viernes, 23 de febrero de 2018

POEMAS DE ILARA VORONCA

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(31 de diciembre de 1903, Brăila, Rumania - 4 de abril de 1946, París, Francia)


MIRA (versión Pablo Neruda)


Qué flexible es el pedestal del alma
como un dedo el pequeño zueco toca el teclado de piedra

las piernas tienen una cadencia como de agua en marcha
el alma conoce la pupila de los senderos.

El diamante de las cimas rompe el cristalino vuelo del halcón
pero la pupila del alma ha encerrado las alturas

los cerrojos de roca no le asustan
lleva sobre sus hombros el peso de las hojas
y los gritos brotan de ella
como del agua de los ríos las gaviotas.          (De 1923)
*

Los dos poemas que siguen, verdadera causa de este "¡Al res-
cate!", fueron hechas del francés nada menos que por Juan L.
Ortiz, y, en el libro mencionado, están precedidos por un texto
de Henri Michaux.
*

A VECES EL SILENCIO...   (Versión de Juan L. Ortiz)


A veces el silencio es algo distinto a la ausencia del ruido.
No es una voz que calla o el final de una frase.
Es un ojo que mira fijamente y en su órbita
un mundo extraño y nuevo se constituye, toma forma.

¡Qué de cosas, qué de muchedumbres nos encantan!
Así ha debido ser antes de que naciera la palabra.
Una mirada calma. Un ojo que ve. Y el aire ilimitado
donde tierras, llamas, aguas, buscan un lugar para posarse.

Un huevo inmóvil pero en cuyo interior la vida
es más segura que el canto en un violín.
¿De qué color es el silencio? ¿Blanco o rojo?
¿Y a qué sentido apela pues desdeña al oído?

¡Ah! sobre el vientre de la mujer encinta no es el oído
el que hay que inclinar. Todo alrededor una aureola, una luz
que atraviesan los muros, que ligan al espacio
esta casa en que el silencio se transforma en el grito de un niño.

Al alba uno oye los mil ruidos imperceptibles
de la noche que huye: son los insectos que se apresuran
bajo la corteza de los árboles. Y los resplandores que vienen
                                                                              [hacia nosotros
como la savia hacia las frágiles fronteras de la hoja.
Pero en lo más alto de la noche cuando las estrellas estallan
y cuando sus fuegos se cruzan en la pupila del cielo,
nuevos universos nacen en el silencio
que está en nosotros y fuera de nosotros
como en dos vasos comunicantes.


CURRICULUM VITAE  (Versión de Juan L. Ortiz)


En este mundo nuevo tenía miedo. Marchaba dulcemente.
No sabía cómo era necesario conducirme, como
era necesario respirar. Y mis manos,
¿qué debía hacer con ellas?
Pendientes chocaban contra los muros, contra los reverberos.
Grandes pedazos de cielo impedían mis movimientos.
Era necesario recomenzar. Reaprender todo. El viento
era parecido a un perro desconocido que se encuentra
y que os sigue de repente; os muestra
todo lo que sabe hacer: remueve la cola, se hace el guapo,
pero ¿a dónde conducirlo? Yo mismo no tenía ningún abrigo.
El agua, la misma agua, caída, triste, ennegrecida como en la
                                                                                      [ciudad
lejana y pobre de donde yo venía. Ninguna isla
para eludir esta lluvia... hacía frío,
y mi carne desgarrada, como los vestidos,
dejaba penetrar todos estos soplos dolorosos, húmedos.
Sobre mi cara, sobre mis manos, la lluvia trazaba arrugas.
Y el último grito del tren que me había puesto allí
moría a lo lejos. Me sentía solo. Tenía miedo.
Y la luz rehusaba subir a mis ojos, parecida
a esas lágrimas que se esperan y no vienen.
Yo hubiera quizá reconocido estos lugares la víspera:
una humosa ciudad en otoño y estos viejos
barrios con hombres como yo, pobres y con muros en ruinas.
Hay algunos pequeños comerciantes en el umbral. La llovizna
embebe como una tristeza las casas, los paseos,
y el río arrastra los últimos restos del día.

