martes, 19 de diciembre de 2017

POEMAS DE MERY YOLANDA SÁNCHEZ


 Resultado de imagen para mery yolanda sánchez
(Colombia, 1956)


SEGUNDO TIEMPO


Un día dejarás a un lado tu sur del castigo por el recuerdo de tus hijos en las calles hambrientas. Te prepararás para escapar antes de contar veintiún pasos al patíbulo. Volverás al norte donde agonizaron tus madres. No recordarás el arma que le mandó nueve silencios a tu cuerpo ni el monstruo que oprimió el gatillo. Tampoco recordarás las manos que te obligaron a dejar tu niñez en el frío de tu abuela muerta. Volverás a las apuestas por tus otras vidas y levantarás con más fuerza la botella que te hace olvidar la oscuridad. Tirarás en el centro de la gallera tu última gratitud, la que no estaba escrita, pero que ahora reconoces en la mano que estira para dar de beber a tu victimario. Olvidarás un día, Carlos, que pronto aprendiste a encontrar perdices para la cena de tu amo y a gritar la noticia de puerta en puerta, donde tú eras el próximo de la lista.




LA LOCA


Quita almohadas y se sienta en la boca que la sueña
hace homenajes a las ruinas que duermen de pie.
No tiene perfil ni lugar para una sonrisa.

El otro día llegó de rojo
y entró a los besos del baile.
Está en casa y aprende
de los abrazos en su torso.
Duerme y se anuda en los calambres del ciclista
que hace malabares en mil rostros fríos.

La loca descansa en casa
para que los niños
puedan correr sin lluvia de barro en sus bocas
vacías.



LA FRONTERA


Preguntan y no esperan las respuestas. Lloran en las calles, frente a las obras de arte lloran. Lloran de perfil ante las listas de los desaparecidos. Están aquí y allá. Después del horror pendulan un halo del abismo en diagonal a la razón. Ya no firman las crónicas ni registran sus pertenencias. Son de aire sus pasos y de salsa parece su vaivén.




SALMO


Saco el último vestigio en alas de mariposas.

Enjabono y tuerzo.

Al tacto del viento con mis manos
un olor confuso se aproxima por la acera izquierda.
Lo guardo,
trato de meterlo en la taza del baño,
pero en remolinos es vaciado a mi boca.
Tiento,
palpo cada pliegue del pecho.

Hace falta mucho detergente
cuando mi país hasta en la ropa duele.



LA GUARDILLA



Dos cuerpos se necesitan
se dicen desde los poros.
Enredados en barrotes de humo
escriben país en las paredes de la guerra.



LUGAR TRES


Recostada sobre su brazo derecho, en el borde de las cosas, ve pasar razones de papel. Una mosca lee su pierna izquierda, ella construye pedales para sus horas de quince sueños. Se mece, no puede decidir para dónde dejarse caer: a lado y lado la esperan monstruos que vomitan la sangre de las orquídeas.


PATIO


Una mano fría trata de entregarme
la salida.
La mujer que asesiné hace tiempo,
lava sus ropas con la sangre de mi boca.



PERIÓDICO VIEJO



Cuando ya no importa
que los muertos se mojen
es fácil cubrirnos de la lluvia
con un periódico viejo
las manchas de las noticias
se deslizan por el cuello
dejando nombres propios en la piel.

Recorremos el invierno
atragantados con los mismos titulares
de ayer, de mañana y cien años más
con un hombre inmóvil en cada semáforo
como última señal
de que estamos cambiando de piel.



LECCIONES ANTIGUAS



El camión avanza,
hombres aprietan últimos recuerdos en sus ojos.
Luego, de rodillas junto al río.

No alcanzan el frío, ni la certeza de los peces en
sus bocas.
Papá ebrio se lanza al vacío hasta quedar con vida.
Aseguran que la flor nacional es una orquídea
negra.



SEÑOR JUEZ


Sabré mentir tantas veces
como usted quiera señor
no importan las agujas
tengo lleno el cuerpo de dedales.


