domingo, 1 de noviembre de 2015

POEMAS DE JOSÉ ASUNCIÓN SILVA


José Asunción Silva

Colombia (1865-1896)

VEJECES 


Las cosas viejas, tristes, desteñidas,
sin voz y sin color, saben secretos
de las épocas muertas, de las vidas
que ya nadie conserva en la memoria,
y a veces a los hombres, cuando inquietos
las miran y las palpan, con extrañas
voces de agonizante dicen, paso,
casi al oído, alguna rara historia
que tiene oscuridad de telarañas,
són de laúd, y suavidad de raso.
¡Colores de anticuada miniatura,
hoy, de algún mueble en el cajón, dormida;
cincelado puñal; carta borrosa,
tabla en que se deshace la pintura
por el tiempo y el polvo ennegrecida;
histórico blasón, donde se pierde
la divisa latina, presuntuosa,
medio borrada por el liquen verde;
misales de las viejas sacristías;
de otros siglos fantásticos espejos
que en el azogue de las lunas frías
guardáis de lo pasado los reflejos;
arca, en un tiempo de ducados llena,
crucifijo que tanto moribundo,
humedeció con lágrimas de pena
y besó con amor grave y profundo;
negro sillón de Córdoba; alacena
que guardaba un tesoro peregrino
y donde anida la polilla sola;
sortija que adornaste el dedo fino
de algún hidalgo de espadín y gola;
mayúsculas del viejo pergamino;
batista tenue que a vainilla hueles;
seda que te deshaces en la trama
confusa de los ricos brocateles;
arpa olvidada que al sonar, te quejas;
barrotes que formáis un monograma
incomprensible en las antiguas rejas,
el vulgo os huye, el soñador os ama
y en vuestra muda sociedad reclama
las confidencias de las cosas viejas!
El pasado perfuma los ensueños
con esencias fantásticas y añejas
y nos lleva a lugares halagüeños
en épocas distantes y mejores,
por eso a los poetas soñadores,
les son dulces, gratísimas y caras,
las crónicas, historias y consejas,
las formas, los estilos, los colores
las sugestiones místicas y raras
y los perfumes de las cosas viejas!

 

?... 


Estrellas que entre lo sombrío,
de lo ignorado y de lo inmenso,
asemejáis en el vacío,
jirones pálidos de incienso,
nebulosas que ardéis tan lejos
en el infinito que aterra
que sólo alcanzan los reflejos
de vuestra luz hasta la tierra,
astros que en abismos ignotos
derramáis resplandores vagos,
constelaciones que en remotos
tiempos adoraron los Magos,
millones de mundos lejanos,
flores de fantástico broche,
islas claras en los oceanos,
sin fin, ni fondo de la noche,
estrellas, luces pensativas!
estrellas, pupilas inciertas!
¿Por qué os calláis si estáis vivas
y por que alumbráis si estáis muertas?... 

  


LAS VOCES SILENCIOSAS 


¡Oh voces silenciosas de los muertos!
Cuando la hora muda
y vestida de fúnebres crespones,
desfilar haga ante mis turbios ojos
sus fantasmas inciertos,
sus pálidas visiones...
¡Oh voces silenciosas de los muertos!
En la hora que aterra
no me llaméis hacia el pasado oscuro,
donde el camino de la vida cruza
los valles de la tierra.
¡Oh voces silenciosas de los muertos!
Llamadme hacia la altura
donde el camino de los astros corta
la gélida negrura;
hacia la playa donde el alma arriba,
llamadme entonces, voces silenciosas,
¡hacia arriba!... ¡hacia arriba!... 

 



ENFERMEDADES DE LA NIÑEZ 


A una boca vendida,
a una infame boca,
cuando sintió el impulso que en la vida
a locuras supremas nos provoca,
dio el primer beso, hambriento de ternura
en los labios sin fuerza, sin frescura.
No fue como Romeo
al besar a Julieta;
el cuerpo que estrechó cuando el deseo
ardiente aguijoneó su carne inquieta,
fue el cuerpo vil de vieja cortesana,
Juana incansable de la tropa humana.
Y el éxtasis divino
que soñó con delicia
lo dejó melancólico y mohíno
al terminar la lúbrica caricia.
Del amor no sintió la intensa magia
y consiguió... una buena blenorragia. 


