lunes, 24 de mayo de 2021

POEMAS DE EDWARD THOMAS


(3 de marzo de 1878, Municipio de Lambeth, Londres, Reino Unido - 9 de abril de 1917, Paso de Calais, Francia)


Llueve

 

Llueve, y nada se agita tras la verja,

en un campo de orégano por donde

nadie pasea. Nadie hay que rompa

los diamantes de lluvia entre la hierba

ni haga temblar los pétalos caídos.

 

Y yo estoy tan feliz como es posible

explorando los bosques a mi antojo

e imaginando dos que caminaran,

se besaran ajenos a la lluvia.

Y también estoy triste por pensar

 

que nunca, si no es solo, volveré

a caminar bajo la lluvia. Al irme,

las flores del orégano en la sombra,

blancas como un fantasma, simbolizan

el pasado que vuelve con la luz.

Tomado de:

https://campodemaniobras.blogspot.com/2018/01/edward-thomas-dos-poemas.html

 

LA PALABRA

Hay tantas cosas que he olvidado y fueron

tan queridas un día, o no lo fueron,

perdidas como el hijo de una estéril

mujer, como sus nietos, en el pozo

de lo que nunca volverá ya a ser.

He olvidado también a aquellos hombres

que una guerra ganaron o perdieron,

a los reyes, demonios, dioses, astros.

He olvidado qué cosas no recuerdo.

Pero hay pequeñas cosas que no olvido

y un nombre que conservo, aunque vacío

y carente de objeto, y que no puede

morir, porque una primavera y otra

los tordos se lo aprenden mientras cantan.

Siempre hay, a mediodía, uno que

lo dice claro, y yo oigo sólo el nombre.

Tal vez mientras cavilo en un aroma

que casi me alimenta, o me contento

con oler una rosa en la memoria,

de repente hay un pájaro que grita

escondido en los setos, este nombre

que es la palabra pura de los tordos.


 

CAMINOS

 

 

Yo amo los caminos

y las diosas que habitan

en ellos, invisibles,

serán mis favoritas.

 

Pues los caminos siguen

aunque nos olvidemos

de ellos, como estrellas

que brillan un momento.

 

En esta tierra, nada

los hombres hemos hecho

que tan pronto se borre ni dure tanto tiempo.

 

El camino llovido,

al sol no brillaría

como un río, si no

lo pisamos un día.

 

Se quedan siempre solos

mientras dormimos, echan

en falta al caminante

que ya es un sueño apenas.

 

Desde el alba y las nubes,

como ovejas en grupo,

por los montes del sueño

se hunden en lo oscuro.

 

Tras la siguiente curva

puede esconderse el cielo;

sobre la cima, el pino

quizás oculta el infierno.

 

Aun con los pies cansados,

no me harto del sendero

sea largo o pesado,

pues continúa eterno.

 

Elena del camino,

de Gales y sus cerros

y de los Mabinogion,

es un dios verdadero

 

que habita entre los árboles

ante los caminantes

que en manada o a solas

se detienen al margen

 

y bajo el cobertizo

que no habita ya nadie

a excepción de los muertos.

Es su risa en el aire

 

lo que oigo día y noche

cuando el tordillo canta

sus tonadas sin cuento

y también cuando llama

 

a la sombra a las tropas

que la soledad siembran

con sus pasos ligeros

igual que los de Elena.

 

Hoy todos los caminos

van a Francia, y la marcha

de los vivos es lenta.

Pero los muertos bailan.

 

No importa qué me dé

o me quite el camino,

pues siempre me acompaña

con paso decidido

 

poblando desolados

meandros tras los campos,

silenciando el estruendo

de ciudades y barrios.



COMO EL TACTO DE LA LLUVIA

 

 

Ella era como el tacto de la lluvia

en la carne de un hombre, en su cabello,

que una nube cogiera por sorpresa

en la alegría abierta del paseo.

 

Él arde por amor a la tormenta

y canta y ríe, bien sé yo por qué,

pero todo lo olvida a su regreso

mientras que yo jamás olvidaré.

 

"Vete". Cerró una puerta esa palabra

entre aquella bendita lluvia y yo,

una puerta que estaba siempre abierta

y ese día por siempre se cerró.


 

LUCES FUERA

 

 

He llegado a las lindes del sueño,

el bosque impenetrable

donde, antes o más tarde,

todos perdemos el camino

por muy recto que sea,

irremediablemente.

 

Muchos caminos y veredas

que desde la primera alba

engañaron a los viajeros

en la espesura del bosque

se van borrando ahora

y se hunden.

 

Aquí acaba el amor,

la desesperanza y la ambición;

todo placer y toda cuita,

sea dulce o amargo,

termina en este sueño, que es más dulce

que la más noble tarea.

