martes, 17 de octubre de 2023

POEMAS DE RAFEEF ZIADAH


Las tonalidades de la ira

 

Permítanme hablar en mi lengua árabe

antes de que también ocupen mi lenguaje.

Permítanme hablar en mi lengua materna

antes de que también colonicen su memoria.

Soy una mujer árabe de color

y nosotras venimos en todas las tonalidades de la ira.

Todo lo que mi abuelo siempre quiso hacer

fue levantarse al amanecer y observar a mi

abuela postrarse y rezar

en una aldea escondida entre Jaffa y Haifa.

 

Mi madre nació bajo un árbol de olivo

en un suelo que, dicen, ya no es mío;

pero yo cruzaré sus barreras, sus checkpoints,

sus locos muros de apartheid y volveré a mi hogar.

 

Soy una mujer árabe de color

y nosotras venimos en todas las tonalidades de la ira.

¿Escucharon gritar a mi hermana ayer,

mientras paría en un checkpoint

con soldados israelíes buscando entre sus piernas

la próxima amenaza demográfica?

llamó a su hija nacida, Jenin.

¿Y escucharon gritar a alguien

«¡estamos retornando a Palestina!»

detrás de las rejas de la prisión,

mientras le tiraban gas lacrimógeno en la celda?

Soy una mujer árabe de color

y nosotras venimos en todas las tonalidades de la ira.

 

Pero me dices que esta mujer que hay dentro de mí

sólo te traerá tu próximo terrorista:

barbudo, armado, pañuelo en la cabeza, negrata.

¿tú me dices que yo mando mis hijos a morir?

pero esos son tus helicópteros,

tus F-16 en nuestro cielo.

 

Y hablemos un segundo de este asunto del terrorismo…

¿No fue la CIA la que mató a Allende y a Lumumba?

¿Y quién entrenó a Osama primero?

Mis abuelos no corrían en círculos, como payasos,

con capas y capuchas blancas en la cabeza

linchando negros.

 

Soy una mujer árabe de color

y nosotras venimos en todas las tonalidades de la ira.

«¿Quién es esa mujer morena gritando en la

manifestación?»

Perdón. ¿Debería no gritar?

¿olvidé de ser todos tus sueños orientalistas?

el genio de la botella,

bailarina de la danza del vientre,

chica de un harén,

voz suave,

mujer árabe,

Sí, amo.

No, amo.

Gracias por los sándwiches de manteca de maní

que nos tiras desde tus F-16, amo.

 

Sí, mis libertadores están aquí para matar a mis hijos

y llamarlos «daño colateral».

 

Soy una mujer árabe de color

y nosotras venimos en todas las tonalidades de la ira.

Así que déjame decirte que esta mujer que hay dentro de mí

sólo te traerá tu próxima rebelde.

Ella tendrá una piedra en una mano y una bandera palestina en la otra.

Soy una mujer árabe de color…

ten cuidado, ten cuidado,

De mi ira.

Tomado de:

https://desinformemonos.org/las-tonalidades-de-la-ira-poema-de-rafeef-ziadah-mujer-palestina/

 

 

Tres generaciones

Cada vez que inhalo…

Soy tres generaciones de mujeres

que nunca lograron pasar de los 40.

Borradas: de una forma u otra.

Balas o recuerdos de balas

nos las robaron.

Soy tres generaciones de mujeres

que nunca lograron pasar de los 40.

Eran las personas equivocadas, de la religión equivocada,

en un Estado diseñado para la exclusividad

instalado sobre la tierra y la piel.

Soy tres generaciones de remendar carpas y hogares.

De recoger y empezar de nuevo. Maletas y llaves.

De guardar las sobras porque el bloqueo se cierne

sobre nosotras; y siempre, siempre llega.

De dormir en suelos de aeropuertos.

De memorizar las preguntas de Inmigración y los mapas.

De amar a hombres demasiado enamorados

de sus revoluciones para amar de verdad.

De amar a hombres demasiado enamorados

de sus revoluciones para amar de verdad.

De amar a chicos que aún no saben qué pasó con su hogar.

De celebrar los funerales tan intensamente como las bodas.

De celebrar los funerales tan intensamente como las bodas.

De bailar el dabkeh como si nos fuera en ello la vida.

De alegría y amor bajo cielos de acero.

De alegría y amor bajo cielos de acero.

Soy tres generaciones de mujeres

que nunca pasaron de los 40.

Cada vez que exhalo…

Soy cada uno de sus suspiros junto a una ventana.

Cada viaje en autobús a la sala de espera de una cárcel.

