DORMIR
Dormir
en sofás endurecidos por el frío.
Dormir en callejones, en puentes, en plazas,
mientras las ratas bailan un vals con tu hambre.
Dormir
con toxicómanas violentas aullando de emoción
ante la posibilidad de una nueva dosis.
Dormir, perseguido por las jaurías del amor,
en un Cadillac dios de óxido y ruido.
Dormir con las luces encendidas por miedo al fin del mundo.
Dormir en habitaciones destruidas por la fiesta,
en trincheras, en cráteres salvajes.
Dormir borracho y despertar en medio de un hospital
ciego de golpes.
Dormir enfermo en el altillo del apartamento 2 0 2
5 gatos furtivos y la amistad más generosa
desplegándose.
Dormir esposado en estaciones de policía, dormir en bibliotecas,
en taxis que regresan a ningún lugar.
Dormir en moteles del desierto
donde la certeza de la inminente y estruendosa derrota
seduce a mi desesperación.
Dormir
en ese único avión
que cae en medio del infierno.
Dormir con Angélica, su cuerpo perfecto de 1 metro 79
cuchillo de luz que parte el aire, parte la madrugada
irrumpiendo como milagro,
breve tigre de Kafka, fogata alucinada.
Dormir
arrullado por el resplandor de las bengalas,
en altamar,
escuchando la conversación subterránea de todas las cosas vivas.
Dormir en callejones, en puentes, en plazas,
mientras las ratas bailan un vals con tu hambre.
Dormir
con toxicómanas violentas aullando de emoción
ante la posibilidad de una nueva dosis.
Dormir, perseguido por las jaurías del amor,
en un Cadillac dios de óxido y ruido.
Dormir con las luces encendidas por miedo al fin del mundo.
Dormir en habitaciones destruidas por la fiesta,
en trincheras, en cráteres salvajes.
Dormir borracho y despertar en medio de un hospital
ciego de golpes.
Dormir enfermo en el altillo del apartamento 2 0 2
5 gatos furtivos y la amistad más generosa
desplegándose.
Dormir esposado en estaciones de policía, dormir en bibliotecas,
en taxis que regresan a ningún lugar.
Dormir en moteles del desierto
donde la certeza de la inminente y estruendosa derrota
seduce a mi desesperación.
Dormir
en ese único avión
que cae en medio del infierno.
Dormir con Angélica, su cuerpo perfecto de 1 metro 79
cuchillo de luz que parte el aire, parte la madrugada
irrumpiendo como milagro,
breve tigre de Kafka, fogata alucinada.
Dormir
arrullado por el resplandor de las bengalas,
en altamar,
escuchando la conversación subterránea de todas las cosas vivas.
TEORÍA DEL VUELO
All
things are one.
All things are joined
even beyond the edge of sight.
Mark Strand
All things are joined
even beyond the edge of sight.
Mark Strand
A
diez mil pies de altura todas las cosas están hermanadas.
Partículas de polvo igualan el tamaño de planetas
y en las calles
los árboles arden y los niños arden
como bestias heridas
que segregan una única visión
de montaña enloquecida bajo un filo múltiple.
Y yo, perpetuo proyectil cayendo sobre los aeropuertos,
exhalo pasión por las piras funerarias
por el olor de la hierba mordida por la humedad.
Partículas de polvo igualan el tamaño de planetas
y en las calles
los árboles arden y los niños arden
como bestias heridas
que segregan una única visión
de montaña enloquecida bajo un filo múltiple.
Y yo, perpetuo proyectil cayendo sobre los aeropuertos,
exhalo pasión por las piras funerarias
por el olor de la hierba mordida por la humedad.
A
diez mil pies de altura
todas las cosas vuelven a ser una.
Luz aplastada hasta la ceniza.
Elemental equilibrio de fuerzas desatadas.
todas las cosas vuelven a ser una.
Luz aplastada hasta la ceniza.
Elemental equilibrio de fuerzas desatadas.
