miércoles, 23 de octubre de 2019

POEMAS DE RAMON DEL VALLE-INCLAN


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(28 de octubre de 1866, Villanueva de Arosa - 5 de enero de 1936, Santiago de Compostela, España)


ROSA VESPERTINA


Anochece: En la aldea,
un gallo cacarea
mirando el amapol
del Sol.

Vacas y recentales
pacen en los herbales,
y canta una mociña
albina.

El refajo de grana
de la niña aldeana
enciende al cristalino
lino.

En el fondo del prado
el heno agavillado,
entre llovizna y bruma
perfuma.

Por la verde hondonada,
la luz anaranjada
que la tarde deslíe,
ríe.

Y abre sobre la loma
su curva policroma,
el arco que ventura
augura.

Y toda azul, la hora,
tiene el alma que llora
y reza, de una santa
infanta.

Con el rumor de un vuelo
tiembla el azul del cielo,
y un lucero florece.
Anochece.

ROSA DE MI ROMERÍA


Trenzando en el aire
con púgil donaire
los ágiles pies,
mozas con panderos
van por los senderos
verdes, de Salnés.

¡Azules espejos
del sol a lo lejos,
ribera del mar. . .!
¡Vuelos de gaviotas!
1Cantos de derrotas!
¡Brazos a remar!

¡Por dorados cerros,
dorados becerros,
pastoril tropel!
¡Número y cantares
de los griegos lares
promueve un rabel!

¡Rumor de madreñas,
risas halagüeñas,
tropel pastoril!
¡Las sayas villanas
con verdes y granas
son rosas de abril!

Enlazan sus trinos
sobre los caminos
mirlo y ruiseñor,
y con canto y vuelo
el cristal del cielo
palpita de amor.

Bajo los castaños
que cuentan cien años
ondula el ferial:
lienzos padroneses,
ganados monteses,
quesos de Bretal....

Solfean los ciegos
sus cuentos labriegos,
y tras la oración
de Santa Lucía,
va la picardía
en el guitarrón.

Un pastor, consejo
demanda de un viejo
letrado en la ley, y al darlo,
el anciano halaga el lozano
lomo de un gran buey.

Dos bandos de aldea
se mueven pelea:
son Juno y Lesón.
El ferial ondula,
y un verso modula
de homérico son.

Por albos oteros
cantan los cabreros
envueltos en luz,
y en los hondos prados
juvencos dorados
alzan el testuz.

¡Risas moceriles
de los atropiles
que van a segar!
¡Eras amarillas!
¡Voces de las trillas!
¡Todo es a cantar!

Remotas campanas,
gaitas aldeanas, saludan al sol.
¡Qué majo el gaitero
sopla en el puntero
y templa en el fol!

¡Alma que encantada
fuiste en tu alborada
por entre la mies,
doliente alma mía,
vuelve en romería
tierras de Salnés!

ROSA DEL PARAÍSO


Esta emoción divina es de la infancia,
cuando felices el camino andamos
y todo se disuelve en la fragancia
de un Domingo de Ramos.

El campo verde de una tinta tierna,
los montes mitos de amatista opaca,
la esfera de cristal como una eterna
voz de estrellas. ¡Un ídolo la vaca!

Aladas sombras en la gracia intacta
del ocaso poblaron los senderos,
y contempló la luna, estupefacta,
el paso de los blancos mensajeros.

Negros pastores, quietos en los tolmos,
adivinan la hora en las estrellas.
Cantan todas las hojas de los olmos,
la mano azul del viento va entre ellas.

El agua por las hierbas mueve olores
de frescos paraísos terrenales,
las fuentes quietas oyen a las flores
celestes, conversar en sus cristales.

Con reflejos azules y ligeros
el mar cantaba su odisea remota,
gentil de luces bajo los luceros
que a los bajeles dicen la derrota.

Mi bajel, en el claro de la luna,
navegaba impulsado por la brisa,
sobre ocultos caminos de fortuna...
¡Era el cielo cristal, canto y sonrisa!

Con el ritmo que vuelan las estrellas
acordaba su ritmo la resaca,
y peregrina en las doradas huellas
fue sobre el mar una nocturna vaca.

En mi ardor infantil no cupo el miedo,
la vaca vino a mí, de luz dorada,
y en sus ojos enormes, con el dedo
quise tocar la claridad sagrada.



ROSAS ASTRALES


¡Eternos imperios! ¡Dorados sagrarios!
¡Claves del gran todo! ¡Rezo en sus laúdes!
¡Voluntades quietas! ¡Solemnes virtudes!
¡Entrañas del mundo! ¡Ardientes ovarios!

¡Encendidos ritos de celestes lames!
¡Sellados destinos del humano coro!
¡Soles que las normas guardan del Tesoro
¡Demiúrgico! ¡Arcanas rosas estelares!