IDILIO 

Sencilla y grata vida de la aldea: 
Levantarse al nacer de la mañana 
Cuando su luz en la extensión clarea 
Y se quiebra en la cúpula lejana, 
Vagar a la ventura en el boscaje... 
Espiar10 en los recodos del camino 
El momento en que el ave enamorada 
Oculta en el follaje 
Sus esperanzas y sus dichas canta. 
En rústica vasija Coronada de espuma 
Libar la leche, contemplar la bruma 
Que en el fondo del valle se levanta, 
El aire respirar embalsamado 
Con los suaves olores 
De la savia y las flores, 
Tomar fuerza en la calma majestuosa 
Donde la vida universal germina — 

Aurora


Cuando en las noches pálidas de luna
Cerca de tu ventana -una por una-
Me cuentas tus hermosas ilusiones,
Cuando de tu mirada soñadora
El rayo como lumbre de una aurora
Ahuyenta mis enjambres de visiones;

Cuando reclinas blanda la cabeza
En mi hombro y disipas mi tristeza
Y me acompañas en mis locos sueños,
Cuando de la ventura en el exceso
Sellas mi dicha con ardiente beso
De tus labios rosados y risueños-

Entonces como el náufrago -que asido
De una frágil tablilla- va perdido
Y recuerda la plácida ribera
Mientras la oscura noche negra y fría
Y la inmensa extensión muda y sombría
Y el tempestuoso mar halla doquiera

Y que ve serenarse el horizonte
Y destacarse el azulado monte
Sobre la claridad de áureo celaje
Y aparecer -en vaga lontananza
Lleno de luz de vida y de bonanza-
Primaveral, bellísimo paisaje,

Entre las sombras de la vida mía
Se levanta la luz de un nuevo día
Sin albor ni crepúsculo indeciso...
¿En la mirada de tus negros ojos,
En el aliento de tus labios rojos,
Quién no sabrá forjarse un paraíso?

Julio 26 de 1882



Crepúsculo


Junto a la cuna aún no está encendida
La lámpara tibia, que alegra y reposa,
Y se filtra opaca, por entre cortinas
De la tarde triste la luz azulosa.

Los niños cansados suspenden los juegos,
De la calle vienen extraños ruïdos,
En estos momentos, en todos los cuartos,
Se van despertando los duendes dormidos.

La sombra que sube por los cortinajes,
Para los hermosos oyentes pueriles,
Se puebla y se llena con los personajes
De los tenebrosos cuentos infantiles.

Flota en ella el pobre Rin Rin Renacuajo,
Corre y huye el triste Ratoncito Pérez,
Y la entenebrece la forma del trágico
Barba Azul, que mata sus siete mujeres.

En unas distancias enormes e ignotas,
Que por los rincones oscuros suscita,
Andan por los prados el Gato con Botas,
Y el Lobo que marcha con Caperucita.

Y, ágil caballero, cruzando la selva,
Do vibra el ladrido fúnebre de un gozque,
A escape tendido va el Príncipe Rubio
A ver a la Hermosa Durmiente del Bosque.

Del infantil grupo se levanta leve
Argentada y pura, una vocecilla,
Que comienza: «Entonces se fueron al baile
Y dejaron sola a la Cenicientilla!

Se quedó la pobre triste en la cocina,
De llanto de pena nublados los ojos,
Mirando los juegos extraños que hacían
En las sombras negras los carbones rojos.

Pero vino el Hada que era su madrina,
Le trajo un vestido de encaje y crespones,
Le hizo un coche de oro de una calabaza,
Convirtió en caballos unos seis ratones,

Le dio un ramo enorme de magnolias húmedas,
Unos zapaticos de vidrio, brillantes,
Y de un solo golpe de la vara mágica
Las cenizas grises convirtió en diamantes!»

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Con atento oído las niñas la escuchan,
Las muñecas duermen, en la blanda alfombra
Medio abandonadas, y en el aposento
La luz disminuye, se aumenta la sombra!

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

¡Fantásticos cuentos de duendes y hadas,
Llenos de paisajes y de sugestiones,
Que abrís a lo lejos amplias perspectivas
A las infantiles imaginaciones!

Cuentos que nacisteis en ignotos tiempos
Y que vais, volando, por entre lo oscuro,
Desde los potentes Arios primitivos,
Hasta las enclenques razas del futuro.

Cuentos que repiten sencillas nodrizas
Muy paso, a los niños, cuando no se duermen,
Y que en sí atesoran del sueño poético
El íntimo encanto, la esencia y el germen.

Cuentos más durables que las convicciones
De graves filósofos y sabias escuelas,
Y que rodeasteis con vuestras ficciones,
Las cunas doradas de las bisabuelas.

¡Fantásticos cuentos de duendes y hadas
Que pobláis los sueños confusos del niño,
El tiempo os sepulta por siempre en el alma
Y el hombre os evoca, con hondo cariño!





