miércoles, 7 de febrero de 2018

POEMAS DE PIERRE REVERDY


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Blanco y negro


Cómo vivir en otra parte sino cerca del gran árbol blanco
de aquella lámpara
               El anciano arrojó uno a uno sus dientes de marfil
Para qué seguir mordiendo a esos niños que no mueren nunca
               El anciano
                           Los dientes
                                  Sin embargo no era el mismo sueño
Y cuando se imaginó que era tan grande como Dios mismo cambió
su religión y abandonó su vieja cámara oscura
              Después compró nuevas corbatas y un armario
Pero ahora su cabeza tan blanca como un árbol ya no es en efecto
más que una miserable bolita abajo de las gradas
                                  De lejos la bola se mueve
             Hay un perro al lado y en su forma
De lejos cuando el perro se mueve ya no se sabe si es la bola

De "La guitarre endormie" 1919
Versión de César Moro


Cara a cara


     Se adelanta y la rigidez de su paso tímido traiciona su aplomo.
Las miradas no abandonan sus pies. Todo lo que brilla en aquellos ojos,
de donde brotan malos pensamientos, alumbra su caminar titubeante.
Va a caerse.
     En el fondo del salón una imagen conocida se yergue. Su mano tendida
va hacia la suya. Ya no ve sino aquello; pero de pronto, tropieza
contra sí mismo.

De "Poemas en prosa" 1915
Versión de César Moro

Corazón a corazón


Por fin heme de pie
He pasado por ello
Alguien pasa también por ello ahora
Como yo
Sin saber dónde va

Yo temblaba
Al fondo del cuarto el muro era negro
Y temblaba también
Cómo pude franquear el umbral de esa puerta

Se podría gritar
                   Nadie oye
Se podría llorar
                           Nadie comprende

Encontré tu sombra en la oscuridad
Era más dulce que tú misma
Otrora
Estaba triste en un rincón

La muerte te ha traído esa tranquilidad
Pero hablas hablas todavía
Querría dejarte
Si solo viniera un poco de aire
Si el exterior nos permitiera aún ver claro
Nos asfixiamos
El techo pesa sobre mi cabeza y me empuja
Dónde ponerme dónde partir

No tengo bastante sitio para morir
Dónde van los pasos que se alejan de mí y que escucho
Allá lejos muy lejos
Estamos solos mi sombra y yo
La noche desciende
De  "El tragaluz oval"  1916
Versión de César Moro

Dureza del corazón


Jamás hubiera querido volver a ver tu triste rostro
Tus mejillas hundidas y tus cabellos al viento
Me fui a campo traviesa
Bajo aquellos húmedos bosques
Noche y día
Bajo el sol y bajo la lluvia
Bajo mis pies crujían las hojas muertas
A veces brillaba la luna

Volvimos a encontrarnos cara a cara
Mirándonos sin decirnos nada
Y ya no tenía bastante sitio para irme de nuevo

Quedé mucho tiempo amarrado contra un árbol
Con tu amor terrible ante mí
Más angustiado que una pesadilla

Alguien más grande que tú, por fin, me liberó
Todas las miradas llorosas me persiguen
Y esta debilidad contra la que no se puede luchar
Huyo rápidamente hacia la maldad
Hacia la fuerza que yergue sus puños como armas

Sobre el monstruo que me arrancó de tu dulzura con sus garras
Lejos de la opresión blanda y suave de tus brazos
Me voy respirando a pleno pulmón
A campo traviesa a bosque traviesa
Hacia la ciudad milagrosa donde mi corazón palpita

De  "El tragaluz oval"  1916
Versión de César Moro

El viento y el espíritu


     Es una quimera extraordinaria. La cabeza, más alta que aquel piso,
se ubica entre los dos alambres y se arrellana y se mantiene, nada
se mueve.
     La cabeza desconocida habla y no comprendo una palabra, no oigo
un sonido -abajo contra la tierra. Estoy siempre en la acera de enfrente
y miro; miro las palabras que va a arrojar más lejos. La cabeza habla y
no oigo nada, el viento dispersa todo.
     Oh gran viento, burlón o lúgubre, he deseado tu muerte. Y pierdo
mi sombrero que también tomaste. Nada tengo ya; pero dura mi odio
¡ay más que tú mismo!

