jueves, 18 de abril de 2019

POEMAS DE W.S. MERWIN


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(30 de septiembre de 1927, Nueva York, Nueva York, Estados Unidos - 15 de marzo de 2019, Haiku, Haiku-Pauwela, Hawái, Estados Unidos)

Los huesos de Palinuro le rezan a la estrella polar


Consuélanos. El viento elige entre nosotros.
Nuestra blancura es una estela nocturna desprolija.
Candor solitario, sé constante en nosotros
los desolados que brillamos sin señalar el rumbo.


Última mirada


Hasta las palabras se van a un lugar más urbano
con la esperanza de encontrar amigos
esperándolas

algunos de esos amigos van a pensar que los árboles son agradables
casi como nosotros
después de todo

y algunos de esos amigos jamás se van a enterar de que existe un árbol
van a vivir en un mundo sin una sola hoja
donde la lluvia es una desgracia.

Hasta ahora todos los idiomas cayeron
de hoja en hoja
y se fueron como los rostros

se fueron como los pórticos de piedra de las casitas
y el olor del bosque
en el agua del verano

Lugar


El último día del mundo
yo quisiera plantar un árbol
para qué
no por la fruta
un árbol frutal
no es lo que plantaría
quiero un árbol que esté
en la tierra por primera vez
cuando caiga
el sol
y que el agua
le toque las raíces
bajo la tierra llena de muertos
y que las nubes pasen
una por una
encima de sus hojas

Luz resonante


Cuando estaba aprendiendo a leer, me imaginaba
que los puentes tenían algo que ver con los pájaros
y con lo que parecían ser jaulas, pero yo sabía
que no eran, debió haber sido otoño
cuando la luz polvorienta destellaba desde los cables del tranvía
y esos lugares anaranjados se incendiaban en las imágenes
De hecho ahora es otoño días claros
no lejos del mar con un vientito que husmea
el pasto seco que ayer era verde
el maíz vacío parado temblando y un plumón
de flores fantasma velando los campos anónimos
y en todas partes hay colores de los que no puedo
apartar la vista, rojos incluso los arroyos anchos
el rojo es la estación de los pájaros que migran
que vuelan de noche sintiendo cómo gira la tierra
abajo y yo me desperté en la ciudad al oír
las notas del canto del chorlito una y otra vez
antes de dormirme y acá lejos, río abajo
resonando en grupo cerca de la costa
los puentes más largos abrieron sus alas delicadas.

Recordando


Hay hilachas de sonidos viejos que se oyen una y otra vez
frases de Shakespeare o de Mozart las varas
finas de la aurora dirigiendo
hacia la oscuridad el paso de unos pocos
pájaros migrantes en lo alto de la noche lejos de los rebaños antiguos
lejos del reposo de las palabras lejos de los instrumentos


En cualquier momento


Cuánto hace que está el día
cuando por fin lo miro
con el tiempo que me tomó
estar así quieto en él
ahora en la luz transparente
con el vuelo en las voces
el principio en las hojas
todo lo que recuerdo
pero antes de eso antes de mí
está el presente a la velocidad de la luz
en la distancia que soy
el que se queda tratando de alcanzarlo
viendo cada vez más rápido
de donde no salió nunca
antes de que no haya nada
la oscuridad pensando la luz


Plazo


En el último minuto espera una palabra
que antes nunca se escuchó así y no
se repetirá ni la recordarán jamás
una que siempre fue una palabra doméstica
y se usó para hablar de las repeticiones
simples de la vida de todos los días
ni recién elegida ni demasiado pensada
ni tema de comentario posterior
quién hubiera creído que era esa
diciéndose desde el principio
en todos sus usos y circunstancias
hasta pronunciar por fin ese significado suyo por el cual
durante tanto tiempo fue la única palabra
aunque ahora parezca que podría haber sido cualquier otra


Abril


Cuando nos hayamos ido la piedra dejará de cantar

abril abril
se hunde en la arena de los nombres

los días que vendrán
sin estrellas ocultas

vos que podés esperar ahí

vos que no perdés nada
no sabés nada.


Ogros


Toda la noche me estuvo despertando el ruido
de la llovizna que caía suavemente
entre las hojas del valle
quieto bajo la ventana
y el de Paula, dormida, acostada acá,
al lado mío y el rumor
de los perros junto a la cama
roncando como pequeñas
olas que llegan a la orilla Me
asombro de la suerte
de este momento en la oscuridad
total de este favor no dicho
de esta paz que se respira
mientras está y después
pienso en los farsantes del poder
que en este momento urden
sus masacres en mi nombre
¿De qué parte de mí pudieron haber
salido?¿ de qué se hicieron?¿ de mi
aversión? ¿dragando las profundidades
amargas de mi vergüenza?