Así en esta noche, en esta soledad,
yerro a través de las calles y de este silencio rudo
que ninguna voz, ningún gesto rompen. Y no sé
cómo llamar a alguien ni como dirigirme
a todas estas sombras sin cara que me rodean y que rozo,
y que están allí como en la boca del mundo las palabras.
Yo también había conocido una vida apacible.
Es a fuerza de dormir que devine invisible.
Algunas veces nos reuníamos mis hermanos, mis hermanas.
Se hablaba en la mesa de cosas agradables. Un resplandor
dulce envolvía nuestras palabras, nuestras fisonomías.
Afuera la tierra mostraba sus llagas en la tempestad.
Desde lejos venían las ráfagas de una canción.
Y tu también, esposa abnegada, humilde. Recuerdo.
Se jugaba al "jacquet" tal como se juega en nuestra provincia.
¿Esperábamos nosotros que esas nuevas palabras viniesen?
¿Fuimos de golpe el uno al otro extraño?
Yo miraba, pero mi mirada estaba en otra parte. Yo arreglaba
un objeto, un libro, en su lugar habitual,
y sin embargo él se deslizaba desconocido como un ala
en pleno vuelo que no es ya más que un poco de espuma.
Y nosotros mismos bien pronto fuimos como los objetos,
esos hálitos que deshilachaban en el aire la voz como una lana.
Pero estábamos cerca el uno del otro. Nuestras manos
mezclaban su contorno como la miga de un pan
y unían sin ruido las líneas de sus palmas.
"¿Qué piensas tú? ¿Por qué estás triste? ¿No estamos aquí
-me decía- los dos?"
¿Qué puede sucedernos? Podemos aún sacar
un poco de dinero de nuestras alianzas. Luego veremos
lo que queda por hacer. No es esta nuestra primera fuga".

Ningún reproche. Querida y dulce amiga. Tú no me hacías
ningún reproche. Nosotros hubiéramos podido llevar días
                                                                                   [fáciles.
Era yo quien te había propuesto comprar a crédito
esta librería-papelería. "Ella no es para tí" me había dicho.
"Pero sí", respondí. "Es tan fácil. Se venden diarios,
se vende un poco para poder comer. Y nuestras
noches serán libres. Yo escribiré poemas,
"Buenos días señora", "Buenos días señor".
Atendería los clientes yo mismo.
No pudimos, por cierto, hacer frente a los pagos.
Estás cerca de mí. Sonríes gentilmente,
y ningún reproche, ninguna palabra
amarga, de tu boca tan dulce se vuela.
La lluvia, el viento hacen chocar todos sus huesos.
La ciudad se abraza, desaparece igual que un remolino en el
                                                                                        [agua.
Una vez todavía sonríeme, esposa querida, amiga,
pone tu mano en mi boca y grita
en mi oreja que pierde el oído tal como una flor el perfume,
tu nombre y el mío. Y todo eso que sabes. El uno
de los dos bien pronto cerrado como una ventana
no será más que la imagen de lo que él pudo ser.
Afuera los días suaves, el rebaño de las estaciones que huyen,
los ojos pegados al vidrio, más tristes que una lluvia,
esos árboles donde se duermen las últimas estrellas,
ese recuerdo que se alumbra en alguna parte igual que un hogar,
y esas tristes, ah, esas tristes noches en un hotel de paso.
Niño yo tenía un lecho muy blanco y el rostro
de mi madre se inclinaba igual que una llama sobre mí.
Después fueron manos extrañas, brazos fríos
que me llevaron hacia otra noche, hacia otra faz.
Yo estaba en un compartimiento de tercera clase
entre personas innumerables, pero no veía
lo mismo que no se oyen, cuando se marcha, los propios pasos.

Y de pronto heme aquí, entre estas calles extranjeras
en que no sé cómo estar. Ninguna presencia querida
para guiarme, para aconsejarme. Y ningún resplandor.
¿Adónde fui yo así? Estaba solo. Tenía miedo.