De "Poemas en prosa" 1915
Versión de César Moro

Envidia


     Visión abigarrada y tenue en su cabeza, huyes de la mía. Posee los astros
y los animales de la tierra, los campesinos y las mujeres para servirse de ellos.
Lo ha mecido el Océano, a mí el mar, y fue él quien recibió todas las estampas.
Roza ligeramente los despojos que encuentra, todo se ordena y siento
mi cabeza pesada que aplasta los frágiles tallos.
     Si creíste, destino, que podría partir me hubieras dado alas.

De "Poemas en prosa" 1915
Versión de César Moro


Horizonte


Mi dedo sangra
Con él
Te escribo
El reinado de los viejos reyes se acabó
El ensueño es un jamón
Pesado
Que cuelga del techo
Y la ceniza de tu cigarro
Contiene toda la luz

En la curva del camino
Los árboles sangran
El sol asesino
Ensangrienta los pinos
Y a los que pasan por la pradera húmeda

La tarde en que se durmió el primer mochuelo
Yo estaba ebrio
Mis miembros laxos cuelgan ahí
Y el cielo me sostiene
El cielo en que lavo mis ojos todas las mañanas

De "Algunos poemas" 1916
Versión de César Moro

Nocturno


     La calle enteramente a oscuras y la estación no ha dejado huella.
Hubiera querido salir y retienen mi puerta. Sin embargo, allá arriba,
alguien vela y la lámpara está apagada.
     Mientras que los reverberos no son más que sombras, los anuncios
continúan a lo largo de las palizadas. Escucha, no se oye el paso de ningún
caballo. Sin embargo, un caballero gigantesco se precipita sobre una
bailarina y todo se pierde girando, detrás de un terreno baldío. Sólo la noche
conoce el lugar donde se reúnen. Cuando llegue la mañana revestirán
sus colores resplandecientes. Ahora todo calla. El cielo parpadea y la luna
se oculta entre las chimeneas. Los agentes de policía mudos y sin ver nada
mantienen el orden.

De "Poemas en prosa" 1915
Versión de César Moro



Partida


El horizonte se inclina
                                              Los días son más largos

                                              Viaje
               Un corazón salta en una jaula
                                              Un pájaro canta
                                              Va a morir
Otra puerta se va a abrir
              Al fondo del corredor
                                              Donde se enciende
                                              Una estrella
Una mujer morena
              La linterna del tren que parte
De "Algunos poemas" 1916
Versión de César Moro

AIRE


Olvido
puerta cerrada
Sobre la tierra inclinada
Tiembla un árbol
Y solo
Canta un pájaro
Sobre el tejado
No hay más luz
Que el sol
Y los signos que hacen tus dedos

NACIMIENTO Y TEMPESTAD


Toda la faz redonda
En el confín sombrío del cielo
La espada
el mapamundi
bajo las cortinas del aire
Párpados más densos
En el cuarto al revés
Una nube se desmorona
La noche sale de un relámpago

SECRETO


Campana vacía
Pájaros muertos
En la casa donde todo se adormece
Las nueve
La tierra se queda inmóvil
Se diría que alguien suspira
Los árboles parecen sonreír
El agua tiembla en la punta de cada hoja
Una nube atraviesa la noche
Frente a la puerta canta un hombre
La ventana se abre sin ruido

PASILLO


Somos dos
En la misma línea donde todo se alinea
En los meandros de la noche
Hay una palabra en medio
Dos bocas que no se ven
Un ruido de pasos
Un cuerpo ligero se desliza hacia el otro
La puerta tiembla
Pasa una mano
Uno quisiera abrir
El rayo claro erguido
Allí frente a mí
Y lo que nos separa es el fuego
En la sombra donde tu perfil se pierde
Un minuto sin respirar
Al pasar tu aliento me ha quemado

SOBRE EL TALUD


El anochecer cierra una puerta
Estamos al borde del camino
En la sombra
cerca de un arroyo
donde todo confluye
Si hay todavía una luz
La línea marcha al infinito
El agua sube como polvo
El silencio cierra la noche

SALIDA


El horizonte se inclina
Los días son más largos
Viaje
Un corazón salta en una jaula
Un pájaro canta
Va a morir
Va a abrirse otra puerta
En el fondo del pasillo
Donde se enciende
Una estrella
Una mujer morena
La linterna del tren que arranca

