domingo, 20 de enero de 2019

POEMAS DE ROBINSON JEFFERS


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(10 de enero de 1887, Allegheny - 20 de enero de 1962, Carmel-by-the-Sea, California, Estados Unidos)



APOLOGÍA POR LOS MALOS SUEÑOS


I

En la luz púrpura, pesada con secuoyas, las pendientes caen
hacia el mar,
Impetuosas convexidades del bosque, arrastradas hacia el
empinado barranco. Abajo, en el risco del mar,
Un claro solitario; un pequeño campo de maíz cerca de la
corriente; un techo bajo árboles sin maltrato. Luego el
océano
Como una gran piedra en la que alguien labró agudos bordes y
pulió hasta sacar brillo. Más allá, la fuente
Y la caldera de luz increíble que mana del hundido sol. En el
pequeño claro una mujer
Castiga a un caballo; ha enlazado el cabestro a un renuevo en el
límite del bosque; pero cuando el grandioso azote
Se aferró a los costados, la criatura dio patadas tan fuertes que
ella temió que rompiera el cabestro; llamó desde la casa
A un hombre joven, su hijo, quien trajo una amarra de cadenas,
y afanándose juntos, enlazaron
Ambos las pequeñas y herrumbradas junturas alrededor de
la lengua del caballo
Y lo ataron de la hinchada lengua al árbol.
Vistos desde esta altura ellos se encogen hasta parecer insectos,
Fuera de toda relación humana. No podés distinguir
La sangre que brota allí donde se ha ajustado la cadena,
La bestia que se estremece; sólo el cuello que arremete y las
patas
Muy abiertas. Podés ver el azote caer sobre los costados…
El gesto del brazo. No podés ver la cara de la mujer.
La enorme luz golpea desde el Oeste a través de la valla de
nubes de los vientos alisios. El océano
Se oscurece, las altas nubes cobran brillo, las colinas juntas se
oscurecen. Indómita e increíble belleza
Cubre el mundo al anochecer… no lo cubre, se evidencia a partir
de él, tal y como Venus allá abajo surge
Del cielo encendido. ¿Qué ha dicho el profeta? “He creado el
bien: y he creado el mal: Yo soy el Señor”.



CREDO


Mi amigo de Asia tiene poder y magia, él arranca una hoja azul
del joven eucalipto
Y, oteando sobre ella, reuniendo y aquietando
Al Dios que hay en su mente, crea un océano más real que el
océano, la sal, la verdadera
Presencia aterradora, el poder de las aguas.
Él cree que nada es real excepto mientras lo hacemos. Yo, que
soy más humilde, he hallado en mi sangre
Engendrada al Oeste del Cáucaso un misticismo más arduo.
La multitud se yergue en mi mente pero creo que el océano en
la bóveda de hueso es sólo
El océano de la bóveda de hueso: allá afuera está la del océano;
El agua es el agua, el risco es la roca, ya vengan choques y
destellos de realidad. La mente
Pasa, el ojo se cierra, el espíritu es un tránsito;
La belleza de las cosas nació antes que los ojos y se basta a sí
misma; la desgarradora belleza
Permanecerá incluso cuando no haya un corazón que se
desgarre por ella.



PUNTA CARMEL


¡La extraordinaria paciencia de las cosas!
Este bello lugar desfigurado por un brote de casas
suburbanas—
Qué bello cuando por primera vez lo contemplamos,
Un campo intacto de amapola y lupino cercado por riscos
despejados;
Ningún entrometimiento a no ser por dos o tres caballos que
pastaban,
O unas pocas vacas lecheras que se rascaban con las piedras
salientes del sembradío—
Ahora el corruptor ha llegado: ¿le importará algo?
Ni vagamente. Tiene todo el tiempo. Sabe que la gente es una
marea
Que crece y que con el tiempo mengua, y que todos
Sus afanes se disuelven. Mientras tanto la imagen de la prístina
belleza
Vive en que cada borona del granito,
Seguro como el océano infinito que trepa nuestro risco. —En
cuanto a nosotros:
Debemos descentrar nuestras mentes de nosotros mismos;
Debemos inhumanizar un poco nuestra mirada, y tener
La confianza de la roca y el océano de los que fuimos hechos.



