Llueve
Llueve, y nada se agita tras la verja,
en un campo de orégano por donde
nadie pasea. Nadie hay que rompa
los diamantes de lluvia entre la hierba
ni haga temblar los pétalos caídos.
Y yo estoy tan feliz como es posible
explorando los bosques a mi antojo
e imaginando dos que caminaran,
se besaran ajenos a la lluvia.
Y también estoy triste por pensar
que nunca, si no es solo, volveré
a caminar bajo la lluvia. Al irme,
las flores del orégano en la sombra,
blancas como un fantasma, simbolizan
el pasado que vuelve con la luz.
Tomado de:
https://campodemaniobras.blogspot.com/2018/01/edward-thomas-dos-poemas.html
LA PALABRA
Hay tantas cosas que he olvidado y fueron
tan queridas un día, o no lo fueron,
perdidas como el hijo de una estéril
mujer, como sus nietos, en el pozo
de lo que nunca volverá ya a ser.
He olvidado también a aquellos hombres
que una guerra ganaron o perdieron,
a los reyes, demonios, dioses, astros.
He olvidado qué cosas no recuerdo.
Pero hay pequeñas cosas que no olvido
y un nombre que conservo, aunque vacío
y carente de objeto, y que no puede
morir, porque una primavera y otra
los tordos se lo aprenden mientras cantan.
Siempre hay, a mediodía, uno que
lo dice claro, y yo oigo sólo el nombre.
Tal vez mientras cavilo en un aroma
que casi me alimenta, o me contento
con oler una rosa en la memoria,
de repente hay un pájaro que grita
escondido en los setos, este nombre
que es la palabra pura de los tordos.
CAMINOS
Yo amo los caminos
y las diosas que habitan
en ellos, invisibles,
serán mis favoritas.
Pues los caminos siguen
aunque nos olvidemos
de ellos, como estrellas
que brillan un momento.
En esta tierra, nada
los hombres hemos hecho
que tan pronto se borre ni dure tanto tiempo.
El camino llovido,
al sol no brillaría
como un río, si no
lo pisamos un día.
Se quedan siempre solos
mientras dormimos, echan
en falta al caminante
que ya es un sueño apenas.
Desde el alba y las nubes,
como ovejas en grupo,
por los montes del sueño
se hunden en lo oscuro.
Tras la siguiente curva
puede esconderse el cielo;
sobre la cima, el pino
quizás oculta el infierno.
Aun con los pies cansados,
no me harto del sendero
sea largo o pesado,
pues continúa eterno.
Elena del camino,
de Gales y sus cerros
y de los Mabinogion,
es un dios verdadero
que habita entre los árboles
ante los caminantes
que en manada o a solas
se detienen al margen
y bajo el cobertizo
que no habita ya nadie
a excepción de los muertos.
Es su risa en el aire
lo que oigo día y noche
cuando el tordillo canta
sus tonadas sin cuento
y también cuando llama
a la sombra a las tropas
que la soledad siembran
con sus pasos ligeros
igual que los de Elena.
Hoy todos los caminos
van a Francia, y la marcha
de los vivos es lenta.
Pero los muertos bailan.
No importa qué me dé
o me quite el camino,
pues siempre me acompaña
con paso decidido
poblando desolados
meandros tras los campos,
silenciando el estruendo
de ciudades y barrios.
COMO EL TACTO DE LA LLUVIA
Ella era como el tacto de la lluvia
en la carne de un hombre, en su cabello,
que una nube cogiera por sorpresa
en la alegría abierta del paseo.
Él arde por amor a la tormenta
y canta y ríe, bien sé yo por qué,
pero todo lo olvida a su regreso
mientras que yo jamás olvidaré.
"Vete". Cerró una puerta esa palabra
entre aquella bendita lluvia y yo,
una puerta que estaba siempre abierta
y ese día por siempre se cerró.
LUCES FUERA
He llegado a las lindes del sueño,
el bosque impenetrable
donde, antes o más tarde,
todos perdemos el camino
por muy recto que sea,
irremediablemente.
Muchos caminos y veredas
que desde la primera alba
engañaron a los viajeros
en la espesura del bosque
se van borrando ahora
y se hunden.
Aquí acaba el amor,
la desesperanza y la ambición;
todo placer y toda cuita,
sea dulce o amargo,
termina en este sueño, que es más dulce
que la más noble tarea.
No hay ningún libro
ni rostro de mirada tan amable
como para que le dé la espalda
para hundirme en lo ignoto,
donde he de entrar yo solo,
no sé cómo.
