Y una grande mariposa amarilla
Cuando muera seré japonés
de digna figura bajo el manto
o un albatros
de rotas alas
Seré un romo silencio de bordes finos
una lluvia de ceniza en Sydney
un alcatraz gobernando el mundo
cuando yo muera
Cuando ella muera, mi bestia negra
en la espuma negra de sus 36
será un engrane de titanio
un lamento murmurado a gritos
o un tirio a mitad del báltico
será una ortiga que llora el relámpago
Cuando muera Dios, si es que hubo dios
será un edificio en llamas
un ángel de alas pequeñísimas
cayendo
una fronda de raíces enanas
Cuando muera Dios, sabiendo que ha vivido
tendrá las pupilas rotas
de los necios
el frío de las focas en los belfos
la saliva espesa de los hombres
que nada temen
Será Dios, una libra de carne en la Habana
un dedo extendido en la calle
o un contorno de estrellas negras
que grite por lo bajo lo callado de su ausencia
Una roca por mitades
Tiembla
cielo
han llegado
son los bárbaros que asoman
al horizonte de la acrópolis.
Han venido de tan lejos, distinta tierra
a la que nombramos madre
con sus batallas deslizándose en la niebla
con sus caballos de formas extrañas, sus magos que todo
lo crean, con sus cacharros y sus vicios
con el cruel hábito de los vientres unidos
en mutua soledad
hembra y macho olvidando
en otra boca.
Son ellos, los bárbaros, después de tanto desenlace
ellos sabrán qué hacer
con nuestros dioses, mudos y furiosos
los desbocados augurios
y el silencio sospechoso de las aves.
Ellos podrán, lo sabemos, aliviar
los despojos de nuestra ruina.
Ha ya tiempo que nuestros hombres
solo miran placer en otro hombre
que las féminas se desquician solitarias
como la roca partida por mitades
llorando agua
como los avisos
de líquidos minerales que se dejan escuchar
en boca de los ciegos o las vírgenes.
Ellos, los otros, vendrán cargados de sus hijos y sus
madres
llevando a cuestas el hogar y las cenizas
sus muertos, la peste, el fuego.
El vigía en torre grita paciencia
que no son ellos. Los harapos y el desánimo
son nuestro viejo rey y la corte
el polvo que les cubre es de esta tierra
por muy lejano que haya sido el viaje.
Él partió a su encuentro siendo joven
hubo quien juraba haberles visto.
Ahora regresa y la ciudad tiene puertas selladas.
Creímos que eran ellos, lo juro
pero es sólo la maldita costumbre de esperarlos.
La doctrina del fuego
Habrá Dios enfurecido y marcando las cartas
lanzado su fúrica mano sobre la mesa
sin importarle demasiado los comensales
y otros reunidos para el pokarito
que han dicho ese Alberto qué calamidad
mira que perder con tercia en un lugar de mala muerte
y mirando a Dios en su berrinche
- terrible pataleta de scholar ante los proverbios-
murmuran ahora es que Arellano está en problemas
más vale correr y no mencionar su nombre
solo apellido que eso confunde
negarle tres veces antes del alba enrojecida
Hay que ser afecto al vodka antes que a la vida
para gritarle así, como si tal cosa
Soy acaso yo guardián de mi hermano
y reír acremente, Pedro desde aquí veo tu casa
eres piedra y sobre ti construiré mi iglesia
una cama, una cómoda cocina, un arbolado espejo
Ahora ya no importa demasiado
ese necio pagará bien la cuenta antes
de retirarse en un mutis oportunamente alegre
Es menester que salgamos en silencio todos del casino
e ignoren este penoso accidente
que al Señor Dios le retiren la bebida
que se olvide ese bruto embrutecido de rimar
cosas que a nadie valen
Y por favor, alguien avise prontamente a su madre
que es sin duda hora de su muerte.
Te miro mirarte en mi cuerpo...
Te miro mirarte en mi cuerpo, ser el eco de mis miembros.
Atrevo el contorno de tu sexo. Nada puede vencer la crudeza del silencio. Nada
puede el fragor de la carne ni el húmedo roce, nada la memoria del estruendo.
Nada puede el silencio en contra del silencio. Es esta la materia del Deseo:
Cifrar el sonido que baten las olas en la orilla. Vértice es un hueco que se
aleja; la
lluvia, una pacífica labor de lo divino, que se aviene
con el alma fatigada.
Tomado de:
https://www.poemas-del-alma.com/luis-alberto-arellano.htm
ESCRITO CON CENIZA
Lo feliz me viene del lado materno:
Todas esas charlas al filo de la mesa
dieron para un hijo y ciertas noches,
en que, por temor a la oscuridad,
escondía mi cuerpo desnudo en los límites
de una mujer desnuda (creía que la luz llama
a la luz, por tanto frotaba hasta encenderla).