POST MORTEM


Aunque alguien de
muy lejos al final del tiempo
Haya de encontrar mi presencia en un poema,
No le importará a mi fantasma otra cosa que estar aquí, una
larga sombra crepuscular en las vetas del granito, y un
espíritu para la piedra
Cuando ya la carne haya sido olvidada.


A Helen sobre su cabello

Tu cabello es largo y maravilloso;
Es oscuro, con
luces doradas en toda su longitud.

Largo, hermoso, líquido, glorioso
Es tu cabello, y brillante,
Perfumado con el verano.

Tenga cuidado cuando lo esté peinando,
en las noches y en las mañanas,
sacudiendo su esplendor.

Te pido que lo peines con cuidado,
porque mi alma está atrapada allí,
Herida en su red. 


Buitre

Caminé desde el amanecer y me acosté a descansar en una ladera desnuda
sobre el océano. Vi a través de los párpados entreabiertos un buitre que volaba en lo
alto del cielo,
y luego volvió a pasar, pero cada vez más cerca, su órbita se
estrechaba,
comprendí
que estaba bajo inspección. Me quedé inmóvil y oí cómo silenciaban las
plumas de vuelo
sobre mí, formaban su círculo y se acercaban.
Pude ver la cabeza roja desnuda entre las grandes alas
Oso mirando hacia abajo. Le dije: 'Mi querido pájaro, estamos perdiendo el tiempo
aquí.
Estos viejos huesos todavía funcionarán; no son para ti ' Pero qué
hermoso
se veía, deslizándose hacia abajo.
En esas grandes velas; qué hermoso se veía, desviándose en la
luz del mar
sobre el precipicio. Les digo solemnemente
que lamenté haberlo decepcionado. Para ser comido por ese pico
y
ser parte de él, para compartir esas alas y esos ojos ... ¡
Qué fin tan sublime de nuestro cuerpo, qué engaño! Qué vida
después de la muerte. 



Ama al cisne salvaje


"Odio mis versos, cada línea, cada palabra.
Oh pálidos y frágiles lápices intentando siempre
la curvatura de una hoja de hierba o la garganta de un pájaro
que se suspende en la rama, erizado contra un blanco cielo.
Oh quebrados y crepusculares espejos siempre por atrapar
un color, un raudo destello del esplendor de las cosas.
Cazador desafortunado, oh balas de cera,
la belleza del león, las alas del cisne salvaje, la tormenta de las alas."
-Este cisne salvaje del mundo no es presa de cazadores.
Mejores balas que las tuyas errarían al blanco pecho,
mejores espejos que los tuyos se quebrarían en la flama.
¿Acaso importa que te odies a ti mismo? Cuanto menos
ama tus ojos que pueden ver, tu mente que puede
oír la música, el trueno de las alas. Ama al cisne salvaje.


cassandra

Muchacha enloquecida de la mirada fija y los blancos dedos largos asidos
como garfios a las piedras del muro,
los cabellos sueltos y la boca chillona: ¿qué importa, Casandra,
si cree o no la gente lo que brota de tu hontanar amargo?
Lo cierto es que los hombres odian la verdad; antes preferirían
cruzarse con un tigre en el camino.
Por eso los poetas edulcoran sus verdades con mentiras; pero los vendedores
de religión y los políticos
vierten de sus toneles nuevas mentiras y se alaba su amable
sabiduría. Pobre perra, sé sabia.
No: seguirás farfullando en una esquina tu insolente verdad, repugnante a los hombres
y a los dioses. Tú y yo, Casandra.


Roca y halcón 



Aquí hay un símbolo en que
muchas altas y trágicas ideas 
miran sus propios ojos. 

Esta roca gris, en altura erguida, 
sobre el cabo donde el viento marino 
no deja al árbol prosperar, 

a prueba de mecidas, y marcada 
por eras de tormenta: en su cima 
un halcón se ha colgado. 

Pienso, aquí está tu emblema 
para colgar del cielo por venir 
no la cruz, no la colmena, 

sino este; deslumbrante poder, 
o paz oscura; unido pensamiento 
al final desinterés; 

vida con muerte como en pausa; 
los ojos fijos del halcón se ven 
casados con la gruesa 

mística de la piedra, 
cuyo fracaso no puede echar abajo 
ningún acaecer de digna forjadura. 

(De Poemas Selectos) 
Traducción y textos: Juan José Rodríguez 



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