Las altas torres del bosque,
su espesura, descienden
una capa tras otra.
Oigo su silencio y obedezco
hasta perder mi camino
y a mí mismo.
Tomado de:
https://hombreenlaoscuridad.blogspot.com/2020/07/la-poesia-de-edward-thomas.html
Un soldado
Este labrador muerto en combate durmió al raso
En muchas noches de helada; y con alegría
Le decía a bebedores serios, buenos hombres de cama y todos
aburridos:
‘En el Espino de la Sra. Greenland’, decía,
‘Es donde he dormido’. Nadie sabía qué arbusto. Sobre la
ciudad,
Más allá de ‘The Drover’, cientos de sitios en la colina
En Wiltshire. Y dónde duerme para siempre
Más profundamente en Francia, eso también lo mantiene en
secreto.
Tomado de:
Un gato
Tenía un nombre entre los niños;
Pero nadie amaba, aunque alguien la poseía
, la encerraba al aire libre a la hora de acostarse
y sus gatitos se ahogaban debidamente.
En primavera, sin embargo, este gato
comía mirlos, zorzales, ruiseñores
y pájaros de voz brillante y pluma y vuelo,
así como sobras de los cubos de los vecinos.
La detestaba y odiaba por esto;
Una mancha en el pecho de un tordo
valía un millón; y, sin embargo
, vivió mucho, hasta que Dios le dio descanso.
Tomado de:
https://interestingliterature.com/2017/01/a-short-analysis-of-edward-thomass-a-cat/
Y tu, helen
Y tú, Helen, ¿qué debo darte?
Tantas cosas te daría si
tuviera una gran cantidad infinita
me ofreciera y me presentara
para elegir. Te daría juventud,
todo tipo de belleza y verdad,
un ojo claro tan bueno como el mío,
tierras, aguas, flores, vino,
tantos niños como tu corazón pueda
desear, un arte mucho mejor
que el mío puede ser, todos ustedes Perdiste
Sobre las aguas que viajaban, arrojadas,
O entregadas a mí. Si pudiera elegir
libremente en ese gran tesoro
cualquier cosa de cualquier estante,
te devolvería a ti mismo,
y poder para discriminar
lo que quieres y lo quieres no demasiado tarde.
Muchos días hermosos libres de preocupaciones
y corazón para disfrutar tanto de lo sucio como de lo
bello,
y yo también, si pudiera encontrar
donde estaba escondido y resultó ser amable.
Edward Thomas se casó con Helen, hija de su amigo y
partidario, James Ashcroft Noble, y esto se trata de ella. © por el
propietario. proporcionado sin cargo con fines educativos
Ido, ido de nuevo
Se fue, se fue de nuevo,
mayo, junio, julio
y agosto se fue, se fue de
nuevo,
no es memorable,
salvo que los vi ir,
como más allá de los muelles vacíos
, fluyen los ríos.
Y ahora otra vez,
en la lluvia de la cosecha, las
naranjas de Blenheim
caen mugrientas de los árboles
Como cuando era joven
Y cuando el perdido estaba aquí
Y cuando comenzó la guerra
Para convertir a los jóvenes en estiércol.
Mira la casa vieja,
anticuada, digna,
oscura y desolada,
con hierba creciendo en lugar
de los pasos de la vida,
la amabilidad, la lucha;
En sus camas se han acostado
Juventud. amor, vejez y dolor:
soy algo así;
Solo que no estoy muerta,
Aún respirando e interesada
En la casa que no está a oscuras: -
Soy algo así:
Ni un solo panel para reflejar el sol,
Para que los colegiales lo arrojen -
Se han roto todos.
© por el propietario. proporcionado sin cargo con fines
educativos
La trompeta
Levántate, levántate,
Y, como el
sonido de la trompeta Persigue los sueños de los hombres,
Como el amanecer resplandeciente
Las estrellas que dejaron apagadas
La tierra y el agua,
Levántate y esparce
El rocío que cubre
La huella de los amantes de anoche -
Dispérala, esparcirlo!
Mientras escuchas
el cuerno claro,
Olvídense, hombres, de todo
en esta tierra recién nacida,
excepto que es más hermosa
que cualquier misterio.
Abre tus ojos al aire
Que ha lavado los ojos de las estrellas
A través de toda la noche húmeda:
Arriba con la luz,
A las viejas guerras;
¡Levántate, levántate!
© por el propietario. proporcionado sin cargo con fines
educativos
Tomado de:
https://allpoetry.com/Edward-Thomas
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