miércoles, 4 de marzo de 2015

Carlos Drummond de Andrade

 
Tristeza en el cieloTraducción de Adolfo Montejo Navas
En el cielo también hay una hora melancólica.
Hora difícil, en que la duda también penetra
las almas.
¿Por qué hice el mundo? Dios se pregunta
y se responde: No sé.

Los ángeles lo miran con reprobación,
y caen plumas.

Todas las hipótesis: la gracia, la eternidad,
el amor
caen, son plumas.

Otra pluma, el cielo se deshace.
Tan manso, ningún fragor denuncia
el momento entre todo y nada,
o sea, la tristeza de Dios.


Nocturno a la ventana del apartamento
Traducción de Adolfo Montejo Navas
Silencioso cubo de tieniebla:
un salto, sería la muerte.
Pero sólo se trata, bajo el viento,
de la integración en la noche.

Ningún pensamiento de infancia,
ni nostalgia ni vano propósito.
Solamente la contemplación
de un mundo enorme y detenido.

La suma de la vida es nula.
Pero la vida tiene tal poder;
en la oscuridad absoluta,
como líquido, circula.

Suicidio, riqueza, ciencia...
El alma severa se interroga
y enseguida se calla. Y no sabe
si es noche, mar o distancia.

Triste faro de a Isla Rasa*.

*Isla Rasa: isla cuyo faro está situado frente a las playas de Ipanema y Copacabana.


Los hombros soportan el mundo
Traducción de Adolfo Montejo Navas
Llega un tiempo en el que ya no se dice: Dios mío.
Tiempo de absoluta depuración.
Tiempo en el que ya no se dice: amor mío.
Porque el amor resultó inútil.
Y los ojos no lloran.
Y las manos tejen apenas el trabajo rudo.
Y el corazón está seco.

En vano mujeres llaman a la puerta, no abrirás.
Te quedaste solo, la luz se apagó,
pero en la sombra tus ojos resplandecen enormes.
Eres todo certeza, ya no sabes sufrir.
Y nada esperas de los amigos.

Poco importa que venga la vejez, ¿qué es la vejez?
Tus hombros soportan el mundo
y él no pesa más que la mano de un niño.
Las guerras, las hambres, las discusiones dentro de los edificios
demuestran apenas que la vida prosigue
y no todos se liberaron todavía.
Algunos, considerando el bárbaro espectáculo,
preferirían (los delicados) morir.
Ha llegado un tiempo en el que de nada sirve morir.
Ha llegado un tiempo en el que la vida es una orden.
La vida apenas, sin mistificación.

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