miércoles, 5 de enero de 2022

POEMAS DE MIGUEL OSCAR MENASSA

 



TODOS LOS CUENTOS TERMINAN CON LA VIDA
O CON LA MUERTE

 

I

 

El campo siega los corazones jóvenes

y éstos ya no se parecen a las garzas

o a los patos volviendo de la laguna

mojados y despreocupados del frío de la tarde.

 

Tú eras libre y pequeña en la provincia

antes de la ciudad

solías descorrer las tranqueras

que detenían las ovejas

para verlas trotar

por los callejones de tierra.

Solías aprovechar tu día

viendo el crecimiento vertiginoso de los trigos

 

Las manzanas por detrás de la casa.

La ciudad es melancólica y familiar

pero en el campo de mi corazón

ríes y saltas por entre los tabiques

hasta reventar de alegría.

Morir en la sangre de mi corazón.

 

He caminado y violado en los alrededores de tu piel mi

                                                                  [juventud

deteniendo y deteniendo

el hilo de tu virginidad.

He corrido como los caballos de tu infancia

que te excitaban y temías

para llegar un poco antes

en el mismo momento al límite de la noche

por no haber creído

en el crecimiento de las flores de tu pueblo.

 

Ahora vuelvo mi rostro y las oraciones de mi niñez hacia ti

para convencerte de la soledad de los hombres

Puedo agitar las banderas de las discordias y la cordialidad

para vencer tus años de padre y madre

venidos de un país extranjero o de la provincia.

 

Hemos estado juntos en la ciudad

tan cerca de mi oficio como de la maldad

tan cerca de mi oficio como del amor

y sin embargo ahora

adiós querido mío estoy cansada

te descubro

me ahogan las habitaciones de tu casa

debajo de las casas

y tú no eres el misterio ni el alga ni el junco

que turba o desborda la soledad.

Me ahogan tus diálogos con el viento

y las conversaciones desenfadadas y violentas.

 

ALGUNAS DE ELLAS

 

Ellas se vestirán livianamente para apurar la tarde

se despeinarán

encenderán cigarrillos en nuestra pieza

leerán por primera o segunda vez

nuestro nombre impreso en papel ilustración

Se quedarán esa tarde y la siguiente

hasta que tengamos que salir como las putas

a la calle

a cambiar de pensión y de familia.

 

TODOS LOS CUENTOS TERMINAN CON LA VIDA
O CON LA MUERTE

 

II

 

El musgo crecía en las piedras

de la orilla del río de tu pueblo

y el deseo en tu corazón.

 

Tus piernas te acercaban a la seriedad

y en las tardes de silencio y excitación al río.

Las primeras aguas en llegar a las piedras

también llegaban a tus muslos desnudos

humedeciendo y alegrando

tus maneras del ocio y la ternura.

 

Las pensiones de la ciudad no son el río

Las mujeres se duermen y se levantan solas

y cuentan o cantan su soledad a la noche

y a los carteles luminosos.

Amada, aquí no hay río que humedezca y alegre tu piel

Aquí en la soledad y el tiempo del invierno

el humo y el olor de los hombres

cubre y desgarra las pieles de las niñas.

 

Y tú mi amada casi nunca demasiado estupenda y ágil

cubierta y desgarrada por mí

en el comienzo de las frutillas y el verano

no puedes entenderlo.

Entonces mi querido me ahoga tu calor

el poderoso cielo de tus caminos interminables

me ahoga el vagabundo

que nos perteneció de rabia y júbilo en la ciudad

el mismo que gime o ruge cuando se queda solo.

Tomado de:

http://www.miguelmenassa.com/poesia/1963/portada.htm

 

LA REALIDAD JUEGA
JUEGA CON NOSOTROS

 

Yo he pagado mi boleto

he sacrificado mi nombre

exijo mi viaje de placer.

 

He hecho muecas feroces en lo real.

pero ella no se aleja de mí

más que la longitud de tu rostro.

 

El hombre vuelve siempre, siempre vuelve el amor.

