( Beograd [Blok], 28 de febrero 1944 - Belgrado 8. jun 2008 )
Las sombras
Resueltamente dominan el tiempo
desde la cumbre de sus párpados
del cansancio joven después del desayuno,
lo invaden como el humo
que todavía no se ha disipado.
Brillan las rosas de las ventanas
de los edificios
en un saludo ceremonial sobre los canales
sobre los años
y el cielo que sólo cambia de ropa
por medio de las teclas de las nubes
o algún avión que se va a estrellar
y el grito plenario y el silencio por fin.
Sus sombras me invaden
como los padres de ustedes,
también de sus manos
también mi cuerpo se hace sombra
estancada,
recordando al atar los nudos
al cortar la sandía de la risa
las sombras del viaje por la piel
debajo de la cual hierve
el corazón
al primer paso.
Soñé
La soñé.
Leía mi libro.
Lo cerré y,
sonriendo,
ella me dijo:
Sí, tú lees
mis sueños.
DESDE EL PRINCIPIO VIVIR
Dices, difícil es vivir,
piensa entonces cómo sería
empezar de nuevo
desde el punto más sutil,
vivir todo aquello que ya fue
con los brazos abiertos,
presentir que será ese mismo
techo
y un algo de humo en la
infinita transparencia del aire
podría lograrse todo aquello
que ocultos fisgonearon en ti,
no anunciándose con tu aliento
ni acordándote cómo te
presentas entre ellos,
tampoco fueron necesarios
en ese instante de entonces.
Imagínate si los muertos te
llaman
por teléfono,
todos los que vivieron antes
con una risa redonda como
canicas
y más aún, tantas aves desde
las bandejas
lavantando el vuelo
¿quién contendrá sus inútiles
cacareos?
¿cuántas flores deberían
abrirse recordando curiosos paracaídas?
cúpulas inextentes de aire
arrastrando hacia abajo torsos
parecidos
a las raíces de los muertos;
oh, ese perpetuo juego del
aire que entre nosotros
empuja hacia atrás los
corazones,
hacia adelante
abriendo al azar un paso a las
así llamadas
puertas del tiempo,
como puntos blancos en los
cubos de los dados;
pero no hay razón para
enojarse
es difícil vivir desde por la
mañana, hombre,
es dificil en las heladas de
la noche.
Hasta tanto el verso no horade
la tierra
con su muela solar,
todos estos aparentes muertos
aparentemente duermen
de todos modos el hombre
convive con ellos,
hace su trabajo en la tierra
y conquista el cielo escalón
tras escalón.
UN DRAMA
Las conversaciones le fueron
obsequiadas a la víctima
¡Ah mi don divino!
oyóse por un lado
¡Oh mi don divino!
oyóse por el otro.
Con esa resplandeciente sombra
suya
atados estaban por el cuello
en torno a los vasos
sanguíneos
con las maletas rellenas de
poemas
subían por las escaleras
apoyados en la nada.
No eso no sucedía en el circo
ese fue sólo
su drama
SOÑE
La soñé.
Leía mi libro.
Lo cerré y,
sonriendo, ella me dijo:
Sí, tú lees
mis sueños.
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