Edenia


Melancólica y dulce cual la huella
Que un sol poniente deja en el azul
Cuando baña a lo lejos los espacios
Con los últimos rayos de su luz
Mientras tiende la noche por los cielos
De la penumbra el misterioso tul.

Süave como el canto que el poeta
En un suspiro involuntario da,
Pura como las flores entreabiertas
De la selva en la agreste oscuridad
Do detenido en las musgosas ramas
No filtra un rayo de la luz solar.

Mujer, toda mujer ardiente, casta
Alumbrada con luz de lo ideal...
Radiante de virtud y de belleza
Como mi alma la llegó a soñar,
¿En sus sueños de cándida ternura
Así la encontrará?

Julio de 1882




Idilio


-Ella lo idolatró y Él la adoraba...
       -Se casaron al fin?
-No, señor, Ella se casó con otro
       -¿Y murió de sufrir?
       -No, señor, de un aborto.
-¿Y Él, el pobre, puso a su vida fin?
-No, señor, se casó seis meses antes
del matrimonio de Ella, y es feliz.




 

Juntos los dos


Juntos los dos reímos cierto día...
     ¡Ay, y reímos tanto
Que toda aquella risa bulliciosa
     Se tornó pronto en llanto!

Después, juntos los dos, alguna noche,
     Reímos mucho, tanto,
Que quedó como huella de las lágrimas
     Un misterioso encanto!

Nacen hondos suspiros, de la orgía
     Entre las copas cálidas
Y en el agua salobre de los mares,
     Se forjan perlas pálidas!




Luz de luna   (Primera versión corregida de "Intimidades")

Ella estaba con él... A su frente
     Pensativa y pálida,
Penetrando al través de las rejas
     De antigua ventana
De la luna naciente venían
     Los rayos de plata,
Él estaba a sus pies, de rodillas,
     Perdido en las vagas
Visiones que cruzan en horas felices
     Los cielos del alma!
Con las trémulas manos asidas,
     Con el mudo fervor de los que aman,
Palpitando en los labios los besos,
     Entrambos hablaban
     El lenguaje mudo
     Sin voz ni palabras
Que en momentos de dicha suprema,
Tembloroso el espíritu habla...

................................................

El silencio que crece... la brisa
     Que besa las ramas,
De seres que tiemblan, la luz de la luna
     Que el paisaje baña,
¡Amor, un instante detén allí el vuelo,
Murmura tus himnos de triunfo y recoge las alas!
...........................................................................
Unos meses después, él dormía
     Bajo de una lápida
El último sueño de que nadie vuelve
El último sueño de paz y de calma.
........................................................
     Anoche, una fiesta
Con su grato bullicio animaba
De ese amor el tranquilo escenario.
¡Oh burbujas del rubio champaña!
¡Oh perfume de flores abiertas!
¡Oh girar de desnudas espaldas!
¡Oh cadencias del valse que mueve
Torbellinos de tules y gasas!
Allí estuvo, más linda que nunca,
Por el baile tal vez agitada
Se apoyó levemente en mi brazo,
     Dejamos las salas
Y un instante después penetramos
     En la misma estancia
Que un año antes no más la había visto
     Temblando callada,
Cerca de él!...
     ...Amorosos recuerdos,
     Tristezas lejanas,
Cariñosas memorias que vibran,
     Como sones de arpa,
     Tristezas profundas
Del amor, que en sollozos estallan,
     Presión de sus manos,
     Són de sus palabras,
     Calor de sus besos,
¿Porqué no volvisteis a su alma?...

........................................................
A su pecho no vino un suspiro
A sus ojos no vino una lágrima
Ni una nube nubló aquella frente
     Pensativa y pálida
Y mirando los rayos de luna
Que al través de la reja llegaban,
Murmuró con su voz donde vibran,
Como notas y cantos y músicas de campanas vibrantes de plata:
     Qué valses tan lindos!
     ¡Qué noche tan clara!



Luz de luna   (Segunda versión)   

