lunes, 7 de octubre de 2019

POEMAS DE JEAN MORÉAS (Ioannis Papadiamantopoulos)


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(15 de abril de 1856, Atenas, Grecia - 30 de abril de 1910, París, Francia)



No digáis que la vida...


 No digáis que la vida es un festín alegre;
 Lo dice un alma tonta o bien un alma baja.
 No digáis sobre todo: es desdicha sin fin;
 Lo dice un alma débil que temprano se cansa.

 Reíd como las ramas en primavera agítanse,
 Llorad como los vientos o la ola en la playa,
 El placer y el dolor padeced y gozad; y decíd:
 Es mucho todo esto y es la sombra de un sueño.

Ah ¿Quién debería hacer que mi corazón se desanime? -
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AH, ¿quién debería desanimar mi corazón?
Mi corazón se alborotó jadeando y sangrando?
Reina Cleopatra que necesitaría,
Y Melusina y la rubia
Aglaura a quien el Soldan se puso rígido
Navegó con su corteza.

Desde que Susan viene a cortejar,
Vayamos donde las palomas se arrullan.

Mi corazón guerrero no tiene piedad;
Ah, ¿quién debe hacer que mi corazón se rinda?
Princesa Aurelia la tierna,
Y la reina Ismene cuyas mejillas superan
Sobre las nieves los tonos de rosa
La mañana en la montaña lanza.

Desde que Alice viene a cortejar,
Vayamos donde las palomas se arrullan.

traducido por Jethro Bithell

Reprimenda de Julieta

Para protegerte del desastre
Banderas de amor y estándares que fluyen,
Te di mi cabello con el brillo de
El mar cuando sopla el viento del norte.

Bucklers con lemas leales
De amor y caridad,
Te di mis ojos orgullosos para protegerte
De tu propia vulgaridad.

Copa de música y bálsamo,
Te di para tu deleite
Mi boca viva nunca se calma
Como la rosa en el rosal brillante.

Damas del armario y la cámara,
Para traerte todo,
Te di mis manos que son más nobles
Que la corona en la frente de un rey.

Y te di por tus placeres,
Te di un montón en lo alto,
Todos los tesoros de mi espíritu
Como perlas fundidas en una pocilga.

traducido por Jethro Bithell

TÚ QUE SOBRE MIS DÍAS DE TRISTEZA Y DE PRUEBA


¡Tú que sobre mis días de tristeza y de prueba
aun, sola, brillas como
un cenit estrellado que, en la noche de un río,
parte sus flechas de oro;

amable poesía, rodéame el espíritu
de un sutil elemento,
que me convierta en agua, en sarmiento y en hoja,
en tempestad y en fuego;

que, sin las inquietudes que atormentan al hombre,
suba hacia el cielo, verde
cual un roble divino, que me consuma igual
que una llama esplendente!

Traducción de Juan Ramón Jiménez.

El rufián

traducido por Jethro Bithell
EN el espléndido ataúd de su forro escarlata
El esmalte de sus dos y treinta dientes brilla.
Su cabello, que una vez una abadesa amaba con el pecado ,
Acurrucado en rizos de la manera más astuta,
Caídas - carbuncos como de Fairylike - a sus ojos,
Cuyas cejas curvadas parecen teñidas con curcumina.
Sobre su corazonada descansando sus dedos enguantados en negro,
Con gorra con cresta y espada de arrastre, se demora
Bajo altos balcones donde se inclinan las damas.
Su doblete es de seda; empujado en su faja,
Hildeado con gavillas plateadas, sus dagas destellan,
Conjunto con diamantes blancos y esmeraldas verdes.
Y sensual es su alcoba con el aplastado
Pétalos de flores dejados por grandes damas, enrojecidos
Con amor que los lanzó jadeando sobre su cama.
Besar sus ojos tan vivos como las estrellas , sus bendiciones
Traen de joyas, pistolas y doblones,
Y morderse los labios como el ganado sacrificado rojo.
Así, guapo como un dios , valiente como su daga,
Habiendo matado en un duelo al marqués de Montmagre,
Diez condottieri, cuatro sobrinos del papa,
Con calma, cabeza alta, marcha por las ciudades,
Y arrastra a sus talones a las mujeres que nunca se compadece,
Cuyos corazones sobre su floreciente belleza adoran.

Voces que regresan

VOCES regresando, acunadnos, acunando voces:
Ecos atenuados de lo que amamos a medida que pasa,
Campanas de mulas girando los pasos de montaña,
--Las voces regresan, nos acunan, acunan voces.
Intoxícanos, tú también, frascos que encarcelan a los de antaño:
Olores en las cosechas cosechadas, vellones despojados de las horas,
Carne de ámbar y almizcle, bocas de gillyflowers,
--Intoxícanos, tú también, frascos que encarcelan a la antigua.
En esta mañana de invierno , y de sombras frías,
En esta mañana de invierno, la voz de la alondra está quieta.
--Las voces regresan, nos acunan, acunan voces.
Los lirios se cortan en el jardín, y cada rosa,
Y los lirios por las aguas, aguas malhumoradas.
--Intoxícanos, tú también, frascos que encarcelan a la antigua.
traducido por Jethro Bithell

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