 

No hay ningún libro

ni rostro de mirada tan amable

como para que le dé la espalda

para hundirme en lo ignoto,

donde he de entrar yo solo,

no sé cómo.

 

Las altas torres del bosque,

su espesura, descienden

una capa tras otra.

Oigo su silencio y obedezco

hasta perder mi camino

y a mí mismo.

Tomado de:

https://hombreenlaoscuridad.blogspot.com/2020/07/la-poesia-de-edward-thomas.html

 

Un soldado

 

Este labrador muerto en combate durmió al raso

En muchas noches de helada; y con alegría

Le decía a bebedores serios, buenos hombres de cama y todos aburridos:

‘En el Espino de la Sra. Greenland’, decía,

‘Es donde he dormido’. Nadie sabía qué arbusto. Sobre la ciudad,

Más allá de ‘The Drover’, cientos de sitios en la colina

En Wiltshire. Y dónde duerme para siempre

Más profundamente en Francia, eso también lo mantiene en secreto.

Tomado de:

http://www.letapiriste.com/soldado-poeta-caminante-padre-esposo-y-iii-la-vida-y-la-obra-de-edward-thomas/

 

Un gato

 

Tenía un nombre entre los niños;

Pero nadie amaba, aunque alguien la poseía

, la encerraba al aire libre a la hora de acostarse

y sus gatitos se ahogaban debidamente.

 

En primavera, sin embargo, este gato

comía mirlos, zorzales, ruiseñores

y pájaros de voz brillante y pluma y vuelo,

así como sobras de los cubos de los vecinos.

 

La detestaba y odiaba por esto;

Una mancha en el pecho de un tordo

valía un millón; y, sin embargo

, vivió mucho, hasta que Dios le dio descanso.

Tomado de:

https://interestingliterature.com/2017/01/a-short-analysis-of-edward-thomass-a-cat/

 

Y tu, helen

Y tú, Helen, ¿qué debo darte?

Tantas cosas te daría si

tuviera una gran cantidad infinita

me ofreciera y me presentara

para elegir. Te daría juventud,

todo tipo de belleza y verdad,

un ojo claro tan bueno como el mío,

tierras, aguas, flores, vino,

tantos niños como tu corazón pueda

desear, un arte mucho mejor

que el mío puede ser, todos ustedes Perdiste

Sobre las aguas que viajaban, arrojadas,

O entregadas a mí. Si pudiera elegir

libremente en ese gran tesoro

cualquier cosa de cualquier estante,

te devolvería a ti mismo,

y poder para discriminar

lo que quieres y lo quieres no demasiado tarde.

Muchos días hermosos libres de preocupaciones

y corazón para disfrutar tanto de lo sucio como de lo bello,

y yo también, si pudiera encontrar

donde estaba escondido y resultó ser amable.

 

Edward Thomas se casó con Helen, hija de su amigo y partidario, James Ashcroft Noble, y esto se trata de ella. © por el propietario. proporcionado sin cargo con fines educativos


Ido, ido de nuevo

Se fue, se fue de nuevo,

mayo, junio, julio

y agosto se fue, se fue de

nuevo,

 

no es memorable,

salvo que los vi ir,

como más allá de los muelles vacíos

, fluyen los ríos.

 

Y ahora otra vez,

en la lluvia de la cosecha, las

naranjas de Blenheim

caen mugrientas de los árboles

 

Como cuando era joven

Y cuando el perdido estaba aquí

Y cuando comenzó la guerra

Para convertir a los jóvenes en estiércol.

 

Mira la casa vieja,

anticuada, digna,

oscura y desolada,

con hierba creciendo en lugar

 

de los pasos de la vida,

la amabilidad, la lucha;

En sus camas se han acostado

Juventud. amor, vejez y dolor:

 

soy algo así;

Solo que no estoy muerta,

Aún respirando e interesada

En la casa que no está a oscuras: -

 

Soy algo así:

Ni un solo panel para reflejar el sol,

Para que los colegiales lo arrojen -

Se han roto todos.

© por el propietario. proporcionado sin cargo con fines educativos

 

La trompeta

Levántate, levántate,

Y, como el

sonido de la trompeta Persigue los sueños de los hombres,

Como el amanecer resplandeciente

Las estrellas que dejaron apagadas

La tierra y el agua,

Levántate y esparce

El rocío que cubre

La huella de los amantes de anoche -

Dispérala, esparcirlo!

 

Mientras escuchas

el cuerno claro,

Olvídense, hombres, de todo

en esta tierra recién nacida,

excepto que es más hermosa

que cualquier misterio.

Abre tus ojos al aire

Que ha lavado los ojos de las estrellas

A través de toda la noche húmeda:

Arriba con la luz,

A las viejas guerras;

¡Levántate, levántate!

© por el propietario. proporcionado sin cargo con fines educativos

Tomado de:

https://allpoetry.com/Edward-Thomas

 

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