miércoles, 30 de abril de 2025

POEMAS DE WOLFGANG BORCHERT


La gran ciudad

 

La diosa gran ciudad nos escupió

a este desordenado mar de piedra.

Tragamos su aliento,

pero luego nos abandonó.

La puta gran ciudad nos hizo un guiño con el ojo,

entre sus brazos suaves y perecederos

renqueamos de placer y pesar

y no quisimos compasión alguna.

La madre gran ciudad es dulce y clemente con nosotros

y cuando estamos vacíos y fatigados

nos toma en su regazo gris.

¡Y el viento silbará eternamente sobre nosotros!

 

 

Afuera

 

La ventana nos hace decir "afuera"

pues nosotros mismos estamos dentro.

Con pavor se habrá de preguntar hacia afuera,

porque allá se encuentra el viento.

Los faroles se han alzado

un centenar de negras noches

y tarde, poco después de las diez,

cuando unos quieren dormir,

la calle se torna de una clara palidez

y en silencio se distingue de entre un torrente

de suspiros de roca y cristal.

Ahora nuestra sangre es

la que fluye con estrépito,

el viento detiene su paso al bailar,

a veces permanece quieto

como si estuviese escuchando.

Y por mucho tiempo los faroles

nos acompañan a través de los sueños.

 

 

En la ventana de una taberna a la orilla del lago Steinhuder
(De camino a casa en 1945)

 

Lentas se cierran las flores del manzano

al canto nocturno de la dulce garganta del pájaro.

Las ranas se apiñan al pie de la pasarela.

Una abeja arrulla al día con su zumbido,

sólo mi alma sigue en camino.

La calle anhela la ciudad próxima

donde de noche la vida continúa resplandeciendo,

pues allí hay todavía corazones latiendo.

Aquel que aún no tenga un hogar,

cuando lo asalte la noche,

seguirá preguntando:

¿Por qué las flores no están tristes?

¿Por qué los pájaros nunca lloran?

¿y si acaso también la luna estará fatigada?

Y entonces en medio del silencio el viento

se compadecerá de él,

hasta que entre sus sueños se olvide del mundo.

 

 

Sueño de faroles

 

Cuando muera

quisiera ser por lo menos

un farol que esté ante tu puerta

para cubrir de luz

la pálida noche.

O en el puerto,

donde los grandes barcos duermen

y las jovencitas se ríen,

haría de guardia

en un estrecho y sucio canal,

y al caminante solitario guiñaría un ojo.

En una calle angosta

quisiera estar colgado

frente a una taberna

como farol de hojalata rojo

y oscilar entre los pensamientos

al viento nocturno

con sus cantos.

O ser uno al que un niño

de ojos desorbitados enciende

al descubrir asustado

que se encuentra solo y el viento

grita a través de las ventilas

mientras afuera los sueños deambulan.

Sí, quisiera ser por lo menos

cuando muera

un farol

que solitario por la noche,

cuando todo en el mundo esté durmiendo,

converse con la luna,

por supuesto de tú.

 

 

La luna miente
(Moabit)

La luna pinta un dibujo grotesco en el muro.

¿Grotesco? Un cuadrado claro, algo torcido,

trazado con un montón

de oscuras y delgadas líneas.

¿Una red de pescar? ¿Una tela de araña?

¡Pero, ay!, mis pestañas tiemblan

si levanto los ojos hacia la ventana:

¡Está enrejada!

Tomado de:

https://www.uam.mx/difusion/revista/feb2001/corchado.html

 

 

De entonces sólo hay una cosa que hacer.

Tú. Hombre en la máquina y el hombre en el taller. Si te ordenan mañana que dejes de hacer pipas de agua y cocinas en macetas - y empieces a hacer cascos y ametralladoras, entonces sólo hay una cosa que hacer:

Di NO.

 

Tú. Chica detrás del mostrador y chica en la oficina. Si te ordenan mañana que llene granadas de mano y montes alcances en rifles de francotirador, entonces sólo hay una cosa que hacer:

Di NO.

