El nadador
Soy el nadador, Señor, soy
el hombre que nada.
Soy el hombre que quiere ser
aguada
para beber tus lluvias
con la piel de su pecho.
Soy el nadador, Señor, bota
sin pierna bajo el cielo
para tus lluvias mansas,
para tus fuertes lluvias,
para todas tus aguas.
Las aguas como lonjas de una
piel infinita,
las aguas libres y la de los
lagos,
que no son más que cielos
arrastrados
por tus caídos ángeles.
Soy el nadador, Señor, soy
el hombre que nada.
Tuyo es mi cuerpo, que hasta
en las más bajas
aguas de los arroyos
se sostiene vibrante,
como en medio del aire.
Mi cuerpo que se hunde
en transparentes ríos
y va soltando en ellos
su aliento, lentamente,
dándoselo a aspirar
a la corriente.
Soy el nadador, Señor, soy
el hombre que nada
hasta las lluvias
de su infancia,
que a las tardes crecían
entre sus piernas salpicadas
como alto y limpio pajonal
que aislaba
las casonas
y desde sus paredes
celestes se ensanchaba.
Soy el nadador, Señor, el
hombre que nada
por la memoria de las aguas
hasta donde su pecho
recuerda las pisadas,
como marcas de luz, de tus
sandalias.
Y recuerda los días cuando
el cielo
rodaba hasta los ríos como
un viento
y hacía el agua tan azul que
el hombre
entraba en ella y respiraba.
Soy el hombre que nada hasta
los cielos
con sus largas miradas.
Soy el nadador, Señor, sólo
el hombre que nada.
Gracias doy a tus aguas
porque en ellas
mis brazos todavía
hacen ruido de alas.
(de El nadador, Editorial
Emecé, 1967)
Bajo las estrellas del invierno
La liebre que una vez que yo
miraba
atardecer –volaban los
chimangos! –
salió del sol y se sentó a
mirarme
El pájaro que una mañana
se posó exactamente sobre mi
corazón
a una hora en que su cuerpo
todavía
calentaba la piel más que el
sol
El pene entre mis dedos de
ese enfermo
al que ayudé a orinar
mientras marchábamos
lentamente una noche a un
hospital
cruzando playas de
estacionamiento
La perra que buscaba a mi
pene en la sombra
cada vez que salía para
orinar desnudo
mirando las estrellas del
invierno
antes de regresar corriendo
hasta el colchón
iluminado por el fuego que
ardía toda la noche
en los troncos que hachaba
con mi hacha todo el día
La mujer que pedía
serenamente auxilio
agitando los brazos y
volviendo a nadar
en las primeras horas de una
tarde pesada
en que yo con el pan en el
estómago
no encontraba a otro hombre
en las orillas
Y todos los metros que nadé
por el mar
sin ver jamás a la terrible
aleta
Y mi alegría de noche en las
ramas de un árbol
oyendo tangos en mi
adolescencia
Y mis siestas sentado junto
al cajón de un muerto
descansando en la digna
frescura de una bóveda
del verano porteño que nos
había humillado
Hablo de todas las horas y
de todos los días
y de todas las estaciones y
de todos los años
Pero la liebre que una vez
que estaba solo
se ubicó exactamente entre
el sol y mis ojos
guardando exactamente la
distancia
que guarda un ángel que
visita a un hombre…
Y el pájaro que un día
se posó exactamente sobre mi
corazón
lo que es igual a recibir de
un golpe
el propio corazón en el lugar
exacto
el único lugar del universo
donde es una victoria
recibirlo…
Y la perra que se acercaba
agitando la cola
cada vez que volvíamos a
encontrarnos desnudos
y solos bajo el cielo del
oeste…
En fin…
Brillan los miles de ojos
que me miran
Brillan las estrellas del
oeste en invierno
Sobre la borda del colchón
iluminada por las llamas
me siento arreglo el fuego
leo diarios viejos mientras
mi sombra crece
Son las tres de la tarde en
el reloj
que después del almuerzo se
detiene
La noche es larga
Toda la noche sopla el
viento
Mi muslo brilla con la
saliva de la perra
o entre las piernas de una
mujer de buen carácter
desnuda alegre dormida
satisfecha
Vuelvo a despertarme cuando
quiero
Vuelvo a salir al frío y a
orinar nuevamente
porque estas noches bebo
mucha agua
El fuego hace sudar al que
lo cuida
En fin…
Hice orinar a un hombre
Salvé del mar a una mujer
lejana
Y sé que puedo recordar
algunos otros
actos de más amor de más
coraje
En fin…
Pienso en todas las horas
pienso en todos los días
pienso en todos los años sin
encontrar mi imagen
Pero una liebre un pájaro
una perra
me miraron a los ojos al
corazón al sexo
como creo que sólo me miró
también el mar
una madrugada de verano en
que vagaba
con una pistola en el puño
sin tener donde afeitarme.
