Mujer del suburbio: otro detalle
1
Crepúsculo
y el vecindario
se ensombrece,
se torna color piedra.
Aquí en mi escritorio imagino
el viento invernal y lo pulcro de la turba.
Y un cuarto
con las cortinas abiertas donde
otra mujer está viviendo mi vida.
Otra mujer está levantando a mi hijo.
Se sienta.
Corta la aceitosa corteza de un limón.
Aplasta ese olor contra la piel de sus dedos.
Ella va hacia mi puerta y la cierra.
Va hacia mi ventana y lentamente cierra las cortinas.
La cocina,
el niño que ella levanta otra vez y que carga
es todo mío
y todo el tiempo
la amarga, cítrica fragancia se mantiene contra su piel.
Ella clava su mirada en el camino
crespúsculo sin precedentes de noviembre.
(Recuerdo ese crepúsculo)
Clava su mirada un momento
en la luna en la que se ha drenado.
Entonces cierra la cortina.
Y se encierra junto con mi niño.
2
Ahora no puedo ver nada.
Escribo sola en mi escritorio.
Elijo palabras tomadas de la tierra,
de las raíces, de alejados
aceites y esencia de elegía:
Amargura. Y tan cerca del hueso.
Tomado de:
https://circulodepoesia.com/2015/12/irish-poetry-dossier-eavan-boland/
Una mujer sin país
Cuando rompe el día él entra a
una habitación con olor a ácido.
Apoya la plancha de cobre sobre la mesa
y busca el mango del buril.
Dublín despierta con caballos y lluvia.
Los vendedores ambulantes gritan.
Todas las noticias son hambruna y hambruna.
El punzón chato, el punzón redondo,
la gubia lo esperan.
Se inclina sobre su trabajo y empieza.
Comienza por la cabeza, cortando
hasta el borde de la mejilla, encontrándose
con la inclinación del cráneo, cincelando
la forma de un rostro que se convierte
en una fusión de sombras, reproduciendo—
con un corte más profundo en el cobre—
a toda la mujer como un esqueleto,
los jirones de su falda, su muñeca
en una línea huesuda por siempre
cortando
su cuerpo del aire nativo hasta
que ella está lista para la página,
para el vendedor ambulante, para
una nueva relación que ahora añade
a la pérdida y al laissez-faire
el olor a ácido y la pequeña
despiadada tragedia de ser imaginado.
Guarda sus herramientas
una a una, las coloca con cuidado
en la mesa de pino, su trabajo terminado.
Eavan Boland, Dublin, 1944
de A Woman Without A Country, Carcanet/Norton, 2014
versión © Silvia Camerotto
Tomado de:
https://www.lamajadesnuda.com/poesia-en-la-voz-de-la-mujer/1125-eavan-boland522.html
Un dolor habitable
Hace mucho tiempo
era yo una niña en un extraño país:
una irlandesa en Inglaterra.
Allí aprendí
un segundo idioma
que me resultó útil:
la lengua franca de una tierra perdida.
Un dialecto en el que todavía se podía
encontrar lo que nunca había sido:
ese horizonte infinito. Siempre lejos
e imposible. Esa pasión contraria
por estar íntegro.
Eso es lo que es el lenguaje:
un dolor habitable. Un giro de discurso
para la abrasión ordinaria y cotidiana
de pérdidas como esta:
que duele lo suficiente
como para dejar una cicatriz.
Y sana lo suficiente para ser una nación.
Traducción de Juan Arabia | Buenos Aires Poetry 2022
Tomado de:
https://buenosairespoetry.com/2022/01/01/un-dolor-habitable-eavan-boland/
Cuarentena (1944)
En la peor hora de la peor estación
del peor año de todo un pueblo
un hombre partió de su taller con su esposa.
Caminaron -ambos caminaron- hacia el norte.
Ella estaba enferma con tifus y no se podía mantener en
pie.
Él la levantó y se la echó a la espalda
Caminó así al oeste y al oeste y al norte.
Hasta que al anochecer llegaron bajo estrellas heladas.
Por la mañana fueron encontrados muertos.
De frío. De hambre. De las toxinas de toda una historia.
Pero los pies de ella estaban contra su pecho.
El último calor de su carne fue su último regalo para
ella.
No dejes que ningún poema de amor llegue nunca a este
umbral.
Aquí no hay lugar para la inexacta
alabanza de las gracias fáciles y la sensualidad del
cuerpo.
Sólo hay tiempo para este inventario sin piedad:
Su muerte juntos en el invierno de 1847.
También lo que sufrieron. Cómo vivieron.
Y qué hay entre un hombre y una mujer.
Y en qué oscuridad se puede probar mejor.
_________
Fuentes:
BOLAND, Eavan (2006). “Can Poetry Console a Grieving
Public?”.
https://www.poetryfoundation.org/articles/68668/can-poetry-console-a-grieving-public-56d2484644801
BOLAND, Eavan (1944). “Quarantine”.
https://poets.org/poem/quarantine
Tomado de:https://revistachubascoenprimavera.wordpress.com/2020/03/31/eavan-boland-poesia-para-documentar/
Y alma
Mi madre murió un verano—
el más húmedo según los registros del estado.
Las cosechas se podrían en el oeste.
Los manteles a cuadros se disolvían en los jardines
traseros.
Las reposeras vacías acumulaban agua de lluvia.
Mientras iba hacia ella
a través del tránsito, a través de las lilas que goteaban
turbias
detrás de las casas
y en las veredas,
para brindarle
el último homenaje de una hija, pensé en algo
que recordé
haber oído una vez, que el cuerpo es, o
dicen que es, casi todo
agua y mientras giraba hacia el sur, que la nuestra es
una ciudad de eso,
una en la que
cada día los elementos comienzan
un viaje hacia otro que jamás,
debido al clima,
falla—
el
océano visible en los bordes que lo delimitan,
color de nube alcanzando el aire,
con el Liffey almacenando uno y emplazando al otro,
la sal recibiendo en el North Wall la falta de aquello y,
como si esto no fuera suficiente, todo ello
terminando casi todas las tardes
en nuestro discurso—
costa canal océano
río corriente y ahora
madre y seguí manejando y aunque
el mente no es confiable cuando sufre, en
el próximo aguacero casi parecías
que podían ser las sombras uno del otro,
el modo en que el cuerpo es
de cada uno de ellos y ahora
ellos estaban otra vez en marcha— niebla en neblina,
neblina en bruma de mar y ambas en el esmalte aceitoso
que reposa en las barandas de
la casa donde ella se moría
a medida que yo entraba.
Eavan Boland, Dublin, 1944
de Domestic Violence, W.W. Norton & Company, Inc.,
2007
versión © Silvia Camerotto
Tomado de:
http://oghamirlanda.blogspot.com/2013/05/eavan-boland-dos-poemas.html
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