 

Tú. Dueño de la fábrica. Si te ordenan mañana, para vender polvo de pistola en lugar de talco en polvo y cacao, entonces sólo hay una cosa que hacer:

Di NO.

 

Tú. Investigador en el laboratorio. Si te ordenan mañana, para inventar una nueva muerte para acabar con la vida vieja, entonces sólo hay una cosa que hacer:

Di NO.

 

Tú. Poeta en tu habitación. Si te ordenan mañana no cantar canciones de amor, sino canciones de odio, entonces sólo hay una cosa que hacer:

Di NO.

Tomado de:

https://i12bent.tumblr.com/post/110540215/you-man-at-the-machine-and-man-in-the-workshop

martes, 29 de abril de 2025

POEMAS DE VÍCTOR MANUEL ROJAS


Saur es elegido rey

 

no soy un perro

aunque haya mordido la mano

de la mujer que me ofreció su muslo

 

 a pesar de mis días largos

 

olfateando

las calles de arriba abajo

 

 

ni siquiera cuando

les gruño a los mirones

que estiran sus lenguas de sapo

 

 

así

ahora vague

con el rabo entre las piernas 

 

recordando

las noches en que leíamos leyendas

 

nórdicas

mientras tus senos

como espadas desnudas

apuntaban hacia el cielo raso

 

 

y tus palabras

llamaban a nuestro lecho el Mar del Norte

en las sábanas de azul transparente

navegaban tus cabellos negros

 

allá nuestros cuerpos son galeones vikingos

que asaltaron sin compasión

el puerto del delirio

 

ahora tengo el olfato pegado a los adoquines

 

ya no me causan ternura

 

tus mentiras de mediodía

que convencían a todos menos a la tía Lola

 

 

no tengo pecados

ni siquiera veniales

lo único que acataba era la ley de tu piel

 

aun así no me atrevo

a entrar al silencio de las iglesias

 

te recuerdo

y arranco tras los buses

como loco en fiesta callejera

 

la ciudad es mi habitación

tengo parques preferidos

que suplieron nuestra cama

no por ello soy un perro

ni siquiera un gozque escuálido

al que le hayan incrustado en la testa

la sabiduría de tres hombres

 

que haya aprendido

a ladrar dos palabras

y a pronunciar una tercera

 

y sido elegido por curtidos pescadores

rey del puerto noruego más importante

de los días paganos

 

aquella historia nórdica

que nunca alcanzamos a leer juntos

 

cuyo final sabrás

ahora que los celos alborotan mis nervios

 

 

y me incitan

 

 

como los súbditos del gozque lo incitaron

para que defendiera lo suyo

 

contra un lobo hambriento

que penetró en sus dominios

 

 

La venganza de Hallgerd

 

a la hora menos prevenida

aparecerás por la calle central de la ciudad

 

entre estertores de raudas sirenas

y los enanos

que llevan a cuestas las espadas del circo

 

entre escandalosos vendedores ambulantes

y sus hachas de cortar uñas

 

llegarás entre policías agazapados

detrás de sus bolillos convincentes

 

entre ladronzuelos al acecho

y sus dagas

ahogadas en la pretina del pantalón

 

al encontrarnos

inventaremos de nuevo la sonrisa

y le ofreceremos a nuestra cita

 

un abrazo en sacrificio

 

diremos que las sillas vacías

de la cafetería de enfrente nos esperan

pedirás té de Turquía

pero en leche de cabra

 

 

 

y mientras yo decido mi café amargo

te contaré

la historia de una venganza retardada

 

le sucedió a Gunnar

el guerrero de Lidarende

cuya cabeza fue puesta en precio

por culpa de los embustes de Hallgerd su mujer

 

una feral docena de perseguidores

lo atacó

cuando se hallaba escondido en su cabaña

 

Gunnar respondió con certeras flechas

hasta que uno de los enemigos lanzó el hacha

y le cortó la cuerda del temido arco

 

pronto el audaz guerrero le pidió a su mujer

que arrancara dos rizos de su larga cabellera

y con ellos hiciera de nuevo la cuerda

que mientras tuviera el arco entre las manos

nadie podría llevársele la vida

 