(de Legión Extranjera,
Torres Agüero Editor, 1978)
Si en lugar de haber hecho
Si en lugar de haber hecho
lo que hice
hubiera hecho todo lo
contrario,
hoy, exactamente igual que
hoy,
estaría gritando al cielo:
Padre,
si es de tu agrado,
aparta de mi rostro estas
moscas.
Hay unas flores violetas
Hay unas flores violetas
en un monasterio
que en invierno crecen como
un colchón
a la sombra de los árboles.
Y uno puede tirarse de pecho
sobre ellas
y sentir hasta el alma
la humedad de la tierra.
Un día, le pedía a Dios, con
lágrimas:
Carajo, estate siempre así
conmigo
como ahora.
A vos sí
te pido que me quieras.
(Humanae vitae mia, 1969)
Buta Ranquil
Cambio despacio
una pieza del coche
en un lugar muy desierto y
muy pobre
que se llama
Buta Ranquil, papá,
y pienso en dónde estarás
ahora,
que hace tres años te
moriste,
y sé que no me haría esa
pregunta
si no te sintiera cerca
y en una forma nueva,
abierto, libre y cerca
en el aire de Buta Ranquil,
papá.
Después, como una aljaba
con una cruz encima,
para un San Sebastián
y demasiadas flechas,
hay un rancho pequeño. Y
corre el agua,
se oye correr el agua
entre unos sauces.
El sol entibia.
Es como el fin de un viaje.
Y me tiro en el piso
de tierra del corral,
con los brazos en cruz,
con las piernas abiertas.
y me puedo morir sin ningún
asco
de mi cuerpo pudriéndose,
porque todo es muy pobre,
es casi el cielo.
Hasta aquí nada pudo
separarme del cielo,
ni el horror, ni el
cansancio,
ni mis propios pecados.
Y vos estás de nuevo con tu
hijo,
y vos estás, papá, casi
tocándome,
cerca mío, papá, y en una
forma nueva,
libre y abierto en este aire
indio
de morir o llorar, recién
nacido.
Cataratas
Hace tiempo que Cristo
está crucificado en luz
y no en madera.
y estar crucificado en luz
y volar
es una misma cosa.
Junto a las iguanas
que apenas si se ven
correr como alfileres al
sol,
sobre las piedras,
me quito la camisa,
me arranco las espuelas
(no debemos luchar
contra ningún demonio,
dicen mis teólogos,
tenemos que luchar con
nuestro ángel
para que él nos venza).
Las aves
que hacen sus nidos en las
rocas,
casi bajos las aguas,
parten de pronto con las
alas húmedas
y el estruendo en su pecho
diminuto.
Arqueo suavemente el pubis
hacia las cataratas
o mucho más arriba
hacia el Dios Creador, el
nuevo Hijo
que desprende una mano de la
cruz
Y la apoya en mi sexo,
azul mañana.
(Plaza Batallón, 1971)
Las ratas
Nunca antes
pensé en las ratas. Eran
las grises, melancólicas
nadas de larga cola
que subían
a un horizonte ajeno.
Las miraba
marchar, sin importarme,
por los altos
horizontes de los otros.