Arcano celeste, agnóstico arcano
donde los enigmas alzó el Trymegisto:
Por querer leerte abrió Juliano

en su imperio el cisma, y se hizo Anticristo,
exégeta, gnóstico del Cielo Pagano
una metamórfosis solar vio en el Cristo.

ROSA DEL SOL


Por el Sol se enciende mi verso retórico,
que hace geometría con el español,
y en la ardiente selva de un mundo alegórico,
mi flauta preludia: Do-Re-Mi-Fa-Sol.

¡Áurea Matemática! ¡Numen Categórico!
¡Logos de las Formas! ¡Teologal Crisol!
¡Salve Sacro Neuma! Canta el Pitagórico
Yámbico, Dorado Número del Sol.

El Sol es la ardiente fuente que provoca
las Ideas Eternas en vaso mortal.
Por el encendido canto de su boca,

es la Geometría Ciencia Teologal.
Sacro Verbo Métrico redime a la Roca
del mundo. Su estrella trasciende al Cristal.

ALEGORIA


Era nocturno el potro. Era el jinete
de cobre -un indio que nació en Tlaxcala-,
y su torso desnudo, coselete
dorado y firme, al de la avispa iguala.

El sol en el ocaso, como un lauro
a la sien del jinete se ofrecía,
y vi lucir el mito del centauro
en la Hacienda del Trópico, aquel día.

De la fábula antigua un verde brote
cortaba el indio sobre el potro rudo.
Era el campo sonoro en cada brote,

era el jinete frente al sol. Desnudo
y cara al sol partió como un azote...
Iba a robarlo para hacer su escudo.
Tomado de:


El pasajero


¡Tengo rota la vida!  En el combate
de tantos años ya mi aliento cede,
y al orgulloso pensamiento abate
la idea de la muerte, que lo obsede.

Quisiera entrar en mí, vivir conmigo,
poder hacer la cruz sobre mi frente,
y sin saber de amigo ni enemigo,
apartado, vivir devotamente.

¿Dónde la verde quiebra de la altura
con rebaños y músicos pastores?
¿Dónde gozar de la visión tan pura

que hace hermanas las almas y las flores?
¿Dónde cavar en paz la sepultura
y hacer místico pan con mis dolores?


En un libro guardada está...


En el espejo mágico aparece
toda mi vida, y bajo su misterio
aquel amor lejano se florece
como un arcángel en un cautiverio.

Llega por un camino nunca andado,
ya no son sus verdades tenebrosas,
desgarrada la sien, triste, aromado,
llega por el camino de las rosas.

Vibró tan duro en contra de la suerte
aquel viejo dolor, que aún se hace nuevo,
está batido como el hierro fuerte,
tiene la gracia noble de un mancebo.

Reza, alma triste, en su devota huella,
los ecos de los muertos son sagrados,
como dicen que alumbran las estrellas,
alumbran los amores apagados.

Este amor tan lejano, ahora vestido
de sombra de la tarde, en el sendero
muestra como un arcángel, el sentido
inmortal de la vida al pasajero.

Yo iba perdido por la selva oscura,
sólo oía el quebrar de mi cadena,
y vi encenderse con medrosa albura,
en la selva, una luz de ánima en pena.

Tuve conciencia. Vi la sombra mía
negra, sobre el camino de la muerte,
y vi tu sombra blanca que decía
su oración a los tigres de mi suerte.

Garrote vil


¡Tan ! ¡Tan! ¡Tan! Canta el martillo,
el garrote alzando están,
canta en el campo un cuclillo,
y las estrellas se van
al compás del estribillo
con que repica el martillo:
¡Tan! ¡Tan! ¡Tan!

El patíbulo destaca
trágico, nocturno y gris;
la ronda de la petaca
sigue a la ronda de anís,
pica tabaco la faca
y el patíbulo destaca
sobre el alba flor de lis.
Áspera copla remota
que rasguea un guitarrón
se escucha. Grito de jota
del morapio peleón.
El cabileño patriota
canta la canción remota
de las glorias de Aragón.
Apicarada pelambre
al pie del garrote vil
se solaza muerta de hambre.
Da vayas al alguacil
y, con un rumor de enjambre,
acoge hostil la pelambre
a la hostil Guardia Civil.
Un gitano vende churros
al socaire de un corral,
asoman flautistas burros
las orejas al bardal
y en el corro de baturros,
el gitano de los churros
beatifica al criminal.
El reo espera en capilla,
reza un clérigo en latín,
llora una vela amarilla
y el sentenciado da fin
a la amarilla tortilla
de yerbas. Fue a la capilla
la cena del cafetín.
Canta en la plaza el martillo,
el verdugo gana el pan,
un paño enluta el banquillo.
Como el paño es catalán
se está volviendo amarillo
al son que canta el martillo:
¡Tan! ¡Tan! ¡Tan!

Tomado de:



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