A
diez mil pies de altura me desintegro
el pago por mis poemas no llega
y los días de oro son viejas amantes muertas
bailando la dura canción de una nostalgia salvaje.
Arruinado nuevamente
recurro a la poesía
ingrata puta de mil caras
prefiere una cena de piedra bajo la luz de las farolas
prefiere habitaciones calientes y el suave relámpago
de narcóticos aplicados vía intravenosa,
no la reprocho.
A diez mil pies de altura
lanzo un beso al libro de Miłosz olvidado sobre mi escritorio
¿Qué clase de poesía es aquella que no salva
naciones o pueblos?
el pago por mis poemas no llega
y los días de oro son viejas amantes muertas
bailando la dura canción de una nostalgia salvaje.
Arruinado nuevamente
recurro a la poesía
ingrata puta de mil caras
prefiere una cena de piedra bajo la luz de las farolas
prefiere habitaciones calientes y el suave relámpago
de narcóticos aplicados vía intravenosa,
no la reprocho.
A diez mil pies de altura
lanzo un beso al libro de Miłosz olvidado sobre mi escritorio
¿Qué clase de poesía es aquella que no salva
naciones o pueblos?
VISIÓN DE SAN VICTORINO
A la
manera de Hieronymus Bosch
Niños
visionarios arrojados a la hoguera
y viejos toxicómanos destruidos
ofreciendo sus llagas a tambaleantes ángeles del vértigo
detectives del fulgor
que ofrecieron su mente en sacrificio
para despertar tan solo a los tres días
con oro en sus libretas
y la certeza de un nuevo astro
alumbrando el material cambiante de la furia.
Suicidas de cristal paranoico estallando
la calma sorda de las avenidas.
Siniestros productores pornográficos
ejercitando carne podrida
desde el doceavo piso de una pesadilla
con gabanes de cuero sintético y paredes cubiertas en plástico.
Pederastas constelados de horror
cuyos dientes
como los dientes de una cantante muerta
resplandecen en teatros y azoteas.
Putas vestidas de un rojo violento
inestables traficantes de Mini Uzis
enseñando que la belleza sucede
a una cadencia de 950 disparos por minuto.
y viejos toxicómanos destruidos
ofreciendo sus llagas a tambaleantes ángeles del vértigo
detectives del fulgor
que ofrecieron su mente en sacrificio
para despertar tan solo a los tres días
con oro en sus libretas
y la certeza de un nuevo astro
alumbrando el material cambiante de la furia.
Suicidas de cristal paranoico estallando
la calma sorda de las avenidas.
Siniestros productores pornográficos
ejercitando carne podrida
desde el doceavo piso de una pesadilla
con gabanes de cuero sintético y paredes cubiertas en plástico.
Pederastas constelados de horror
cuyos dientes
como los dientes de una cantante muerta
resplandecen en teatros y azoteas.
Putas vestidas de un rojo violento
inestables traficantes de Mini Uzis
enseñando que la belleza sucede
a una cadencia de 950 disparos por minuto.
SUMA
Ser
un violento ángel de Caravaggio
visión narcótica de la Gracia.
Ser la pantalla borrosa de un cine pornográfico.
Ser el amante baleado a media noche
gacela herida en la tela del sueño.
Ser la calma anterior,
el jardín cercado por las llamas,
una ciudad aplastada por la artillería de dioses enemigos.
Ser Chet Baker, un diamante tallado y robado en Oklahoma,
delirio de trompetas volando entre lujosos hoteles
y la muerte.
Ser un monje salvaje en perpetuo éxtasis
adusta serenidad sobre el lomo curvado del relámpago.
Ser la fuga, la lluvia, un fuego de hojas secas.
Ser
el más hermoso cuchillo
clavado en el corazón del mundo.
visión narcótica de la Gracia.
Ser la pantalla borrosa de un cine pornográfico.
Ser el amante baleado a media noche
gacela herida en la tela del sueño.
Ser la calma anterior,
el jardín cercado por las llamas,
una ciudad aplastada por la artillería de dioses enemigos.
