¿Qué es el amor?
Soy procaz, no soy sincera,
y el día que yo me muera
se muere lo que más quiero,
que no hay amor verdadero
para aquel que no se espera,
y como yo no te espero
soledad es mi compañera.
Pues ¿qué es el amor
para aquel que no lo encuentra?
Un anhelo insaciable,
verdugo del alma cuerda.
Pues ¿qué es el amor
para aquel que atormenta?
Un yugo sobre su frente,
víspera de muerte lenta.
¿Y para aquel que lo guarda
en su garganta hambrienta?
El amor es como un juego,
es ambrosía y néctar.
Para mí el amor no existe,
es cantar de los poetas,
pues no hay amor complaciente
para aquel que no lo espera.
Tan sólo soy el medio
Como Fidias escogía de entre las rocas
la más dócil para darle carne y hueso,
así busco en el lenguaje las palabras que
utilizo.
No habrá una tilde, una coma, un punto.
Son dictados que me vienen de allá arriba,
se muestran impertinentes.
Si la forma no es precisa,
yo tan solo soy el medio.
Poesía
A ti te quiero triste.
No en mis cumbres
ni en mis gozos
ni en el éxito efímero.
Te quiero en el fondo del pozo.
A oscuras. Que duela.
Como se quiere a un amor muerto,
como se implora a dios, en vano.
A ti te quiero cuando no me quiero.
Cuando no puedo ser yo
y sólo quisiera ser tú.
Poesía.
Si la voluntad flaqueara,
si ansiara dejar de existir
y escribir…
Escribir pesares.
No hay males que duren cien versos
y si los hubiere serían los más ciertos.
Mi poesía es mi miseria;
mi histeria, mi historia.
Un grito.
Un poco de perpetuidad en un mundo finito.
Asirse al aire
en un gesto involuntario
mientras caes al vacío.
Un grito.
Un grito mudo ante el gentío.
A ti te hablo llorando,
sincera,
desnuda.
Te cuento mis dudas
mis angustias, mis miedos.
Y he de confesarte
que solo así, triste,
te quiero.
Con la nostalgia de un libro acabado,
de un fuego apagado;
no te quiero en presente,
te quiero en pasado.
Cuando caiga la noche
y todos se hayan ido
y no queden caminos ya
por recorrer…,
volveré arrastrándome,
a pedirte que seas
cuando yo deje de ser.
Tomado de:
https://www.zendalibros.com/no-vine-a-ser-carne-los-poemas-y-textos-ineditos-de-gata-cattana/
MALDITOS SEAN
Malditos sean los mapas,
las coordenadas, las carreteras
y las vías de la Renfe.
Malditas las unidades de medida:
las horas, los kilómetros, los números.
Malditas sean las comunidades autónomas,
el tendido eléctrico,
las líneas telefónicas,
las conexiones automáticas
y la red virtual.
¡Malditos los poetas!
¡Maldito Salinas, maldito Machado!
Y Gustavo.
Y Federico.
Malditas las tostadas
con café por las mañanas.
Malditas las canciones
que me arrancó, los testigos.
Malditas las camas de uno cuarenta,
la prisa, el alcohol y los planeas a la
larga.
Malditos los pensamientos impuros,
las ideas lujuriosas y la libido.
Malditas sean también las comparaciones
y los dólares, la ley del suelo
y la burbuja inmobiliaria.
Malditas las parejas de la mano,
malditos los besos sin tapujos,
maldito el camino de vuelta.
Y tus ojos.
Y todas las cosas que me recuerdan que tú no
estás.
TU OFICIO
Tu oficio, poeta,
no es almacenar palabras
eruditas,
rimbombantes,
ornamentales.
No es disponerlas en su
orden yámbico,
en perfecto soneto gongorino,
ni siquiera clasificarlas
burdamente en función
de la terminación
y la rima.
Porque tú nunca
fuiste matemático, poeta.
Tú nunca fuiste geógrafo ni físico
y no entiendes de distancias
ni unidades de medida
y no entiendes de lógica pura
ni de leyes invictas.
Porque tú nunca
fuiste científico, poeta,
y por eso mismo
no entiendes de estadística
ni de cuántica avanzada
ni de biopolítica
y no es tu oficio
establecer las fórmulas
del cosmos.
No es tu oficio el análisis forense
por más que te empeñes
así como no lo es tampoco
el psicoanálisis ni la neurociencia.
