viernes, 6 de marzo de 2020

POEMAS DE GEORGES SCHEHADE


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(2 de noviembre de 1905, Alejandría, Egipto - 17 de enero de 1989, París, Francia)



MARAVILLOSO amor como piedra insensata
Esa palidez que tú juzgas ligera
Tanto te extravías de mí para volver
A la hora en que el sol y los dos hacemos una rosa
Nadie ha debido encontrarla
Ni el cazador furtivo ni la esbelta amazona que habita
Las nubes
Ni ese canto que anima a los cuartos perdidos
Y eras esa mujer y tus ojos mojaban
De aurora el llano del cual yo era la luna

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Como el ave que vuela en la iglesia de mármol
Debido a tu memoria te llamaron Muerte

Te he dicho de no dar pena alguna a las hojas

*******
El viento esencial sueño de quien ama
Ni el niño de tus párpados
Muchacha como árboles tan alta

A causa de una pena sin figura
El vino la tristeza y la tarde

*******
Lluvia más dulce que rebaños ocres
Agua en sus hombros más blanca que el pesar
Yo no sé si esto es un signo o una tortura
Esa voz en mi infancia cual manzana
Hay una gran miseria en las aldeas

*******
El extraño sabor que dan tus manos
Cuando los bueyes se acercan al mar
Presa eres de tu más bella imagen
Pues blanco es el color de la paciencia
Estaré en tu recuerdo
Las montañas declinan y se cubren de hojas
Y has de morir
Porque hay Poesía de más en la ceniza

*****
En la montaña
Donde hablan los rebaños con el frío
Como Dios lo hizo
Donde en su origen está el sol
Hay graneros repletos de dulzura
Para el hombre que avanza en su paz
Sueño en ese país donde la angustia
Es un poco de aire
Donde caen los sueños en el pozo
Sueño y aquí estoy
Contra erguidas violetas y esta dama
Cuya rodilla lejos es infinita pena

****
A los que parten a olvidar su casa
Y el muro familiar en sombras
Anuncio la llanura y las aguas de herrumbre
Y la gran Biblia de las piedras

Y no conocerán
—Aparte el hierro y el jazmín de formas
La feliz Noche de transportar mundos
La edad en el reposo como savia

Ningún canto para ellos
Sino el rocío ardiente del mar
Sino el pesar eterno de las fuentes

SCHEHADÉ, George. Los poemas,  traducción y selección de Rodolfo Alonso Zacatecas: Taberna Libraria Editores, 2011.
Tomado de:

Poemas del nadador de un solo amor



I


El talle de las muchachas flotaba en el viento
El pájaro de ojo de perla no dejaba rastro
Era la época de los ángeles oh yo me acuerdo
La tierra feliz tenía al día y a la noche por hijos
La ausencia guardaba la sonrisa y la palabra
Todo brillaba de nada: la hierba y la lámpara
A excepción de un caballo erguido que montaba guardia
Y gritaba hacia mí:
Una vez no es costumbre salvo para la muerte
Oh yo me acuerdo

II

De noche a veces los santos me visitan
Pasan a través de los cristales como se ven afuera las plantas
Y yo los reconozco con sus caras de marionetas
Pues les gusta jugar con mi corazón
Dan un paso en la casa
Otro hacia un teatro de púrpura
Luego vuelven a ser lo que son
Es decir belleza invisible
- Unico testigo del milagro
Una muñeca olvidada por descuido
Los ojos cerrados como nadie delante de los sueños

III

En el espacio vacío y lleno como un anillo
Las rejas de la noche se abren sobre la muerte o los sueños
Esta noche en la llanura está la Mesopotamia y sus ventanas
La rosa se calienta en la lámpara como una hermana
Oh mira
Un velero con cabeza de león tira el ancla
Y siempre sobre la playa
Las grandes arrugas blancas del mar

IV

Aquellos que velan muy tarde la noche
En la absolución profunda de las tinieblas
Lejos de las lámparas calientes a los ojos
En el aire desnudo
Son los viajeros del porvenir
Y las estrellas tan bien lo saben que se detiene en sus ventanas
Dejando escaleras brillantes
Al alba cuando los cazadores hacen agujeros
En el silencio de los campos

V

Mi madre encendía las lámparas para alejar las sombras de nosotros
Ella contaba nuestra edad con los dedos cuando el reloj daba sus golpes
Mi madre hablaba del tiempo que pasa sonriendo
- Y los hombres que la seguían eran sus ángeles