Ser Chet Baker, un diamante tallado y robado en Oklahoma,
delirio de trompetas volando entre lujosos hoteles
y la muerte.
Ser un monje salvaje en perpetuo éxtasis
adusta serenidad sobre el lomo curvado del relámpago.
Ser la fuga, la lluvia, un fuego de hojas secas.
Ser
el más hermoso cuchillo
clavado en el corazón del mundo.
CALMA
Para
Verónica Ardila
Lanzarse
a las vías de un tren que no existe
en una ciudad bombardeada y olvidada en el sueño.
Vivir en los libros, en la pantalla de un cine,
en minúsculas habitaciones donde solo palpita
tu respiración de puro fragor,
pulso de ruinas doradas
bajo el ojo salvaje del amanecer.
Bailar con cuchillos
mientras las ambulancias rugen y el mundo ruge
y la tranquila apariencia de las grietas
es la única música posible.
Derrochar todo dinero en cerveza y cocaína,
y una angustia tan bella
como para huir travestido en aerolitos de furiosa carne.
Jugar con las ilusiones perdidas hace tanto tiempo,
una tarde de agosto,
cuando atravesábamos la avenida Santander
en un viejo Mazda
y tú mirabas a través del parabrisas
a las gaviotas sobrevolando como diosas del destierro
la orilla del mar,
y yo pensaba que podíamos estar allí
en la carretera, para siempre, amándonos.
en una ciudad bombardeada y olvidada en el sueño.
Vivir en los libros, en la pantalla de un cine,
en minúsculas habitaciones donde solo palpita
tu respiración de puro fragor,
pulso de ruinas doradas
bajo el ojo salvaje del amanecer.
Bailar con cuchillos
mientras las ambulancias rugen y el mundo ruge
y la tranquila apariencia de las grietas
es la única música posible.
Derrochar todo dinero en cerveza y cocaína,
y una angustia tan bella
como para huir travestido en aerolitos de furiosa carne.
Jugar con las ilusiones perdidas hace tanto tiempo,
una tarde de agosto,
cuando atravesábamos la avenida Santander
en un viejo Mazda
y tú mirabas a través del parabrisas
a las gaviotas sobrevolando como diosas del destierro
la orilla del mar,
y yo pensaba que podíamos estar allí
en la carretera, para siempre, amándonos.
AÚN NOMBRO LAS ESTRELLAS
Vuelve, amor
mío, aún nombro las estrellas
para que las
vistas de luz y las lances a la noche.
Vuelve, te
prometo que huiremos a otra ciudad,
que cambiaremos
nuestros nombres,
que robarás una
buena peluca rubia
y conduciremos
entre el polvo y el futuro.
Viviremos allí
donde el camino sea vibrante
deslizándonos
decididamente entre los brazos del aire.
Vuelve, amor
mío,
aquí hay una
soledad tan grande
que se puede
sentir
en los pájaros
y su música que colma el universo.
Vuelve,
pero trae
contigo la dulce furia de esos días
hermosos días
donde el olor de tu sexo se derramaba
más allá de las
ventanas, más allá del sol.
Ven, entra a
esta habitación,
traspasa mi
cuerpo de nervios y humo,
asesíname lenta
y suavemente como si aún me amaras.
Yo sigo enfermo
de infancia, esperando,
asediado en la
oscuridad por ejércitos de oro
que me enseñan
con paciencia
el arte de
olvidar bajo la lluvia.
***
ENTRE DIOSES
Viajando por
constelaciones moribundas
hemos aprendido
a navegar abismos;
sobre lejanos
cráteres
erigimos
laboratorios, cocinamos la maldición.
Nuestros dealers
rondaron esquinas del paraíso.
Y una eterna
generación de soñadores clandestinos
alucinó el sol
púrpura en otras pieles.
El tiempo arde
desde la vasta condena,
ardería aún más
pero no ha
nacido entre dioses
quien ame o se
drogue lo suficiente.
***
POEMA
Dentro de mi
pecho
un incendio
y una casa
hecha de palabras.