Con el resto de las cosas tengo problemas:
Mi memoria no sirve, recuerdo toda una sola vez
y luego olvido hasta las letras del alfabeto.
¿De qué color es la moneda que sostengo en mi mano
izquierda?
¿Qué es color, qué es izquierda? corro a preguntarme
en voz alta.
Tampoco sé volar.
A veces bebo y bebo,
hasta que el orden vertical del mundo
se altera: lo bajo por lo alto, o los costados en el
cielo.
Entonces el mundo es de agua y corre vertiginoso
en espirales que se hacen más grandes.
No controlo mi risa en lugares públicos
y mis palabras ofenden a las colegialas.
También desconozco mi nombre o el significado
de estos papeles.
Olvidaba, es cierto, ya lo dije, que estoy loco
y tengo un miedo personal a los aviones.
ESCRITO CON CENIZA
El hombre que duerme hace dos años
en el parque frente a mi casa
me ha dicho que mis poemas
le transmiten mensajes cifrados
desde un planeta más allá
de Alfa Centauro
me ha pedido que pare
que detenga mis ganas de joder
y que ya nada le diga de los genios
que habitarán la Tierra dentro de mil años.
Que me guarde las coordenadas precisas
de la abducción
y otras minucias siderales que a nadie convienen.
Que no le recuerde lo que ha visto con horror
con ganas de volver las entrañas.
Que me calle
que no escriba
que no dé la razón a los ángeles
de tristes alas que le recitan el Código Civil
en vocales muy cortas todas las tardes.
Yo lo miro y tiemblo de pies a cabeza
como un pez fuera del agua
que empieza a boquear con resistencia
y se deja ir lentamente
hacia la muerte.
Le he dicho que sí
que nunca más
que esto no puede seguir
que también a mí me resulta insoportable.
Así que estas líneas
no tienen ningún mensaje oculto
ni nada que se le parezca
aunque haya quien /lleno de esperanza/ afirme lo
contrario.
ESCRITO EN EL POLVO
Gritar es digno.
JOAN BROSSA
Al fondo de las mesas me mira una niña que está por
cumplir los veinte.
Es viernes y el lugar está lleno, de boca en boca corre
el licor
y el humo congelado en el aire.
Pero al fondo de todo esto brilla una niña.
La miro sonreír y mi mujer me atrapa en el arrebato.
La niña tiene la belleza a media piel de la que será
fémina
en la redondez exacta de sus formas, y lo sabe.
Tiene el contorno preciso que levanta las miradas a su
paso
y que se sorprende, todavía, de ser la deseada.
Y me mira en el ardor de los iniciados.
Yo seré cómplice permanente de sus ojos
que serán ojos en otro rostro, y en otro que aún no nace.
Me llamarán de mil modos, en mil maneras infames
pero seré la otra parte de la belleza incompleta:
el sucio espectador que descifra la voz del dios de las
pequeñas cosas
como el perverso que ama la cerradura y no el cuerpo
que se desnuda,
las manos y no la caricia, el rouge y nunca el beso.
Me llamará su sonrisa, así se esconda en otros dientes.
Y la serena certeza de la muerte
Poemas de Plexo (Tierra Adentro, 2011)
Publicación autorizada por Juan Adolfo Arellano
Hernández.
Tomado de:
https://loslenguasuelta.blogspot.com/2018/04/3-poemas-de-luis-alberto-arellano.html
Blackwater
Es por eso que
pregunto
si sabes
descifrar los sueños.
Espero tu
respuesta pronta, amable, afirmativa.
O es que los
sueños,
aquella
actividad craneana que se despliega en estado rem y nos limpia poro a poro,
decía, los
sueños están condenados
a terminar en
el arroyo continuo de la nada.
El olvido
viene en pliegues.
Es por eso que pregunto.
Todo comenzó
como un domingo cualquiera, habían caído las bombas: no internet, no gobiernos,
sólo tribus y astucia. El tipo de pueblo que te gustaría conocer.
Vino uno que
se llama
como
cualquiera de los apóstoles
y me pidió acompañarlo con otro que vende
medicamentos.
Es decir, que
antes de las bombas y la fuga eléctrica administró farmacia
y tiene bajo
su custodia (armas y fuego permanente)
grandes
pociones que alivian
las membranas
sutiles del cuerpo.
Siempre he
dicho que lo cutáneo es un estuche de terciopelo.
Dentro
encontrarás bisutería que algunos ahora comen golosos por falta de cabra.
Éste, el
bíblico, tenía auto que aún funcionaba.
En la cajuela
cargaba un zombie que intentó morderme.
