

En el directorio telefónico

En aguas mansas y turbias

Y en las precipitaciones de agua

Lo busqué en la ausencia de los que amamos

y en los desperfectos de nuestra mansedumbre

Me fui tras El por pequeñas ciudades

Busqué su fotografía cada mañana en los periódicos

Amé en la risa de las muchachas su risa

Y en la mirada de mi prójimo

Encontré muerte en todas partes

Pero buscar es lo que importa

 

 

CUANDO EL GENERAL…

Cuando el general Bolívar se dio cuenta

estaba todo lleno de cucarachas

La casaca estaba llena de cucarachas

Y los hombros como medallas

Las cucarachas tenían nombres sonoros

Santander Páez Piar

o casi poéticos Florentino Juan Flores

o bellos nombres bobos Lorenzo María Lleras

Mariano Ospina José Restrepo

Entonces don Simón

desanudó su sueño

y se fue a morir

a la casa del cónsul español

                            en Santa Marta

Oyendo rumbar cucarachas sobre el queso

de la República

y

        debajo de la ventana

                                                 el mar

                                                                arando

 

 

ENVÍO

¿Dónde están, Egipto

aquellos tus sabios?

Y el profeta Isaías, ¿dónde está?

 

¿Y Lu Ki?

¿Y los antiguos poetas aztecas

que cantaban la tierra donde no se muere?

 

¿Y qué se hizo François Villon

mentiroso ladrón y buscapleitos?

 

¿Y León de Greiff, su cómplice o compinche?

¿Y Jorge Manrique, el poeta?

¿Y Mercedes Simone

y Silvia Pinal y Lucho Gatica?

 

¿Carlos Gardel y “los muchachos de entonces”

le dieron para siempre mate al mate?

 

Y con aquel muchacho, Beto, en los puentes

estupendo fumador de marihuana, ¿qué pasó?

 

¿Dónde venden fósforos de palo?

 

¿Cuándo volveremos a ver a Pedro Infante?

¿Y a Luis Sandrini?

¿Pero qué se hizo Mario Lanza?

¿Y Néstor Urrea, que tomaba Noctinal

y ambicionaba ser libre como el agua?

¿Y Joselillo?

 

¿El modelo T de la Ford

está definitivamente descontinuado?

 

¿Y los que mataron a Uribe Uribe

qué camino cogieron?

 

¿Y dónde echaron los automóviles de manivela

y las neveras de petróleo

y las cucharas de guayacán

y los peroles de hierro?

¿Y Edgar Le Masters

con qué colina linda para siempre?

 

¿Dónde corre Manuel Fangio, el bólido?

¿A quién le pega Sony Liston?

 

¿Y en qué Hollywood vive ahora María Montes?

 

¿Cómo canta la Callas?

¿Y cómo se llamaba el león de la Metro, ya cano?

 

¿Oscar Gil, el hombre de la llama, qué nos dice?

 

¿Y qué se hizo el que hizo

la Estatua de la Libertad?

                                    ¿Está preso?

 

¿Y qué fue de las rotundas rodillas de Ivonne de Carlo?

 

¿Pero por dónde huyó el soldado desconocido?

 

¿Y Oppenheimer, a qué se dedica?

¿Y el que derrotó al agente 007?

¿Y el que manejaba el auto en que se mató Iván pineda?

¿Y Rossi y Sívori y Labruna

en qué estadio escarbarán la yerba?

                                                ¿Son todavía invencibles?

 

Un solo instante vivimos.

Todos fueron quebrados

como vasos de barro.

 

Gordos y flacos los capitanes

todos tienen

                    pies de ceniza.

Juro que no miento.

 

Otro tanto se lleva el viento

                                                    y la luna se renueva…

Tomado de:

https://www.lacoladerata.co/cultura/versos/viernes-del-poeta-colombiano-eduardo-escobar/

 

 