La habitación


Creo que todo esto está en alguna parte de mí mismo
La habitación fría sin luz hasta el amanecer
una quietud como para asistir a la muerte
Y desde un rincón los sonidos de un pajarito que intenta
volar de a ratos unos pocos golpes en la oscuridad
se podría decir que estaba muriéndose que es inmortal


Para la luz de septiembre


Cuando ya estás acá
pareciera que sos solamente
un nombre que habla de vos
presente o no

y por ahora parece que
todavía fueras verano
el gran verano
conocido y eterno
con una chispa
de bronce en las mañanas heladas
y los últimos pétalos amarillos
del gordolobo aleteando
sobre las cañas que se inclinan
sobre sus sombras rotas
en el suelo agrietado

pero ellos saben
que viniste
los ramilletes de la salvia
los pájaros que susurran
sin saber dónde esconderte
cómo guardarte para después

a vos
que volás con ellos
que no estás adelante
ni atrás
que llegás
con las ciruelas azules
que cayeron durante la noche

perfectas bajo el rocío


Separación


Tu ausencia me traspasó
como un hilo a una aguja.
Todo lo que hago está cosido con su color.



Versiones en castellano de Sandra Toro

Los animales

Todos estos años detrás de las ventanas.
Con cruces ciegas barriendo las mesas.

Y yo rastreando el suelo vacío.
Animales que nunca vi

Yo sin voz

Recordando nombres para inventar para ellos.
¿Alguno de ellos volverá?

Diciendo que si

Diciendo mira con cuidado si
Nos reuniremos de nuevo

PÁJARO DESCONOCIDO


De los días secos a
través de las hojas polvorientas a
lo largo del valle,
esas pocas notas nunca se
escucharon aquí antes de que

una frase estriada
flotando sobre su
secreto errante de repente
brotara en
algún otro lugar

y desapareciera antes de que
caiga en
su propio eco.
un hueco a través del aire
que está seco como antes, de

donde
casi nadie
parece haberlo notado
hasta ahora, pero quien ahora
lo habría escuchado

no es nativo aquí, de lo
que podemos estar
seguros.
tal vez vino solo de algún
otro lugar ,

así que sigue llamando a
nadie que esté aquí
esperando ser escuchado
por otro de su propio
origen improbable,

intentando una vez más las mismas pocas
notas que comenzaron la canción
de un oriolo escuchada por última vez
hace años en otra
existencia allí.

va otra vez,
no le digas a nadie que es aquí
extranjero como nosotros,
que estamos llenando los días
con un sonido propio


Por el aniversario de mi muerte

Cada año, sin saberlo, he pasado el día
Cuando los últimos incendios agitarán a mí
Y el silencio se establece
viajero incansable
Al igual que el rayo de una estrella sin luz

Entonces yo ya no
me encuentro en la vida como en una prenda extraña
sorprendido por la la tierra
y el amor de una mujer
y la vergüenza de los hombres
como hoy, escribiendo después de tres días de lluvia,
escuchar al niño cantar y al caer cesar
y inclinarse sin saber a qué


La velocidad de la luz

Tan gradual en esos veranos era el paso
de la edad que parecía que los largos días que se desarrollaban
cuando las estrellas se desvanecían sobre las montañas no
nos abandonaban, incluso cuando los pájaros se despertaban cantando al máximo y el rocío
brillaba en las telas. Una clara
apertura de la mañana en el cielo era algo nuestro
que teníamos y manteníamos, y que la luminosidad que no podíamos tocar
y el aire que no podíamos contener se había convertido en nuestro objetivo todo el tiempo
y nunca se iría, y que el eje
que hicimos No se oía nada cuando el antiguo coche
tosió en el establo del techador y lanzó el eco
en el carril y el único tractor.
retumbaron en el pueblo y entraron en sus
murmullos oxidados antes de salir de la zona de
las palmaditas de vaca y la sombra del árbol de lima
, no vimos que las golondrinas parpadeaban y las chispas
de sus gritos eran rápidas en los radios de la la
rueda hueca que giraba y nos hacía girar nos llevó a
todos como uno solo con los neumáticos de la furgoneta del panadero
donde las ruedas de pan estaban apiladas como días en calendarios
que iban y venían de una sola vez, no oímos
el borde de la hora en lo que sea Decíamos
o tocábamos todo el día, pensamos que estaba allí y nos quedábamos allí
hasta que la tarde se alargó en su
esfera y las sombras se extendían más y más.
por todo lo que empezamos a escuchar por lo que
podría estar escapando de nosotros y escuchamos fuertes voces tocando
el atardecer en el pueblo llamando a sus animales a casa
y luego a los murciélagos en la oscuridad y al silencio en su camino

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