Otro calendario


Tu nombre en tu labio o en tu mente
Cómo cortar la trucha más rápido
Solo mueve la boca, no se verá
(Ciung mueve su brazo como lo hace). 

Los ojos escandalosos permanecieron como dos azadas
Y los pájaros, cuántos, atraparon los objetivos
¿No lo sabes? Estaba pasando y te estaba diciendo: "Estás en
Por mi garganta ". Estamos en tus brazos: "Mira".

La risa barrió el río.
¿Qué fue lo más suave? Ola o palabra?
Los capullos extienden sus fajas. 

Clear septiembre. ¿Está la tierra más enojada?
¿Todavía hay un convoy de espejos con trigo?
Tu nombre en tus labios ... Solo el viento.

YYYY AA AAAAA AAAA EEEEEE EEEEE EE


todos los agujeros son medidores eléctricos
Agamemnon: digo que es extraordinario
esta caja urge gramaticalmente
el violín de incógnito encrier grid passes
en el tubo del temporizador, el favorito viste
Herrogott es un gran tricheur
la píldora fue llamada mezzanotte
la sacudida sacudió en el semental qué
locomotora feroz ha borrado
Wagon Press Wagon Restaurant
es una frase educada
victor brauner donville stephane
rollo micznik gehen spatzieren
emisario ofrece una ocasión manómetro azul

*

Ganador Cerebral Oxidado de Edición Especial
Interbank calcula la voz en el paquete
el anuario agrupa el sello postal
cerebro mastica automáticamente inyector aperitivo

*

intestino meridiano degradado erasmático degradado
cartel cantar en mí almirante bemol contar inevitablemente & Co.
piano de goma comparte el salario del avión submarino
bajo el paraguas ofrecido en el gradiente milagroso intermedio
fan hace gimnasia en una suscripción cl. Segundo bosque
Piso desinfectante de sal Wagon-Lits
formula la hipótesis del cable FEROWATT numerado gritado
Almanah hace que su paseo estilístico suceda al funcionalismo
POST-RESTAURADOS la luna en el paquete de envoltura masinista
mantén tu mente en el techo de la azotea resplandeciente
en el álbum fox-trot geográfico aquí parada opcional
la sangre hippie para el carburador de éxtasis ambulante
en la arteria galope anuncia pijamas subterráneos
disolver el pulmón en el aforismo de equilibrio Vermut
asesino chaleco eléctrico 315 recoge marcas

LOS TESTIGOS


Tú, árboles, pájaros, ríos,
Te hemos expulsado de nuestras ciudades,
Ustedes fueron testigos muy severos,
Demasiado clarividente en tu ceguera. 

Solo unos pocos de ustedes en las plazas,
Pipernicited, con las alas cortadas, sin flashes,
No dirán nada sobre nuestros errores,
Presos y hombres en la estación fumando.

Ah! Podemos mostrar nuestra fealdad
Rompamos, engañen,
Sin piedras, sin animales, sin flores
No recordarán nuestras caras.

Aquí estamos muy tranquilos
Nadie puede testificar contra nosotros,
Los bosques estaban lejos de las ciudades.
¿Qué vieron las montañas? ¿Qué vieron los lobos? 

Para juzgarnos en el otro mundo
Tendremos que recolectar evidencia,
En sus túnicas, como jueces, los ríos
Se levantarán, pero no nos reconocerán. 

Maté al inocente, presioné al débil,
Pero todo sucedió entre nosotros, en un lugar cerrado,
Sin coño, sin trébol
No vieron a la víctima ni al verdugo.

Podemos sospechar de los árboles
¿Quién regresó a los carros de invierno?
Umili, perdedores, en nuestros cuartos de mármol
Y su cálido cabello soplando en el aire.

Podía escuchar afuera besando las ruedas
Bajo la pesada carga de madera.
Deslizándose, silencioso, como un arco
Para un barco, el bosque vino debajo de nuestros techos.

