miércoles, 10 de enero de 2024

POEMAS DE ESTHER DE CÁCERES


El tiempo de pasión

 

Es un ciprés que nace entre antiguos cipreses,

plantado por mis manos;

mirado y remirado por los ojos que lloran

en mi cara; los ojos que te amaron

cuando antiguos cipreses eran sólo columnas

de un gran cielo tranquilo.

 

Música de la Muerte redobla entre tu cuerpo

y mi cuerpo. Redobla entre tu sombra

y mi sombra.

Redobla en los confines del Amor y la Noche...

 

Música de la Muerte llora todas tus muertes;

va corriendo entre todas

las hojas de ciprés: dice tu muerte,

y llega hasta el recuerdo

de aquel gran mediodía

del arduo amor,

-¡un melodioso estar

Tú y yo, como dos rosas,

en un resplandor mágico

de largos oros! -

 

Estábamos envueltos en un aire de fuente

en primavera!

Tú y yo

¡ciegos al día

y a las estatuas frías!

¡Oídos impenetrables

a la lira del aire!

¡Sólo almas reposando

sobre el alma del sándalo!

 

Ahora estás muerto, Amor, bajo todas las rosas

tristes, ardientes, ávidas, que mi pasión deshoja.

Y por mis sienes, como de una herida,

corre tu sangre, última flor de vida.

Ya llega a mi mejilla -sola flor sin espinas-

y canta su pasión, su vida herida.

Yo te he tendido, Amor, sobre las flores tiernas,

preso y libre de mí, nocturno y frío,

y desde mis abismos te remiro.

 

Ya estamos otra vez, como dos rosas,

junto a la más esbelta

fuente eterna de Amor. -Huyen redobles

de tu Muerte entre noche-.

¡Canta la fresca aurora!

 

 

Huyes de mis manos...

 

Huyes de mis manos,

forma del vaso sencillo y seguro:

- ¡pero desde el sueño te canto

como si tú también fueras sueño!

 

Huyes de mis manos

por caminos que ningún pájaro conoce;

y mi voz te persigue

heroica, como un secreto fino y terco.

 

¿Eres sólo una voz

callada y sin recuerdo?

¡Forma del vaso sencillo,

profunda como el sueño!...

 

 

La fuente

 

Entre árboles extáticos

y flores soñolientas,

cuando todos los astros del verano

caen sobre los jardines con ardiente cadencia

tus surtidores cantan

sobreviviendo!

 

Remotas aguas, columpiados barcos

descansan en tu dulce cara quieta.

Tus tranquilos mármoles

se dan al aire y sueñan

y la gran noche mágica

del jardín se levanta

para ver nuestro encuentro.

 

La muchedumbre de las fuentes canta

por esta sola boca tuya ¡Fuente!

 

Ya puedo amar sin vértigos

este espejo de sombras, este canto;

porque ciñes los mares de mi ser en la noche

y detienes el Tiempo!

 

 

La noche

 

I

Un alto mar de sombra ya invadió todo el Aire,

y en el gran sueño oscuro

relucen, solitarios,

los vastos ébanos con que el Amor talla

arcas insomnes de secretos pianos.

 

Bajo la noche

busco antiguas estatuas.

Exploro el hondo bosque donde el Recuerdo posa

su extraña mano de cautela y llama.

¿Son mis desconocidas gacelas ya dormidas

o son lentos follajes?

¿Es una cabellera perdida entre los tréboles

en la extensa morada de fragancias del Aire?

 

¡Soy yo, soy yo, yo misma

perdida entre los árboles,

sola entre oscuros árboles!

 

Soy yo, soy yo, yo misma

en cristal apagado

y dormidos esmaltes!

 

Dejo el bosque secreto, dejo el jardín sin cisnes;

atravieso los muros invisibles del Aire,

y ya estoy en el ámbito

de la gran noche sola!

-Alguna de mis muertes se ha quedado llorándome!

 

II

Vienen las Soledades y juntas contemplamos:

Ya no hay más que la Noche

¡una gran flor de sombra

quieta bajo el rocío!

¡La Noche y yo -¡su llanto!-

 

Hasta que se despierta

la oscura flor... ¡Ya se truecan las lámparas!

¡Ya un aire de gacelas

se acerca a despertarme!

¡Los mares del Día cantan!

 

 

Las campanas del valle

 

Tiembla el aire, desata las fragancias

si cantan las campanas

llamando a los nostálgicos

seres del valle.

 

Son locas llamaradas

tendidas a una música lejana

que sólo en sueños viene

con acento velado

por un camino tierno de amapolas

y de lento descanso.

 

Cuando nos despertamos

a saber otra vez del destierro y las lágrimas

las campanas encienden el aire del desierto

y, también desterradas,

hacia las más lejanas campanas de aquel reino

cantan y cantan.

 

 

Los pianos

 

¿Qué piano me recuerdan

las nubes esta tarde?

 

Lejos de acantilados

en donde el mar se rompe

llorando!;

lejos de ciegas llamas

que una mano desata

para su muerte incauta,

ya no eres gris espada

ni violento relámpago!

