martes, 4 de enero de 2022

POEMAS DE ANA MARÍA MOIX

 



Un hombre triste su barco...

un hombre triste su barco

Un hombre triste su barco...

              

Un hombre triste su barco: Alegre, ése fue Jim. Dulce conmigo, mas no risueño; qué corazón.

 

Jim en el parque, y sin sombrero. Ay dios, qué miedo si es un matón. Ay dios qué pena, si un día parte como llegó.

 

Tiene los ojos rojos y en el mar mira como un traidor. ¿Serás payaso?, dije, y sobre el césped se revolcó. Y eso que no soy niña que con desconocidos antes hablara yo.

 

Cortaste lirios en las praderas y a Johnny mataste en Nueva York. Fue por amor: bailaba en Broadway Nancy Flor.

 

Ah, Dulce Jim qué consuelo cuando los adolescentes se enamoran y de esquina en esquina les nace en el pecho un corazón.

 

                                        Dulce Jim vendrá mañana

                                        y nos trae la ilusión.

 

                                        Un amor tiene cualquiera

                                        pero Dulce Jim, no.

 

Una ilusión es la quimera de su roto corazón: que, con la primavera a puerto su barco arribará y, en los parques de las ciudades, historias a las muchachas cantará: la del príncipe y la chica fea, la flor de Nancy, la habanera, y Johnny el Prometedor.

 

                                        Un amor tiene cualquiera

                                        mas Dulce Jim, jamás.

 

¿Si muere Jim, llorarás tú? Va preguntando a las mujeres, arrabaleras, niñeras, quinceañeras.

 

Parte su barco, rojo por dentro, antes de oír el sí o el no. Ya las respuestas no Je interesan. Ya nunca baila en Broadway Nancy Flor.

 

                                        Es Dulce Jim un alma en pena,

                                        mi gran amor,

                                        es un farsante,

                                        un caminante,

                                        un peripuesto hablador,

                                        un traficante de corazones,

                                        un triste amante de Nancy Flor.

 

Y tiene un perro que ladra fuerte cuando regresa de madrugada al barco que fue de Johnny y de su amor.

 

 

 

 

Mujeres de carne y verso.

Antología poética femenina

en lengua española del siglo XX.

Edición de Manuel Francisco Reina.

La esfera literaria. 2002

 

Andando el tiempo se verán las caras...

              

Andando el tiempo se verán las caras, esos que gritan por las esquinas viva la revolución. Degeneramos, compañeros. Preguntad al mozo de telégrafos si le gusta la historia de Rossy Brown.

 

Rossy partió bajo la luna, una noche de fiesta en casa de Míster Brown. Un caballero la envolvió en su capa y a sus sueños la llevó.

 

Regresó luego, triste y perdida, y a los pies de la mamá sollozó: Yo no sabía qué me decía aquella noche, verbena de San Juan, cuando dije estoy cansada y tengo sueño, mañana ya os veré. Tengo una herida y un hijo muerto. Sólo su capa Jim me dejó. Era mi dueño, y aunque lo digan, Jim nunca fue salteador.

 

Lo saben Rossy y la cocinera que en el ajo estuvo en la ocasión: Jim vuelve siempre. De madrugada su canción canta a las muchachas de negros ojos y dulce voz:

 

                                        Un amor tiene cualquiera

                                        pero Dulce Jim, no.

 

Y es que el mozo de telégrafos está enamorado, y no sabe qué hacer para que la hija de la portera entienda que no es muchacho del montón.

 

 

 

Mujeres de carne y verso.

Antología poética femenina

en lengua española del siglo XX.

Edición de Manuel Francisco Reina.

La esfera literaria. 2002

 

El asesinato se produjo a mediodía...

 

              

El asesinato se produjo a mediodía, en plena calle y bajo el sol. De la otra acera empezaron a disparar y caí en redondo, tratando de imaginar que clase de pájaro saldría de mi pecho cuando se acercara un compañero para recibir mi último mensaje: que el muchacho que vendía periódicos en la esquina llegaría a ser rey en Nueva York.

 

 

 

 

Mujeres de carne y verso.

Antología poética femenina

en lengua española del siglo XX.

Edición de Manuel Francisco Reina.

La esfera literaria. 2002

Tomado de:

http://www.poemaspoetas.com/ana-maria-moix

 

Baladas del dulce Jim (fragmentos)

 

 

Lo descubrí con la frente apoyada en el escaparate de la pastelería y en los ojos blancos, increíbles, le reconocí: era Dios y estuve a punto de decírselo: Te ves más viejo desde la última vez. Pero me pareció tan triste que hice como si no lo conociera.

 

 

*

 

Un pájaro azul y el horizonte lejos. El mar que regresaba despacio a mis espaldas, sin alcanzarme nunca. Recogeré las flores en la arena como si fuera la primera vez que sueño sobre la playa.

 

 

*

 

Las gaviotas volvieron al mediodía y bajo el sol nos asesinaron con razón: habíamos echado a perder la playa con tantos sueños.

 

 

*

 

Tembló el mar como una golondrina cuando por fin comprendimos que no podíamos hacer otra cosa que vivir. Pero las ciudades estaban lejos y, como si una gran heladería hubiera caído a mis espaldas y me fuera imposible regresar, no puedo decir cuántos días tardé en averiguar que todas las calles desembocan en los muelles y qué triste es tener que abandonar las casas para que las paredes y los libros no nos ven llorar.

 

 

*

 

Ay madre, ya soy como la España; ni chicha ni limoná, loquita del corazón y dura como la caña.

 

NANCY FLOR BAILARÁ SIEMPRE

 

 

Nancy Flor bailará siempre

porque Johnny ya murió.

Un bribón le dio la muerte,

nadie sabe a dónde huyó.

 

Fue testigo un pistolero

rey en los bares de New York,

pasado luego a carcelero

contó la historia en un block.

 

Jim, Johnny y Nancy Flor

tres personajes de antología,

de apología,

extraña historia del terror.

 

Ella tenía los ojos grises,

Johnny pintaba flores de azahar,

Jim era dulce, un soñador.

 

Ella bailaba todas las noches,

Jim la soñaba en un bazar

rodeada de otros muñecos

que la adoraban por su candor.

 

Eran hermanos los dos adoradores de Nancy Flor.

 

Por la calle caminaban

los tres en silencio,

mas el corazón no calla, traidor.

Y Jim lo supo.

Daban las doce en el cuco.

 

Caía el sol en la acera

y Dulce Jim vio un gran amor

en las dos sombras de Johnny y Nancy Flor

unidas a ras de tierra.

 

El dolor apenas quema

cuando nada queda en el hueco

de un antiguo corazón.

 

El asesino huyó de la justicia

pero le persigue el eco

de una loca ilusión

que con diabólica malicia

persiste en tener razón.

 

Una flor era Nancy para Jim,

mas una flor pintada antaño

por un solo enamorado

que no fue Jim, sino John.

Tomado de:

http://bitacoraparalugaresreencontrados.blogspot.com/2015/05/poemas-de-ana-maria-moix.html

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