Es por eso que no pensamos que deberíamos tener miedo,
Llamas navegaban como ardillas
Y sin embargo, los bosques tenían que llorar:
Para seguirnos, se convirtieron en ataúdes.

Ellos también saben todo en la muerte
Testificamos nuestra huella digital,
Dibujaron nuestro cuerpo en nuestra carrera
Y nuestra alma verdadera o falsa

Ellos saben todo sobre nuestros hogares,
Fueron testigos de nuestros pobres juegos,
Y con violencia encenderán la hora
Juicios, nuestros horribles perfiles.

Cloroformo


En el barrio del cine y burdel. aquí
Geometría de la ciudad: logaritmo estelar, vals
En los cables eléctricos, el sonido falso de Europa, 
Barcos y pájaros de azul, visión desbloqueada. 

Por supuesto, quiero ser tu lámpara. En las teclas
Me encenderé como una linterna crepuscular
Estrés por el cielo del cielo, tubos, flujo
La viscola extendió el alambre de púas, golpeó las teclas.

Pensando como un almizcle en el carnaval,
Vieja, vieja, luz coagulada en la cultura,
Qué hermoso sonó el campo sin el puntaje
Entre el lienzo, el cielo dio un salto mortal.

Desde arriba el viento se atornillaba. El payaso: la harina de la harina, 
Te digo, el catálogo de los ángeles interiores
La risa se rompe en dos como una valla
Se acerca la noche: la desesperación blanca, la troika en la locura. 

Ilarie Voronca - Cuántas estatuas se inclinó su tallo

en el campo las flores como una bandeja
la luna de la luna estaba floreciendo
el azul sube al cielo un agua suave
Ivy: batido de plata de la cuerda

el diente de león rompe sus velas
cómo endulzas la boca del aire, achicoria!
el trébol recoge como los corderos las hojas
la linterna pone un abrigo genial

gimiendo en los pañuelos de los ojos
a través del cofre del pájaro bruto
las rosas detienen el viento en el vestido de su vestido,
manzanilla talangi sacude como un rebaño

llorando a través de malas hierbas
en la campana crece el corazón de las lámparas
los tulipanes guardaban el recuerdo del invierno
en las arterias, la picadura ha aumentado 

circulación de la sangre en claveles
las llamas se pueden ver como cascadas
las cenizas se durmieron
soja, palo de madera, rotar, caídas.

en topacio el ciervo está perturbado
labios a través de los labios
los afortunados lamieron la leche del cielo como serpientes
morder el acimut borroso de un rayo

pero aquí, margherita, flor estrella
a través de la aterciopelada piroga tranquila
le diste un sueño a un violín
el alma se llenó de aire como un órgano

La antorcha mágica



a Mircea Grigorescu


Recuerde:
A través de los árboles, el cielo estalla como una trompeta
Y bajo el tierno albaricoque sintió el futuro hueso del sol
sentido
Huesos, como peces, en nuestra sangre,
Y dijiste,
De los esqueletos crecerán las flores
Y de las flores la madera
Para futuras armas.

Branquias tanto como una alga de oro
Se volverá negro a través de barcos porosos
El aceite sagrado de la sombra mezclado con el rocío
Mientras que por las mañanas en la red,

O recuerda entre la jennifer que traes con el cazador
Por la tarde, asustado en una crème?
El frío corta el ojo como una erección voladora
Steam que pasó por alto durante la noche.

Sueño sin dormir con el sueño descansando en una mano
Con una oreja al pulso del viñedo
Es el día en que la perra abrirá su cacería
En el tarro de uvas de otoño.

O! La vida en barcos galantes,
O en los pasillos fríos de la prisión,
O en una isla nueva con hierbas en el fuego
O entre archivos; entre ti, archivos que eres
La sangre viscosa de las grandes capitales
Como los pequeños alcaldes provinciales.

La vida que nos saca de nuestras manos como un sombrero
Cuando el verano hierve las estrellas y el vino
En el lado opuesto de la pared de tristeza con la hiedra que escalas
Mientras el sol pide sangre e himno.

recordar
Han sido muchas temporadas
Los bosques húmedos azotados por el viento
Oír como una frente envuelta en bultos
Volar por siempre o ahora cantando.