 

¡Las nubes me hacen dulce

tu recuerdo en la tarde!

 

Como se planta un árbol

hoy dejo sobre el mundo

tu imagen:

 

Tú eres como los pianos

distantes en la tarde.

No acantilado: blanda

playa de seda y algas

a donde mi amor llega

cantando!

 

Las lentas melodías

a tu alrededor vagan,

como aquellas gaviotas

que se acercan a un barco

y le hacen una nueva

quilla blanda!

 

¿Qué piano me recuerdan

las nubes esta tarde?...

Tú eres como los pianos

y las nubes distantes!

 

 

Manos de amor

 

¡Qué cercanas, qué lejanas,

tu mano y mi mano juntas!

Me enloquezco cuando siento

que entre el amor de sus palmas

una mano taladrada

les separa los dos pulsos.

 

-Ya se acercan, ya están juntas,

como una flor con su tallo,

tu mano y mi mano juntas!

Quiero sentirles la sangre

junta;

¡las vivas raíces juntas!

 

¡Ay! Todavía las separa

el resplandor de una rosa

con su ser, que es, como el tuyo,

terrible, tierno, traslúcido!

 

Toda la noche tu mano,

convertida en una rosa,

fue sangre de sueño y flor

sobre el sueño de mi mano

silenciosa.

 

 

Melodía de los cisnes

 

Cisne tú, como cisnes de un olvidado lago

que se asoma al recuerdo con violetas tranquilas!

Viajas como los cisnes en que el Amor descansa

con una luz antigua

cuando somos el sueño de una sola flor sola,

Tú, Cisne de los cisnes

y Yo -tu melodía!

 

Ya el otoño se cierra con un oro sombrío...

Un gran pétalo solo

camina por el cielo de las flores dormidas.

Y cisnes del Recuerdo

hunden en el silencio de remotos jardines

su cuello y su concierto: su apagado abanico.

 

Sólo tú, extraño ser que me escondes los cisnes

quedas bajo la luna!

Y todas las violetas sumergidas se apoyan

sobre tu ser de cisne

sobre mi melodía!

 

 

No pasarás por el camino...

 

No pasarás por el camino

a la hora en que mis ojos te buscan,

cuando los pájaros vagabundos se van de la tarde

y llora en la noche mi voz.

 

Mi corazón te esperará en la puerta de los días

¡pero no llegarás!

¡Y ha de cerrarse la oración en mi soledad!

 

¡No pasarás por el camino!

Pero yo he de esperarte otra vez,

cuando los pájaros vagabundos se van de la tarde

y llora en la noche mi voz...

 

 

Nocturno herido

 

Mientras las nubes pasan sobre el tapiz antiguo

del tiempo herido

yo olvido el suave musgo y los pies vivos

 

porque tu ser tendido

yacente en mis rodillas

me atrae como la sed. Hacia tu muerte

como hacia el mar me inclino

y me busco en tu faz como en espejo

hasta que el día declina.

 

Duermo entre tus imágenes

redobladas y vivas

y la aurora sorprende un raro sueño:

 

Yo voy corriendo mi veloz carrera

sobre mármoles fríos.

Pasan las nubes... son veloces... miran

un ser yacente, un templo entre cipreses

por el agua del mar humedecidos.

Miran una gran fuente

plantada como un árbol

en medio de la tarde y el olvido...

Sola imagen tranquila

de tu muerte tendida en mis rodillas.

 

En fuente y ser de muertes yo me miro

y pasan nubes

sobre tu ser tendido,

sobre mi ser que el Tiempo no atraviesa,

sobre un tapiz de tiempo

que fuga y permanece;

sobre un césped de tiempo

donde la cruz de Amor se planta cada día

y mis pies silenciosos y desnudos caminan!

 

 

Porque me traían tu sueño...

 

Porque me traían tu sueño

yo amé los cielos de la tarde

y los árboles solos.

 

Y amé los mares en el alba

y las barcas abandonadas,

porque en ellas iba encontrando

¡tu recuerdo!

 

Ya sin los cielos de la tarde

ni los mares del alba

¡te tengo!

 

Libre de las imágenes

¡te tengo!

 

Porque ahora te amo

en esta soledad mía

sin recuerdos.

 

 

Recuerdo de violetas

 

Yo estoy dentro de un Mar donde los cantos viven

en tiniebla extasiados...

Llegan, me tocan, vagan

con alguna hoja náufraga

por otoños del Mar suavemente llevada

y juntos reposamos

sobre el gran sueño lento de las algas.

 

No recuerdo la orilla

de adiós y muerte y luces apagadas...

Sólo recuerdo el Aire separando

con sus secretos dedos

mis dolientes cabellos extraviados

cuando cruzábamos

el Aire y yo

-aire y cabellos vivos derramados-

por la gran Primavera

de ardientes vientos arduos;

cuando nos acercábamos

a una columna erguida,

con hiedra, con saetas,

con ser encadenado,

entre las casas muertas

en un día de violetas

sobre cara en dolor y párpados cerrados.

