Alguna vez el canto se alzaba
Alguna vez el canto se alzaba
como dulces sirenas sobre las colinas,
y aun si trabajabas
tus árboles o tus libros
o cocinabas para tu familia
algo simple,
te lavabas las manos
y te peinabas el agua del pelo.
Montañas de arroz, zapatos brillantes,
un huracán de danzas.
Los niños con trajecitos
y vestidos de terciopelo caían dormidos en círculos
después de comerse 47 almendras de Jordania.
¿Quién se casa? ¿Quién ha regresado
de un lugar distante más allá del mar?
A veces ni te enterabas.
Comiste todos los alimentos sin saber.
Besabas las mejillas de quien pasara
abofeteando el tambor, enrojeciéndote la palma.
Más tarde
llena, enriquecida,
tenías una fiesta en la piel.
¿Dónde es que la pelea
se introduce en esta historia?
La lucha se extravió en alguna parte.
Los estudiantes se congregan silenciosamente
en el salón de clases
y la puerta del edificio
es arrancada por una explosión.
Pupitres vacíos
donde la risa solía sentarse.
Aquí vivía la risa
tintineando su monedero de morralla fina
y ahora se esconde.
Ya no llegará al zaguán como un vendedor
de jabones,
el buhonero de las cerillas, el viejo italiano
de la fábrica de Nablus
con su mágico saco de palillos.
Nos han dicho que no estamos
cuando siempre estuvimos aquí.
Su goma de borrar no funciona.
Mira las fotos coloreadas a mano
de jóvenes demasiado perfectos e inmóviles.
Las bombas parten por la mitad
las frases de todo mundo.
¿Quién las hizo?
¿Conoce alguien que las fabrique?
El viejo taxista
menea la cabeza
yendo y viniendo entre Jerusalén y Jericó.
Ellos no verán, dice con lentitud,
la historia detrás de la historia,
siempre buscan la historia después de
la historia
lo que significa que nunca comprenderán la
historia.
Así que esto seguirá y seguirá
¿Cómo lo soportamos, si sigue y sigue?
Ha durado demasiado.
Nadie recibe ya ni una pequeña postal
del lejano lugar más allá de los mares.
Nadie en la noche oye venir a los soldados
para arrancar de su tibio sueño al olivo.
Rasgar raíces. No es noticia de primera plana
en tu país ni en el mío.
Nadie escucha el imperceptible sollozo
del terciopelo en el cajón del ropero.
La bondad, una poesía
Antes de que sepas lo que realmente es la bondad
debes perderlo todo,
sentir el fruto disolverse en un momento,
como la sal en un caldo caliente.
Aquello que sostenías en tu mano,
aquello con lo que contabas y cuidabas,
todo esto debe irse para que sepas
lo desolado que puede ser el paisaje
entre las regiones de la bondad.
Cómo subes y pasa el tiempo
en el autobús, pensando que nunca se detendrá,
que los pasajeros que comen maíz y pollo
miraran por la ventana para siempre.
Antes de conocer la tierna verdad de la bondad,
debes viajar donde el indio con un poncho blanco
yace muerto al lado del camino.
Debes ver cómo ese podrías ser tú,
cómo él también era alguien que viajaba de noche
con planes y con el simple aliento que lo mantenía.
Antes de reconocer la bondad
como lo más profundo que tienes,
debes conocer la tristeza como la otra cosa más profunda.
Debes despertarte con dolor, debes hablarle,
hasta que tu voz capte la trama de todos los pesares
y descubras el tamaño de la tela.
Solo entonces la bondad cobrará sentido,
la bondad que ata los cordones de tus zapatos
y te envía hacia el día a poner las cartas al buzón
y a comprar el pan;
la bondad que asoma su cabeza
sobre la muchedumbre susurrándote:
“Es a mí a quien
siempre has buscado”,
y a partir de entonces te acompañe siempre,
como una sombra, como el mejor de los amigos.
Adiós
Es una buena palabra, enrollando la lengua hacia afuera
sin importar el idioma con el que naciste.
Úsala. Aprende en dónde empieza,
el pequeño alfabeto de la despedida,
cuánto tiempo lleva pensar en ella,
y luego pronúnciala, y luego que te escuchen.
Cásate con ella. Más que con cualquier anillo dorado,
brilla, brilla.
Úsala en cada dedo
hasta que tus manos bailen,
tocando fácilmente cada cosa,
dejando que cada cosa, fácilmente, se suelte.
Pégala a tu espalda como si fuesen alas
o como la cola de un cometa. Como la corriente de aire
detrás de un jet.
Si te van a conocer por algo,
que sea del modo en que te alejas de la vista
cuando tu trabajo está terminado.
