domingo, 22 de septiembre de 2024

POEMAS DE RICARDO ALEIXO


Shangó 

 

El que

 

lanza rayos

 

a la casa

 

del curioso

 

y congela

 

la mirada del

 

mentiroso.

 

Leopardo,

 

esposo de Oyá.

 

Leopardo, hijo de Yemayá.

 

Shangó que cuece

 

el ñame con el viento

 

que sale

 

de su aliento.

 

Que da un nombre nuevo

 

al mucumí.

 

El que sigue vivo

 

cuando creen

 

que ya está muerto.

 

Orisha que mata

 

 al primero

 

 y mata

 

al vigésimo

 

quinto.

 

Shangó persigue

 

al cristiano

 

con su grito,

 

nube

 

que oscurece

 

la cara del cielo.

 

Leopardo

 

de mirada

 

fulgurante,

 

no permitas

 

que la muerte

 

me lleve

 

un día

 

antes.

 

 

Otro, otra persona

 

 

 

Era obvio que ella me tomaba por otra

 

persona.

 

Me dijo: Acércate un poco más

 

a la luz. ¿Aquí está bien?, pregunté. Aquí es

 

mi isla, respondió. Y yo asentí,

 

 

 

parado sobre el círculo de luz donde ella

 

me había pedido. Ya me sentía otro,

 

otra persona, aunque aún no sabía

 

exactamente quién, qué otra persona.

 

 

Penuria Revisitada 

 

Las putas, como los dioses,

 

cobran por lo que dan.

 

Los poetas, no.

 

Policías y pistoleros

 

venden seguridad

 

(es decir, venganza o protección).

 

Los poetas se jactan del limbo, del veto

 

de la censura, del exilio, de la bulla

 

y del dinero no).

 

La poesía es pan (alimento para

 

el alma, se dice), pero atención:

 

el panadero de la esquina más corriente

 

vive de lo que hace; el más

 

fino poeta no.

 

Los poetas dan gratis

 

el aire de su gracia

 

(y encima se burlan

 

-en compañía de las polillas-

 

de tan “noble condición”).

 

Sacerdotes y pastores venden

 

lotes en el cielo

 

a plazos.

 

Los políticos compran y

 

(se) venden

 

a la primera ocasión.

 

Los poetas (puesto que viven

 

de aire) hacen del No, gracias

 

su canción.

Tomado de:

https://circulodepoesia.com/2023/10/poesia-brasilena-ricardo-aleixo/

 

 

CINE-OJO 

 

Uno

 

chico

 

No.

 

Era

 

más

 

uno

 

felino,

 

uno

 

Exú

 

felino

 

chispeando

 

entre

 

 

carros

 

uno

 

punto

 

tachado

 

el

 

láser

 

en

 

noche

 

de

 

camino

 

lleno

 

a

 

 

lados

 

de

 

Mercado.

 

 

 

De Orikis, 1996

 

 

 

HOLA

 

 

repito lo que

 

recita el viento:

 

 

 

que las cosas vienen

 

a su debido tiempo,

 

 

 

que ellos saben

 

¿Qué hora es la de ellos?

 

 

 

que esta vez

 

casi nunca

 

 

 

es el de los vivos pero

 

que, por tanto,

 

 

 

la fuerza es la rendición

 

a su fuerza

 

 

 

hoja en movimiento

 

en el viento, rasgando el cielo,

 

 

 

diosa celosa de las cosas

 

que te ofrecen

 

 

 

y de cada cuerpo cuando

 

baila en f esto

 

 

 

en tu nombre en el viento

 

verla: resplandeciente

 

 

 

aquí ya contando

 

Ali-epa, Oiá-Ó!

 

 

 

De Orikis, 1996

 

 

BLANCO 

 

 

los que son blancos y los que no son blancos

 

quienes son hombres y quienes no son hombres

 

son adultos y los que no lo son

 

Los cristianos y los que no lo son los que son ricos

 

y aquellos que no son ellos mismos que están cuerdos y aquellos que

 

No todo el mundo lo es, pero no lo creen.

