PASEANDO POR LA PLAYA
Todavía
sobre los juncales
la llama de mediodía, sobre
la duna
todavía no
el susurro de los cisnes, todavía
el caramillo
silencioso,
las manos en la arena.
Cuando vuela la constelación
por encima del estrecho,
hielo en las alas,
bosques de voces de grillo
ascienden
sobre el yermo,
hablan con huecas bocas
en dirección hacia el mar –
te oigo venir, sales
de tus sombras, echas
del hombro la carga
de madera acarreada, de la mano
se te escapa un fuego.
Te preguntaré:
¿Cómo me llamo?
¿Dónde estoy?
¿Cuánto tiempo
seguiré aquí todavía?
EL AGUA
Tú todavía hablas,
agua, hablas,
llegaste por la maleza, pasito
a paso bajo el viento;
éste buscaba los ríos más allá de
las tinieblas y el bote
donde viaja la luna, en el heno,
le oíste decir:
Aquí están los sauces,
aquí la casa de la lechuza.
Pero la luna dirige la mirada a los fuegos del Sinaí.
Pero el agua escucha las heladas procedentes de Escitia.
Pero las bandadas de pájaros se elevan sobre los bosques.
Pero la nieve ante el cielo construye su tejado.
Lenguaje
El árbol
mayor que la noche
con el aliento de los lagos del valle
con el murmullo sobre
el silencio
Las piedras
bajo el pie
las venas luminosas
largo tiempo en el polvo
eternamente
Lenguaje
ajetreado
con la boca fatigada
en el camino interminable
a la casa del vecino.
Tomado de:
https://revistakaosmots.blogspot.com/2014/02/johannes-bobrowski-poemas.html
Llamado
Vilna, roble
tú-
mi abedul
Novgorod-
un día se levantó
el grito de mis primaveras, el paso
de mis días resonaba
sobre el río.
Ay, es el brillo
claro, los astros del verano,
regalados, junto al fuego
está, en cuclillas, el
narrador de cuentos,
los que le escuchaban noches enteras,
los jóvenes,
se han ido.
Solitario va a cantar:
sobre la estepa
van los lobos, el cazador
encontró unas piedras amarillas,
ardían en la luz de la luna.
-Algo sagrado flota,
un pez,
por los antiguos valles, los valles
aún boscosos, aún resuena
la palabra de los antepasados:
dale la bienvenida al forastero.
Va a ser un forastero. Pronto.
J. S. Bach
Hombre incómodo,
carácter de músico de banda
municipal, con
daga
y con una inclinación hacia
el sentimiento
(practicable, por supuesto),
de un goce de niño
con aguas que murmuran, con
el continuo provocador movimiento
de los ríos;
así el calvo Jordán
y el Éufrates preñado de cielos
le son complacientes.
Que haya visto la bahía del mar –
a alguien allí que deambulaba
invisible tras los fuegos,
que llamaba a los planetas
con una pena ancestral,
-a veces
en el brillante tocar de Kothen,
en el esplendor burgués
de los años de Leipzig,
emerge aquello. Al final
ya no escuchó el silbido
del espíritu de Pentecostés
con trompeta
o con trombón de barras (en 16 pies).
Las flautas le anteceden
cuando, cansado de escribir,
sale de su vetusta casa,
siente el viento volador
y ya no reconoce
la tierra.
Nota: la segunda estrofa se refiere a la estancia de Bach
en casa de Buxtehude, en Lübeck
Tomado de:
https://revistas.filos.unam.mx/index.php/anuariodeletrasmodernas/article/view/896
Ciudad
Lo ven, los que
exigían
su sangre, lo ven:
la herida supura.
Sobre los bordes
agudos
se asientan
nieblas.
Pasa por la
polonesa
de las lámparas con
la cabeza calva.
También llega sobre
la nieve.
Aquí saltan las
piedras,
paredes pintadas,
la escalera se
rompe,
alrededor de los
cadáveres de palomas
—sus estandartes—
se sitúan los
ejércitos de ratas.
Aquí, se dice,
verdecerá un árbol
y sostendrá el
cielo, se dice,
con ramas y hojas.
[J.L.R.P.]
Dios del bosque
Mellada boca,
matorral, los ojos
torcidos, la cabeza
agitada sobre la
joroba.
A través de los
helechos
patea, maltrata los
abedules,
las ramas dispersas
de los de alisos,
sobre los nidos de
cornejas
que arrastra el
viento.
Pero sin descanso
lo persiguen los
hombres
que él mata, de
pronto,
en medio del gozo.
¡Oíd! En la niebla
vacila,
ebrio de carne de
bayas.
Golondrina corre a
su grito,
mi animalito de dolor.
[J.L.R.P.]
Llanura
Lago.
El lago.
Hundidas
las orillas. Bajo
la nube
la grulla. Blancos
brillan
los milenios de los
pueblos
de pastores. Con el
viento
subí monte arriba.
Aquí viviré. Un
cazador
era yo pero me
venció
la hierba.
Enséñame a hablar,
hierba,
enséñame a estar
muerto y a escuchar,
largamente, y a
hablar, piedra,
enséñame a
permanecer, agua,
y por mí, viento,
no preguntes.
[C.J]
De las corrientes
Ce n’était pas assez que de tant de mers,
ce n’était pas assez que tant des terres
eussent dispersé la course de nos ans.
Saint John Perse
De las corrientes
del mar venido, ido
a través de dientes
y garras, oleaje,
costas, esos
bosques de tembloroso aire-,
en pie está con
arrugada piel
la alta llanura,
morroñosa
con fisuras,
precipicios –aquí
una nube es el
tiempo,
grande, que
asciende
al cielo y bebe
aires puros,
respira
las lluvias de la
luz.
Isla siempre, lo
sabes,
más allá de las
aguas, más allá
de la lejanía, allí
naciste,
titubeante, allí
naciste
en una época que
era un ave
con plumas de
innumerables
colores entre
ocre y rosa,
era un ave, lo
sabes.
Pero tú llegaste
ante la llanura,
fuiste montaña
arriba,
tras los
portadores, te pusiste
ante el sueño, ante
la llanura
que despertó bajo
blancos
párpados al canto
de un verde
animal morador
de bosques en
vuelo, que no conoce
sus alas.
Vive
allí, tus ojos
atisban
el mar, una
corriente,
blanca, aun cuando
oscurece,
blanca, sin vehemencia,
reposando
muy cerca del
corazón,
hablando,
tinieblas, de
voces las velas,
sostenidas
por hombres
vestidos de plumas,
de mechones rojos,
al atardecer,
bajo el viento.
[C.J]
Rutas de pájaros 1957
I
Dormí en la lluvia,
en los juncos llenos
de lluvia desperté.
Antes de que caigan
las hojas veo la luna cercana,
oigo el grito de
las aves migratorias,
que hace temblar el
aire, el blanco
grito, que destroza
el aire.
Rápida y atenta
como los lobos
husmeando,
hermana, ¡escucha!
Wäinemöinen
canta a través del
viento,
lanza el ala de
nieve
sobre tu hombro,
avanzamos
aleteando en el
viento de los cantos-
II
pero solo bajo
grandes
cielos, desiertas
calles de
emplumados
ejércitos, que han
pasado-
durmiendo sobre los
vientos
se desplazaron, un
nuevo
sol llameó, el
incendio
saltó, ardieron
en el árbol
ceniciento.
Allí echaron a
volar
también nuestras
canciones.
Hermana, tus manos
se destiñen, me
sigues durmiendo en la oscuridad
-¿cuándo podré cantar
el miedo de los
pájaros?
[C.J]
Tomado de:
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