domingo, 4 de febrero de 2018

POEMAS DE JAIME GARCIA MAFFLA

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(2 de noviembre de 1944, Cali, Colombia)

RECONOCIMIENTO

Los ojos que me miran desde un cristal imaginario
Evocando los rasgos que tuviera un día
Nada tienen que ver o saben del final que me aguarda
Y no imagino.
Sin embargo
cuando lunas y soles hayan cumplido con su tránsito
Y de la memoria hayan partido imágenes y sueños eternos
Quedarán
como la parte mía no encontrada, los ojos que me miran

OTOÑO

A la mesa sentados a la tarde
quietos abuelos dóciles como el trigo
al oro de la sombra contemplan
sueños trozos de objetos
en el patio desierto la aurora
de la estirpe
breve tiempo
caer sobre los muros con alas apagadas.


CANCIÓN

Un navío frágil
Que se hallaba perdido
En alta mar, pudo ser rescatado,
Tras su duelo, por el sentido que del viento
Tuvo el capitán, ya retirado como  ser navegante,
Sobre el muelle del puerto.
Partió en un esquife y lo avisto,
No por certezas sino por el instinto
De tantos años sobre la cubierta
De otros barcos,
Al azar de las olas, al capricho de vientos
Encontrados.  Una tormenta, una lluvia que hizo
De aquel buscar y hallar otro prodigio de las noches del mar…

CANCIÓN


Sobre el agua,
Ya azul de la rada
Alcanza a dibujarse
Algo de los corales que son signos.
Parecerían, sólo al sugerirse,
Decir cuán arduos se hacen,  el arribar
Y el inicio del viaje hacia  otro puerto,
Que por amado no hace la travesía más
Deseada, luego de haber bajado al muelle
Que es  la vida esperada por tantas noches
Sin amparo, aún sin horizonte y sin sino.
 Con las luces de abordo, en alta mar
De otra mar que no ha de ser consignada en la bitácora…


CANCIÓN

Hoy  ¿por qué?
Como nunca antes,
Ni en ningún otro puerto,
Hay una bruma azul en torno
Al nombre que en la proa se puso
A esta nave: ”Solitude”.
Y esta bruma le habla a ese nombre
Con palabras de antiguos compañeros
De lucha en las mareas y en los puertos cercanos
Pero desconocidos o ajenos,
Como  en el ser todo del destino
De aquel que flota sobre el abismo,
También azul como el ideal,
Como esa otra bruma que es el llanto
De gozo sólo por la vida.
¿Pero cuál signo hacen en su diálogo,
Sino es uno con
 El fondo intocado de todo mar y toda alma
En vigilia?

CANCIÓN

Una  lejana voz
Que dice a los marinos:
“No, no arribar, botar anclas
Y  esperar solamente
A que otras embarcaciones
Pasen de largo hacia el muelle que aguarda
Voz que es del sueño de un permanecer
Como lo es del duelo del siempre estar partiendo…
Callar y hablar, con sólo el leve golpear de las olas
En la conciencia y en el corazón.
La voz se hace próxima
Y dice a los marinos que aguarden en cubierta,
Tal vez sin tiempo, tal vez sin el  agua, tal vez sin el cielo…

CANCIÓN

Sobre el agua
Del mar, llueve sin término,
En este mediodía que suspende las cosas
En el tiempo secreto que se  marca
En el siempre aguardar de olas y de horas
Así un alcatraz hostil,
Así un llamado a cubierta en el alba
Cuando todo parece ser deseo por cumplirse
Y saber del deseo que no se cumplirá
O hace de los marinos los solos conocidos
Por la oscura Rosa De Los Vientos siempre  ausente
Del inmediato aliento a sal marina que la de una lágrima
Al rodar de los ojos de quien muere así mismo
Y se deja llevar por las olas que traen a las estrellas
Desde un fondo igual, sin tiempo y en secreto. 

CANCIÓN

En los acantilados,
Ya tan visibles, rompen las olas
Como violentos pétalos del Cosmos…
Luego, al bajar, se serenan
Y deja otra vez ver las rocas oscuras
Por las que no podría posarse un pié humano,
Ni una mano, ni la esperanza de algo
Que acogiera, si en el consuelo, en la transparencia.
No se ha terminado
El viaje que llevó
Por tantos meses sólo el horizonte
Grabado en la retina que dentro de sí
Veía otras presencias, unos signos distintos o una mirada.
Desde la proa puede sentirse un aire
De otros cielos, un cielo de otros aires o un signo
De las rutas marinas del destino y del viaje…

CANCIÓN

Hay en el cielo
Hoy un azul distinto
Se dice el timonel cuando contempla
La línea indescifrable del horizonte oscuro.
Hay en la ensoñación
De ir navegando en alas de las olas
El presagio de al fin llegar al fin, a ese final
De todo viaje, de todo ir en sí mismo hacia lo intocado,
Lo intocable, lo invisible que como aquello que está
En el fondo del mar y tras unas pupilas que quisieran mirarse
En el espejo blanco de la espuma que abre la quilla
De los navíos al avistar el puerto, al llegar a la rada…
Luego vendrá todo cuanto ha pasado,
Lo que no es ni está, ni puede dibujar el limo en la playa.

