miércoles, 17 de mayo de 2017

TEXTOS DEL POETA Y NARRADOR MARTÍN ALBINO


(Bogotá, Colombia 1966)

DE LA HOMERIADA Y OTROS CUENTOS



Del oficio  del periodismo
Tenía 20 años, y la mirada de querer comerse al mundo, como todo joven recién egresado cuando desembarco es esa playa como corresponsal de guerra. Muchos años después viejo, ciego y cerca de su fin, nadie le creía que esa guerra tan larga y sangrienta se hubiese desatado por el amor de una mujer, y aun muchos siglos después cuando todavía se canta en yámbicos las proezas de los allí presentes nadie cree que este corresponsal haya existido.


Mis universidades
El profesor iracundo, ese mismo profesor partidario de reelecciones y seguridades democráticas, tomo las tablas en sus manos y las estrello contra el piso y añadió a esto las siguientes palabras que aun retumban en la academia de la antigüedad: ay homero tú con tus fantasías y tu ceguera jamás harás noble al pueblo que te acoja.


Los a-dioses
Cuando ya presintieron el fin, el par de viejos recogieron entre sus mochilas toda la gama de héroes, dioses y semidioses; se miraron un instante y comprendieron que viejos y ciegos ya no tendrán la fuerza de volver a sacarle lustro al pueblo que hoy los abandonaba, acabaron de liar sus bártulos, se abrazaron y se despidieron tomando caminos diferentes. El uno solo tenía memoria para cantar en yámbicos todo el esplendor de un pueblo de hombres pensante e iguales y al  otro solo le quedo cantarle el futuro a los Edipós que se lo creyeran.

Historias del toboso
Cuando la joven  y hermosa doncella se enteró que el ilustre Don Alonso Quejana había muerto, tomo la llave en sus manos, se encerró en la torre y se dedicó el resto de su vida a tejer y a cantar como un último homenaje al caballero de la triste figura, en cantos tan nostálgicos y lastimeros como nunca jamás volvieron a escucharse en el toboso.

























































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