 

que son como los demás que se entienden

 

que se expliquen, que se cuiden de que

 

 

 

 

 

De Revista de Patrimonio Histórico y Artístico Nacional, 25 (1997)

 

 

OSCURIDAD

 

 

 

vacío hasta

 

abajo

 

 

 

apretado en

 

oscuridad

 

 

 

una vez más

 

día de

 

 

 

liza a

 

dentro

 

 

 

de un

 

de los tres

 

 

 

caminos

 

sin retorno

 

 

 

 

 

De Trivio, 2001.

Tomado de:

http://www.antoniomiranda.com.br/poesia_brasis/minas_gerais/ricardo_aleixo.html

 

 

Mézclate con el sonido del mar.

 

               Se mezclan con el sonido del mar,

 

pero son y serán siempre lo que son:

ecos de intentos de conversación

 

               en lenguas entre ellos,

 

dentro de los tumbeiros, camino

de nuevos desastres sucesivos.

 

                ¿Cómo escucharlos sin tratar de inter-

 

practicarlas, ante la total imposibilidad

de ignorar sus cadencias,

 

                sus inflexiones, la veta del

 

sus timbres, es algo así como

agua fluyendo a través del agua y más

 

                agua y uno nunca se queda sin agua?

 

 

Y reír libremente y no morir

 

Poder morir

estando aún en el útero

 

de la mujer

que me dio a luz.

 

Y no haber

muerto allí.

 

Poder morir

por algún veneno.

 

que alguien

sopló en una fruta

 

que yo, de niño,

cosecharía mientras

 

jugó solo.

Y no morir.

 

Poder para morir

Adolescente bajo

 

las garras distraídas

de un rincón

 

el domingo.

Y reír libremente y

 

no morir.

poder morir

 

En un día caluroso

ya está todo seco.

 

adentro, y la

ciudad y el mundo

 

otros. No morí

en un día como ese.

 

Poder morir

de tantas maneras

 

y

nadie ha muerto nunca

 

estos muchos años

que he vivido

 

aquí entre

los humanos.

Tomado de:

https://revistaacrobata.com.br/demetrios/poesia/4-poemas-de-ricardo-aleixo/

 

 

cualquier voz

Ahora bien, allí fue mucho antes. ¿Te

imaginas la voz de la chica del otro día,

tirada en la calle, pero aún respirando? Las cosas

se interponen, interrumpidas.

¿Dónde empieza la mirada y dónde termina?

Otro verbo sin presente: morir. No

dije recordar; imagina, es lo que dije.

¿Se logra? Su voz, alguna voz

que nunca has oído, cualquier voz. Antes

que nada, ahí. La mirada puede comenzar

antes de que se abran los párpados. ¿Y termina?

No termina.

 

 

Inconsciente de

elijo escuchar,

 

Sé muy bien que el riesgo no es pequeño, medio

 

dormido en el asiento del autobús

, a menos que ella volviera la cabeza, no pensábamos

 

en palabras,

pero con cada nuevo

 

ángulo revelado, siempre a punto

de caer, fue entonces

 

cuando el tipo regresa, elijo

no hablar, no

 

Considero prudente

hablar, insiste,

 

la imagen fija en la retina,

huellas en la arena, llega

 

un momento en que ya no se puede

retroceder, un niño sueña y ríe a

 

carcajadas, guardando en secreto,

una página en blanco,

 

Ricardo Aleixo

Pensé un corte,

animales con cuerpos cilíndricos,

 

imagínense lo que hay

dentro de un árbol,

 

elijo mirar el fuego, ayer mismo, todo inacabado,

dos guijarros a la orilla del lago, alguien más habló,

 

una secuencia de desvíos, yo escuchado sin entender,

estoy solo, aquí, escrito

Tomado de:

https://www.bpp.pr.gov.br/Candido/Pagina/Poemas-Ricardo-Aleixo

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