MAÑANA


La fuente fluye en la plaza del puerto de verano
A través del agua brilla el sol sin arrugas
El murmullo de las voces se aleja más y más
Quedan todavía unos cuantos pedazos frescos
Yo escucho el ruido
Pero ellas ¿ adónde se han ido
Dónde están sus cestos floridos?
Los muros limitaban la profundidad del gentío
Y el viento dispersó las cabezas parleras
Las voces se han quedado más o menos iguales
Las palabras se posan en mis orejas
El menor grito las hace volar

TAL VEZ NADIE


La copa se redondea
Sol que nos alumbra
El cielo se entreabre
En un rincón del horizonte
Al caer las hojas hacen temblar la tierra
Y el viento que vagabundea alrededor de la casa habla
Alguien venía
Quizá por atrás
La noche formaba el fondo
Y uno se regresaba
Los árboles simulaban un canto
Una plegaria
Se tenía miedo a ser sorprendido
En el camino las sombras se doblaban
No se sabía qué pasaba
Tal vez no había nadie

Artículo y traducción: Octavio Paz, El signo y el garabato, Seix Barral, 1991

Excesivamente

Versión: Raúl Gustavo Aguirre
El mundo es mi prisión
Si estoy distante de lo que amo
No estás muy lejos verja del horizonte
El amor la libertad en el cielo demasiado vacío
Sobre la tierra acuchillada de dolores
Un rostro ilumina y calienta las cosas duras
Que eran parte de la muerte
A partir de esta cara
De estos gestos de esta voz
No es sino yo quien habla
Mi corazón el que resuena y late
Una cortina de fuego pantalla suave
Entre los muros familiares de la noche
Círculo encantado de las soledades falsas
Haces de reflejos luminosos
Pesares
Todos estos despojos del tiempo crepitan en la hoguera
Todavía un plano que se desgarra
Un acto que no acude al llamado
Queda muy poco por tomar
De un hombre que va a morir

ALEGRÍA

El aire huele a mar
El invierno tiene tanta altura que nos espanta
No se sabe dónde nacen los vientos
Ni que dirección toman
La casa cabecea como un barco
Qué mano nos mece
Al grito lanzado desde fuera
Salí para ver
Una mujer se ahogaba
Una mujer desconocida
Le tendía la mano
La salvé
Después de haberle dicho mi nombre
Que ella no conocía
La puse a secar en un sitio más caliente
La vi volver a la vida y embellecerse
Luego como el calor aumentaba
Desapreció
Evaporada
Comencé a gritar y llorar
Y estallé
En carcajadas
Por un momento había recogido el renombre
En mi intimidad
Abrí la puerta y eché a correr
A campo traviesa a cantar a voz en cuello
Cuando volví
En mi casa se había hecho la calma
Y el fuego que se había apagado
Se encendió de nuevo

En el borde del tiempo

TRADUCIDO POR LYDIA DAVIS
Los tallos del sol se inclinan sobre el ojo
             El hombre dormido
La totalidad de la tierra
             Y esta cabeza cargada de miedo
En la noche
Este hoyo completo
                         Vasto
E incluso tan fluyendo con agua
El ruido
           Los repiques de las campanas se mezclaron con el
               Tintineo de vasos
                    Y estallidos de risas
La cabeza se mueve
En la alfombra, el cuerpo se desplaza
Y da vuelta el punto caliente
               En los pies resbaladizos del animal
Es que están esperando 
                          Para la convocatoria del choque
Y la señal del párpado
El rayo se relaja
                          Dormir
                                      Ligero
Y lo que queda brilla en el borde de la roca blanca

EL MISMO NUMERO

Los ojos apenas abiertos
                La mano en la otra orilla
El cielo
           Y todo lo que sucede allí
La puerta inclinada
              Una cabeza sobresale
Del marco
Y a través de las contraventanas
Puedes ver afuera
El sol llena todo
Pero los árboles todavía son verdes
                          La hora de caída
                          Se pone más cálido
Y las casas son más pequeñas
Los transeúntes van menos rápido
Y siempre miran hacia arriba
                 La lámpara brilla sobre nosotros ahora
Mirando muy lejos
Podríamos ver la luz
                          Venir
Estuvimos felices
                          Esa tarde
En la otra casa donde alguien nos espera

AÚN VIDA-RETRATO

Papeles de cigarrillo Agenda y bolsa de tabaco
Vida
Debe ser como pintar
Todavía
Y literatura
Una cabeza sin pelo
Ojos derechos
Coma
Una nariz plana Un avión
En la frente
Mi retrato
Mi corazón late
Es un despertador
En el espejo Soy largo
Mi cabeza humea

