miércoles, 30 de septiembre de 2020

POEMAS DE ALBERT VERWEY

(15 de mayo de 1865, Ámsterdam- 8 de marzo de 1937, Noordwijk, Países Bajos)



Noche silenciosa

Hay tonos tan altos

y tan bajos

que los oídos humanos

no pueden oírlos.

Es posible, viviendo

En bosque o cercado

Que los pájaros se escondan de nosotros

Cantando hasta la mañana.

 

 

 

© por el propietario. proporcionado sin cargo con fines educativos

 

Cómo detesto estos días llenos de sol

Cómo detesto estos días llenos de sol,

Del sol mismo, que no quiere ponerse;

Y si fuera de Noche, me pararía a su lado y le

diría ahora: Amigo, es cierto que mi vida primero

 

comenzó aquí, todo lo que luego soñé

Fue mentira, lo que dije sobre el delirio del sol.

 

Y del placer y del amor, pero, muy bien,

perdóname por haber podido desviarme tan tontamente.

 

Entonces, para cada dulce relación de dolor sería

Más íntimo, como con las almas, ahora libres de

orgullo, vanidad e interés mezquino;

 

y para cada uno sería como si a su lado caminara

Su propia alma, al final entendida completamente,

Desnudo y glorioso, de igual e igual rango

 

© por el propietario. proporcionado sin cargo con fines educativos

 

Ciclo

Soy una chispa sin objetivo, sin dirección,

Arrojada al universo cuando comenzaba mi viaje, Al

poco tiempo otro sol se unió a mí

Y girando viví por un tiempo sin medir,

 

Un núcleo de vida, vacío en sí mismo,

Lleno de la energía que a mi alrededor giró. Ojalá

pudiera sin saberlo durante siglos

Girar dentro de la rosa radiante sin agarrar.

 

Mundo sin fin, universo inacabado

Y sin principio, pero donde cada parte

Imagen es del todo y un espectáculo de luces

 

A lo largo de los caminos eternos, dime, habrá una vez,

siempre habrá un final para tu fuego constante,

Tú, un diamante en el hueco de una mano?

© por el propietario. proporcionado sin cargo con fines educativos

Tomado de:

https://allpoetry.com/Albert-Verwey

 

 

 

martes, 29 de septiembre de 2020

POEMAS DE ROQUE VALLEJOS

(agosto de 1943 - 2 de abril de 2006, Asunción, Paraguay)



HAY VECES...

 

 

 

         para Augusto Roa Bastos

 

 

 

Hay veces en que nadie

 

recuerda

 

que existimos;

 

que La vida se encoge

 

y nos aprieta,

 

y que es difícil despertar

 

cada mañana

 

la sangre en nuestras venas.

 

 

 

Días de conservar

 

el esqueleto, doblados hacia adentro,

 

y de llorar a os curas

 

sobre estos mismos huesos,

 

de usar la propia piel

 

como mortaja, y decirle

 

a la vida que no estamos

 

y que vuelva otro día.

 

 

 

POEMA

 

A Francisco y Ricardo Mardones

 

 

En polvo que rodando

se hará hombre

para iniciar de nuevo

su jornada

sin nacer otra vez,

rumbo a otro cielo,

desde su alta mar de ceniza.

 

Extraña fundación, parto vacío, resucitado

sueño de la arcilla. Dios

consumido por el triste oficio

y ser la llama de su propia hoguera.

Tomado de:

http://www.antoniomiranda.com.br/Iberoamerica/paraguai/roque_vallejos.html

 

Poema No. 2

Hoy que he salido, para

buscarme adentro, hablarme,

conversarme, estar conmigo,

sentir sin soledad, toda

mi ausencia,

no me he hallado.

Hoy, que he bajado paso a paso,

mi vacío, y que no he encontrado

a nadie, que me ofrezca su mano,

que he pisado mi carne como una orilla ajen

no sé cómo no estoy, si no he salido.

 

Poema No. 9

Me preocupan los muertos

con su traje único,

esperando inútilmente

debajo de la tierra.

La muerte como un ancla

amarrando

sus carnes,

la eternidad como gusano

taladrando

sus huesos.

Seco su tiempo,

la noria mutilada,

debe pesar, tanto vacío

al hombro,

la agrimensura

triste

de nivelar las sombras,

y de medir en vano

la altura

de la muerte.

 

Frío el rincón. El muro

derribado. La desembocadura

de Dios, el litoral

del infierno.

El polvo. ha recobrado

de nuevo

su estatura.