Lo guardaba
ahí porque el zombie olía
perfecto el
combustible para el auto.
Como un zombie
varita de zahorí, pero para hidrocarburos refinados.
Llegamos al
otro, el de los narcóticos y los niños jugaban con cabras montañesas,
evidentemente radiactivas, su pelaje cubría hasta las pezuñas y su cornamenta
se cruzaba por su frente en una X muy glamourosa. Muy alfa centauri. Cómo dices
que se llama
a eso:
glosolalia, oráculo o esquizofrenia.
Oligofrénico
me decían en las calles.
Los tipos del
mendicamento, pareja, querían a cambio el zombie zahorí.
Lo dejamos, lo
comieron.
Así de simple
el mercado cuando no hay leyes.
Trataron de
venderme un niño de los de la calle.
Pero tú sabes
que ya tengo hijos, uno.
Para qué más
reveses argumentales,
para qué la
retórica del yo lo digo.
Entonces los
niños empezaron un juego que les divertía mucho.
Tomaron a una
cabra, la mayor,
le rompieron
las piernas con una barra de hierro
y luego
azuzaban al animal para que los embistiera.
Entre gemidos
de dolor y furia la cabra lanzaba cabezadas que eran débiles empujones para los
niños.
Qué crees que
signifique.
Significa
algo, seguro.
Como los
temblores de tierra, que significan acomodo de las placas tectónicas.
Liberación de energía. Puntos para el planeta.
Como los ovnis
que significan nunca estuvimos solos.
Como los
árboles secos que significan destierro.
Somos un ciclo
de caballos batiendo la estepa sin mucha certeza de sus límites.
Por eso las
estrellas permanecen mudas, porque no saben hablar como nosotros.
*
Sé que no has
respondido.
Tus razones
tienes: horror, olvido o ignorancia.
Todo es válido
ahora que la vida flota
como a capas
entre los humos de los cadáveres.
No sueño
frecuentemente.
Por eso me
pregunto qué significan.
Los egipcios
lo tomaban en serio.
El faraón
soñaba peste y ¡paff!,
caían las
langostas a volver noche el día.
Los griegos no
andaban muy lejos.
También tenían
que interpretar los sueños.
Además había
truco.
Los durmientes
podían comunicarse con los muertos.
Aesclepio fundó una práctica de sanación
basada en el
sueño.
El asunto era
sencillo.
Llegabas, como
podías, a cualquiera de sus templos,
dormías esa
noche en el piso
y el dios
médico brujo te visitaba,
auscultaba y
receteba en sueños.
Al amanecer
procedía pagar el hospedaje de esa noche única. O sea que el sueño era una
avenida de ida y vuelta.
Pero nosotros
ni la gracia de Moctezuma que soñó su caída. Porque hemos
perdido la
claridad onírica.
Soñamos en idiomas
extranjeros,
con vicios
extranjeros.
Normal para
esta decadencia.
Pero seguro tú
sabes qué significan.
Los has
estudiado.
Seguro tú
reconoces sus bordes.
Te molesto con
esa certeza.
Vino otro
sueño.
Dos días después
del primero.
Yo cuidaba un
flanco de un fuerte militar.
Estábamos
armados y entrenados.
Y vino una
granada a volar la puerta en la que me apoyaba. Perdí un ojo y la mandíbula
colgaba.
No sentía
dolor, sino presión en el ojo.
Como cuando
tienes un ojo flojo: ambliopía.
Síndrome del
ojo perezoso.
Algo de eso se
esconde en mis dioptrías cotidianas.
Y yo hablaba y
hablaba con la gente,
pedía
instrucciones, recibía y transmitía órdenes,
pero nadie se
atrevía a decirme que todo era un sonido gutural y que mi mandíbula colgaba del
lado izquierdo,
unida por el
tendón al cráneo,
pero que el
lado derecho había caído
y estaba y no
estaba.
Nadie me
advertía que no hablaba más,
sino gemía muy
mamífero,
pero que la
comunicación oral había pasado sin dejar muchas huellas.
Aparecía en el
sueño el mismo del nombre bíblico
y con cara de
asco unía mi mandíbula
al lado
derecho del cráneo, pero no se ajustaba.
Los sonidos
eran peores en su definición.
Hice lo único
sensato en ese momento y tiré con fuerza del lado izquierdo para desprenderla
toda.
Qué crees que
signifique esto.
Las cabras
radiactivas y la mandíbula suelta tendrán relación entre sí.
Te mando
saludos.
Espero que tu
familia encuentre sosiego pronto.
Todos por acá
estamos contigo y los tuyos en este momento.
Espero tu
respuesta pronta, amable, afirmativa.
Tomado de:
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