viernes, 8 de julio de 2022

POEMAS DE MARUJA VIEIRA LA CENTENARIA LUCIDEZ DE LA POESÍA

 



Agresiones

 

Defenderé tu rostro

y tu nombre

de los años que se amontonan

como piedras rotas.

 

Defenderé tu voz,

tus palabras,

de estos largos silencios

que pesan

sobre mis labios.

 

Defenderé tu luz

de esta sombra!

 

 

Al final del camino

 

Sólo pido

tu rostro para el sueño.

Tu nombre dibujado

en los telones del recuerdo.

 

Me iré con ellos lejos,

a la ciudad tranquila de los lirios,

de las campanas y de las violetas.

 

El tiempo será largo como un río

y seguirá copiando el mismo cielo

eternamente.

 

Y eternamente clara, casi viva

tu sombra estará cerca.

 

 

Atardecer del sábado

 

Ha llovido en mis manos,

áspero sol, tu lenta quemadura,

tu fuego repetido.

Ahora son más altas

las montañas azules,

más altas y se alejan en perfiles

de cristal y de humo.

Los rumores del día

se pierden en la tarde.

La noche será larga.

A la orilla del sueño

veré pasar las horas,

silenciosas y cálidas.

Mañana

vendrán a saludarme

los ladridos alegres

de mi perro.

Le diré que se calle,

que es domingo.

No hay que ir al trabajo

ni al colegio.

Despertará la niña

cantando. Nos iremos

los tres. Hoy es domingo

y sale la familia de paseo.

y se me habrá olvidado

por la noche

la tristeza.

 

 

Breve poema del encuentro

 

Me detengo a la orilla de la tarde

y busco las palabras olvidadas.

Los antiguos colores de la tierra,

la huella luminosa de los árboles.

 

Estás aquí. Sonríes a mi lado

bajo la rama azul que se deshace

en un pequeño cielo caminante.

Otra rama -de oro- está en mi mano.

 

Hablo contigo como siempre. Cálidas,

amorosas, las sílabas desgranan

un lento surtidor de agua tranquila

sobre el silencio de la piedra blanca.

 

 

Campanario de lluvia   

 

Te buscaba en la sombra. Lentamente surgía

tu mirada lejana, leve flor de horizontes.

Era clara, serena…Con amor la sentía

transitar el camino de mis ojos insomnes.

 

No fue un eco ni un sueño. Fue la brisa en al árbol

que me trajo tu acento con perfume de savia

y creció por mis venas y se fue deslizando

con temblor de caricias al llegar a mis manos.

 

Nada más…en la torre desgranó la campana

un rosario de tiempo claro, fino y distante.

Como niebla de aroma se quedó entre mis labios

la dulzura imposible de una frase: te amo.

 

 

Clave mínima

 

Déjame tu recuerdo, el de esta hora.

No importa que te vayas.

Déjame este recuerdo

de la última hora del alba.

 

Estaba azul el monte esa mañana

azul. Eras hermoso

y yo te amaba.

 

 

El nombre de antes

 

No es fácil escribir

el nombre de antes.

Es como volver a un traje antiguo,

unas flores, un libro,

un espejo, amarillos por los años.

Con aquel otro nombre

era como tener entre las manos

toda la luz del aire.

Ahora vuelvo

a mi nombre de antes.

Mi nombre de ceniza,

el que anduvo conmigo por el tiempo

y por las soledades.

Ahora estoy frente a mí, frente a mi nombre,

con la fría y terrible sensación de regreso

que conocen los náufragos.

Pero escucho una risa y unos alegres pasos.

Todo no se ha perdido.

Aquí estoy otra vez, frente a la vida,

con el nombre de antes.

 

 

 

Esta tarde

 

Esta tarde

todos miran la lluvia.

 

Aquí hay un árbol

y unas columnas blancas.

 

Donde va mi recuerdo

hay flores como espadas de amatista

y los hombres caminan en silencio.

Aquí la lluvia lanza

cada vez más de prisa

sus dedos transparentes

para ganar al sol la moneda del tiempo.