La eternidad duerme otra vez.

La nada. empieza.

 

Poema No. 7

Hay veces en que nadie

recuerda

que existimos;

que la vida se encoge

y

nos aprieta,

y que es difícil despertar

cada mañana

1a sangre en nuestras venas

Días de conversar

al esqueleto, doblados hacia adentro;

y de llorar a oscuras

sobre estos mismos huesos,

de usar la propia piel

como mortaja, y

decirle

a la vida que no estamos,

y que vuelva otro día

 

Poema No. 3

Señor: el mundo está cansado.

La sombra crece. El sol se apaga.

El hombre está quedando sin orillas,

Señor, el hombre está llegando a nada.

El milagro, Señor, el cielo, el alma,

nada. Para morir no hace falta

haber nacido. Para vivir, Señor,

es necesario morir a cada rato.

Del libro, los Arcángeles Ebrios, Montevideo 1964.

lunes, 28 de septiembre de 2020

POEMAS DE ERNESTO ROMÁN OROZCO

Crédito: Ana Berta López-Fundación "El ojo memorioso".
ERNESTO ROMÁN OROZCO

Cabimas, estado Zulia. Venezuela, 1962.

Realizó estudios de artes en la Escuela de Artes Plásticas Valentín Hernández Useche de la ciudad de San Cristóbal, estado Táchira, Venezuela. Ha publicado: Los zapatos descalzos (Edic. Revista ICAM, Venezuela  1995). Las piedras inconclusas (Edic. Mucuglifo – El Árbol Editores, Venezuela 2001). La costumbre de ser sombra (El Árbol Editores, Venezuela 2003). Los hemisferios distantes del silencio (Ediciones Cada día un libro, Consejo Nacional de la Cultura, Venezuela 2005). Las casas líquidas (Ateneo de Skuke, Venezuela 2006). Las casas líquidas (Edic. La mano junto al muro, Universidad Central de Venezuela 2006). Artesa del tiempo Selección poética 2000-2008 (Monte Ávila Editores Latinoamericana, Venezuela 2008). Gestos deshabitados, Fondo Editorial Simón Rodríguez, Venezuela 2012). Edades manuscritas (UANL Colección La otra orilla, México 2012). Y, en una edición venezolana, Edades manuscritas (Monte Ávila Editores Latinoamericana, Venezuela 2015). La paz de los oficios (Fundarte, 2018) Y Península de niebla (Editorial Acirema, 2019). Su obra poética ha merecido entre otros galardones: el Premio Nacional de Literatura, Mención Poesía, Universidad Central del Venezuela, Estado Aragua 2001, Mención Única de Poesía en la VI Bienal Nacional de Escritura Ramón Palomares, Ateneo de Skuke, Venezuela 2005, Premio Nacional de Poesía Héctor Roviro Ruiz, Alcaldía del Municipio Andrés Bello, estado Mérida, Venezuela 2007, Premio Nacional de Literatura, Mención Poesía, Revista Solar, 2007, y el Premio Nacional de Literatura Stefania Mosca, Mención poesía, Fundarte, Caracas 2017. La Universidad de Salamanca, España realizó, en el año 2007, un amplio ensayo sobre su obra poética, cuya autora es la doctora y escritora andaluza, Francisca Noguerol Jiménez, profesora de la Facultad de Filología, con motivo de su invitación a la Cátedra de poesía José Antonio Ramos Sucre, de esa Universidad. Parte de su obra ha sido publicada en antologías de Argentina, España, Ecuador, Colombia, México, Chile y Portugal.



EDADES MANUSCRITAS

Monte Ávila Editores Latinoamericana,

Caracas, 2015.

 

 

*

 

MUDEZ DEL ÁRBOL

 

Se esculpe

la mudez del árbol;

 

el vuelo cúbico

del viento,

 

cuando la ropa

se abraza

para no recibirme.

 

 

*

 

TEXTO Y PARADOJA

 

Por fin,

a la idea, se le está

ocurriendo un hombre.

 

 

*

 

EL BLUES DE LA ESTRELLA Y EL PIANO

 

a Rodrigo Arboleda Hoyos

 

 

El arcano

de Georgia on my mind, de Ray Charles,

es el mismo de la estrella y el piano;

 

todas viven igual blues

y se perfuman con las sílabas telúricas

de un buen muchacho que infructuosamente

 

se limpia la soledad sacudiendo

sus manos, contemplando cigarras.

Y abdica a la corona luminosa de un halcón.