Por ruidos en la persecución como entre los pantanos completos
Y el sonido te salpica con las hojas
La luz que de repente descendió en ti
Como el pájaro débil flotando entre velas.

de repente
Es la llama en ti que viene de la naturaleza
Cómo un perfil entra en las lluvias en la hoja
El secreto de que una espuma florecerá en la boca
Será mágico como una llave oculta.

Pero dime:
¿Cuál será el ojo y cuál será el oído?
¿Qué será tu ser profundo como esencia?
Estarás en silencio, sin memoria en el viejo
¿Cetate, viajando a través de una sombra muy densa?

O aún sabrá la palabra transmisión de correa
¿Quién moverá las ruedas grandes en los corazones?
La luz que habló en la misión
O por eco en la noche, ¿nadie responderá?

entonces
Tu sonrisa te dará luz
Subiré al espacio vacío
Y el sol crece como una flor de la reina
Lo romperé para que lo traigas a tus brazos.

Y a partir de ahí
Serpientes y campanas nobles revolotearán en la flauta
Por todos lados
Una brisa llega al bosque del sueño
Y las vestiduras astrales colgaban sobre los puentes
simétricamente
Con una procesión cristalina pasando por debajo.

Riendo sueños de espasmo como un trote
Mi sangre hacia ti como las lunas a la luna
En trenzado astru y agite como un segado
Sin poder resbalar todavía.

Pero cuando tocan dos minutos
Astru y onda?
Y cuando me acerco a ti
¿Como un bosque que viaja al río eterno?

Y cuando, un flujo de personas con armas mixtas
¿Se arrastrará entre los caracoles en la orilla en la arena?
Mientras está en
Como sangre extraída del corazón
La última luz se vertió en la garganta de la pesadilla
donde
Se convertirá en trinos.

Y más adelante
Con una cicatriz lactea en las heridas crueles aún,
No cierres los ojos
Y verá que el día se derrumba como un techo
Polvo de la ruina a las lámparas encendidas
Y verás cómo el viento arranca mi voz
Como un gorjeo
Y sigue adelante
Hasta la melancolía blanca
Y obtener nieve.

No cierres los ojos y verás
A través de mis ejércitos transparentes de carne del mañana,
Plantas completas,
Ciudades virtuales,
El siguiente grano verás en mí
Como un dique en la lluvia

Será una aleación y mezcla de sangre
De los cuales en amor vamos a ganarle una moneda
Detener la fiebre humana con el abrazo de la roca
Cuando, como oímos, el mar nos guiará.

En mi hombro café para un agua estelar
Día tras día filtrado en estalactita, en pan,
Voz que se mueve como un rayo más débil
La pared de la tarde de un crepúsculo permanece,

Y verás cómo la cabeza avanza a tiempo,
Como en la tierra una raíz,
Verás cómo la cabeza se encuentra con otras cabezas
Como una raíz que se encuentra con otras raíces

Y a su alrededor fecunda harvest pone un aura
A través de las puertas sucesivas de la temporada
Una hora de cabezas,
Una montaña de raíces,
Una montaña de calaveras
Una colina de barcos.

Y durante esta vida
Como un lignito en la poderosa locomotora,
La vida en la estrecha cama del refugio nocturno.
La vida en el salón de baile de la gran transatlántica
Hasta que los ojos se mezclen
Al igual que las hojas con derechos.

Y verás
Cómo un hombre abarca a otras personas
Como un bosque que incluye otros bosques
Y mi corazón puede ser una lupa
Eso atrae los rayos oscuros de la tristeza
la soledad,
Y el hocico del viento en la bolsa de avena,
la soledad,
Y entre la construcción en andamios de metal que ilumina como un arco iris.

La pared sube lentamente
Como una savia en el árbol
Y en cemento levanta un suicidio, un amor
Hasta que el rumor se interpone
Real.

Usted recuerda,
Con la cara vuelta hacia mañana o ayer.

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