CANCIÓN


En la mitad del mar,
Los marinos esperan
Ver ese puerto que está en la carta
De navegación.
Hay imágenes claras de lo amado,
Que se llevan consigo entre el desamparo.
Y espera  ver la rada como verán sus ojos
Las gaviotas que son una parábola del viaje
A lo desconocido sobre aquello que hace a cada hora
Igual por los todos del cielo interior y por las ondas
Del corazón que al ritmo de las olas lleva su propia savia.

CANCIÓN

Del agua a la cubierta
De la nave que pasa por el viento
Que la lleva y la deja,
Que la deja y la olvida y la recuerda
Al volver otra vez a una rada que antes se visitó
Hay siempre un amor,
Una amar a lo amado que es saberse amando,
Saberse navegando hacia puerto seguro…
Ese puerto, sí, el único entre un litoral hostil,
Aun invisible pero ya presentido,
La Gracia de las Gracias en las jarcias,
En la arboladura
Que ya es todo lo seguro, todo lo acogedor
Para seguir un rumbo entre lo incierto, así  se sepa
Dónde está el final, cuánto hace falta aún
Para llegar al fin,
 Para ser abrazado por lo eterno del puerto.

CANCIÓN

Ahora la rada
Vista desde el muelle
Desde el puerto que al fin ha de dejarse
Anuncia lo incierto, todo lo despojado
De una vida que viaja por su mar entre sueños
Y duelos o nostalgias, también como gaviotas
Que se alzan desde la arboladura hacia tierra,
Donde también han de ser acogidas
Por las ramas más altas de los árboles
O los picos, aún más altos de las rocas en el acantilado.

Duelo

El duelo de la hora:
Cómo se vive y cuánto
Enemiga nostalgia
Lo lleva de la mano.
Y el corazón que va
Con la vida que escapa,
Abraza sólo el sueño
De las cosas que ama;
Música o soledad,
Duelo ya fantasía
De ser y de vivir
A solas el milagro.
Duelo que en celo y vela
va en alas de presagio,
De una nada a otra nada
Hacia el último tránsito.

Razón

Vive si puedes
Fueron las tres palabras
Que le dijo a su propio corazón
Al saber que debía
Despedirse de todo e ir al desapego
Plantar en su jardín la flor morada
Del desprendimiento
Ahora si puedes vive
Asi se dijo
Asi oyó de sus labios su razón
Siendo él su contrario
Siendo él mismo aquel otro
Que en enemigo suyo se volvía
Luego de abandonada la vida que una vez
Fuera su aliento
Su alimento y su senda
Cuando su alma era el norte de sus pasos
Y ahora se lo dice
Vive si puedes
Ajeno ya de si cuando el final del día
Le hace exiliado de su ensueño y el huésped de su duelo.

Voluntad del juglar

Sea la inexistencia
Que mi ser todo desaparezca
Que no quede huella de mis escritos
Memoria de mis actos
Rastro de mí
Semilla o fruto de mis pensamientos
Que mi nombre se hunda en el olvido mi alma en el no ser
Mi vacío en el vacío universal
Como se han ido ya mis horas
Así se seque el cauce de mi sangre
Ay que huella no quede de mis pasos
Ni eco de mi voz
Ni sombra de mis cosas
No se guarde de mi ni la nostalgia
Así sea en una urna
Borrada de los lienzos toda imagen
Que los espejos ya no me reflejen
Y si algo quedare
Sea pues de mi ser lo que no ha sido.

PALABRA Y AIRE


Palabra, voz que dice
O se pide,  
Y al decirse es don,
Su misma alma y ala 
De uno a otro aire en vuelo ajeno, 
Nos hace ese desconocido que da voces
Al cielo, para con ella ir a lo vacío
Aún a edificarnos,  deshaciéndonos  
En las separaciones que de ella ignora,
Y en el azar, frutal cargado de sus negaciones.
Ajena así al signo de su nacer y ser
Para darnos figura…Lo consigue en un nuevo
Sufrir de la conciencia al guardarse ignorada, 
A solas y consigo bajo el manto de un Todo
Que se oculta, y debería acallar sus ecos para el tránsito
De la desolación a la consolación a aquel que en el naufragio
Sólo, a solas, alza sus manos hacia sí,
Cuando en el “otro” va y no va, ni en él ni en ella.
Palabra,  entre los objetos del misterio,
En celo y en vilo, para la comunicación, para la elevación…


HERMANO EN MÍ


Hermano,
Te he buscado
Y van dos días sin saber de ti.
Te he buscado porque me he perdido.

Voy sin tu voz
Entre la oscura niebla
De un lance bajo cielos compartidos,
Que darse no debió, si tú estabas.
Alfredo, y así esta tarde dejo un frágil
Ramo de flores de palabras sobre tu corazón,
Que Icono es tu imagen, si en Bizancio
Isabel supo de la ruta de América… 
Ademán en ausencia del que a tu ser se acoge, 
Senda que sigo en andas de mi ser
Ahora tras la huella de tu vuelo que ignoro cuál su Norte…

A mi Ángel


A mi Ángel le pido que mi vida
Sea como el aire, el agua o el sueño;
Y que mi corazón no tenga dueño
Distinto de mi amor o de mi herida.

Le pido que la rosa estremecida
De mi pasión, se agote en el empeño
Con que la llama hace arder al leño
Que le da vida y deja consumida.
Y le pido a mi vida, prisionera
Del tiempo y en el tiempo fugitiva,
Obedezca las leyes que la hicieron

Mortal, y la volvieron compañera
Del rocío y del viento, o la cautiva
De las cosas amadas que se fueron.


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