Hablo de soles
que celebran su presencia,
de mañanas
nacidas
para justificar
su jardín.
Hablo
del circo que
allí vuelve con la lluvia,
de los
trapecistas
que saltan de
un lado a otro de mi corazón.
El incendio
baila enamorado de la brisa
internándose en
su centro, expandiéndose en sus límites.
Casa e incendio
son un mismo cuerpo en mi cuerpo.
En su barriga
la caravana y
su música, las carpas, los colores,
la respiración,
la piel. Todo
es sacrificado,
todo se integra y canta.
Fiebre por
siempre, fiebre en mis manos y luz en mi pecho.
Con cenizas
escribo el poema.
***
MALDICIÓN ANTI-KIPLING
Si has podido
mantener una calma enfermiza
aun cuando mil
caballos embalados
combaten en el
charco de mierda que es tu mente.
Si has amado en
el abismo
y tú eres el
único sobreviviente
a la asfixiante
felicidad
del descenso.
Si todos los
seres que has sido desde siempre
están
brutalmente desesperados.
Si cada mañana
al tomar la Uzi
que intentas
negociar
sueñas volar
cabezas de soñadores.
Si aún no has
enloquecido en los manicomios
donde te
confinaron para silenciar tu don profético.
Si eres
indiferente ante la masacre
y puedes mirar
tranquilo en tu televisor
la exhumación
de millones de invisibles.
Entonces,
hermano,
el mundo es
tuyo
y toda la sucia
pureza que habite sus alrededores.
***
PERDEDORES HERMOSOS
Cerveza y
mujeres
y el sol
huyendo a toda prisa
travestido de
luna:
breves visiones
del paraíso,
imágenes como
postales de lluvia
exacerbadas
por el delirio
de nuestros corazones al aire.
Bebedores
lacónicos oscilándose como navajas,
evitando los
bordes,
porque nadie
roza a nadie
pero todos aman
peligrosamente
a todos,
en los bares,
en las esquinas
donde ángeles puntuales
venden
perfectas dosis
de lírica
eternidad.
Perdedores
hermosos
de brazos que
se extienden en el espacio-tiempo,
como versos,
como pájaros
que enseñan un camino aparente
hacia una
iluminación conseguida
mientras se
come mierda en las calles.
Días embrujados
hermosamente
por el
gigantesco útero de la vida
que lo expulsa
y lo contiene todo
***
LA DIETA
Come toda la
luz que puedas antes del desayuno.
Si tienes
ansiedad
cálmala con
cerveza
y espera, pero
sé precavido
el tiempo es un
cazador ciego.
Al almuerzo
traga países
como manzanas, continentes completos.
Y toma tu
intemperie y viértele mares y ríos y duras calles.
Repite esta
rutina como respirar,
siempre cuida
tus espaldas,
nunca confíes
completamente en nadie.
Al cabo de no
pocos años
habrás ganado
un alma de lluvia,
inundarás las
calles, regarás las cosechas,
te rebasarás y
escaparás de ti mismo.
Y tu casa será
la soledad, allí aprenderás a amar.
Y te hallarás
libre y completo
porque no
ardiste lentamente hasta desaparecer
como todo lo
que alguna vez ha vivido en este mundo.
Tu camino es
otro:
Un beso prolongado. Una ruta salvaje entre las estrellas.
El Dios que vive en mis manos
me inclino,
el dios que vive en mis manos
también se inclina.
Todo lo que vive en él se
concentra en mí en oración,
y por un momento,
ardemos en el mismo fervor,
por un momento
somos humo que asciende y se convierte en pájaro
pájaro que surca el espacio hecho
espejo lunar de noche incinerada.
me inclino,
el dios que vive en mis manos
también se inclina.
Todo lo que vive en él se
concentra en mí en oración,
y por un momento,
ardemos en el mismo fervor,
por un momento
somos humo que asciende y se convierte en pájaro
pájaro que surca el espacio hecho
espejo lunar de noche incinerada.
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