 

Estupendo

los solos mueren solos

los acompañados los tercos

los sacerdotes vagabundos

los suaves mueren solos.

Nosotros, los poetas,

que guardamos aliento

para pegar sin respeto a Dios

para escupir los rostros

no debemos morir.

Morimos solos.

 

ULTIMO CANTO

 

El tiempo pasa para los niños.

No se detiene.

Áspero golpea

de soledad en la ciudad tremenda

los corredores de la infancia.

Madre se queja por amor. Limpia el verano.

Amada vuelca su contenido en la tierra.

 

Esta realidad no tiene parecido.

 

CARTA

 

Bienaventurados los que no creen porque de ellos depende la paz.

Bienaventurada tu piel porque de ella depende mi juventud.

Amor mío:

En esta ciudad donde la confusión se encuentra detrás de cada puerta, detrás de cada oscuridad, amor mío; en esta ciudad donde vos y yo vivimos, es decir, donde vos y yo sabemos, está nuestra historia, nuestra infancia, nuestros desagradables brutos interiores, en esta terrible ciudad quiero decirte alguna palabra, mostrarte algún hecho enloquecedor, algo que nunca puedas olvidar.

Decirte, por ejemplo, que cuando era adolescente vendía fantasías en el mercado Inclán, que tomaba bebidas alcohólicas y me masturbaba sin ninguna preocupación. En tanto el amor me acechaba.

Después o antes, en verdad no puedo precisarlo correctamente, escribí mi primer poema. Decía de claridades amenazantes después de la noche, claridades de temor, permanentes claridades y un beso, eso sí lo recuerdo bien un beso en medio de la muchedumbre. Quiero decirte yo le daba un beso a una mujer y la muchedumbre estaba ahí para mirarme, para decirme, que a esa edad, la mía, estaba muy mal que yo besara a una muchacha.

Pero yo sé bien que todo esto no es lo suficientemente terrible para que te parezca misterioso. Vos conocés todas mis palabras.

Antes de nosotros el silencio, después fue fácil aprenderlo todo.

Qué decirte entonces, qué poder mostrarte, para que rías, amor mío, tan fuerte, como para que ya nadie pueda perdonarte.

Cuando tenía ocho años tomé la comunión y me sacaron una fotografía.

Después mi madre, colgó la fotografía en el patio y debajo de la fotografía un cuadrito con flores que decía, nunca te olvidaré.

A esa misma edad jugaba con las niñas de mi barrio, al doctor, al papá.

Los sábados a la noche dormía con mis hermanas y nos mordíamos el culo (este juego, recuerdo, nos hacía reír como locos).

Los animales que más me gustaban eran los caballos.

Tomado de:

http://www.miguelmenassa.com/poesia/1966/22poemas%20y%20la%20maquina%20electronica/indice.htm

 

CRECIENDO ME FUI DANDO CUENTA

 

Creciendo me fui dando cuenta

que vivir no era suficiente.

 

En principio comencé por cambiar

algunas horas de mi vida

por algunas palabras.

Esas cuestiones del sexo y del oro

de la pequeña y simpática libertad

de la política sombría.

 

Las palabras se unían unas a otras

como pesadas redes

y en esa soledad fue necesario amar

conocer el amor

amar el amor

ser para el amor

como si el amor fuera uno mismo.

 

Matarse por amor.

 

Envolverse en la tristeza

de un crimen por amor.

 

Soñar y ser soñado

siempre por la misma persona

y tener la valentía por amor

de despeñarse

por el desfiladero de las sombras

cada vez que lo amado deje de soñar.

 

Y el amor con tanta locura

trae el movimiento de los astros.

Soles quietos

enamorados de bailarinas lunas

lunas ciegas

bailando por la obligación del amor.

 

Después aún

entregando otras horas de mi vida

 ingresé en el cosmos.

 

Los soles quietos giraban a su vez

alrededor de otras cadenas.

La luz

era sólo el reflejo de su búsqueda.