Ahora que la luna está muerta Dónde están maravillosos pensamientos
Amor con dientes de almendras
Infancia que lloras sobre mis mejillas

VI

Ella se levantaba en la noche para mirar el Cristo
Tocaba el bronce de su herida para sanar
Y su cuerpo temblaba como jazmín

- Yo amo en la oscuridad la profundidad de tu sombra
Tú lloras tan dulcemente que tocándote uno muere (morimos)
Y nadie tiene las vírgenes de tus labios
Sino tu imagen

VII

Lees un libro más pesado que tus manos
En ese jardín quejumbroso en el que se divisa una tórtola
La sombra levanta vuelo con ella

VIII

Si y no:
Dos bastones
Uno se doblega
El otro se rompe
- Cuál ?

Así habla el sabio
Una vez entre dos
- Cuál ?

IX

Si nunca regresas a tierra natal
A pasos lentos como un caballo al cual la tarde acrecienta la fatiga
Oh ve a ese jardín
A encontrar la rosa desconocida
El crisantemo con melena de león
- Inmensas arañas vuelan con mariposas
Como en las fiebres de la infancia
Sonríe o llora pero nada temas
Es la sombra que se muere antes de ser noche clara

X

En el otoño rojo y amarillo como un tamiz a través de los árboles
Y la vanidad de un zafiro
Un cuervo con muletas predice desgracias

Soñando con la muchacha que pasa en el bosque
Igual a una fábula
Yo grito: Oh amor concédele larga vida

Pero el eco que viene de lejos y se pliega
Perdiendo las palabras retoma:
Amor amor sin vida

Como un juego de cartas
Tomado de:

Mi madre que era más poeta que yo
Mi madre escribía a su hermana:
Como una tierra la voz es dulce

En su mejilla una rosa en su mejilla un libro

***

Cuando tiemble el otoño sobre la montaña
Ponle a tu cuello el ojo de los cisnes
Bellas hay en el viento y la hora es negra
Yo te amo me lo han dicho

***

La lluvia más dulce que rebaños ocres
El agua más blanca sobre sus hombros que la desgracia
Yo no sé si es un signo o una tortura
Esa voz en mi infancia como una manzana
Hay una gran miseria en las aldeas

***

Pobre Lamartine
He llevado tus notas en un cartón
Y nadie ha tenido piedad de mí ni siquiera la tierra
Ella que tiene la sangre de cada flor

Rostro del Poeta al borde del agua
Tú has desatado toda mi vida como esas barcas

***

Hay jardines que ya no tienen país
Y que están solos con el agua
Palomas los atraviesan azules y sin nidos

Pero la luna es un cristal de dicha
Y el niño se acuerda de un gran desorden claro

***

Los ríos y las rosas de las batallas
Bandera dulce acunada por el hierro

Llanuras sin país brillaban
Después la nieve malvada y blanca

Las hormigas comían el traje de las maravillas
Qué lentos eran los años

Cuando llevabas delantal de escolar
Cuando dormías cada noche sobre tu infancia

***

A aquél que piensa y no habla
Un caballo lo lleva hacia la Biblia

Un bastón no le da miedo
Porque el espíritu no lo ha dejado

Aquél que sueña se mezcla con el aire

***

Como esas Madonas que van al abrevadero
Con las hojas verdes de la locura
Y dejan atrás los campos de su país
Para conservar el agua preciosa de la tarde
Ésas que me han prevenido
De la calma y la impaciencia de la tierra
Duermen entre el día y la noche
En los jardines de las Escrituras

***

Bajo un follaje indiferente al pájaro asalariado
Digo que las manzanas son justas y bellas
En la tristeza de la mañana
Hablo de una rosa más preciosa
Que las arrugas del jardinero

Porque los libros están en los cuartos
Porque hay agua en el cuerpo de los amantes

***

para Saint-John Perse

Dadle la raíz del laurel
Y no esas flores de un día que hacen la ceniza

Poeta de la nieve y el reloj de arena
Cuando lo que es blanco es el honor de la muerte

***

En esos países que tienen astros y amigos
Mientras los vivos pasan con sus sombras
Los pájaros me enseñan a perder la vista
–Amor
Rostro de sueño sobre el empedrado
Estrella que brilla y que hiere
Pequeña cosa como la flor de Dios

Selección y versiones de Rodolfo Alonso
Tomado de:





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