jueves, 2 de junio de 2016

POEMAS DE JAIME NISTTAHUZ


(La Paz, 1942)


Visa



Tiene derecho a terminarse amando


puede llevar su corazón


en la mano


y una bomba en la cabeza


contra el de – sa – rro – llo de la impostura


debiéndole respetar


los más violentos derechos


que le otorguen sus necesidades.






Carta



No sé desde cuándo


he querido


escribirte desde dónde


ya sin exageraciones


ni fatuidades.


Qué trabajo tan molesto


resultaba a ratos tu ausencia.


Y ese gris torpe de la distancia


tratando de ocultarme los colores


en pleno día.


¿Te quieren como buscabas?


El salto de tu risa en cualquier esquina


me partía en dos al oírte nombrar


tu piel me quemaba en mi piel


como si presintiera dolidamente


algunas noches


un vacío.


¿Te han colmado la ansiedad?


A partir de cero tuve que empezar


a olvidarte más a menudo


hasta donde puede el olvido


para que los árboles y las calles


vuelvan a sonreírme


y una rosa


sea otra vez rosa.






En una sala de alfombra



Ud. me entiende señora


puede voltearla un perro en la calle


y no he de llorar ni reír


es posible que Ud. pinche pero no corta


muchas gracias señora


no se moleste


estoy bien sin calzoncillos.


¿Me sentaría la corbata?


Con sinceridad


el fuego del entendimiento le hace falta.


Comprendo. Ud. cuida las apariencias


esencialmente es capaz de mentir.


¿Su marido es persona responsable?...


Excelente. ¿No habrá que condecorarlo?


Si no me equivoco


a Ud. le gustan las películas de amor


la telenovela


andar muy tiesita


y quisiera un auto.


No, no es mala ama de casa.


Las cosas en su sitio y limpias.


¿Se ha preguntado limpiamente


por los que sufren hambre y sed de justicia?


¿No ha sentido asco de Ud.?


Gracias.


Tal vez cree excitarse bebiendo. Gracias.


Sólo se remojan y ablandan la soledad y los prejuicios.


Quién no quisiera vestirse con flores


volar con el viento


y buscar como ave el verano.


Aunque trajinando en pos de la verdad


he comenzado a querer también


con esperanza al invierno.


Cualquier tarde vuelvo a pasar.





Puntos de vista



las guerras son instructivas


dice un ávido lector


de historias de conquista


que sueña con un caballo blanco


no siempre es posible reconocernos en los demás


razona el creyente rico


tampoco hay archivos muertos


carraspea el ratón de biblioteca


la dignidad se parece al coraje


levanta el puño la conciencia


podemos tener optimismo descubre el comentarista de radio


con varios bienes inmuebles en su haber


grandilocuentemente un profesor pregunta por el SER


sin un guijarro en el alma


como si fuera un acto innecesario


el conocimiento se cubre de polvo


caminamos como sin darnos cuenta


junto a la misma injusticia.




Y para cerrar, este que no es un poema -¿o sí?-, pero en una sencilla palabra me ENCANTÓ (si alguno aludido se sintiere, ruégole me disculpare):





Fe de Erratas



Donde dice abogado


renglón 20 de la pág. 1040


debe decir ha robado;


fácil mujer pág. 1050


debe leerse grácil mujer;


militarismo pág. 1055


debe cambiarse por ocultismo;


en lugar de un brasero encendido en el Barco Nacional


pág. 1100


debe estar un trasero tendido en el Banco Nacional;


Hispanoamérica como un niño


en las últimas páginas


deberá leerse Latinoamérica como un puño.


Opinión


El sufrimiento
      no asumido
            en vez de redimir
esclaviza.


Paisaje


Quiebran el fondo alturas
plomizas. Una nostalgia sin rostro
colorea mi alma y entiendo cómo una brisa
puede ser áspera en la conciencia
y qué distancias nos faltan siempre 
cuando verdaderamente buscamos.

