LOA A LA HISTORIA
Y sin embargo sé que los gatos eran sagrados
En Egipto
Y que Tutankamen sólo es famoso
Por su sarcófago de oro.
Entre una y otra majadería
Y uno y otro dato
Va tanta gente estudiando la historia
Y va armando
Rearmando el tejido
De lo que fuimos
Y sólo a base de escarbar
Y leer muchos libros
Y observar muchas cosas
Y hablar con los viejos
Completaremos el rompecabezas
El jeroglífico
Y le ganaremos la carrera
Al tiempo
Y empataremos con nosotros mismos
Hacia adentro y afuera
Y nos lanzaremos
Ya sin ningún temor
Hacia delante
¡Loados sean
Los guías de ciegos
Que escarban como topos
Mientras nosotros
Damos los primeros pasos!
MALDICIÓN
Te condeno
a que sigas oyendo mi canto de campana
en el mar, el agua, en el viento.
Te condeno
a que sigas mirando mis ojos doloridos
en el sueño, en la luz, en el fuego.
Te condeno
a que escuches mi voz grave, amorosa,
en las hojas, en los ríos, en el eco
Te condeno
a que lleves mi recuerdo en la vida,
en la piel, en el alma, en el pecho.
(de Dame la mano, San José, C.R, Editorial Costa Rica,
1989)
Tomado de:
https://libroemmagunst.blogspot.com/2012/10/virginia-grutter-jimenez-3-poemas-3-ii.html
LA CONFESIÓN
Qué de flores marchitas, qué de rodillas,
Qué de horas arenosas y amarillas,
De candelabros,
Yo hincada siempre hincada y suplicando.
Golpeando no sé dónde por mis entrañas
Desesperada
Por encontrar pecados
Dentro del alma.
Era como meterse la mano por la boca
Para sacar un mono o una sompopa.
Algo muy feo
Para poder mostrárselo al cura añejo
Que me esperaba austero tras la cortina
De aquel confesionario de negra harina.
Los panes rotos
De mis sueños sencillos, hasta aquel foso
Yo le llevaba
Como prendas de buena enreligionada
Y así aprendía
A odiar mis vanidades con mis sortijas
Y a buscar males
Donde sólo habría habido noches serenas
Pero me hincaba
Muy dentro de mí misma y le espetaba
Todo lo que podía ir recogiendo
En mis horas de santo recogimiento
De cas y ortigas
De sierpes venenosas y lagartijas
Lo que juntaba
En horas de ejercicio desmelenada
Y así aprendía
A creerme lo de afuera y lo de arriba
Que yo inventaba
A base de mi histeria dosificada.
Vírgenes dolorosas en sus sitiales
Caras almidonadas tras los vitrales
Mirando al cielo
Enseñando el camino de aquel consuelo
Me contorneaban
Y yo buscaba el suelo con la mirada
Toda cohibida
De no ser aceptable para esa vida
Cual fruta fresca
Que quiere sacar savia de rama seca.
Aprendí a mentir males para los otros
Yo soy vieja maestra en esos modos
Y ahora estoy aprendiendo en esta vida
A no mentirme males para mí misma.
FLOR ROJA
Detrás de la vitrina
Está la flor fea
La flor triste e hirsuta
la flor de piedra
La flor que cuando llega
La madrugada
Sólo tiene un sentido
Con la mirada.
La flor del campo
Temblorosa
Busca el sol con los ojos
Entre las hojas
Y encuentra
Si agua le llega
Rumor de mariposas
En sus orejas.
El campo limpio
Donde los labradores
Hicieron sitio.
¡Y si no miren
ojos mortales
la flor de la amapola
Por los trigales!
La flor del nacimiento
Y la de la novia
Suelen ser siempre blancas
¿Porqué no rojas?
Roja es la vida
Rojos los pajarillos
Roja la espiga
Todo lo que revienta
Suele ser rojo
Si se tiene bien limpio
Entrenado el ojo.
Las flores blancas
Si se miran bien vistas
Si no son santas
También son flores
Son música y palabras
Son de colores
¡Y si no miren
Ojos mortales
Tomado de:
TÚ LLEGARÁS OLIENDO A MADRUGADA
Tú llegarás oliendo a madrugada
a musgo y a camino.
Traerás aún hojas desconocidas
Enredadas al pelo
Y no estarás cansado
Pero yo besaré tus ojos de águila
hasta secar la última lágrima
La última gota de sangre
Y con ramas de veranera y de bellísima
Limpiaré la pólvora
Que aún quede entre tus dedos.
LA VENTANA
Tenías dos pechos igual que yo
Y el pelo negro igual que yo
Y la boca pintada como yo la quería
Y usabas falda igual que yo
De tela floreada igual que yo
Y llevabas sandalias como yo
Y te arrastraban dos policias
Y dabas gritos en mitad de la calle
Y llevabas de rastras las sandalias
Y te sangraban los pies
Y desde adentro me llamó mi abuela
Y vino
Y cerró la ventana
Y me arrastró del pelo
Hasta lo más oscuro de la sala.
Tomado de:
http://www.antoniomiranda.com.br/iberoamerica/costa_rica/virginia_grutter.html
Castigo I
Girando en el parque negro. Todos son muros.
Muro el piso de tierra. Muros los muros.
Girando una tras otra en estrechos círculos,
Limpio y geométrico laberinto.
Es la hora del descanso. Camina y calla.
Mére Marí como un búho nos vigilaba.
Y así desarrollábamos aquella técnica
De hablar sin que lo note la carcelera.
De novios. ¿Y él te quiere? yo lo veía
Con su perfil oscuro como el día.
¿Vives donde tu tía?
Le llevarás mi carta. Soy de provincia.
Lujoso el uniforme, tristes las caras.
Mére Marí como un búho nos vigilaba.
Fue cuando descubrieron que mi padre no es católico,
Cosa que sólo rima con estrambólico.
Se acabaron los círculos y el coloquio,
Se me envió́ a la capilla a rezarle a Antonio,
Al que mejor pudiera hacer el milagro
De convertir al viejo en un hombre sabio
Capaz de salvar su alma de los infiernos
En que caería seguro si inconfeso
Se largaba del mundo —prueba terrible—
Sin hostias y aguas santas y otros melindres,
Independientemente de qué persona
Él fuera en este mundo que no es de broma.
Al carajo los santos y el santo fuego
Pues ni pies ni cabeza tenía este enredo.
Estas fueron mis santas reflexiones
Mientras en la capilla comía mamones
Que en secreto me diera la de la carta
Que ya yo había entregado muy bien doblada.
Virginia Grütter, Poesía de este mundo (San José: Editorial
Costa Rica, 1999), 41-2.
Tomado de:
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