Allá, donde tú olvidas,

no hay lluvia... sólo flores y un mar verde.

 

 

Exilio

 

Mi patria eran tus manos,

tu mirada,

el suave temblor de tus labios.

 

Ya no tengo tu hombro

para mi cabeza rendida.

 

No tengo nada.

 

Veinte años de exilio,

amor mío,

veinte años sin patria.

 

 

Huella

 

La huella

de tu mano.

Apenas una gota

de rocío.

suave trazo

de luz distante y pura

La huella

de tu mano.

 

 

Letras de arena

 

Háblame. Al fin y al cabo

mis sueños están hechos de palabras.

Tus palabras.

Las que nunca me has dicho y están vivas

con fuerza de memoria verdadera.

Vivas como en el fondo transparente

las estrellas marinas.

Como el recuerdo tuyo que me sigue

y voy llevándolo.

Sin que lo aparte un cielo distinto ni una ola,

ni siquiera la sombra de otro cuerpo.

Escucha....El mar enreda

sus dedos verdes en los arrecifes.

Es como si tu voz estuviera buscándome

sin encontrarme y sin que yo la encuentre.

Desde lejos

viene a azotarme el rostro tu silencio.

 

 

Lluvia de agosto

 

Otra vez tú me tiendes

tu lento cerco de diamantes.

 

contigo estaba escrito

el nombre del amor sobre la tierra.

contigo, lluvia de la media noche,

tierna raíz de astros.

 

Y caes

y me envuelves.

Eres música,

estás ciñéndome los pasos

y el mundo se me pierde,

porque lo borras tú con la mano invisible

con que cierras jazmines

y entreabres luciérnagas.

 

 

Luz de septiembre

 

En la luz de septiembre

estoy buscándote.

Era una madrugada de campanas

que me ilumina todavía el alma.

 

Todo el amor del mundo

inundaba tus ojos.

Era un claro septiembre

de azahares.

 

Tu mano, firme y cálida,

en mi mano.

Tus labios en mi frente

¡y todo era tan frágil!

 

Como un hilo de sol

entre la lluvia.

como el perfume

de una rosa blanca.

 

Sobre mi cobardía

y mi derrota

gira el mundo implacable.

 

Te seguiré buscando,

con el amor de siempre,

en mi septiembre

solitario.

 

 

Luz de tu presencia

 

¿Tú venías buscándome desde playas y sierras?

¿Venías presintiéndome por todos los caminos?

¿Escuchabas mi voz en los ecos del viento

y tocabas mis manos en el agua del río?

 

Me hallaste en una tarde de soledad y música.

Suavemente llegabas con tu amor a mi vida.

Al fondo las montañas heridas por la lluvia

Y en medio de los muros la lámpara encendida.

 

Yo entendí tu presencia porque un fuego de angustia

destructor y quemante se apagó entre mis venas.

Porque el agua invasora de una inmensa amargura

desplegó hacia el olvido sus oscuras mareas.

 

Te di mi lejanía de bruma y de silencio

-la tienes en tus manos como una flor de sombra-,

en cambio tú me has dado tu claridad sonora

que resucita muros en mis ciudades rotas.

 

 

Más que nunca

 

Porque amarte es así de dulce y hondo

como esta fiel serenidad del agua

que corre por la acequia derramando

su amorosa ternura sobre el campo.

 

Te amo en este sitio de campanas y árboles,

en esta brisa, en estos jazmines y estas dalias.

La vida y su belleza me llegan claramente

cuando pienso en tus ojos bajo este cielo pálido.

 

Sobre la yerba limpia y húmeda mis pisadas

no se oyen, no interrumpen el canto de los pájaros.

Ya la niebla desciende con la luz de la tarde

y en tu ausencia y mi angustia más que nunca te amo.

 

 

Para ti no hay palabras

 

Para ti no hay palabras.

Hay sólo mudas páginas en blanco

y este lento caer

de las manos inútiles

que olvidaron y hallaron

letras

sueños

y árboles.

