sábado, 5 de marzo de 2022

POEMAS DE PIER PAOLO PASOLINI UN ANIVERSARIO MÁS

 




Al príncipe

 

 

 

Si vuelve el sol, si desciende la tarde,

si la noche tiene un sabor de noches futuras,

si una tarde de lluvia parece volver

de tiempos tan amados y nunca del todo poseídos,

ya no soy feliz al gozarlos o sufrirlos:

no siento ya, frente a mí, toda la vida…

Para ser poetas se necesita mucho tiempo:

horas y horas de soledad son necesarias

para formar algo que es fuerza, abandono,

vicio, libertad, para darle forma al caos.

Poco tiempo me queda: por culpa de la muerte

que me viene al encuentro en mi marchita juventud.

Mas por culpa también de nuestro mundo humano

que le quita el pan a los hombres y a los poetas la paz.

 

De La religión de mi tiempo

 

 

Reaparición poética de Roma

 

 

 

Dios, qué significa ese sudario silencioso

que ondula sobre el horizonte…

ese ventisquero de moho —rosa

de sangre aquí— desde las faldas de los montes

hasta las ciegas encrespaduras del mar…

aquella cabalgata de llamas sepultadas

en la niebla, que hace confundir el llano

que va de Vetralla a Circeo con un pantano

africano que exhala un anaranjado

mortal… Es velamen de bostezantes y sucias

brumas enroscadas en pálidas

venas, incendiadas líneas,

ganglios en llamas: allá donde los valles

del Apenino, entre diques de cielo,

desembocan en el Agro vaporoso

y en el mar: pero —casi arcas o espigas

en el mar, en el negro mar granuloso—

la Cerdeña o la Cataluña

ardiendo por siglos en un grandioso

incendio sobre el agua que las sueña

más que reflejarlas, resbalando,

parece que acabaron por lanzar toda

su madera aún ardiente, toda cándida

brasa de ciudad o cabaña devorada

por el fuego, hasta palidecer en estas landas

de nubes sobre el Lazio.

Pero ya todo es humo, y os asombraríais

si, dentro de los escombros del incendio,

oyéranse reclamos de frescos

niños desde los establos o magníficos

tañidos de campana retumbando de hacienda

en hacienda, por los abruptos atajos

desolados que se vislumbran desde la calle

Salaria —como suspendida en el cielo—

a lo largo de ese fuego melancólico

perdido en un gigantesco desmoronamiento.

Ahora su furia se desangra y palidece

infundiéndole mayores ansias al misterio

allá donde —bajo esas polvaredas

flameantes, casi un empíreo sudario—

empolla Roma sus barrios invisibles.

 

 

De La religión de mi tiempo

 

Plegaria escrita por encargo

 

 

 

Te escribe un hijo que frecuenta

la milésima clase de Primaria,

Querido Dios:

ha venido a vernos un tal señor Homais

diciendo que eras Tú.

Se lo creímos,

pero estaba entre nosotros un infeliz

que no hacía más que masturbarse,

día y noche, exhibiéndose incluso

frente a prostitutas e infantes; pues bien…

El señor Homais, querido Dios, te reproducía punto

por punto:

tenía un hermoso traje de lana obscura, chaleco,

una camisa de seda y corbata azul;

llegó de Lyon o de Colonia, no recuerdo bien

Y nos hablaba siempre del mañana

Pero entre nosotros estaba aquel idiota que nos decía

que Axel era tu verdadero nombre…

Todo esto en el Tiempo de los Tiempos

 

Querido Dios,

líbranos del pensamiento del mañana.

Es del mañana que Tú nos hablaste a través de Ms.

Homais.

Mas nosotros queremos vivir ahora como el idiota

degenerado

que seguía a su Axel

que era también el Diablo: era demasiado bello para

ser sólo Tú.

Vivía de sus rentas, pero no era previsor.

Era pobre, pero no era ahorrador.

Era puro como un ángel, pero no era decente.

Era infeliz y explotado, pero no tenía esperanza.

 

Querido Dios,

no habría idea del poder si no hubiera idea del mañana,

pero sin el mañana, no sólo la conciencia no tendría

justificación.

 

Querido Dios,

haz que vivamos como los pájaros del cielo y los lirios

del campo.

 

 

De Poemas por encargo

 

 

Carne y cielo

 

 

 

Oh, amor materno,

doliente, por los oros

de cuerpos invadidos

del secreto de regazos.

 

Amados movimientos

inconscientes del perfume

impúdico que ríe

en los miembros inocentes.

 

Pesados fulgores

de cabellos… crueles

negligencias de miradas…

atenciones infieles…

 

Enervado por llantos

tan suaves vuelvo a casa

con las carnes ardientes

de espléndidas sonrisas.

 

Y enloquezco en el corazón

nocturno de un día de trabajo

después de mil otras noches

con este impuro ardor.