 

Todos los soñolientos seres del Mar se acercan

con apacibles manos a mis hambrientas manos.

Si levanto los párpados

veo el sueño de violetas:

Entre tú y yo se miran desde el Aire

asomadas al Agua

como un cielo cercano

sobre el gran Mar de Amor transfigurado.

Tomado de:

http://amediavoz.com/caceres.htm

 

 

Nocturno de cipreses

 

Aquí el ciprés de llama que alucina;

 

aquí el mar y la noche, y tú tendido

 

-otro mar, otro cielo aquí tendido…

 

¡Qué oscuro olor de noche y olas tristes!

 

.

 

Alrededor de los nocturnos riesgos

 

llorando oscuras lágrimas, perdido,

 

el escondido Amor, el dolorido,

 

vaga tanteando entre los cantos ciegos.

 

.

 

Ya retorna a los dentros… va cerrando

 

oscuras puertas que se están plegando

 

como la flor vencida de los libros!

 

.

 

Aquí estoy yo junto al otoño vivo!

 

Vengo a encerrar tu noche y tu desvelo

 

entre cipreses del Amor y el Sueño!

 

 

La infancia

 

Vuelve con pies descalzos en la hora silenciosa

 

 en que yo estoy dormida.

 

Trae aquel oro fino

 

de crisoles ardientes donde yo te aprendía

 

y siembra entre mis sueños

 

su extraña joyería.

 

El aire antiguo y nuevo

 

llega desde un columpio que entre flores

 

iba y venía;

 

de un aljibe sombrío

 

sostenido

 

por dulces azulejos del estío;

 

… ¡de un sueño que era ráfaga

 

helada del abismo!

 

Vuelve con pies descalzos … Si me encuentra despierta

 

mis ojos le descubren la herida siempre abierta.

 

y todas mis heridas se miran en su herida

 

como en remoto espejo

 

donde sueñan por siempre las flores de mi vida.

 

 

A Teresa de Jesús

 

La muralla de plata

 

erguida sobre verde y gris misterio

 

de tierra castellana

 

te está cantando en Ávila.

 

.

 

Himno de piedra, levantada pausa

 

nos llama a un tiempo nuevo

 

en el que resplandecen

 

-desde ceñida heráldica-

 

tus lúcidas moradas.

 

.

 

Un cántico extasiado

 

de ruiseñor asoma

 

entre muros de piedra,

 

entre las frescas flores.

 

¡Ay, pasos! ¡Ay, castillos! ¡Ay, prisiones!

 

¡Ay, alegre concierto

 

del corazón abierto

 

el nervio tenso y el sereno verso!

 

.

 

¡Aprenda yo de ti, Santa Teresa,

 

la límpida mirada, el alma dócil

 

por saber cuando llega

 

en un aire de heráldica remota

 

sobre campos del cielo,

 

el extasiado vuelo

 

de secreta Paloma

 

envuelta en soledad y blanco fuego

Tomado de:

https://poetryalquimia.wordpress.com/2023/09/04/9-poemas-de-esther-de-caceres/

 

 

NO PASARÁS POR EL CAMINO....

 

No pasarás por el camino

 

a la hora en que mis ojos te buscan,

 

cuando los pájaros vagabundos se van de la tarde

 

y llora en la noche mi voz.

 

 

 

Mi corazón te esperará en la puerta de los días

 

¡pero no llegarás!

 

¡Y ha de cerrarse la oración en mi soledad!

 

 

 

¡No pasarás por el camino!

 

Pero yo he de esperarte otra vez,

 

cuando los pájaros vagabundos se van de la tarde

 

y llora en la noche mi voz...

 

 

TÚ HARÁS SUAVE MI SUEÑO...

 

 

 

Tú harás suave mi sueño

 

cuando todas mis ramas hayan sido cortadas

 

y no quede más que una

 

libertad sin recuerdos...

 

 

 

Llegará tu silencio!

 

Ya mi oído

 

no se inclina a los días ni a las noches,

 

ya la última esperanza se me borra en tu cielo...

 

 

 

¡Llegará tu silencio!

 

Mi alma sabe que un día

 

tú harás suave mi sueño...

 

 

EL ÁNGEL DEL JARDÍN

 

 

 

Cuando el verano sueña ardientes pausas

 

entre los árboles,

 

el ángel del jardín me acerca los jardines

 

y hace cantar el agua.

 

 

 

Las flores amanecen

 

porque aquel ángel pasa,

 

me acerca los jardines

 

ardientes pausas

 

pasa...

 

 

 

Él las mira; me mira...

 

¡todas las flores son una mirada

 

y ojos y rosas cruzan

 

su luz de alma!

 

 

 

Ángel, flores y yo sólo soñamos

 

el jardín de jardines

 

descendido hasta mí cuando en la tarde

 

este ángel canta.

Tomado de:

http://www.antoniomiranda.com.br/iberoamerica/uruguai/esther_de_caceres.html

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