Tu oficio, poeta,
es esculpir utopías
donde no puede haberlas.
Acabar con la ley de la gravedad
y juntar el cielo con la tierra,
el bien con el mal,
de la forma más humana
y menos despreciable
que te permita tu especie.
Tu oficio, poeta,
es dignificar la especie.
Hacer que quepa la duda,
decir: "Algunos eran buenos.
Algunos no eran prescindibles"
Que mañana,
cuando hayan pasado los siglos
se diga:
"No todos fueron Judas.
Los hubo Robín Hoodes
y Don Quijotes,
los hubo Baudelaires
y Esproncedas,
las hubo Antígonas,
las hubo Safos...
Los hubo Valle Inclanes
y Cañameros."
Que de toda nuestra obra
una parte se salve.
Que merezca la pena
el raciocinio.
Que el conocimiento no sea
una amenaza.
Tu oficio, poeta,
es dignificar la especie.
Escoger las palabras
que pondrías en tu lápida.
Decir, por ejemplo:
"No todos eran prescindibles".
Merecerte la vida
hasta tal punto,
que tu muerte parezca
una injusticia.
Y dejarte ir,
como si nada,
como todos,
(poetas o no)
hacia la larga
y aburrida
eternidad.
CASO EMPÍRICO
Tú siempre estás, aunque no estés.
Aunque científicos de bata impoluta,
de gesto siniestro y mirada desierta,
hayan establecido las bases
y la impenetrabilidad de la materia.
Y ellos digan,
porque por decir que no quede...
que de repente tú y yo no podemos ser
la misma cosa,
el mismo fluir transeúnte
en el mismo tiempo
y en el mismo espacio,
el mismo ego que se abraza
a cuatro manos,
a cuatro patas,
la misma angustia que
se relame los bordes.
Y aunque digan, porque lo dicen,
que de repente ahora tengo que elegir
entre tú y yo,
entre aquí y allí,
porque la materia no puede ocupar
dos espacios simultáneamente
por el principio de exclusión y todo eso.
Y que para tres dimensiones está bien,
que qué más quiero.
A la mayoría de humanos le basta.
Pero yo, soberbia desde chica y a menudo
incauta y rechistona por espasmo,
les vine a derribar la pantomima,
sus leyes insensibles y anodinas
que a nadie consuelan,
que a nadie iluminan
con un caso irrefutable y empírico,
empiriquísimo:
Tú siempre estás, aunque no estés,
y al mismo tiempo yo también estoy aquí,
en el mismo sitio,
dejándote hacer y viceversa,
contemplando como caes sobre el papel,
cómo aterrizas,
cómo hablas por mí,
o desde mí,
o a través de mí,
hace ya que no distingo.
Hace ya que vengo desafiando
las leyes de la física y
hace ya que no me asusta.
Los científicos de batas radiactivas
sólo entienden de materias
y de fórmulas,
pero nada de este barro viscoso del nosotros,
nada de las nueve dimensiones,
donde tus moléculas, tus átomos,
pudieran ser los míos, pudieran confundirse,
como una frontera sin vallas,
o, con vallas, pero sin cuchillas.
Los científicos sólo quieren papeles
y casos empíricos.
Por eso vine yo,
y por eso viniste tú conmigo
aunque no vinieras.
Para demostrarle al mundo
que se puede estar, aunque no se esté.
Tomado de:
https://libroemmagunst.blogspot.com/2020/07/gata-cattana-4-poemas-4-1.html
Como aman los pobres
No aman de igual forma
los ricos y los pobres.
Los pobres aman con las manos.
Los pobres aman en la carne y con gula,
en las peores estampas,
en condiciones famélicas y con
todo en su contra.
Los pobres aman sin bonitos decorados.
Entienden de lunes y de tedios domingueros
y de gastos imprevistos
de facturas y de angustias
que embisten
mes a mes
a quemarropa.
El amor de los pobres
no sale por la ventana
aunque el dinero entre
por la puerta,
(que nunca entra),
(aunque no haya ventanas).
Los pobres han aprendido
a amarse a oscuras por eso mismo.
Han aprendido a amarse mal alimentados
mal vestidos, malqueridos,
porque el hambre agudiza el ingenio
y en sus jardines también crecen las flores
(aunque no haya jardines).