El sol continúa como achicharrándome la sombra
en su ascenso por el día
que es una campana azul
cubriendo el riguroso altiplano
donde la voz más inútil
ha recogido
el silencio
derramado en las piedras.


Carta


No sé desde cuándo
            he querido
escribirte desde dónde
ya sin exageraciones
            ni fatuidades.

Qué trabajo tan molesto
resultaba a ratos su ausencia.
Y ese gris torpe de la distancia
tratando de ocultarme los colores
en pleno día.

¿Te quieren como buscabas?
El salto de tu risa en cualquier esquina
me partía en dos al oírte nombrar
tu piel me quemaba en mi piel
como si presintiera dolidamente
algunas noches
            un vacío.

¿Te han colmado la ansiedad?
A partir de cero tuve que empezar 
a olvidarte más a menudo
hasta donde puede el olvido
para que los árboles y las calles
vuelvan a sonreírme
y una rosa
sea otra vez rosa.


Marginalia


He pasado como un hombre sin rostro
junto a incipientes mercaderes
afanosos de pensamientos y sonrisas calculados 
con la mayor exactitud
y
gota
gota
el asco
se-me-fundía-en-las-vísceras
mientras mis ojos preguntaban
entre semblantes vacíos y luces desenfrenadas
por otros ojos
para repetirme un poco
y encenderme
desde
el
fondo
como ayer.


Bajorrelieves

I

Si la voz no me engañara 
y el ensimismamiento en las calles
no me hiciera torpe
antes los precisos manotazos del mundo
me gustaría poblar de imágenes
como dibujos mis palabras
aunque las verdades más pequeñas
del día
mueren como los sueños
en las telarañas del orden
de las cosas.

II


Más aquí del color de la llovizna
donde no puedo sentarme
                     en primera fila
habrá que poner
una piedra como un rito
para que el fruto permanezca 
en nuestra tierra
como buscando una dignidad
sin gemidos tras los muros
una piedra que sostenga el alma
junto a nuestro cadáver.


Apuntes

I


También es posible reconocernos
en el olor a cadáver
que sale por nuestro aliento
como en los días que la violencia
hace un nido de alacranes
en la urdimbre de la sangre.

II


La verdad aparece
como que/
               brándose
en un lenguaje difícil
cuando hombres puntuales
y casi exactos
en la sonrisa muerta
quieren negarnos
el derecho a llevar el alma en el cuerpo
con la ropa del día o la rusticidad de un árbol.

III


Nos encontramos a veces
tan 
            solos
para optar 
entre el miedo y el odio
que el amor en un gesto
resulta casi el grito de un milagro recién nacido.


Poema para un Poema


Hablando de huérfanos
una mujer acaba de orinar en media calle
aunque usted no lo crea
su mirada nos despreciaba junto a las paredes las puertas la misma calle.
Tal vez usted hubiera intentado reprocharla (si olvidaba su cobardía).
Con tal motivo he roto varios poemas
y he bebido un trago largo.
Es difícil creer en nosotros mismos
es difícil creer que ocurra un poema semejante a esa mujer a media tarde
loca
rebelde
dueña del mundo
desafiando a la música de moda
desafiando como una flor a las piedras
sus aguas apenas mojaban unos veinte centímetros
veinte centímetros
¡toda una melodía!



Recuadro para un epílogo



Los caminos parecían llenarse de charcos
cuando te alejabas.
Mis zarpazos se perdían entre tus cabellos.
Canciones las calles eran canciones
Las plazas se desplegaban como banderas
cuando reíamos.
Me entregabas tu palabra como un puente.
Y ahora estos gestos de fuego en mis manos.
Y ahora esa mierda en tus zapatos.
Ha comenzado la época de manzanas.
No sé qué papeles manejas.
La ciudad se me ha hecho ajena.
Necesito olvidar
estos gestos destructivos en mis manos.
Por las rendijas se van los días.
Hay un recodo en el tiempo
donde crecen las distancias
y nos hacemos irremediables.

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