DOLOR Y GOZO
Este dolor y gozo que he
sentido
es fiel reflejo de mi extraño
amor:
que es un placer con mezcla de
dolor
y es un dolor que lleva al gozo
unido.
Yo hubiera en el momento aquel
querido
arrojarme en sus brazos sin
temor,
y del dolor y gozo en el
temblor
sobre su corazón haber gemido.
Llanto a un tiempo de pena y de
alegría:
pena, porque en el alma me
dolía
esa culpa de amor que cometí;
gozo, porque en la misma culpa
mía
mi feminidad toda le ofrecía,
y con dolor y gozo se la di.
Incluido en su poemario
Espacio, escrito en 1949 pero publicado dentro del libro Obra poética de 1958.
Tomado de:
https://sheilablanco1.bandcamp.com/track/dolor-y-gozo-de-pilar-de-valderrama
***
Aquel café de barrio,
destartalado y frío,
testigo silencioso de nuestras
confidencias,
extremo de rigores, conjunto de
inclemencias,
que sólo caldeaban tu corazón y
el mío.
Viejo café de barrio, adonde yo
acudía,
donde tú me esperabas con el
alma impaciente,
y cada vez, al verme, coronaba
tu frente
con un halo de luz la fugaz
alegría.
Con nostálgico afán en vano te
he buscado
queriendo en tus vestigios
revivir un pasado
que inexorablemente para mí se
ha perdido.
Nadie de ti sabía, todo estaba
cambiado:
tus muros, tu recinto, la
sombra de Machado
como un girón de niebla han
desaparecido.
Los ángulos de los labios
Hay muchas luces iluminando la
ciudad
son las Resistencias
Nuestros ojos mirando
brillantes Jas cosas
también son las Resistencias
La Resistencia es una herida
que nunca cicatriza
La Resistencia no conoce los
muros
ni los puños que se incrustan
en los ojos
Resistencia:
palabra que impide el cerrar de
las mandíbulas
Las hojas al trasluz
el tronco seco
Sola queda la rosa
solo el parque,
solo queda el camino,
yo
voy sola.
La lluvia no me empapa
la cara, ni una brizna
de yerba ni un cabello;
Sólo los pies se mojan
sin reserva
en los últimos charcos
de la tarde.
Ando mil gotas
lentamente.
Las nubes se han parado,
ya no hay prisa.
El cansancio me cala
hasta los huesos
y el otoño me pesa
toneladas.
***
Tejiendo estoy. Mi estancia
conmovida
da forma a un corazón, punto
por punto.
Ahorcada en mi laurel separo,
junto,
se me escapan los hilos de la
vida.
Tejiendo estoy. La prenda
sostenida
se quiebra ante la pena que
barrunto.
Me lastima tu ausencia y su
conjunto
en la rabia que crece a mi
medida.
Crece, toma la punta en su
llamada,
rompe el tiempo con un chocar
de agujas,
dos pinchazos de lleno en la
mirada.
Crece, cunde; Mas déjame
después
sola, rota, volviéndome al
revés,
tiritando en la piel,
desmadejada.
Tomado de:
https://poetryalquimia.wordpress.com/2017/09/27/5-poemas-de-pilar-de-valderrama-guiomar/
"Huerto cerrado"
Unas tapias altas cerrando un
espacio
pequeño:
Pequeño tan sólo si se mira a
tierra,
pero ilimitado si se mira al
cielo.
Hiedras en esas tapias.
Un ciprés muy viejo
al que en Mayo alegran unas
golondrinas
pone en el ocaso su perfil
austero.
Las nubes muy cerca.
El mundo muy lejos...
Crece el cinamomo junto a los
granados,
el mirto, el romero;
y sobre la orilla fresca de un
arroyo
abren sus corolas los lirios
bermejos.
De mi propio campo, de mis
propias flores
soy el jardinero.
¡Con qué amor las riego!
De hierbas, reptiles
e insectos,
que un día pudieran secar sus
raíces,
las limpio y defiendo.
Y para que nunca ningún ser
profano
a ultrajar llegara mis lirios
bermejos,
quisiera crecieran...
crecieran... las tapias
hasta confundirse con el ancho
cielo.
Por fuera la vida
y yo aislada dentro
sobre el viejo mundo
en mi mundo nuevo...
Y cuando un extraño, mirando el
recinto
curioso indagara. «¿Será torre
o templo?»
Alguien respondiera: «Es Huerto
Cerrado
donde se cultiva la Flor de los
Sueños».