LA LENGUA SECA

Hay un clavo
         que sube por la ladera.
El brillante viento hilarante sopla y todo el
     que entiende.
           Todo el camino está desnudo,
el pavimento, las aceras, la distancia que las barandas son
     blancas,
                     ni una gota de lluvia,
                     ni una hoja de un árbol,
                     ni la sombra de un prenda
                                             Espero que
                                                la estación esté muy lejos.
El río todavía fluye a medida que avanzas por los terraplenes,
       la tierra se seca,
                todo está desnudo y blanco.
Con solo el movimiento de un reloj fuera de servicio,
                        el ruido del tren pasó
                                   , espero

ESPECTACULO PARA LOS OJOS

Las cabezas que se salieron de la línea se cayeron
Todos gritaron por las ventanas
Otros también están en la calle
En medio del ruido y la risa
Hay animales que nunca has visto
Paseantes familiares
Caras de oro
Voces en los caminos
Acentos generales
Entonces a mediodía el sol trompetas
Hombres tan felices que comienzan a reírse
Casas que abren los ojos
Las puertas sonríen con bienvenida
Cuando el desfile flota en el polvo
Un niño con los ojos ardiendo de asombro
Contra la mujer con un delantal azul
El niño rubio y el ángel
Tímidos antes de que todas estas personas se reúnan
Como nadie que ellos hayan conocido
A quién le gustaría irse con
maravillosos extranjeros inmortales que pasan.
La noche enciende sus lámparas de nuevo.
El espectáculo establece sus bengalas.
El bailarín resplandeciente sale de su maleta.
Las medias hinchadas cobran vida.
La bicicleta de una rueda corre sobre el armazón.
El centro de atención gira en la pista.
Saltan a través del escenario.
Mientras que la sombra equívoca del circo
gira con el estrépito.
Y el niño soñador de sueños magníficos
llora por su propia fealdad.

MEMORIA

Solo un minuto
                  Y estoy de vuelta
De todo lo que se ha ido No he guardado nada
Un punto
         El gran cielo
                        Y en el último momento
La linterna pasa
                   El paso escuchas
    Alguien se detiene y todo lo demás continúa
Dejas que el mundo se vaya
                      Y lo que está dentro
Danza luces
            Sombras extendidas
Todavía hay espacio
                     Mirando al frente
Una jaula donde un animal vivo salta
Mama y brazos hacen el mismo movimiento
Una mujer estaba riendo
                     Con la cabeza echada hacia atrás
Y el hombre que nos confundió
no nos conocía a los tres
y sin embargo formamos
                        un mundo lleno de esperanza

HOMBRE SACRIFICADO

Nada más que manchas azules en la esquina de una hoja
Memorias de sonrisas archivadas
Una cabeza y espinas en una corona de brazos
Pisando hombros
Por fin se mueve el molino
Y la montaña de alambre de latón Se
desliza alrededor del mundo
En algún lugar se abren puertas
En números ordenados
Reunidos por nombre
Por altura
Rollcall
Sobre toda la mafia
Lluvia de astillas de vidrio
O rocío
La humedad de las orillas penetra hasta el medio
    del suelo más seco
Y debajo de su estremecimiento bailan las casas
Podredumbre por el sol y el frío Se desgastan
Entonces las hojas nacen de las yemas de los dedos de las niñas
Los ojos se abren bajo el musgo
De vez en cuando los pies aplastan los párpados
Luego las cortinas se dibujan aún más abajo
La cabeza gira y se esconde en el hueco de los brazos
Recuerdos revuelven La
noche va

LIVE FLESH

Levantarse canal y caminar
Nada nuevo bajo el sol amarillo
La última de las últimas piezas de oro
La luz que se separa
bajo las películas del tiempo
El bloqueo del corazón estallando
Un hilo de seda
Un cable
Un hilo de sangre
Después de ondas de silencio
Estos signos de la piel negra del amor
Cielo resbaladizo como tu ojo
El cuello torcido con orgullo
Mi vida en las alas
Donde puedo ver las cosechas de la muerte ondular
Todas estas manos ávidas amasando bolas de humo Más
pesadas que las columnas del universo
Cabezas vacías
Corazones desnudos
Manos perfumadas
Tentáculos de mono apuntando a las nubes
En las arrugas de esas muecas
Una línea recta se dobla
Un nervio se retuerce
El mar saciado
Amor
La sonrisa amarga de la Muerte



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