 

Hubo palabras antes.

Cuando el mar,

cuando el grito luminoso

de los últimos faros.

 

Para ti sólo hay tiempo,

no hay palabras.

Y el tiempo es infinito

ahora que te amo.

 

 

Poema del amanecer

 

Es la hora de las campanas,

cuando se cierran los abismos.

 

Con la luz de la madrugada

vuelven al mundo los caminos.

 

Vuelve el murmullo de los árboles,

el silencio de las espigas.

 

Vuelven las manos lentamente,

hacia las páginas del libro.

 

Vuelve la realidad perfecta

de tu presencia sin olvido.

 

 

Raíz eterna

 

Tú eres más que un rostro,

más que un hermoso cuerpo.

 

Eres aquel murmullo del río entre la lluvia,

aquella forma vaga del monte tras la niebla.

 

Profundamente asidos al trémulo paisaje

del sitio de la vida donde habita el recuerdo.

 

Tú eres más que un nombre.

Más que un paso en la tierra.

 

Te cerca un bosque denso, de misteriosos árboles.

con pájaros errantes y canciones sin término.

 

Te guarda entre sus ramas de música, te encierra

lejos de la ceniza destructora del tiempo.

 

En ti el amor humano, de raíces eternas,

me ha entregado su clave profunda y verdadera.

 

 

Siempre

 

Siempre regresas.

Para ti no hay tiempo

ni tiene oscuros límites la tierra.

Siempre vuelves.

Y siempre estoy aquí, esperando tus manos,

llenándome de sueños como de lluvia un árbol.

No hay nada diferente. Todo es igual y puro

cuando vuelves.

No han pasado los días ni he sufrido. Estoy sola,

con el corazón limpio como una fuente nueva.

Tengo otra vez palabras y caminos

y contigo regresan la brisa y las estrellas.

Regresan las campanas y los pájaros,

me devuelves la música, el murmullo

de los ríos lejanos,

la claridad del monte,

la perfecta verdad de que te amo.

 

 

¿Sola?

 

Tus ojos

vinieron a mirarme

en esta hora

oscura y áspera.

Yo me creía sola

pero estabas aquí.

El amor

le arrancó tu mirada

a la muerte.

 

Tarde, flores y río

 

Amor mío...

Ruedan estas palabras

en mitad del estruendo

del agua.

Amor mío...

como antes

deja caer sus flores amarillas

el árbol, nuestro árbol.

 

Por la orilla del río

camino lentamente,

buscándote.

 

Estás aquí. Lo sé.

He venido con la certeza de encontrarte

en la huella de la luz

sobre la piedra,

en la canción lejana,

en la torre encendida

de la tarde.

 

Amor mío

distante.

 

Tiempo definido

 

Está bien que la vida de vez en cuando

nos despoje de todo.

En la oscuridad los ojos aprenden

a ver más claramente.

Cuando la soledad es el vacío intenso

del cuerpo y de las manos,

hay caminos abiertos hacia lo más profundo

y hacia lo más distante.

En el silencio las amadas voces

renuevan dulcemente sus palabras

y los muros custodian el rumor infinito

de los ausentes pasos.

Los labios que antes fueran

sitio de amor en las calladas tardes

aprenden la grandeza

de la canción rebelde y angustiada.

Hay un viento en suspenso sobre los altos árboles,

un repique de lluvia

sobre ruinas oscuras y humeantes,

un gesto en cada rostro

que dice de amargura y vencimiento.

 

Sigue un lento caer de horas inútiles,

desprendidas del tiempo,

y más allá de todo lo que formaba

el círculo pequeñito del mundo,

"aquel mundo cerrado, con sus vagas estrellas

y su bruma de sueño",

despierta inmensamente la herida voz del hombre

poblador de la tierra.

Antes estaban lejos, casi desconocidos,

el combate y el trueno.

Ahora corre la sangre por los cauces iguales

del odio y la esperanza,

sin que nada detenga la invasora corriente

de las fuerzas eternas.

