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El domingo: la gente se aburre
como las ruedas del Boeing
a 15000 metros sobre la tierra.
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Cuanto más amo a los cipreses,
más amo a los eucaliptos.
El amor monógamo no existe.
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Me acuerdo de aquellos hermosos
días cuando no tenía
que acordarme
de los días hermosos.
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Mientras masticamos los hongos mexicanos
para ver el sol,
los hongos nos usan
como gafas de sol.
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Oh, cómo se baten las gaviotas
por una bolsa de la basura.
Reconozco a Churchill,
a Stalin, a Tito.
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La piel de la serpiente
es más bella que el oro.
El oro brilla siempre,
la serpiente a veces.
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En el Juicio Final,
lo más terrible son las moscas
que vuelan y molestan al Juez.
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En esta hambruna
bienvenidas son las migajas,
pequeñas mamas de harina.
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Hace 2556 años,
nació Confucio.
Parece que fue ayer.
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La noche estrellada,
como hecha para los poetas y la poesía.
Alguien interroga a alguien
en Guantánamo Bay.
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Que él fue un gran poeta
podía verse desde el satélite.
Y entonces llegaron los americanos
y repararon el satélite.
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El que ama a sí mismo
no sale de su cuarto
y el grano de amapola lo está llamando
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Los mejores años de su vida
pasó como fogonero en el barco;
mantuvo el fuego, sobre el agua.
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En el museo: miro una gran
columna de los soldados
que no se mueven
porque son de cerámica.
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En la noche despierto y veo:
junto a mí está tendido
aquello que he anhelado.
Sólo falta que le dé forma.
Tomado de:
https://www.vallejoandcompany.com/poesia-desde-serbia-nebojsa-vasovic-poemas-cortos/
La iniciación
Esta fue la primera vez
que ella pernoctó
conmigo
en mi departamento
en mi cama
El contacto con su piel
fue como el cálido
vapor del baño
romano,
como los vilanos del
diente de león
Al son de la música
de Caetano Veloso
hacíamos el amor
luego nos dormíamos
Pero en hora de la noche cerrada
ella de repente
tiró la cobija
y me dejó
desnudo.
Por todo un minuto
fui como un montón
de piedras
allá lejos
en los Andes.
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Nuestra hija
Después del aborto
mi mujer regresó del hospital
a la casa, se acostó en
la cama y se durmió.
Callado, estoy sentado en la cocina
para no despertarla,
tomo cerveza, miro por la ventana
y me pregunto:
Si nuestra hija hubiera nacido,
¿Cómo se hubiera llamado?
¿Alguien sin nombre
puede estar muerto?
***
Magali Prespa
A la redonda: las colinas,
y en el valle, el pueblo alfarero,
los dedos untados de barro.
En medio de la casa: la rueda del alfarero
y la estufa para cocer formas
esculpidas en barro.
En los estantes: cacharros, ánforas,
jarros, cántaros,
botijos de barro que por años
esperan a su dueño,
con una mosca muerta en el fondo
de la larga espera.
Versiones
de Jelena Rastovic
Tomado de:
https://www.jornada.com.mx/2011/09/18/sem-nebojsa.html
•
De todos los talentos humanos, quizás el más escaso sea el
talento para morir: la capacidad de despedirse de este mundo sin ningún gesto
superfluo.
•
A los hombres nada los mantiene tanto a distancia como la modestia.
Por eso, el misántropo a menudo se pone la máscara del hombre modesto.
•
Existen libros en los cuales subrayamos lo más importante.
También existen libros que subrayan lo más importante de nosotros.
•
De todas las artes, el cine es el que más prontamente
envejece, porque es el arte que más depende de la tecnología. Las películas
filmadas hace cincuenta años parecen más viejas que la epopeya de Homero.
•
Las ideas se parecen a los emigrantes seniles: no
recuerdan de dónde vinieron, qué hacen ahí ni dónde se encontraron en algún
momento.
•
Después de diez años de matrimonio, el marido y la mujer
son como hermano y hermana. Después de veinte años, son como dos hermanas.
•
Hay dos cosas para las cuales el hombre siempre tiene
tiempo: para ser sirviente y ser amo.
•
Los hombres se maquillan con las ideas como las mujeres se
maquillan con lápices para ojos y labios. No es milagro alguno que las mujeres
sean más bonitas.
•
¿De qué nos sirve la libertad de opinión si todos pensamos
igual?
•
Es interesante cómo el hombre, cuyo cuerpo se compone de
setenta por ciento de agua, es tan avaro cuando se trata de las lágrimas.
•
Lo que está enterrado más hondo, se excava con las manos.
•
Hoy en día, a menudo, el hombre hace reverencias al dinero
más veces que nunca antes lo hiciera al tótem, el ídolo o Dios. Esto, para
algunos, es el progreso.
•
Los esclavos sabían los nombres de sus faraones. Nosotros,
hombres libres, podemos conjeturar libremente los nombres de nuestros amos.
•
Hoy en día se consideran grandes sólo aquellos
intelectuales que luchan por la aniquilación de los pueblos pequeños. Su propia
grandeza no soporta la existencia de nada que sea pequeño.
•
A un dictador constantemente se le critica por la ausencia
de ideas. Pero, ¿acaso el hombre no domina mejor a los otros cuando no tiene
idea alguna?
•
Habría que reproducir en un casete algún capítulo de
Hegel, y luego oírlo desde el principio hasta el final, como se escucha la
música. Sólo así nos percataríamos de que la filosofía se encuentra en el
límite de la locura.
•
La vida nos ofrece demasiado material para la literatura;
la literatura, demasiados pocos motivos para la vida.
•
El hombre que vive demasiado rápido, un día u otro puede
pensar que es un genio. No es milagro alguno que la genialidad sea una
enfermedad exclusivamente urbana. Quienes viven en los pueblos, los desiertos y
las montañas, muy raramente se enferman de genialidad.
•
Dios creó la voz humana; Satanás, los instrumentos. Esto
también se puede comprobar en que la voz humana, a diferencia de los
instrumentos, no se puede comprar con dinero.
•
Sí existen los grandes hombres. Son los que murieron a
tiempo para no estar entre nosotros aquí y ahora.
•
En nuestras vidas, generalmente, actuamos papeles secundarios.
¿Qué papeles, entonces, actuamos en las vidas ajenas?
•
En los ancianos se puede percibir cierto pudor, propio
sólo de ellos. Se avergüenzan no tanto de seguir vivos, a pesar de su
ancianidad; ellos se avergüenzan de aquello que han vivido y que la muerte no
podrá borrar.
•
Aquello que perdimos, paulatinamente se vuelve aún más
grande. Aquello que conservamos, paulatinamente disminuye.
•
¡No supieron vivir en esta vida, pero ya se imaginan a sí
mismos en aquella otra, eterna!
•
No está de más recordar que Leopold von Sacher–Masoch, en
nombre del cual hoy llamamos masoquismo a determinadas predisposiciones
caracterológicas, fue profesor de historia.
•
“Yo, por primera vez en mi vida, mentí recientemente”,
dice con emoción un hombre de cincuenta años. Luego, continúa: “Me gustó tanto
que, desde ahora, voy a mentir constantemente para compensar lo que perdí.”
Traducción de Jelena Rastovic
Tomado de:
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