                                                         (Pérfida como la onda)
                                                                              Shakespeare
Ella estaba con él...  A su frente
     Tan bella y tan pálida,
Penetrando a través de los vidrios
     De la antigua ventana
De la luna distante venían
     Los rayos de plata.
El estaba a sus pies. De rodillas
     Mirando las vagas
Visiones que cruzan en horas felices
     Los cielos del alma.
Con las trémulas manos asidas,
Con el mudo fervor de quien ama,
Palpitando en los labios los besos,
     Entrambos hablaban
     El mudo lenguaje
     Sin voz ni palabras
En que, en horas de dicha suprema,
Tembloroso el espíritu habla...
......................................................
El silencio que crece... la brisa
     Que besa las ramas
Dos seres que tiemblan... la luz de la luna
     Que el paisaje baña.
¡Amor, un momento, detén allá el vuelo,
Murmura tus himnos y pliega las alas!
Unos meses después él dormía
     Bajo de una lápida
Ese sueño del cual nadie vuelve
El sueño postrero de paz y de calma.
     Anoche una fiesta
Con su grato rumor animaba
De ese amor el tranquilo escenario
     En la risueña casa
Que escuchó sus promesas de amores
     Promesas sagradas!
Allí estuvo cual nunca de bella...
Por el baile tal vez agitada
Se apoyó levemente en mi brazo,
     Dejamos las salas
Y un momento después penetramos
     En la misma estancia
Que un año antes no más la había visto
     Temblando callada
En los brazos de un hombre querido...
     Las nocturnas auras
Con los rayos de luna venían
Y al través de la reja llegaban
Entre vasos de niebla trayendo
Los perfumes de flores lejanas.
En un vidrio de la hoja entreabierta
     Muy cerca brillaban
Con trémula luz diamantina
     Unas líneas raras...
     Miré lentamente
     Las cifras extrañas!
     Aún me parece
En aquella actitud contemplarla!
Las cifras aquellas... sus nombres
     En letras grabados
Por la mano de aquél que hace un año
De la tierra en el seno descansa,
Por la mano de aquél que hace un año
En el mismo lugar la besara..
.............................................

     Aroma de nardos,
Risueñas canciones lejanas,
Cariñosos recuerdos que vibran
     Cual sones de un arpa
     Rumores perdidos,
Del amor que en sollozos estalla,
     Calor de sus besos,
¿Porqué no volvisteis a su alma?...
A su pecho no vino un suspiro,
A sus ojos no vino una lágrima,
Ni una nube cruzó aquella frente
     tan bella y tan pálida,
Y mirando los rayos de luna
Que al través del follaje filtraba
Murmuró con su voz argentina
¡Qué noche tan clara!

Junio 6 de 1883



Madrigal

Tu tez rosada y pura, tu formas gráciles
De estatuas de Tanagra, tu olor de lilas,
El carmín de tu boca, de labios tersos;
Las miradas ardientes de tus pupilas,
El ritmo de tu paso, tu voz velada,
Tus cabellos que suelen, si los despeina
Tu mano blanca y fina toda hoyuelada,
Cubrirte como fino manto de reina;
Tu voz, tus ademanes, tú... no te asombres;
Todo eso está ya a gritos pidiendo un hombre.




Mariposas


En tu aposento tienes,
En urna frágil,
Clavadas mariposas,
Que, si brillante
Rayo de sol las toca,
Parecen nácares
O pedazos de cielo,
Cielos de tarde,
O brillos opalinos
De alas suaves;
Y allí están las azules
Hijas del aire,
Fijas ya para siempre
Las alas ágiles,
Las alas, peregrinas
De ignotos valles,
Que como los deseos
De tu alma amante
A la aurora parecen
Resucitarse,
Cuando de tus ventanas
Las hojas abres
Y da el sol en tus ojos
Y en los cristales!




Melancolía

De todo lo velado,
Tenue, lejana y misteriosa surge
Vaga melancolía
Que del ideal al cielo nos conduce.

He mirado reflejos de ese cielo
En la brillante lumbre
Con que ahuyenta las sombras, la mirada
De sus ojos azules.

Leve cadena de oro
Que una alma a otra alma con sus hilos une
Oculta simpatía,
Que en lo profundo de lo ignoto bulle,

Y que en las realidades de la vida
Se pierde y se consume
Cual se pierde una gota de rocío
Sobre las yerbas que el sepulcro cubren.

Abril 24 de 1883
 





Midnight dreams

Anoche, estando solo y ya medio dormido,
Mis sueños de otras épocas se me han aparecido.

Los sueños de esperanzas, de glorias, de alegrías
Y de felicidades que nunca han sido mías,

Se fueron acercando en lentas procesiones
Y de la alcoba oscura poblaron los rincones

Hubo un silencio grave en todo el aposento
Y en el reloj la péndola detúvose al momento.

La fragancia indecisa de un olor olvidado,
Llegó como un fantasma y me habló del pasado.

Vi caras que la tumba desde hace tiempo esconde,
Y oí voces oídas ya no recuerdo dónde.

.............................................................................

Los sueños se acercaron y me vieron dormido,
Se fueron alejando, sin hacerme ruido

Y sin pisar los hilos sedosos de la alfombra
Y fueron deshaciéndose y hundiéndose en la sombra.

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