Hallgerd le mostró la mejilla derecha

y con furia chilló:

 

las hachas de tus enemigos son mi venganza

acuérdate de la cachetada

que me diste hace años

 

te gustará la historia y pensarás

que una palmada apenas si recordada

no daba para tanto

 

luego callarás

 

buscarás

en el silencio las palabras

 

que te ayuden a contarme

que desde hace un par de semanas

andas preocupada y sin apetito

porque aún no ha brotado

por entre tus piernas pálidas

el hilo de sangre tibia

Tomado de:

https://www.revistaelgolem.com/2024/03/30/poes%C3%ADa-de-v%C3%ADctor-rojas/

 

 

Oración de un niño refugiado

 

Señor

 

Yo soy un niño cansado de caminar

tengo miedo de los caminos

y de las sombras de la noche

 

He dormido sobre almohadas de piedra

puestos los ojos en las estrellas

 

Acaso, Señor, tú rondas

de estrella en estrella

como un niño refugiado

y todos te miran de reojo

y te dan puntapiés

y te piden papeles de identificación

y te alejan de tu osito de felpa

y tu tractorcito de madera

 

Ojalá que no

 

Las estrellas tiritan, Señor

y yo quiero creer que son tus ojos

que tienen ganas de despertar

 

El cuerpo de mi padre

quedó en el jardín

junto al árbol de cerezas

 

Madre llora y acaricia mis cabellos ondulados

y aprieta mis manos y me cubre con su cuerpo

 

Ya nada saben mis ojos

sólo de la llama que todo lo abraza

 

Caminamos

caminamos

caminamos

y el fuego nos persigue

 

Ya no hay lugar en tu tierra, Señor

 

Los caminos están sembrados

de lágrimas y minas

y allá donde los caminos terminan

dicen que no hay lugar

para niños con cara de espantapájaros

 

Estoy cansado, Señor

he olvidado los cuentos

de piratas y ballenas azules

que mi abuelo nos contó

en tiempos de antes de la guerra

 

Señor

cuando mi madre y yo

lleguemos al final del camino

dile a la gente que mis pies son ampollas

a punto de reventar

 

Diles

que soy pequeño

y la Tierra es grande

 

Diles

que yo quiero volver a jugar

a la gallina ciega

y al puente está quebrado

con qué lo curaremos

con cáscaras de huevo, con cáscaras de huevo

 

Diles que es mentira que Tú has dibujado

sobre la Tierra

líneas que separan a la gente

Tomado de:

https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Revista/ultimas_ediciones/71_72/rojas.html

 

 

XII

Cuando yo nazca

no cortes mi ombligo

con la espada

que probó su filo

en el niño que vendía noticas frescas

en las calles de Gorazde

 

Ni limpies el miedo de mis ojos

con banderas manchadas de sangre

 

Cuando yo nazca

no me bautices en el río

donde serpentean cadáveres y astillas

Ni me arropes con el silencio

de aquellos que dieron la espalda

En cambio te pido

 

que cortes mi ombligo

con el cuchillo que usaron los abuelos

 

para cortar el pan y repartirlo

 

Que laves mis arrugas

con la lluvia que esta tarde caerá

para limpiar la púrpura coagulada

que humilla las paredes de Gorazde

 

 

XIII

Sé que moriré

Como un árbol viejo

Derribado por viento suave

Tronco astillado sobe la grama

Raíces profundas en la tierra

 

 

XIV

Entre pagar el alquiler

y buscar un adjetivo preciso

prefiero

dormir a mis anchas en tu cama

Tomado de:

https://lalibelulavaga.com/2019/04/19/victor-rojas/

 

 

XIII

 

Sé que moriré

Como un árbol viejo

Derribado por viento suave

Tronco astillado sobe la grama

Raíces profundas en la tierra

 

 

XIV

 

Afuera

el viento llora

y enfurecido muerde

Llora el viento

También lloraría

si fuera el viento del Cáucaso

Pero soy tan sólo

un silencioso habitante de Jönköping

que puede soñar

Puedo soñar

que vivo en lugares

de calles no bombardeadas

Por eso no lloro

ni me atormenta

el texto que el reportero de guerra

escribió

al pie de la imagen desgarrada:

Misja, ocho años,

sus extremidades inferiores

fueron destrozadas

cuando un avión combate

lo atracó

en las calles capitalinas de Chechenía

El viento no puede soñar

por eso llora y muerde

¡Viento cobarde!

