sábado, 21 de septiembre de 2024

POEMAS DE JAMES FENTON


Hinterhof

 

Quédate cerca y a tu lado estaré—

Tan cerca cómo puede estarlo mi cariño hacia ti,

   Como el arcoíris junto a la lluvia,

   Como el viento del oeste se pega a los postigos,

Las llamas al hogar y el rocío se adhieren al nuevo día.

 

Tráeme verdad y seré siempre verdad para ti—

Tan verdadero como es nueva tu presencia a mi lado,

   tan súbito como un arcoíris en la lluvia,

   completamente nuevo en todos sus colores,

Nuevo del mismo modo en que hay verdad en tus palabras.

 

Quédate cerca, sigue siendo verdad para mí.

Yo estaré igual de cerca, tan lleno de verdad

   Como lo esté la plegaria que diga un corazón.

   El mismo corazón que jamás sospechó

   La mitad del valor que tienes para mí—

El amanecer, las llamas, el arcoíris y el nuevo día.

 

 

Para Andrew Wood

 

¿Qué querrán los muertos de nosotros

Cuando nos miran desde su sepulcro?

¿Que nos quedemos aullando para siempre?

¿O que la rabia nos consuma

Y nos desfiguremos, que nos asfixiemos

Como aquel esclavo de un viejo emperador?

 

Ninguno de mis amigos muertos era emperador

Ni tenía esos gustos extremos

Y ninguno de ellos fue tan vengativo

Como para pedir que sus amigos

Se desgastaran en lamentos

O se desfiguraran o cambiaran su rostro.

 

Pienso que los muertos quisieran vernos sollozar

Por todo lo que ellos mismos han perdido.

Lo que más los perturba, me parece,

Es la suerte que tenemos al permanecer.

Pero con el tiempo serán más desprendidos

O menos enfrascados en sí mismos.

 

El tiempo los hará generosos

Como lo fueron una vez,

¿Y qué otra cosa de nosotros querrán,

sino un sitio honorable en la memoria,

la preferida habitación, una silla que les ha sido reservada,

celebridad y privilegio?

 

Y así los muertos podrán dejar de lamentarse

Y nosotros no repetiremos el error

Y se podrá llegar a un pacto

Entre los amigos que ya han muerto

Y los que aún estén con vida.

Lo que nuestros muertos quisieran de nosotros

Tal vez sea tener amigos vivientes como esos.

 

 

La canción de Martine

 

Hazle una carta a los muertos.

Para que ellos la puedan leer.

Los muertos han nadado hasta muy lejos.

Se han ido hasta detrás del mar.

 

Toma la carta en tus manos.

Dóblala y luego vuélvela a doblar.

Haz con el papel un pequeño bote

y pon una velita en su interior.

 

Pon a flotar el bote de papel

En el sitio en donde el río se junta con el mar.

Ese es el sitio al que mi corazón quiere llegar.

El sitio adonde yo quisiera ir.

 

Cada velita es una estrella.

Cada bote se va flotando hasta entrar en el mar—

Que no está muy lejos, creo,

Y es el lugar adonde quiero ir.

 

Y es el lugar adonde quiero ir.

 

 

Versiones libres al español de Reinaldo García Ramos

Tomado de:

https://conexos.org/2018/11/24/14031/

 

 

Viento

Este es el viento, el viento en un campo de trigo.

Grandes multitudes huyen de un gran desastre

Por los extensos valles, las verdes ondulantes arroyadas,

A través de la bella catástrofe del viento.

 

Familias, tribus, naciones y su ganado

Han oído algo, han visto algo. Una expectativa

O un gigantesco malentendido pasó sobre la colina

Doblando los setos con historias de sangre y fuego.

 

Pude ver mil años pasar en dos segundos.

Se perdió tierra, lenguas nacieron y se dividieron.

Este noble señor se fue al este y allí halló refugio.

Su hermano buscó el áfrica y un plato de acíbar.

 

Siglos, minutos después, se puede uno preguntar

Cómo llegó el mango de la espada tan lejos del herrero.

Y en algún lugar cantarán: Como paja nos llevó

El viento. Este es el viento en un campo de trigo.

 

 

Fuera de peligro

Sé bueno corazón y firma la liberación

Así como los árboles aprueban su pérdida.

Aprende como aprenden las hojas a caer

Fuera de peligro, por amor.

 

Lo que es de la escarcha y del deshielo

El lóbrego invierno no va a dañar.

Lo que es de la lluvia y del viento

Está fuera del peligro de la tormenta.

 

La pasión celosa, la necesidad cruel

Traicionan al corazón que las alimenta.

Pero lo que es de la tierra y de la muerte

Está fuera del peligro del sol.

 

Yo fui cruel, estaba equivocado

Difícil es decirlo y difícil saber.

Tú no me perteneces.

Tú estás fuera de peligro ahora

 

Fuera del peligro del viento,

Fuera del peligro de la ola,

Fuera del peligro del corazón

Cayendo, cayéndose el amor.

Tomado de:

https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Revista/ultimas_ediciones/71_72/fenton.html

No hay comentarios.:

Publicar un comentario