domingo, 18 de marzo de 2018

POEMAS DE MARÍA CALCAÑO


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(1906, Maracaibo, Venezuela - 1956, Caracas, Venezuela)

El hallazgo

Hoy me lo he hallado
en el camino
y cosas tan buenas me ha contado
que vengo embriagada
como un vino…
Cuando se es campesina
y se presenta el amor
no se puede decir nada.
Ya mi voz está menguada
por una garra divina
de temblor.
Y por nada diera
este hondo rubor
que me lame como una hoguera,
lengua de destino, brujería de amor.
Hoy me lo he hallado
en el camino:
me probó con gusto como a los frutos sanos,
y yo no hice otra cosa
que quedar temblorosa,
deshojada como una rosa
en sus manos.

Carne

Difunde el aliento
De tu pecado más hermoso:
Tú eres como un como un jardín.
Vacíate
En el que quiebra
El tapiz de oro de tus vellos.
Dócil
Como las criaturas que esperan a Dios.
Prende
Como rosas desnudas
Las cien cabelleras desordenadas.
Carne…!Carne mía!,
Intensamente llama,
Intranquila, poseedora:
¡abre!
Tú eres como un jardín…

¡Tenerme, tenerme toda!

Tenerme
es algo más que este clima de noches blancas,
flotando en mi alegre vestidura.
Tener mis brazos cargados de leyendas
de cauces misteriosos, de islas
y de niños errantes que me piden el pecho.
Y tener todos mis momentos
los que elevados en gritos
hicieron de mi carne su tejido.
Y esta pincelada de lunas nuevas
que bajo los hombres
tiene el propio sabor de la vida
¡Tenerme, tenerme toda!
Aún para las dulces siegas
mi vientre está elevado…
¡Ay!, que soy solo esto:
tierra pegada a la tierra,
cielo que me circunda, y me huye, y me alumbra.
Escalerilla de niños
casa de azúcar…
ya no te gustaría otra mujer.

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Había olvidado las muñecas
por venirme con él.
De puntillas,
conteniendo el aliento
me alejé de mis niñas de trapo
por no despertarlas…
Ya me iba a colgar de su brazo,
a cantar y bailar
y a sentirme ceñida con él:
como si a la vida
le nacieran ensueños!
Yo no llevaba corona,
pero iban mis manos colmadas
de bejucos floridos de campo,
de alegría, de amor, de fragancias.
Muchas noches pasaron encima
de aquella honda pureza sagrada.
Todo el cielo volcado en nosotros!
Había olvidado las muñecas.
Ahora él se ha ido.
Lo mismo.
Despacito, por no despertarme…
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De lejos vine
Para verme con él.
Y ha pasado por mi lado
Sin notarme….
El sol se echaba sobre el mundo
Y nos alumbraba.
Con toda aquella luz,
¿Cómo no vio mi alegría?
Yo había venido con el viento.
Corriendo,
Sofocada,
La blusa abierta…
Fue cuando su mirada
Pasó sobre mi pecho.
¿Tantos siglos llevan encima
Las cosas conocidas?
De lejos vine
Para vernos.
Y él me miró
Sin verme.
¿Para quién entonces
He podido conservarme virgen?

Poema del destino fundamental

Es amor.
Es lo que no me deja morir.
¿Quién ve en mis grandes delirios
temibles celadas,
carne, desatinos?
Por mis muslos claros
la tierra cumple su destino.
Corre la delicia.
Se padece el gozo.
Y es como espejo
de agua deslumbrada sobre un altar antiguo,
este regazo mío
colmado de niños
en la pleamar del mundo.
¡Qué feliz soy
dentro de la alegría universal!
Envejeciendo junto a los árboles
me dispersaré
sin perder este júbilo.

AHORA CRECE MÁS ALTO EL TRIGO

Ahora, cuando la tierra sabe a tu piel
Y con las lluvias llegas cantando,
Y pasas en los vientos
Llenándome de júbilo
Yo pienso en tu tamaño
Dentro de mi latido.