¡No llores en las paredes de mi casa!

¡Aprende a soñar!

Te digo

que uno aprende a soñar

como la ira aprende a gritar:

¡El trofeo de tu guerra, soldado,

son los zapatos de Misja!

Misja el niño de Grozni

Que quería ser futbolista…

De los buenos

 

 

XVII

 

En este pueblo ignoto

hace tiempos

caminaron las imágenes

siguiendo las huellas

del dios del mar

Y lo sueños volaron

en el pico de una gaviota arisca

La música

que tú robaste a los vientos

escapó bailando

sobre los ojos de las olas

En la tienda

de este pueblo ignoto

donde tú vendes el silencio

por parcelas,

voy a colgar mi espíritu

Y antes de partir

dejaré escrito con arena fría

un rótulo final

en mis sandalias carcomidas:

Para la venta

restos de la Nada

 

 

XX

 

¡Vuela pájaro ciego!

A veces pajarraco de mal agüero

¡Vuela pájaro cansado!

Vuela con una gota de color

en tu pico rasguñado

en tus alas encalambradas

en tus garras de fósil

¡Vuela pájaro ciego!

Vuela pronto

que la vida es cuadro triste

en los campos de la guerra

en el carnaval el horror

Tomado de:

https://lalibelulavaga.com/2019/11/17/victor-rojas-como-la-ira-aprende-a-gritar/

 

 

Todos los días

 

Todos los días

a las cuatro en punto

me asomo a la ventana

para hablar con el sol

 

Todos los días

a las cuatro en punto

me asomo a la ventana

que con la barrita de tiza

he dibujado en la pared de mi celda

 

 

La nieve de ahora

 

Yo fui tu guía

por las calles de Berlín

 

te señalé que la nieve

que cubría la ciudad

no distinguía oriente de occidente

 

murmuraste:

qué bondadosa es la nieve de ahora

 

mientras caminábamos bajo el frío cielo

te conté la inevitable historia

del joven de la armónica y su novia

 

dos cuadras sin puntos cardinales

separaban sus suspiros

 

me tomaste del brazo conmovida:

los obligarían

a quererse con cartas de amor

puestas al correo

 

una noche, ya lejana a la memoria

el joven antes de caer en su cama

impregnó su armónica

con el sabor de los besos de su amada

 

fue la última melodía del único Berlín

Tomado de:

https://www.otraparte.org/agenda-cultural/literatura/huellas-dias/

viernes, 25 de abril de 2025

POEMAS DE PEDRO MAIRAL


TAN LEJOS DE LOS DIOSES

 

El hombre, tan omnívoro y callado,

metiéndose en la ropa, atravesando

hileras de botones que se abren

o patíbulos, puertas o tristezas,

bajando en ascensores al invierno,

bostezando, subiendo a colectivos

que pegan coletazos de colores

en todas las esquinas, detestando,

viajando entre sus prójimos lejanos,

tan frágil, vertical, embotellado,

tan buscador, tan lejos de los dioses,

trasnochado mamífero embustero

que emana de la boca de los subtes,

que fuma, tan mendigo del asombro,

tan rey cuando le lustran los zapatos,

tan peatonal y bípedo sin cielo,

regresando con tráfico en las venas,

cautivo en geometrías y bullicio,

soñando alcantarillas, despertando.

Tan asfáltico, el hombre, tan urbano.

 

 

LA ESPERA

 

El tiempo se ha trabado en la herrumbre de mi espera.

La vertical del sol

sin una sola sombra.

Las ansias en el toro que no embiste:

las cuatro patas negras

clavadas en la arena.

Los siglos que ya lleva

sin parpadear la esfinge.

El David sepultado en la cantera

esperando que llegue Miguel Angel.