MI ETERNA LLUVIA


Me desnudo para sentirte
entre mis caderas.
Me desnudo
porque solo tus tempestades
ahorcan la muerte
que duerme en mis piernas.
 





Desierto


Las puntas de la lluvia en mis ojos.
Apacible, entre el olor a sudor de caballo,
y gotas fuertes que aplastan la tierra rojiza
reconozco el duelo.
Desafío el miedo centímetro a centímetro
y la tormenta me devuelve las imágenes
cuando intentamos el vuelo de los sueños.
La oscuridad es perfecta, la soledad amplia,
larga la distancia.
El disparo no despertará a mamá.

Principio del formulario










SEPARACIONES


Piensas en los dedos de los cuerpos tibios, se entrelazan y te duelen de nuevo las garzas tristes. Oyes los cantos de las mujeres que se volvieron antiguas de tanto buscar. Ellas cruzan la plaza, con sus tetas en el suelo y las ganas apagadas en la caída del agua. Ya no lavan sus rostros para conservar el olor de sus hijos.



TELARES


Del olvido sabías, es una madeja de difícil comienzo. Se desenreda el cadejo, se hacen telas donde se amontonan y guardan historias de los cuartos fríos. Sabías que los mancos llevan con orgullo una llave de dos manos para asegurar la angustia



Porque sé
que eres
el más grande abismo
que me sostiene
aún permanezco


A tiempo

La niña me miró,
apretó su muñeco
y se desplomó conmigo.



 
Las manos del viento

Has vuelto con tu cuerpo tibio y una marca en la piel. Traes una culpa y la dejas en la  habitación. Levantas las sábanas y procura una hora despierta. Los pájaros de picos largos se alimentan de lo poco que queda. Un mendrugo de pan se recibe en el sonido que se va yendo y apenas es un aleteo el canto de los adioses.



 La pregunta


Te han tirado al patio de las ranas. Sobre ti, pompas de jabón. Te preguntabas por qué las gallinas son tristes y van con una queja eterna. Hoy te picotean y no saben qué eres. Alguien te habrá mirado por última vez como un mal recuerdo. Nunca supiste estar de pie, no te gustaba estar pendiente. Sin embargo, te acostumbraste a dormir con ropa por si te sacaban con el sueño.



Los otros




No alcanzaron a sentir miedo. Cuando los cortaron el dolor llegó primero, la boca de la bota en la cara. Pronto el susurro de la sierra fue lejano. Un pajarito almorzó los pecados de las vísceras.
Sus sombras siguen y recogen los sombreros que atajó el viento.
Las mujeres orinan cualquier lugar.
Los niños se volvieron ancianos amarrados a los alambres de púa.
Tres territorios debajo de las carcajadas de los asesinos.
Y sus sombras también son perseguidas, señaladas y marcadas desde los pájaros metálicos, dueños del cielo.



Miedo
Sentir por las piernas
la respiración
del compañero desaparecido.
 



 En qué pensaste

Qué pensaste cuando al cerrar los ojos dejaste la carga de tu silencio en mil cuerpos. Cuando descargaste tus vísceras en el baño y te sentiste liviano y liberado de las quejas que eructa la tierra. En tu rostro quedaron señales, miradas pasadas y ajenas. Habrá crecido en ti la cicatriz que resalta la arruga pedazos del juego en la mitad del poniente. Ya ni siquiera eres un hombre común, ni sabrás nunca de los que se han ido después de ti. No imaginarás las cartas que mordemos detrás del muro, ni como aprendemos a separar consonantes y evitar adjetivos, porque en los labios de los muertos, la verdad es un error más. 



 En la pileta de la calle 14
En la medida de mi centro

bailo olores de adolescentes

que escuchan a Silva moribundo,

 Lo ven bajar, apuestas por la esperanza,

en juegos intensos al límite de las horas.

Lo ven vivo, cuando la boca del revolver

Descubre el río de su canto






No hay comentarios.:

Publicar un comentario