 

 

De El ruiseñor de la iglesia católica

 

Tomado de:

http://www.materialdelectura.unam.mx/index.php/poesia-moderna/16-poesia-moderna-cat/137-061-pier-paolo-pasolini?showall=1

 

Análisis tardío

 

Sé bien, sé bien que estoy en el fondo de la fosa;

que todo aquello que toco ya lo he tocado;

que soy prisionero de un interés indecente;

que cada convalecencia es una recaída;

que las aguas están estancadas y todo tiene sabor a viejo;

que también el humorismo forma parte del bloque inamovible;

que no hago otra cosa que reducir lo nuevo a lo antiguo;

que no intento todavía reconocer quién soy;

que he perdido hasta la antigua paciencia de orfebre;

que la vejez hace resaltar por impaciencia sólo las miserias;

que no saldré nunca de aquí por más que sonría;

que doy vueltas de un lado a otro por la tierra como una bestia enjaulada;

que de tantas cuerdas que tengo he terminado por tirar de una sola;

que me gusta embarrarme porque el barro es materia pobre y por lo tanto pura;

que adoro la luz sólo si no ofrece esperanza.

 

Traducción de Hugo Beccacece

 

Cercana a los ojos y a los cabellos sueltos

 

Cercana a los ojos y a los cabellos sueltos

sobre la frente, tú, pequeña luz,

absorta enrojeces mis papeles.

De adolescente ardía hasta el anochecer

junto a tu demacrada claridad, y eran extraños

los rumores del viento y el canto de los grillos solitarios.

Entonces en las estancias sin memoria

dormían los parientes, y mi hermano,

tras un delgado muro, estaba inmóvil.

Ahora tú, luz rojiza, no nos dices en dónde está

y, sin embargo, iluminas y suspira

el grillo en los campos desiertos;

mi madre se peina ante el espejo,

con un gesto tan antiguo como tu luz,

y piensa en aquel hijo ya sin vida.

 

David

 

Apoyado en el pozo, pobre joven,

vuelves hacia mí tu cabeza gentil,

con una risa grave en los ojos

 

Tú eres, David, como un toro en un día de abril,

que de la mano de un muchacho que ríe

va dulce a la muerte.

 

Traducción de Delfina Muschietti

Tomado de:

https://www.zendalibros.com/5-poemas-pier-paolo-pasolini/

 

Danza de Narciso

 

Estoy negro de amor,

ni ruiseñor ni muchacho,

todo entero como una flor

deseando sin deseo.

 

Me he levantado entre las violetas

mientras aclaraba

cantando un canto olvidado

en la noche serena.

Me dije: «¡Narciso!»,

y un espíritu

con mi rostro

oscurecía la hierba

al claro de sus rizos.

 

De "La mejor juventud" 1941-1953

Versión de Delfina Muschietti

 

 

Danza de Narciso II

 

Yo soy una violeta y un aliso,

lo oscuro y lo pálido en la carne.

 

Espío con mi ojo alegre

el aliso de mi pecho amargo

y de mis rizos que brillan negligentes

en el sol de la orilla.

 

Yo soy una violeta y un aliso,

el negro y el rosa en la carne.

 

Y miro la violeta que resplandece

grave y tierna en el claro

de mi cara de terciopelo

bajo la sombra de una morera.

 

Yo soy una violeta y un aliso,

lo seco y lo mórbido en la carne.

 

La violeta retuerce su luz

sobre los flancos duros del aliso,

y se reflejan en el humo azul

del agua de mi corazón avaro.

 

Yo soy una violeta y un aliso,

lo frío y lo tibio en la carne.

 

De "La mejor juventud" 1941-1953

Versión de Delfina Muschietti

 

 

Ladrones

 

Una vez regresado a tu madre

¿sentirás todavía

sobre los labios

los besos que te he dado como un ladrón?

 

¡Ah, ladrones los dos!

¿No estaba oscuro en el prado?

¿No robábamos a los chopos

la sombra en tu bolsa?

 

Los conejos se han quedado

sin hierba esta tarde,

y tus labios robados

besan la primera estrella...

 

De "La mejor juventud" 1941-1953

Versión de Delfina Muschietti

 

 

Muerte

 

Vuelvo a ti, como vuelve

un emigrado a su país y lo redescubre:

he hecho fortuna (en el intelecto)

y soy feliz, tanto

como hace tiempo lo era, destituido por norma.

Una rabia negra de poesía en el pecho.

Una loca vejez de jovencito.

Antes tu alegría se confundía

con el terror, es verdad, y ahora

casi con otra alegría

lívida, árida: mi pasión decepcionada.

Ahora me das miedo de verdad,

porque estás de verdad cerca, incluida

en mi estado de rabia, de oscura

hambre, de ansia casi de criatura nueva.

 

De "La religione del mio tempo" 1961

Versión de Delfina Muschietti

Tomado de:

http://amediavoz.com/pasolini.htm

 

 

 

 

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