Calma chicha en un lago de la puna,

el indio masca coca allí en la proa,

la vela desmayada cuelga inerte,

el agua como un vidrio.

Los soldados aqueos respirando

en lo oscuro del vientre del caballo.

El áspero silencio que da el disco

cuando va a comenzar la sinfonía.

Sombreros en el aire.

Un picaporte inmóvil.

El invierno goteando en el pasillo.

El tiempo de las grutas y los zapatos huecos.

Los gestos detenidos en los cuadros.

Y esperarte en esta mesa yerma,

esperar a que se abra aquella puerta

para que entres y gire el engranaje

y entonces sople el viento, embista el toro,

recobren el aliento las estatuas,

y en los cuadros la vida continúe

y caigan los sombreros

y la lluvia,

y el tiempo se destrabe con su música.

 

 

PABLO PICASSO

 

bebo mi sangre y pinto

pero antes bebo mi sangre

roja como la sangre de los toros

como la sangre de las pálidas doncellas

baba roja el cielo rojo

la sangre de los toros de mi sangre

las doncellas de mi sangre

la roja sangre entre los muslos

de la doncella violada por el toro

babeada por el toro

la baba del recuerdo de la doncella

la baba roja todo me bebo

la doncella velando al toro muerto

la doncella galopando sobre el toro

el toro bebiendo de la melena

de la doncella dormida

el sueño rojo el poema rojo todo me bebo

baja por la garganta

el toro con sombra de doncella

la doncella con sombra de toro

soy toro

doncella

sombra de la sangre de la doncella del toro

una doncella negra un toro pálido

sombra roja que me bebo

el toro pariendo una doncella

la doncella devorándose al toro

una doncella atorada en la garganta

un toro adoncellado en la sangre todo me bebo

todo

doncella y toro y pinto

después pinto

cesa la copa la sangre

doncella con menstruaciones de toro

toro con cornadas de doncella

las dos cosas en mí

doncella y toro

 

 

DESDE EL CAFÉ

 

Revuelvo mi café

y le doy fuerza al día con lentas espirales.

Se echan a andar las horas

desde ese sol formado en el impulso.

Gira la espuma tibia del alba de las calles,

gira el amplio fragor en la mañana,

doblan los colectivos de colores

que viajan hacia el centro

del negro remolino,

rodean el azúcar y las plazas,

toman la curva, suben las mujeres

con sus ojos enormes y se bajan

perdiéndose en la rueda de los vientos.

Se desenrosca así la madrugada,

desde la taza arranca

para mezclar las vidas,

los pálidos oficios que pesan en las manos

por la ciudad redonda, gira y gira

y la espiral se expande

desde el café, la luz del movimiento

que enreda la jornada

da vueltas alejando la sombra de la tierra,

hace rodar los astros,

un gesto circular

que inicia la torsión del universo,

revolver el café, dar cuerda a la galaxia.

¿Acaso la cuchara de Dios indiferente

gira en el zumo oscuro del espacio?

Tomado de:

https://pedromairal.com/tigre-como-los-pajaros-2/

 

 

CUANDO LA LENGUA ECLIPSA

 

Cuando la lengua eclipsa este presente,

cuando cubre las cosas

con un color grisáceo y nominal,

hay un ácido al fondo de la experiencia fresca,

porque es aquí y ahora pero en el verbo rancio,

en la estructura fúnebre del habla.

 

La fronda del verano, el aire inédito

atraviesan el viejo pulmón occidental.

La vida inaugurada,

el sol contemporáneo vistos siempre

con el anteojo fijo, mortal, judeocristiano;

o el transcurrir adánico, las moscas,

todo cautivo en este latín erosionado.

El colibrí veloz entorpecido

por este carromato colonial

que rueda lentamente en sus vocales,

esta siesta sintáctica en el polvo del aire castellano.

 

El cansancio de la filología

espanta la inocencia de esta luz,

agrava los objetos, va imponiendo

la herencia de las manos sobre el tacto,

el andamiaje helénico a los vientos,

fuerza a la sangre a andar en su adjetivo,

a la noche a estrellarse acordemente

con su cosmogonía.