 

MI PADRE HA MUERTO

 

A pleno silencio es cuando escribo

los versos más hermosos.

 

Hoy hubiese querido abrazar a mi padre

y no fue posible.

Mis hijos tironeaban de mí

para que no cayera

en el abismo de sus brazos.

 

Hicimos ejercicios de fuerza y los vencí.

Ellos fueron alegres por mi juventud

y por qué no decirlo

antes de los juegos

el mayor dudaba de mis fuerzas.

 

No fue fácil vencerlo

hubo un instante

donde lo que reinaba

era el equilibrio.

Después

su brazo fue cediendo

lentamente y comenzamos a reír

a festejar

con amplias risas cristalinas

haber comprendido

que la conversación que manteníamos

aún no había concluído.

 

Después de los juegos

yo también estaba contento

y mientras me bañaba

tuve fantasías

de viajar con mis hijos al mar.

 

Dejaba que el agua cayera sobre mí

hasta confundirme con ella.

Mi cálida espuma tocaba

levemente los pies de los pequeños

y grandes oleadas de inmensidad

jugaban con los grandes

alegremente pero con firmeza

el juego de la vida:

 

Vencer y con la misma pasión

ser vencido.

Ha nacido el padre de mis hijos

y en ese remolino

semejante a la propia locura

donde mañana no habrá nada de hoy

en esa alegría

mi padre ha muerto.

 

15 de Junio de 1977

 

Tener un lugar

para llorar

por nuestros muertos

en paz.

Ésa es la razón

 

TODO RUIDO ME RECUERDA EL PASADO

 

Guitarras rasgadas con odio.

Balas disparadas con odio.

Tambores de locura.

 

Rauda armonía de la muerte

estás aquí

te siento

en el intenso

calor de mis ojos

detenida

casi sin deseos

atareada

como confundida

por mi manera de vivir.

http://www.miguelmenassa.com/poesia/la%20poesia%20y%20%20yo/lapoesiayyo/INDICE.htm

 

COMIENZO POSIBLE

 

Apago la luz

para que una triste luciérnaga sobre mi piel

me anuncie el universo de la locura.

 

Deseo en mis jardines

las perfumadas rosas de la pasión.

 

POEMA CERO

 

Perseguido por todos los universos

más que satanás, distinto de dios

enfriaré con mi maldad

los fuegos sagrados del infierno

y encenderé pasiones

allí

donde la luz del bien refleje en mi mirada.

Diferente entre ángeles, superior entre demonios,

no tendré paz.

 

INVOCACIÓN A LOS DEMONIOS

 

Dónde están los demonios

Aquellos que me fueron anunciados

en el santo bautismo.

 

Aquí conmigo todos los pecados

y aquellos que vendrían por las noches

a vigilar mi sexo,

                      enamorados de mis ojos.

 

ENTRE LA MUERTE Y LA LOCURA

 

De la locura, tendremos que decirlo por fin,

ella es nuestra máscara.

Suprema máscara en las más ambiciosas ceremonias.

 

Diosa del olvido

 

dame tus palabras, tu tono mayor

el tono para arrancar una sonrisa del idiota,

el tono de los Andes nevados,

                                             la luz

que enceguezca definitivamente a los ciegos.

 

 

QUERIDO

 

El hombre debe tener pensamientos acerca de su

locura y de su muerte, No digo de ninguna manera,

que deba volverse loco o matarse.

 

2 de octubre de 1976, Madrid.

 

Ajenos sabores y desconocidas mujeres

anuncian la novedad del exterminio.

 

Emborrachemos la palabra

Bañemos al poeta en blancos y antiguos y ásperos

vinos de la colina donde el sol

                                            enciende sus colores.

 

Ajenjos del olvido y nada de amor,

sólo la muerte esperará al poeta en la ciudad.

 

En la ciudad de piedra donde descansan

y se pudren

                  los muertos por la patria,

para el cantor

                    sólo los vahos de la muerte.

Tomado de:

http://www.miguelmenassa.com/poesia.htm

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