Árboles alegres florecen
Entre tus pasos y mi corazón.
Como por el sueño de un ángel separados.

Ahora crece más alto el trigo.
Y las enredaderas cubren los tejados.
Y yo me estrecho más y más
A tus cabellos de agua.
Besando tu garganta y tus ojos caídos
Los caminos regresan a nosotros.
Entre llanto y risas
Que desata la noche
Deshacemos los misterios del cielo
Y corremos, corremos por los alegres países
Donde los silencios descansan
Por fuera de la locura del mundo.


Cosmos

Una gran desnudez:
mi cuerpo
y la noche…
¡Pero sueño en el alba!
Alba:
abertura de sangre
y de alas.
Y el pájaro
dueño del bosque
con un trino…
¡La vida
es este montón de tierra fértil!
El hombre
y yo
somos la quimera.
Dios
en su grave verdad.
Y sobre nosotros
como una maldición
esta sombra monstruosa…
***

El sueño vivo

¡Hombre! ¿Qué me has hecho?
¿Qué me diste de beber en un beso
que tengo en el pecho
alegría y dolor?
Soñar y solar…;
pero estar despierta
y aturdida
de este hondo placer doloroso.
Y estoy de rodillas
con llanto
sobre las mejillas.
Salobre,
como un puerto nuevo
que golpea el mar!
***

Grito indomable

Cómo van a verme buena
si me truena
la vida en las venas.
¡Si toda canción
se me enreda como una llamarada!
y vengo sin Dios
y sin miedo…
¡Si tengo sangre insubordinada!
Y no puedo mostrarme
dócil como una criada,
mientras tenga
un recuerdo de horizonte,
un retazo de cielo
y una cresta de monte!
Ni tú, ni el cielo
ni nada
podrán con mi grito indomable.
***

Cuando me muera

Cuando me muera,
di, madrecita: ¿será en la tierra
del cementerio
donde me pudra?
¡Qué horror me diera
crecer en esos sepulcros tristes!
Bajo los árboles,
en la sombra que tú conoces
bien puedo, madre,
quedarme siempre…
Tú que eres santa,
tú que eres buena,
tú que eres todo para mi vida,
dame ese hueco donde repose
libre de verjas,
libre de cruces!
Cuando me muera
di, madrecita: ¿será en la tierra
del cementerio
donde me pudra?
***

De Canciones que oyeron mis últimas muñecas (1956)
1
Había olvidado las muñecas
por venirme con él.
De puntillas,
conteniendo el aliento
me alejé de mis niñas de trapo
por no despertarlas…
Ya me iba a colgar de su brazo,
a cantar y bailar
y a sentirme ceñida con él:
como si a la vida
le nacieran ensueños!
Yo no llevaba corona,
pero iban mis manos colmadas
de bejucos floridos de campo,
de alegría, de amor, de fragancias.
Muchas noches pasaron encima
de aquella honda pureza sagrada.
Todo el cielo volcado en nosotros!
Había olvidado las muñecas.
Ahora él se ha ido:
lo mismo.
Despacito, por no despertarme…
***
16
Hacíamos los dos
una sombra pequeña.
Pequeña y suave
de rama menuda,
de pájaro… 
Llevábamos la boca nueva,
las manos locas
como canción.
 
Pero una amargura
fina como una lágrima,
se nos metió por la risa.
 
Hacíamos los dos
una sombra pequeña…
Y el amor un día
nos hizo una seña torva.
***
De Entre la luna y los hombres (1961)

Poema para una joven judía

La lluvia ha abierto la ventana
frente al retrato de ella. 
Llueve distinto,
delante del silencio que le pasa por la cara.
Como frente a una casa
donde hubiera una niña
muerta entre espejos.
Como si con los pies desnudos ella viniera
y la castigara el polvo de muchos caminos…
 
También la lluvia trae
la misma voz del agua.
Vejez del agua pintada en el recuerdo.
Tiempo de la ola.
¡Inmensidad del mar
a espaldas de la ola!
 