 

Cayendo como un párpado, el imperio

cae en la voz, ahora, mientras digo

la arena de la piedra de mi nombre.

 

 

UN DURAZNO

 

Morder el verano,

morder el sol entero

por 1,80 el kilo.

Este durazno recién llegado a casa

fue apenas sueño de árbol escondido

alentado por el fertilizante,

después fue flor y fruto verde solo

protegido de plagas y de heladas

por cinco pesticidas,

engordado por lluvias y riego por goteo,

cosechado por Pablo Luis Ojeda

oriundo de Río Negro

que tumba en un colchón de gomaespuma

su cuerpo dolorido cada noche.

Cargado en un camión que avanza bajo el cielo

maduró este durazno con el viaje,

después llegó al mercado,

atravesó las mafias,

fue a parar a una cámara de frío

que le fijó el color

y lo detuvo durante cuatro meses

cerca de San Cristóbal

hasta que lo compró Supermercados Disco,

y lo llevó a la sucursal 14

sector verdulería de autoservice

donde yo lo elegí, lo embolsé, lo hice pesar

lo tiré en el carrito

al lado del pan Fargo, las pechugas,

junto al Skip Intelligent y el queso,

lo llevé hasta la caja, le leyeron

su código de barras,

lo pagué, lo reembolsé con nailon,

lo traje caminando hasta mi casa

cruzando la avenida,

bordeando el hospital,

entre ciegos, cirujas, policías,

lo subí en ascensor

y llegó a la mesada de mármol sin golpearse.

Entonces lo libré de las dos bolsas,

le lavé el pesticida en la canilla,

le lavé todo el cansancio del camión, el humo,

la noche de las manos de Pablo Luis Ojeda,

le saqué la etiqueta de la marca

y lo mordí con ganas de matarlo,

lo asesiné con dientes, mandíbulas y lengua

y a pesar de la química, de la distancia muerta,

a pesar de la larga cadena intermediaria,

me encontré allá en el fondo de su sueño amarillo

con esa flor primera que perfumaba el viento.

 

 

PELUQUERÍA

 

En la luz del espejo

le están cortando el pelo al que yo soy.

La gran tijera que recorta el día

roza la yugular, roza la nuca

con el frío metálico de un arma;

y el que yo soy me mira porque sabe,

porque tiene al revés el corazón.

La voz del locutor

anuncia una jugada peligrosa,

el peluquero mira a la pantalla,

(su equipo va perdiendo)

me hace una pregunta,

yo me miro decir que no me gusta el fútbol,

miro cómo me crecen las orejas

y en el humor helado, la tijera

me susurra su tajo.

 

 

LA MARIPOSA

 

En la ropa colgada, en el yuyal,

atrás de los galpones y la siesta

vuela una mariposa de sangre.

A pique las cigarras

desploman todo el sol dentro un balde.

Sólo la mariposa

escapa a lo monótono que cae.

En el calor volteado

sólo su brillo flota.

Un latido posado sobre un pasto,

las alas encendidas en el aire,

en torno a la humildad de las gallinas,

arriba en el verano,

abajo en la extensión de la culebra,

la brasa de sus solamente alas

circunda las camisas.

Con liviandad de soplo

vuela la mariposa en el cansancio,

vuela con su color de sangre que aliviana

el sueño de las sábanas mojadas.

Todo cae en la siesta.

Salvo la mariposa.

 

 

SUPERMARKET SPRING

 

