EL CABALLERO Y LA MUERTE
(1513)
Dürer zum Gedächtnis
Mientras te veo inmóvil
Con el caballo del Akrita y la lanza de San Jorge
viajando a través del tiempo
Puedo colocar a tu lado
Entre las formas oscuras que te asistirán por los
siglos
Hasta que un día te extingas tú también junto con
ellos para siempre
Hasta que te conviertas de nuevo en un fuego en la
gran Fortuna que te creó
Puedo colocar a tu lado
Un naranjo silvestre en los campos nevados de la
luna
Y desplegar frente a ti la mantilla de una noche
Para cantar la juventud con el rojo Antares
Con el Río del Cielo vertiéndose en un agosto
Y con la estrella del norte llorando mientras se
hiela
Puedo colocar praderas
Aguas que antaño regaron los lirios de Alemania
Y estos hierros que vistes podría adornártelos
Con un tallo de albahaca y un ramito de
hierbabuena
Con las armas de Plaputas y los alfanjes de
Nikitarás
Pero yo que he visto a tus descendientes como
pájaros
Rasgando el cielo de mi patria un amanecer primaveral
Y que he visto los cipreses de Morea guardar
silencio
Allá en los campos de Nauplia
Frente al solícito regazo del herido piélago
Donde los siglos luchaban con las cruces de
jóvenes valientes
Pondré ahora a tu lado
Los ojos afligidos de un niño
Y sus párpados cerrados
En el fango y la sangre de Holanda.
Este negro lugar
Reverdecerá de nuevo un día.
La mano férrea de Götz hará volcar los carruajes
Los cargará de gavillas de cebada y de centeno
Y en las oscuras espesuras de los amores muertos
Allí donde el tiempo petrificó una hoja virgen
En los pechos donde temblaba un rosal compungido
Lucirá una estrella silenciosa cual margarita de
primavera.
Pero tú continuarás inmóvil
Con el caballo del Akrita y la lanza de San Jorge
seguirás viajando
por el tiempo
Inquieto cazador de la estirpe de los héroes
Con esas formas oscuras que te asistirán por los
siglos
Hasta que un día te extingas tú también junto con
ellas para siempre
Hasta que te conviertas de nuevo en fuego en la
Gran fortuna que te creó
Hasta que de nuevo resuenen en las grutas de los
ríos
Los pesados martillos de la paciencia
No para fabricar anillos y espadas
Sino para crear podaderas y arados.
ELEGÍA
En el fuego de tus ojos seguramente sonrió una vez
Dios
Seguramente cerró su corazón la primavera como
perla de una antigua playa
Ahora mientras duermes radiante
En los helados campos donde las clemátides
Se volvieron alas embalsamadas palomas marmóreas
Mudos niños de la espera
Querría que vinieses una noche como nube lacrimosa
Rocío de la piedra escarcha del olivo
Porque en tu cándida frente
Alguna vez habría yo de ver
La nieve de las ovejas y de los lirios
Pero pasaste por mi vida como lágrima de mar
Como esplendor del estío y postrera lluvia de mayo
Aunque una vez fueses también una ola de geranio
suya
Un amargo guijarro suyo
Una pequeña golondrina suya en un bosque desierto
Sin campana al alba sin candil al anochecer
Con tu cálido corazón vuelto al extranjero
A los dientes estropeados de la otra orilla
A las derruidas islas del cerezo silvestre y de la
foca.
traducción al español de
Manuel González Rincón
Tomado de:
https://www.revistaaltazor.cl/nikos-gatsos-2/
Agua de rosas
Cuando llegues a ese otro mundo, no te conviertas
en nube,
no te conviertas en nube, y en la amarga estrella
del alba,
para que te conozca tu madre, esperando en su
puerta.
Toma una varita de sauce, una raíz de romero,
una raíz de romero, y sé un frescor iluminado por
la luna que
cae en la medianoche en tu sediento patio.
Te di a beber agua de rosas, me diste veneno,
aguilucho de la escarcha, halcón del desierto.
Canción de los viejos tiempos
Para George Seferis
Los
tiempos cambian, pasan
los años el río del mundo es fangoso
pero salgo al balcón de un sueño
al verte inclinado sobre tus
barcos bordados de barro y golondrinas.
El mar es amargo, nuestra tierra pequeña
el agua en las nubes querida
el ciprés envuelto en desnudez
la hierba se reduce a cenizas en silencio
y la caza del sol es interminable.
Y viniste y esculpiste una fuente
para el viejo náufrago del mar
que desapareció pero un recuerdo de él
sigue siendo
una concha reluciente en Amorgos,
un guijarro salado en Santorini.
Del rocío que sacude un helecho
He tomado la gota de una granada
para poder en este cuaderno
deletrear los anhelos de un corazón
con la primera estrella de una fábula.
Pero ahora que llega el Martes Santo
y la Pascua llegará lentamente
, quiero que vayas a Mani ya Creta
con tu compañía allí perpetuamente
el lobo el águila y el áspid.
Y cuando veas la estrella fugaz
de otro tiempo brillar en tu rostro en
secreto con un delicado brillo, ponte de pie y
trae de nuevo un manantial
que brota en tu propia roca
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
.
Los tiempos cambian, los años pasan
el río del mundo se nubla
pero salgo al balcón de un sueño
para ver que se inclinó sobre su arcilla
encaje barcos y golondrina
Tomado de:
https://www.poemhunter.com/nikos-gatsos/
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