 

*

 

VOTOS DE SILENCIO

 

 

El roce del tiempo,

cada flauta

 

en lo profundo

de un astro que migra

 

hacia la esencia.

Monje Thomas Merton,

 

en sus votos

de silencio,

 

ante una gota frutal

de su clepsidra.

 

 

*

 

PONIENTE Y HUMEDAD

 

 

Tarde plena

de fermentos y naranjas:

un buen licor.

 

El color de la mordida

de una mujer que lanzó

a mis aguas, un cuarzo de su carne.

 

 

*

 

LA PAZ DE LOS OFICIOS

Premio Nacional de Literatura, mención poesía,

Stefania Mosca, 2017.

Ediciones FUNDARTE, Caracas, 2018.

 

 

*

 

DESDE LA CARNE

 

a Dora Hoyos.

 

 

Busco la ternura

de encender una vela

para que mis manos

hagan sombras. Me ubico

 

 

entonces, con sólo mirar

el crucifijo de palmas benditas

y oficiantes, desde

la carne pulcra de tu cama.

 

Entre esas sábanas,

sin saberlo, sufrimos

de claridad. Somos

de verdad en la madera.

 

 

*

 

QUIETUD

 

 

Esta casa, 

edificada 

a sombras,

hizo de mí

su nervio.

        

 

*

 

TODO SIN SERLO

 

 

Sobrevivo

a los puntos cardinales.

 

Me recupero cuando aplaudo

con una sola mano.

Así,

el Zen, 

sin perder

sus espíritus flotantes,

en su bondad,

olvida ser y es todo.

Y Buda,

desnudo,

eterno,

en sus arreglos florales,

abre mis manos en las suyas

para mostrarle

al mundo,

el mundo.

 

 

*

 

 

CENA VERDE

 

 

Flor

de albahaca.

 

Memorial

de gotas 

 

de un ramalazo

de pesto.

 

Se quiebra,

entonces, 

 

el plato vacío

de la luna.

 

 

*

SABER DEL TIEMPO

 

 

Incómoda

la gnosis,

 

su clara flor

de cripta.

 

Pero es ráfaga

esta espera

 

a que tu luz

brote de un clavo.

 

 

*

 

PENÍNSULA DE NIEBLA

Colección de poesía.

Ediciones Acirema, Caracas – San Cristóbal, 2019.

 

 

*

 

HOMBRE EN SILENCIO

 

 

La luz murmura.

Su despertar está tan lejos,

que ahora guarda polvo

en los retiros. Lanza

 

 

sus aves a la tierra,

porque nunca logra vientre

para que no falte el trigo

del hombre: su plegaria.

 

 

*

 

 

SEMILLA

 

 

 

Buda abierto.

De rostro

al tallo de un desde,

 

 

brilla,

oro de sol,

 

 

Buda tenue

y germinado

en cada grieta

de un te.

 

 

*

 

CASA ETERNAL

 

 

Nos detenemos

a observar la fermentación

de nuestras bebidas.

 

 

Atravesamos

desde esta tenue eternidad,

la casa acosta detrás de tanto brillo.

 

 

*

 

RITMO DEL SILENCIO

 

 

 

Es la sangre hecha lienzo,

desnudez de metáfora

y agujas en las duelas

 

 

de una tabla que se curva

por el peso insondable

de la respiración.

 

 

*

 

EXPERIENCIA BLANCA

 

 

 

Sal de brujas

en los tabacos primigenios

del curandero.

 

 

En el acto

de entrar al trueno

y volver hacia nosotros.

 

 

VÍSPERA DE AMULETOS


Un anciano muele su vida

entre plantas maestras;

sonríe de lado del sol,

sorbe un poco

de whisky barato:

—es víspera de amuletos—,

mientras contempla

al pájaro que trina

en la ventana

sin pensar ya en el barco

que ha de traerle una caja

con tierra del pueblo de sus padres.

 

TRINOS DE NEBLINA

I

Después

de los cristales,

la lluvia limpia

sus noches.

Comienza

la fiesta brillante

de los grillos

en mis vinos.

II

La tarde huele

a sombrero.

La lluvia

espera

en los pinos.

III

El gato,

a gatas,

se hace humo

de trigos.

Y Buda,

entre un candil

y un fárrago

de claridades.

IV

Mis oídos

sudan lo no-dicho

tras un biombo.

V

Tinta de sol.

Marca huevos

de nubes.

 

PENÍNSULA DE NIEBLA

Colección de poesía.

Ediciones Acirema, Caracas – San Cristóbal, 2019.