"Briznas del hogar"
Estas pequeñas cosas que
conmigo han vivido
íntimamente unidas ¿dónde irán
a parar
el día que yo parta, se
desmorone el nido,
y sus pajas el viento llegue a
desparramar?
Los libros que yo quise y leí
tantas veces,
la lámpara que siempre mi
trabajo alumbró,
la simbólica imagen que recibió
mis preces,
la tela caprichosa que mi mano
bordó.
El cofre cincelado, el jarrón,
la pintura,
deleites de mis ojos, galas de
mi mansión;
ellos fueron testigos de dolor
y ventura;
del querido hogar mío fueron la
ramazón.
Objetos que estuvisteis con mi
vida ligados
y visteis los cambiantes de mi
propio sentir,
descubriendo en los pliegues
más hondos y cerrados
lo que acaso yo misma no supe
definir.
Las manos que os recojan,
¿serán como las mías?
¿Será su tacto suave, como el
mío lo fue?
¿Verán otras pupilas, impasibles
y frías,
algún rastro del alma que en
vosotros dejé?
¿Cuál será vuestra suerte
cuando me marche lejos...?
Mis fieles compañeros, ¿qué
dueño encontraréis?
Presos en la nostalgia de los
afectos viejos
acaso arrinconados en un desván
seréis.
¿No habrá un ser que descubra
que el curso de los años
algo os fue transmitiendo de
aquel que os poseyó?
¿Que aparecéis a veces con
matices extraños
mezcla de luz y sombra de un
alma que pasó...
... y que os legó a su paso
algún rasgo, una huella
donde quedó estampada su
personalidad;
una luz indecisa, como de
errante estrella,
que siendo el alma vuestra, es
suya en realidad?
No verán nada, nada... ¡pobres
objetos míos!
mi lámpara, mis libros, mi
cuadro, mi jarrón...
seréis pequeñas gotas perdidas
en los ríos
del olvido, que arrastran
recuerdo y tradición.
Pilar de Valderrama, incluido
en Antología de poetas españolas. De la generación del 27 al siglo XV (Alba
Editorial, Barcelona, 2018).
"El cementerio de la Isla de San Miguel.
Sosegado el ambiente.
Verdosa el agua, enturbiada y
quieta;
quieta ante el infinito
del gran arcano de las vidas
muertas.
Silencio en derredor...
En el mar verde, en las vecinas
sierras;
fuera todo es silencio,
dentro el murmullo de las almas
nuestras.
Escuchamos su voz
indescriptible
que suena lejos y que se oye
cerca.
Al irse el sol, apareció en lo
alto
la luna, que platea
sobre la isla donde el
camposanto
como surgiendo de la mar, se
eleva;
sobre el abismo oscuro de las
aguas,
sobre la forma austera
de los cipreses, que la miran
fijos
con su mirada de infinita
pena...
Caminamos despacio, el
gondolero
taciturno a su vez, pausado,
rema.
Le oímos murmurar unas palabras
que la visión nos traen de la
«gran guerra»
y por nosotros pasa
un estremecimiento de tragedia.
...................................................................
En el hondo silencio
los labios callan y las almas
rezan...
Tomado de:
https://franciscocenamor.blogspot.com/2014/11/poema-del-dia-huerto-cerrado-de-pilar.html
Evocación
Aquel café de barrio,
destartalado y frío,
testigo silencioso de nuestras
confidencias,
extremo de rigores, conjunto de
inclemencias,
que sólo caldeaban tu corazón y
el mío.
Viejo café de barrio, adonde yo
acudía,
donde tú me esperabas con el
alma impaciente,
y cada vez, al verme, coronaba
tu frente
con un halo de luz la fugaz
alegría.
Con nostálgico afán en vano te
he buscado
queriendo en tus vestigios
revivir un pasado
que inexorablemente para mí se
ha perdido.
Nadie de ti sabía, todo estaba
cambiado:
tus muros, tu recinto, la
sombra de Machado
como un girón de niebla han
desaparecido.
Glosa
Acaso a ti mi ausencia
acompaña. A mi memoria
tu recuerdo
Me acompañó tu ausencia día a
día
en todas mis angustias
interiores;
en medio de amarguras y dolores
llenó de tu nostalgia el alma
mía.
Al irte para siempre, no sabía
tu corazón los arduos
sinsabores
que me acechaban, como negras
flores
de muerte, olvido y soledad
sombría.
En aquel tu dolor de mi
recuerdo
estaba yo; tú estabas en la ausencia
en que de mar a mar nos
obligaron.
En laberintos de un ayer me
pierdo;
y veo en esta luz de tu
presencia
que ni guerra ni mar nos
separaron.
Tomado de:
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