 

 

Todavía

 

Todavía

la frágil quemadura de una lágrima

borra la luz del árbol.

 

Todavía

cerca del corazón se detiene la vida

cuando te nombra alguien.

 

Todavía

rueda el mundo al vacío

desprendido y errante.

 

Todavía

no encuentro las palabras

para decir la ausencia de tus manos.

 

todavía

te amo.

Tomado de:

http://amediavoz.com/vieira.htm

 

 

 

 

ÚLTIMA LLAMA

 

¿Por qué lloras?

Porque anoche a mi lámpara

la apagó un viento amargo.

¿Qué buscas en la sombra?

La sombra de unas manos,

unas manos desnudas que se alzan

contra vientos de fuego y los enlazan

y retuercen sus uñas mal hirientes.

Unas manos que nacen

en el cauce del río de la infancia

y crecen en los árboles

y vuelan con el ala de los pájaros.

 

¿Quién apagó tu lámpara?

No importa.

Hoy he vuelto a encenderla

con la última llama.

 

 

DETRÁS DEL ESPEJO

¿Qué camino debo tomar?

Eso depende

del lugar a donde quieras ir,

contesta el gato.

 

Me ahogo en una lágrima,

pero no soy Alicia,

soy el conejo blanco.

 

Serví por mucho tiempo

al Rey de Bastos y todavía

siento impulsos de correr

sin saber hacia dónde,

por miedo al Rey.

 

 

ENTONCES FUE LA GUERRA

Recordando a Duncan McNaughton

Piloto de la Real Fuerza Aérea Canadiense

 

Cuando dejaron de llegar

aquellas cartas

la música demencial

de los bombardeos

estremecía las torres

vertiginosas

de la Catedral de Colonia.

 

Ahora,

en el otoño de Alemania,

mientras bordeamos

la Selva Negra

viaja a nuestro lado

la más lejana

y dulcemente dolorosa

de todas las memorias

del amor.

 

Más tarde

iremos a buscar su nombre

en el cementerio canadiense

de Flandes.

 

Pero su nombre de rey trágico

tampoco estará allí,

ni sus ojos azules,

ni su risa de niño,

ni sus alas...

 

 

HOSPITAL MILITAR

¡Dios, qué mano tan fría!

dijo el soldado herido.

 

En la silla de ruedas su figura

sería un árbol joven

con las ramas cortadas.

 

Porque allí no había mano,

sólo unos ojos hondos,

muy hondos, que parecían

preguntarle algo a Dios.

 

 

FRIDA CUMPLE CIEN AÑOS

En la Casa Azul de Coyoacán

están los zapatos gigantescos

de Diego Rivera.

 

Hay montones de faldas,

collares, cintas,

los terribles corsés metálicos

y Fridas, muchas Fridas

que no necesitan de los pies

para bailar en el aire.

 

Esta noche

hay fiesta en la Casa Azul.

 

En otra casa

de una calle cercana

una sombra delgada

se asoma a la ventana.

 

Es alguien

que cuando estaba vivo

conmovía las montañas.

 

Se llamaba León Trotsky

y dicen que la amaba…

 

¡Frida, feliz cumpleaños!

 

RESPUESTA ELECTRÓNICA

A Julián Barba

 

Amigo, programa la memoria

de tu computador.

 

Pregúntale cuántos años,

meses, semanas, días, horas,

minutos y segundos han pasado.

 

Eran las tres de la tarde

del quince de mayo

de mil novecientos sesenta.

 

(Domingo Sombrío

es algo más que una canción húngara)

 

Cuando tengas el resultado

sabrás cuánto puede sobrevivir

un cuerpo sin alma.

 

 

LAS BANDERAS

Las banderas tiemblan

en amarillo, azul y rojo

en los dos lados de la frontera

son iguales las dos

en el viento.

 

 

Alas en la Ventana

Las palomas

vinieron, yo no estaba.

 

Me dejaron

- tarjeta de visita-

una plumita blanca.

 

 

Tomado de:

https://marujavieira.com/obra/poesia

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