Piensa en cosas que demoran en partir: hojas,
cajas de cartón, y servilletas, el olor húmedo del
mantillo.
Piensa en las cosas que desaparecen.
Piensa en lo que más amás,
lo que te pone lágrimas en los ojos.
Algo que te haya dicho adiós a ti
antes de que supieras su significado
o cuánto duraría.
Explica muy poco, la palabra se explica a sí misma.
Más tarde quizás. Lecciones que siguen a otras lecciones
como el silencio que sigue al sonido.
Oculto
Si pones un helecho debajo
de una piedra
al otro día será
casi invisible
como si la piedra
lo hubiera tragado.
Si escondes el nombre querido
bajo tu lengua
por demasiado tiempo
sin pronunciarlo
se convierte en sangre
suspiro
el pequeño aliento halado al aire
oculto dondequiera
en el fondo de tus palabras.
Nadie ve
el combustible que te alimenta.
Tomado de:
https://poetryalquimia.wordpress.com/2018/03/12/5-poemas-de-naomi-shihab-nye/
Pequeños floreros de Hebrón
Inclina sus bocas abiertas al cielo.
Azul turquesa, ámbar,
un verde profundo con el asa torcida,
cántaro no más alto que dos pulgares,
de labios diminutos y gracioso talle.
Aquí ponemos las flores pequeñas,
las que hubieran permanecido invisibles
en la tierra suelta a orillas del camino:
brotes de suculento romero,
arcos de menta.
Crecen para adentro en el centro de la mesa.
Aquí nos entregamos a la vida menor,
hilo, hálito, fragmento.
Y se curva. Espera el día entero.
En lo que el pan se enfría
y los chamacos abren sus pardos cuadernos
para trazar una letra que parece
chimenea que sobresaliera de una casa.
Y los titulares de hoy ¿qué dicen?
Nada acerca del pétalo más chico
perfectamente acomodado dentro del pétalo grande,
o de la manera en que el cristal colorido filtra la luz.
Hombres y muchachos, en oración mientras morían,
abandonaron sus epidermis.
El entero alfabeto de lo viviente,
cabezas y rabos de palabras,
frases, la manera de decir
“Ya'Ala” cuando se sobresaltan,
o “ya'ani” por “quise decir”.
Un vidrio estrellado brilla aún
bajo los pies.
Pero el niño de Hebrón duerme
entre el ruido en sordina de sus hermanos que caen
y la larga tristeza del rojo.
https://www.jornada.com.mx/2008/05/18/sem-poemas.html
Vivo
Querida Abby, dijo alguien de Oregón:
Tengo problemas con el apego de mi novio.
a un antiguo galón de leche aún lleno
en su refrigerador. Le dije que soy yo o la leche.
¿Es esto irrazonable? Querida carolina,
mi hermano no me habla
porque hace cincuenta años susurré
un mono lo secuestraría en la noche
para llevarlo de regreso con su verdadera familia
pero debería haber sabido que era una broma
cuando no sucedió, ¿no crees?
Querida Junta de Educación, nadie jamás
Recuerda una prueba. Repetir. Cuentos,
poemas, proyectos, experimentos,
Travesura, sí, pero nunca una prueba.
Querido perro detrás de la valla, realmente necesitas
para calmarme ahora. Has estado ladrando todo el tiempo
Camino hacia el abono durante dos años.
y no he robado en tu casa. Relajarse.
Cuando le pregunté al hombre del otro lado
si a él también le molestas, sonrió y dijo que no,
me hace sentir menos solo. ¿Debería ser más?
¿Preocupado por el perro o el hombre?
Naomi Shihab Nye, "Alive" de Transfer. Copyright
© 2011 por Naomi Shihab Nye. Reimpreso con autorización de BOA Editions, Ltd., www.boaeditions.org.
niño y huevo
Cada pocos minutos, quiere
para marchar por el sendero del centeno aplanado
De vuelta a la casa de los murmullos
gallinas. Él también podría hacer
una cama en heno. Ayer el huevo tan fresco
sintió calor en su mano y la presionó
a su oído mientras los otros niños
se rió y corrió con una pelota, dejándolo,
tan poco todavía, demasiado olvidadizo en los juegos,
listo para llorar si la pelota lo roza,
clavado en el secreto de los pájaros
atrapado dentro de su puño,
no estoy listo para entregarlo
al refrigerador
o el resto del día.
Reimpreso de Fuel, publicado por BOA Editions con permiso
del autor. Copyright © 1998 de Naomi Shihab Nye.
Tomado de:
https://www.poetryfoundation.org/poems/160590/alive-64930be582f9a
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