Pero ahora
las ratas no son nadas,
son el peso
que sobra en la memoria,
que chilla cada vez
que abro las puertas
del Día.
Sé que están
en este barco
interior, confundidas
con la Gracia,
atropellándola
cuando ella sale
a ver el mar,
a hablar con los marinos.
Ahora sé por qué
algunos días
son más grises
y hay más frío en un lado
del corazón a veces.
Las tenía
siempre conmigo
pero no sabían
que iba a despertar
esta mañana
pensando en ellas,
recordando quejas,
reproches que me hacía,
equivocado.
Desde hace un rato
van por mi memoria
como esperando
que se mueva el viento.
Y sus colas escriben:
Todavía
hay fuego en las cucharas
de los cielos.
(Febrero 72-Febrero 73, 1973)
Tomado de:
HOSPITAL BRITÁNICO
Mes de Marzo 1986
Pabellón Rosetto, larga
esquina de verano, armadura de mariposas: Mi madre vino al cielo a visitarme.
Tengo la cabeza vendada.
Permanezco en el pecho de la Luz horas y horas. Soy feliz. Me han sacado del
mundo.
Mi madre es la risa, la
libertad, el verano.
A veinte cuadras de aquí
yace muriéndose.
Aquí besa mi paz, ve a su
hijo cambiado, se prepara —en Tu llanto— para comenzar todo de nuevo.
[…][6]
HOSPITAL BRITÁNICO
Voy hacia lo que menos
conocí en mi vida: voy hacia mi cuerpo. (1984)
[…]
ME HAN SACADO DEL MUNDO
Soy el lugar donde el Señor
tiende la Luz que Él es. [7]
YACE MURIÉNDOSE
Toda la transpiración de mi
cuerpo regresará a mis ojos cuando muera el tambor en donde fui formado y hablé
con Él —como un niño borracho— entre sillas caídas, río crecido y juncos.
Todas las lágrimas de mi
vida volverán a mis ojos; y por las hondas sedas de un pecho de caballo querré
internarme, huir, refugiarme en mi casa de trozos esparcidos de ballenas: mi
casa como cuerpo de varón recién nacido en el tórrido viento del silencio. [8]
[6] Las
elisiones son mías, pues podemos considerar este libro como un solo poema
largo. Aquí solo presentamos fragmentos.
[7] Del
libro Hospital Británico (1986).
[8] Del
libro Hospital Británico (1986).
Tomado de:
https://www.laraizinvertida.com/detalle-2537-hector-viel-temperley-mistica-desde-la-tierra
Larga esquina de verano
¿Nunca morirá la sensación
de que el demonio puede servirse de los cielos, y de las nubes y las aves, para
observarme las entrañas?
xxxAmigos muertos que
caminan en las tardes grises hacia frontones de pelota solitarios: El rufián
que me mira se sonríe como si yo pudiera desearla todavía.
xxxSe nubla y se desnubla.
Me hundo en mi carne; me hundo en la iglesia de desagüe a cielo abierto en la
que creo. Espero la resurrección —espero su estallido contra mis enemigos— en
este cuerpo, en este día, en esta playa. Nada puede impedir que en su Pierna me
azoten como cota de malla —y sin ninguna Historia ardan en mí— las cabezas de
fósforos de todo el Tiempo.
xxxTengo las toses de los
viejos fusiles de un Tiro Federal en los ojos. Mi vida es un desierto entre dos
guerras. Necesito estar a oscuras. Necesito dormir, pero el sol me despierta.
El sol, a través de mis párpados, como alas de gaviotas que echan cal sobre
toda mi vida; el sol como una zona que me había olvidado; el sol como un golpe
de espuma en mis confines; el sol como dos jóvenes vigías en una tempestad de
luz que se ha tragado al mar, a las velas y al cielo. (1984)
.
.
.
.
Viel Temperley, Héctor.
Hospital Británico. Madrid; Ed. Cartonera del Escorpión Azul, 2021.
Tomado de:
https://hectorcastilla.wordpress.com/2022/04/20/hector-viel-temperley/
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