Cada abrazo lo suficientemente largo para ser interrumpido por un soldado.

Cada mano temblorosa que busca entre las ruinas.

Cada vela, cada cuaderno,

cada bocadillo de zaatar entre los cuadernos, cada examen sin electricidad.

Cada susurro y cada beso bajo las sábanas

para que los niños no oyeran.

Cada mirada iracunda en un checkpoint.

Cada letra inventada, porque mi madre hablaba en poesía

pero no podía recordar las letras de las canciones.

Cada respiración y cada gesto, cada comida:

manos ásperas pero suaves.

Cada trenza, las yemas de los dedos bailando

por el espeso cabello negro.

Están conmigo. Me llevan.

Soy tres generaciones de mujeres que lo lograron.

Cada vez que inhalo.

Cada vez que exhalo.

Lo lograron. Lo logramos.

Lo logramos.

Tomado de:

https://mariaenpalestina.wordpress.com/2020/09/28/tres-generaciones-de-mujeres-rafeef-ziadah/

 

 

HADEEL

 

 

Hadeel tiene nueve. 

 

No, perdónenme.

 

Hadeel tenía nueve.

 

Recién esta mañana, Hadeel tenía nueve.

 

Un oficial dijo que lamentaban su muerte.

 

Un oficial israelí dijo que lamentaban su muerte,

 

“pero el terrorismo tiene que parar

 

los misiles tienen que parar

 

la resistencia tiene que parar”

 

o continuarán continuarán continuarán continuarán

 

bombardeando Gaza

 

hasta que renunciemos a la poca dignidad que aún nos queda

 

hasta que elijamos a quien ellxs quieren

 

firmemos lo que ellxs quieren

 

y muramos muramos muramos muramos en silencio

 

de la forma que ellxs quieren.

 

Ven, la seguridad israelita es absoluta

 

está escrita a sangre y excavadoras

 

y el arte de voceras mujeres

 

porque la muerte es más tolerable si viene de una mujer.

 

La muerte, me dicen, es más delicada y elegante

 

si viene de una mujer.

 

Pero quién

 

quién le dirá a la mamá de Hadeel

 

ocupada horneando pan y za’taar

 

que las palomas, que las palomas no volarán sobre Gaza nuevamente

 

que las palomas

 

las palomas no volarán sobre Gaza nuevamente

 

las palomas no volarán sobre Gaza nuevamente.

 

Hadeel se ha ido

 

y su hermano Ahmed perdió la vista

 

las palomas, las palomas no volarán sobre Gaza nuevamente

 

Hadeel, ninguna plegaria que recuerde

 

ninguna plegaria que recuerde o recuerde a medias

 

te va a traer de vuelta

 

ninguna plegaria que recuerde

 

ninguna plegaria que busque en mí para recordar

 

te traerá de vuelta

 

mientras te envuelves en relatos de Palestina

 

te escondes bajo la cama esperando al próximo soldado que botará tu puerta

 

para expulsarnos de una historia que llevamos encima.

 

Hadeel… Hadeel… Hadeel…

 

Quién

 

quién de ustedes le dirá a Hadeel que nada cambió el día que ella murió.

 

La reunión, el tren, la reunión que viene, el próximo tren

 

ni una pausa

 

ni una lágrima.

 

¿Merece un comunicado de prensa?

 

¿Merece esto un comunicado de prensa?

 

Solo otrx palestinx muertx.

 

¿Merece esto un comunicado de prensa?

 

La solidaridad desde lejos como un chiste cruel

 

una mala historia para contarle a unx niñx

 

y me dicen, me siguen diciendo

 

“No llores por lxs mártires

 

No llores por lxs mártires

 

No llores por lxs mártires

 

Sigue la pelea, sigue la pelea, sigue la pelea, sigue la pelea”

 

Pero por Hadeel

 

por Hadeel denme

 

solo un momento de silencio.

 

No

 

por Hadeel denme

 

un segundo de resistencia sincera

 

para que mantengan la poca dignidad

 

que les queda.

 

Por Hadeel.

Tomado de:

https://www.abstemiosyascetas.cl/rafeef_ziadah.html

 

 

ENSEÑAMOS VIDA, SEÑOR

 

 

Hoy mi cuerpo fue una masacre televisada.

 

Hoy mi cuerpo fue una masacre televisada obligada a calzar en clips de sonido

 

y límites de palabras

 

con suficientes estadísticas para contrarrestar una respuesta mesurada.

 

Y mejoré mi inglés y me aprendí las resoluciones de la ONU.

 

Aun así, él me pregunta, “Señora Ziadah, ¿no cree que todo se resolvería

 

si dejaran de enseñar tanto odio a sus niñxs?”

