Conversación de pechos
Cómo olvidarlo, fingir que se olvida.
Él y los recuerdos y mi añoranza
y el deseo más cercano al corazón.
Entre nosotros dos, mil distancias.
Las ansias de abrazarle suenan en mi cuello
y su respiración alegra mi collar.
Cuando cae la oscuridad lo veo:
aparece en mis ensoñaciones y mis insomnios.
Oh, imagino sus brazos en mi cuerpo.
Se vanagloria y queda destetado mi cuerpo
como si nos fusionáramos en el lecho;
él recolecta mi boca, cosecha mi mejilla.
Me inclino en el lecho y sólo escucho
Hablar a un pecho con otro pecho.
Un sueño como certero me lo acerca
y las ilusiones me lo esconden y lo enseñan.
Veo su fantasma a ratos cariñoso
y a ratos, en sus pupilas rechazo.
Ojalá lo viera en el despertar de la mañana
y no a un rival que cante sus alabanzas.
Cada vez que se derretía en la sumisión
yo rechazaba y hacía perecer mi deseo,
Desafié sus miradas con mi desdén
y con el desafío se encendió su amor.
Fingí ignorarlo mientras mi corazón lo llamaba
y mi cuerpo por poco se quema en mi rechazo.
Luego me insiste y seduce mi cuerpo,
despótica, tiránica seducción de su seno.
Aquí: lo contengo entre mis brazos,
lo aprieto entre mi carne y mi piel.
Ojalá no le hubiera suplicado, ojalá le
hubiera borrado de mí, mis recuerdos y mi pasión.
Ojalá ¡infierno del abandono! supiera yo
quién es su amor, quién me reemplazará al alejarme.
Ojalá esté como yo, abandonado entre tristezas
así me echará de menos, recordará mi promesa.
Así sufrirá el amor, infeliz como yo que
estoy a solas con sus fantasmas y sus recuerdos.
* * *
Así traduje el fin y la noche es
sombría como si fuera una ola de rencor.
Las tinieblas son tinieblas, por donde se mire
un destino aplastante que aterra y destruye
Callado, la arrogancia en sus pupilas
sediento como el arma en una mano canalla.
Las ilusiones son una procesión de errantes,
el arrogante va a rastras, y el errante es guía.
La ansiedad de la mañana va al capricho de las brisas
como el perfume en un capullo de rosa.
Un yemení en el país de los otros
·
¿De dónde soy? ¿Quién lo sabe?
¿Es que no tengo nacionalidad?
Mi linaje son banderas rojas
y conquistas doradas.
¿Por qué le soy extraño
a este silbato de madera?
Hermanos, soy oriundo de Saná,
mi madre es de Daba’a
¡Soy de Saná; de los montes de Huyaría!
¿Y qué es Saná, qué la Huyaría?
* * *
¿De dónde soy? Me abrasan
con el sarcasmo de su fingida ignorancia
Árabe, y no me conoce…
ni tan siquiera el mundo árabe
Mi padre –dicen– es yemení;
mi madre –dicen– es yemení
Pero me hicieron olvidar mi color,
mi boca… mis manos toscas
Años de hambre, de sed,
de jefes y sumisiones
Extraños sucesos que no se cuentan,
extraños sucesos para contar
* * *
¡Oh, viento!… Llevo a mi país detrás,
como yo, olvidado
Incluso mi tierra, ¡tierra mía!
como su gente, desterrada
Mi patria son viajes que pasan,
que regresan sin ilusiones
Andanza sin un comienzo,
distancias inhumanas
Guardas fronterizos alerta,
códigos paganos
Ciudades sin oídos,
muchedumbres nihilistas
Grandes mercados debajo
sin humanidad.
Primitivos ahogados
en máscaras modernas
Pese a que yo suplico
a todas las manos pétreas
* * *
Un país de mi país desterrado,
laberintos eternos.
¿De dónde soy?… Ignorado,
moviéndome sin identidad
Sin patria pero
engañado por el patriotismo
[octubre de 1972]
Tomado de:
https://msur.es/artes/abdula-baradouni/
Del exilio al exilio
Mi país es entregado de un tirano a otro,
peor tirano; de una prisión a otra,
de un exilio a otro.
Está colonizado por el
invasor observado y el oculto;
entregado de una bestia a dos
como un camello demacrado.
En las cavernas de su muerte
mi país ni muere
ni se recupera. Cava
en las tumbas mudas buscando
sus orígenes puros
por su promesa primaveral
que dormía detrás de sus ojos
por el sueño que vendrá
por el fantasma que se escondió.
Pasa de una
noche abrumadora a una noche más oscura.
Mi país sufre
en sus propias fronteras
y en tierras ajenas
e incluso en su propio suelo
sufre la alienación
del exilio.
Tomado de:
https://www.poemist.com/abdullah-al-baradouni/from-exile-to-exile#google_vignette
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