¡Qué poca cosa es esta casa
cuando miro sus ojos!
 
¡Ya no llueve!
Pero ella sigue viendo llover.
 
¡Debió ser media noche
cuando partió a la lejanía!
 ***

Primer espanto de la niña con luna

Miro esto que brota dentro de mí,
y me arrodillo.
Y casi digo oraciones,
nombrando al padre muerto
con un gesto largo y extraño… 
Como de lejanos países
vienen sonando piedras.
Y arañas menudísimas
por los rumores de las uvas.
¡Y explosiones de minas!
También niños
adentro de mi corazón…
 
Mi falda se arremolina,
se levanta como un barco,
haciendo señales
de alegría en la noche.
Mientras sigo llorando…,
alzando los brazos tanto,
que desaparecen los senos
en el viento.
 
En mis hombros
tiembla la noche;
una horca
que moviera en el aire
dos lunas.
Me acerca un miedo extraño.
Y me siento mujer,
¡deliciosamente mujer!

***


Tercera vigilia

Ahora son otros días.
Y el amor serpenteando la orilla de mi falda. 
Si esto fuera después…
cuando la tierra ciña mis caderas sin brillo;
y dentro de la noche
yo sea otra noche.
 
Hoy tengo angustia y pena linda. 
Mientras, cierro los ojos
y te pienso otra vez.
 
Queriendo tus manos plácidas
y tu boca sin besos
he vuelto a ser tuya,
como otra mujer
sobre esta que tú conociste:
de placeres antiguos
y borrados en furiosas estrías…
 
¡Cómo espero tus noches!
Ahora sueño:
cuentos y lagunas,
y focas persiguiendo la ternura del viento…
 
Para saber que existo
quiéreme alguna noche.
Sin voces, sin estrellas,
pero juntos y hundidos
como tierra en la tierra…
 

***

El otro rostro

Me ha besado.

Era la misma noche de antes.
El rumor de las hojas conocido.
Las manos iguales…
No distinguía el color de sus ojos;
pero brillaban
como todos los ojos
prendidos de deseos.
 
El viento daba sobre el rostro,
y la noche era un pozo de ternura.
Como por alegres palmas protegidos,
nos hundimos en la tierra
con temor y con júbilo.
 
Incliné la cabeza
y la escondí en su pecho.
Seguramente reímos juntos
cuando empezó a llover.
Cerré los ojos
y se me fue el mundo…
 
¡Y no era él! 

***
De La hermética maravillada (1938)
Poesía inédita
Contigo grito libertad,
y tus caricias no me dejan ver.
Eres antorcha azul que me mueve,
desolada. 
Yo tan pequeña y tan tuya
¿podría sentir dolor sin ti?
 
Eres esencia y regazo
donde se puede morir sin agonía.
 
Tú eres Dios, amor.
Eres el descanso…
¡Oh silencio, tu respuesta llega al mar
y tú estás en la única puerta!
Si alguien nos oye:
saldré a soltarte las culebras.
 
El universo de mi sangre se desploma.
Todos los sabores llenando el recinto,
a merced de un apasionado,
estremecido
impulso.
***
Busco la palabra sueño.
Tú la llevarás
en la sombra de tus niños ciegos,
errando contigo.
 
¡Tus pies amados!
La lluvia sube de color,
mirando tus pies.
Contigo es suave la sombra…
 
Si te nombro:
¡pequeño corazón,
daré placer
hasta ahogarte
en mi pequeño mundo!

*
Estos poemas fueron seleccionados del libro
Obra poética completa de María Calcaño
(Monte Ávila Editores, 2008)
ISBN 980-01-1485-8
https://digopalabratxt.com


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