ella duerme profunda, embarazada

vinculada a los ciclos naturales

a los astros del nacimiento eterno

gira en la luz nocturna de la fertilidad

flota en el mundo, etc

yo no puedo dormir tan planetariamente

tan cíclico y preñado

tan alumbrado y hermoso

tan plácido y redondo

yo soy el expulsado

silencioso en la sombra artificial

en la mediocridad de los productos

los impuestos sanguíneos

la angustia existencial del noticiero

medio enfermo sin perro y sin hermano

deambulo por la casa voy al baño

certifico mi insomnio en el espejo

giro solo en el plano de tres ambientes amplios

con balcón a la calle y lavadero

me siento en la penumbra

entre las lucecitas que titilan

mensajes ceros verdes luces rojas

a.m. stand-by power

una constelación

mis electrodomésticas estrellas

mi primavera de supermercado

mi infancia de ascensor

no crezco no muero

no tengo luz adentro

no voy a ningún lado

respiro en el sonido de la noche

rodeado de taxistas floristas policías

kiosqueros vendedores ambulantes

mozos repartidores carteristas

todos los expulsados a la acidez nocturna

la avenida vacía

la masculinidad y sus desiertos

 

 

LA AURORITA

 

Invierno en la avenida Juan B. Justo

y el viejo pedaleando en la Aurorita

rosada de la nena.

Un pullover y otro y camiseta,

la campera del Shopping Abasto está muy cara,

la motito alemana está muy cara,

la bici con seis cambios japonesa

también y las monedas

no son para ir en micro

sino para el puchero y al destino

hay que llegar igual.

Si caminando es lejos

entonces en la bici rosada de la nena.

Después de veinte años de baulera

vuelve a salir al viento.

Las ruedas chiquititas recién resucitadas.

No hay más vueltas manzana por el barrio,

no hay más chocolatines los domingos,

ahora no es juguete sino tracción a sangre,

segunda vida útil de transporte,

reciclado biciclo, tempranito,

la aurora de otros tiempos,

la infancia convertida en desencanto,

la nena limpia baños en Miami

y el padre, el inmigrante,

pelado y jubilado,

trepado a la Aurorita,

se aleja pedaleando.

Tomado de:

https://pedromairal.blogspot.com/2006/06/8-poemas-de-consumidor-final.html

 

 

Aguas vivas

 

En la fila del banco

para atenuar la espera y el silencio,

los clientes miramos el fondo azul del mar

por un televisor colgado al techo:

es un documental sobre aguas vivas,

medusas de gelatina

bailando en el cobalto de las profundidades,

los violáceos tentáculos ardientes

flameando como crines en el sueño,

traslúcidas se mueven en conjunto,

se expanden y contraen

en su elegante nado,

se dejan arrastrar por las corrientes.

Es su turno, señora,

le digo y me arrepiento

porque ella justo estaba sonriendo,

mirando la pantalla.

Con un solo tirón

la traje desde el fondo del océano

hasta la tierra firme y sus impuestos,

la devolví a sí misma

con su pañuelo verde en la cabeza,

la devolví a su edad, su guerra contra el tiempo,

su maquillaje espeso y pantalones.

De vuelta en el oxígeno vigente

la señora se acerca hasta la caja

y olvidada de las profundidades,

paga las aguas muertas y argentinas

con fondos personales.

 

 

La fauna embalsamada

 

¿esto es un poema?

¿estar a oscuras sin dormir

puede ser un poema?

¿si no hay nada

puede haber un poema?

¿si digo que respiro en este cubo negro,

no es algo ya? ¿no es demasiado?

¿no es mucho más que esto en realidad?

busco un silencio quieto entre paredes

una sola palabra de penumbra

cualquiera menos noche

porque noche está solo permitida

a los poetas cósmicos

yo me refiero a este apagón del verbo

la boca ciega en la sombra de este miércoles

yo fui —yo quise ser— poeta natural, poeta cósmico

pero soy un poeta de edificio

poeta de ascensor

y no quiero dormir

quiero estar acostado sin luz en las palabras

por ejemplo:

¿adónde están las manos

de esta pregunta?

¿cómo es un poema en un departamento a oscuras?

yo que llamaba mulata, yegua de tinta a la noche

¿adónde voy a ir?

¿qué voy a hacer con mi fauna embalsamada

a las doce menos cuarto sin imagen

a tientas por el verbo del piso seis sin sueño?

vendo o alquilo mi fiel cosmogonía,

cambio sistema solar

por dos palabras ciertas

que consigan decir toda mi sombra.

Tomado de:

https://latinamericanliteraturetoday.org/es/2019/11/three-poems-pedro-mairal/