Los pobres han aprendido a aprovechar
los vis a vis, entre jornada y jornada
de trabajo,
(aunque no haya trabajo)
y saben darse placeres nunca tasados
de valor incalculable
y han aprendido a disfrutar las
circunstancias
y la sopa de sobre,
el viejo colchón y la cuesta de enero.
Y parece que su amor se yergue
indestructible a pesar de,
a pesar de las miles de plagas,
de los sueños frustrados y fracasos andantes,
de las crisis cíclicas y de hambrunas y de
guerras,
más valiente que Heracles,
más Odiseo que Odiseo.
Y parece que su amor se extiende y se
multiplica
al ritmo que se multiplican los pobres,
al ritmo que se multiplican los infortunios
y los desastres naturales que golpean
siempre en las casas de los pobres.
Y ese amor está a la altura de Urano,
a la altura de Urano y de Gea juntos,
y es el única arma
que tienen los pobres
para defenderse.
Por eso han aprendido a cultivar flores
y a cantar bien sus penas
y han inventado las mejores obras
y los mejores instrumentos.
Por eso entienden de arte y saben
encontrarlo donde lo haya,
aunque no lo haya,
(que siempre lo hay).
Y han aprendido a aprovechar el carisma
y la jerga,
y a escribir poemas inmortales
sobre amores complicados,
y saben de cosquillas,
y saben de boleros
y saben de desnudos
y de darlo todo,
que no es más que lo puesto,
las manos y la lengua
la forma de otear el horizonte
y los cánticos en contra del patrón.
Yo solo sé amar de esta manera
yo te amo como aman los pobres
y me temo que durante mucho mucho tiempo
esto seguirá siendo así.
https://www.chhe.com.ar/tres-poemas-para-recordar-a-gata-cattana/
Letra sobre pliego
Si pudiera, fundiría mi piel
y mojaría mi pluma.
No vine a ser carne,
vine a ser espuma.
Letra sobre pliego.
Algo más
Para mí nunca nada es suficiente.
Me da igual que me cantes serenatas
o que conquistes ciudades en regiones
bárbaras bajo mi estandarte
o que lleves mi estandarte a Mercurio o a
Urano.
Incluso aunque lo clavaras
en el cabecero de tu cama,
seguiría pareciéndome insuficiente.
Y haces bien en no regalarme flores.
Haces bien, porque ni las magnolias
ni los claveles ni los tulipanes,
ni siquiera las rosas negras,
me conmueven lo más mínimo
ni me parecen una honda declaración.
Ni siquiera los chocolates.
Ni siquiera las noches
en que te muestras elocuente.
Me despido
Me despido, y no como aquel que se despide
vacío, hueco, no como ese que se relame
ante pareceres dispares, ante adioses que
sólo son hastaluegos.
Me voy como lo que vine, como la antítesis
de lo ario, de lo puro, como aquel susto
que se repite, y no por no prevenirlo, sino
porque siempre es esperado.
Me voy y no sé lo que dejo: ¿amor?, ¿pena?,
¿alegría?, ¿sollozo?, ¿taciturnidad?,
¿apatía?,
¿desazón?, ¿éxtasis?
No sé, ¿vacío?
Dejar, dejo, ¿NO?
¿Qué sería de la gloria sin el legado?
Pues eso, que me piro, pero como aquel
que se va sin caminar,
con la sensación de que el camino es corto,
vamos, que me ha sabido a poco;
como aquel que corre como en sueños, sin
moverse.
Me voy y no sé lo que dejo,
pero sí lo que me llevo: me llevo ese
nosotros, esa identidad
hacia algo que hace que no tenga identidad,
que hace al hacer, que hace deshaciendo.
Desde tu masa cubierta de cráneo,
desde lo que queda en ti y sólo en ti,
no extrapolable a otros tú,
sino en tu tú, en se y por se,
quedará un yo, ese yo que sólo aparecerá
con un olor, con una risa, una nota,
un litro, una persona, un ruido, un silencio,
y, lo más importante, un pensamiento.
Solo cuando este cúmulo de pareceres
intangibles sea una masa que se simbiotice
con la masa cubierta de tu cráneo, que a su
vez
quede simbiotizada con tu cuello,
solo ahí no me habré ido.
Tomado de:
https://verne.elpais.com/verne/2020/11/03/articulo/1604414818_615023.html
No hay comentarios.:
Publicar un comentario