Paisaje infinito

Debajo de aquella columna de humo remoto

doblándose como un árbol bajo el peso oscuro del viento

tengo derecho a suponer el chisporroteo de un fogón encendido

Y detrás del fogón ha de haber una mujer que canta

O calla

Con un cucharón de madera en la mano derecha

revolviendo un cocido de papas y trozos de gallina y pizcas de cilantro

Y quizás lleva un delantal a cuadros azules

Y detrás de la mujer debe haber un niño

sentado en el suelo de tierra pensando en nada

Y detrás del niño ha de estar papá

Con su vozarrón callado y sus grandes zapatos quietos

Y su bigote de corsario

O como de manubrio de bicicleta

que le da un aspecto fiero

Y cómico a la vez

Y tierno

Y detrás de papá habrá un perro blanco

Y detrás del perro un gato colorado mordisqueándole la cola

Y detrás del gato una puerta abierta

Y un camino y una colina

Y una casa y una columna de humo

 

Y alguien que como yo

o tal vez mi contrario

contempla el paisaje circular a estas horas

se dice:

debajo de aquella columna de humo remoto

doblándose como un árbol bajo el peso oscuro del viento

he de suponer un fogón encendido y una mujer que canta

o que calla.

 

 

El fin del mundo

Hoy soy feliz:

el sol se está apagando sobre el mundo

Todo va a terminar

La muerte es amarilla sobre el río

El universo será un puñado de sal para el mar

La luz se transformará en jabón para la cara

Los automóviles dormirán en las esquinas

y esperarán convertirse en garzas

Yo,

esperaré la invasión de las garzas

que vendrán a fabricar sus nidos

en el corazón de los semáforos

La ciudad de cemento será una caja de cartón,

Sola y empolvada

inmóvil

terminando en todas las calles

Adquiriendo la hediondez que se acumula en mis

Bolsillos

Pero yo soy feliz

irremediablemente,

mientras la luz es vieja.

Tomado de:

https://www.elquindiano.com/noticia/50814/muere-eduardo-escobar-cofundador-del-nadaismo-lo-recordamos-con-tres-de-sus-poemas

 

 

LO QUE DICE EL ESPEJO

 

Mírame bien imbécil dice mi espejo

Piensas demasiado

Esta es tu carne        Mírate

Este es tu gesto

 

El rostro es un mosto un resíduo

la máscara de las costumbres    La huella de tus vicios en la piel

Y me habla de esa otra cosa que llevas contigo

Esa peste de la muerte y el pensamiento

 

Por qué no aprendes a vivirte tan solo

Sin dejarte arrastrar por ese fantasma

de ti mismo que tanto quieres por ese torrente tuyo de palabras

La tierra gira sin pensar

Y el sol alumbra sin preocuparse por ti

Pára ya esse palabrerío

Y quédate tal cual eres huero

Y olvida lo demás

 

Estoy cansado de soportarte

Tan lleno de problemas del origen

De preguntas tontas sobre el sentido de la carne

y sobre la esencia del tiempo

Como si fuera importante

Por qué empeñas en un significado  En tu océano de luz y polvo

Eres una ilusión

Materia ciega y azar vivo

La enfermedad mortal

La Conciencia de la Nada

Detente

Calma tus ímpetos de sabihondo

El conocimiento es imposible

Escucha y calla

No molestes con tus intrigas mi silencio

Con tus marrullas

De angustiado

 

No eres más que desorden y ruido

No perturbes

Estás andando

hacia donde no quieres y haces demasiados esfuerzos para

justificarlos

Allá donde no volveremos a vernos

 

Aprende de mí que soy limpio de corazón

Y no evito nada de lo que se me acerca en busca de mi intimidad

Por más que me harte

como me hartas

todos los días a la misma hora

ocultando tus miserias físicas con menjunjes

Haciéndome cosquillas con tu peine

Lavando tu sonrisa

Que es lo único que ha de sobrevivirte

después de todo

y de nada

Esos dientes hipócritas que nunca sé si amenazan

o festejan

Tomado de: http://www.antoniomiranda.com.br/Iberoamerica/colombia/EDUARDO%20ESCOBAR.html

 

 

Noche Secreta

Busqué a Dios con sinceridad y paciencia

En el directorio telefónico

En aguas mansas y turbias

Y en las precipitaciones de agua

Lo busqué en la ausencia de los que amamos

y en los desperfectos de nuestra mansedumbre

Me fui tras Él por pequeñas ciudades

Busqué su fotografía cada mañana en los periódicos

Amé en la risa de las muchachas su risa

Y en la mirada de mi prójimo

Encontré muerte en todas partes

Pero buscar es lo que importa

Tomado de:

https://www.eduardoescobar.co/poesia/

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