 

Pausa.

 

Busco en mi interior la fuerza necesaria para ser paciente, pero la paciencia no está

 

en la punta de mi lengua mientras las bombas caen sobre Gaza.

 

La paciencia se me ha escapado.

 

Pausa. Sonríe.

 

“Enseñamos vida, señor.”

 

Rafeef recuerda sonreír.

 

Pausa.

 

“Enseñamos vida, señor.”

 

Nosotros, lxs palestinxs, enseñamos vida después de que ellxs han ocupado el último cielo.

 

Enseñamos vida después de que han construido sus asentamientos y muros de división

 

tras los últimos cielos.

 

“Enseñamos vida, señor.”

 

Pero hoy, mi cuerpo fue una masacre televisada

 

hecha para calzar en clips de sonido y límites de palabras.

 

Y dale, “entréganos una historia, un relato humano.”

 

“¿Ves? Esto no es político.”

 

“Nosotros solo queremos contarle a la gente sobre ti y tu gente, así que danos un relato humano.”

 

“No menciones esas palabras, apartheid y ocupación.”

 

“Esto no es político.”

 

“Tienes que ayudarme, como periodista, a ayudarte a contar tu historia

 

que no es una historia política.”

 

Hoy, mi cuerpo fue una masacre televisada.

 

“¿Por qué no nos cuentas la historia de una mujer en Gaza que trata de conseguir medicamentos?”

 

“¿Qué hay de ti?”

 

“¿Tienes suficientes extremidades rotas para cubrir el sol?”

 

“Pásame a tus muertxs y una lista con sus nombres en mil doscientas palabras máximo.”

 

Hoy, mi cuerpo fue una masacre televisada forzada a calzar en clips de sonido y límites de palabras

 

y conmover a aquellxs insensibles ante la sangre terrorista.

 

Pero lo sienten.

 

Sienten el confinamiento impuesto en Gaza.

 

Así que les mostré las resoluciones de la ONU y las estadísticas, y condenamos y deploramos y rechazamos

 

y esto no son dos bandos iguales: colonos y ocupados.

 

y cien muertxs, doscientos muertxs, mil muertxs

 

y entremedio crímenes de guerra y masacre, ventilé las palabras y sonreí de manera no exótica, no terrorista

 

y conté y volví a contar cien muertes, mil muertes.

 

¿Hay alguien ahí afuera?

 

¿Escuchará alguien?

 

Desearía poder lamentarme sobre sus cuerpos.

 

Desearía poder correr descalza en cada campo de refugiadxs y abrazar a cada niñx,

 

tapar sus oídos para que no tuvieran que escuchar el sonido de las bombas

 

cayendo por el resto de sus vidas, como lo hago yo.

 

Hoy, mi cuerpo fue una masacre televisada

 

y déjenme decirles, no hay nada que sus resoluciones de la ONU hayan hecho nunca al respecto

 

y ningún clip de sonido, ni un clip de sonido que haga, sin importar cuánto mejore mi inglés

 

ni un clip de sonido

 

ni un clip de sonido

 

ni un clip de sonido

 

ni un clip de sonido va a revivrlxs.

 

Ningún clip de sonido va a reparar esto.

 

“Enseñamos vida, señor.”

 

“Enseñamos vida, señor.”

 

Nosotrxs, lxs palestinxs, nos levantamos cada mañana para enseñarle al resto del mundo VIDA

 

señor.

Tomado de:

https://www.abstemiosyascetas.cl/rafeef_ziadah.html

 

 

Cada Vez que RESPIRO…

 

Soy tres generaciones de mujeres que nunca lograron pasar de los 40.

 

Borradas: de una forma u otra.

 

Balas o recuerdos de balas. Nos las robaron.

 

Eran las personas equivocadas, de la religión equivocada, en un Estado

 

diseñado para la exclusividad. Instalado sobre la tierra y la piel.

 

 

Cada vez que respiro…

 

 

Soy cada uno de sus suspiros junto a una ventana.

 

Cada viaje en autobús a la sala de espera de una cárcel.

 

Cada abrazo lo suficientemente largo

 

para ser interrumpido por un soldado.

 

Cada mano temblorosa que busca entre las ruinas.

 

 

Están conmigo. Me llevan.

 

 

Soy tres generaciones de mujeres que lo lograron.

 

Cada vez que inspiro. Cada vez que exhalo.

 

Lo lograron. Lo logramos.

Tomado de:

https://poetryalquimia.wordpress.com/2019/05/15/3-poemas-de-rafeef-ziadah/

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