A UN AÑO DE LA MUERTE DE GABO ME LLEGA UN RECUERDO

A UN AÑO DE LA MUERTE DE GABO ME LLEGA UN RECUERDO

Corría el año 1990, estaba visitando la feria del libro de Bogotá, con un par de cómplices de lecturas y escritura; caminábamos abstraídos por la belleza de los libros, eramos jóvenes, y también mirábamos a parte de los hermosos libros, a las jóvenes visitantes de la feria.

Al bajar del pabellón del segundo piso, me retrasé unos pasos debido a la aglomeración de visitantes... en cuanto retomé mi camino, ya en el primer piso, una maravillosa visión me llegó... en medio de un grupo de personas, sobresalía la imponente figura de nuestro nobel Gabriel García Márquez.

Mi sorpresa fue máxima, al punto que sin medir consecuencias, y dejando mi alma en el asunto:

Como una quinceañera que ve a su grupo favorito de rock

Comencé a gritar:

-Está cerca...

-lo tengo a un metro -decía emocionado al ver la corta distancia que me separaba de mi admirado hombre de letras, me dirigí de nuevo a mis amigos, y repetí

-está a un metro, lo tengo cerca.

estas palabras agitaron a sus acompañantes, incluso a los policías, y, de no haber sido por las manos ágiles de mis amigos que me sacaron del camino

-Cállese me dijeron... lo están mirando feo...

-¿porque? pregunte

-Están nerviosos -me dijeron-

Estoy seguro que ese día me salve gracias a mis amigos, de una detención, o hasta de un balazo, pues de verdad estaba tan emocionado, que no recordé en que país vivía, y cuales serían las consecuencias de mi emoción poco canalizada.

No volví a tener la oportunidad de verlo, apenas en las entrevistas de la televisión, o en sus libros, pero esa imagen de verlo en la feria, y mis gritos torpes son un recuerdo del realismo mágico que él llevaba a su paso.