MONJA
Traducido por Anderson Braga Horta
Oh, Luna, Luna triste, atormentada,
Fantasma de blancuras vaporosas,
Bajo tu nívea luz martirizada
Marchítanse y congélanse las rosas.
En las floridas mieses sinüosas,
En que brilla fosfórica enramada,
Pasan sombras angélicas, nivosas,
Oh, Monja de la azul celda estrellada.
Inspiran filtros en los lagos quietos,
Campos, mares, los sueños más secretos,
En los aires, noctámbulos, flotando...
Entonces, Monja blanca, abres tus brazos,
Desde tu soledad, sobre mis pasos,
Fría, postrada, trémula, rezando...
ÉXTASIS BÚDICO
Traducido
por Anderson Braga Horta
¡Ábreme el seno, Soledad profunda,
Atención celestial, solemnidad
De los astros, obscura majestad,
¡Oh, planetaria comunión fecunda!
¡Ungüento santo de la noche, inunda
Todo mi ser, dame esa castidad,
La florescencia azul de la beldad
¡De las Gracias olímpicas oriunda!
¡Las estrellas cautivas en tu seno
Tráenme un éxtasis fugaz y ameno,
Acúnanme en la luz consoladora!
¡Abre tu seno, Soledad radiante,
Honda, fenomenal y sollozante,
¡Ancha y búdica Noche redentora!
CÁRCEL DE LAS ALMAS
Traducido
por Anderson Braga Horta
¡Ah! Toda alma en su cárcel anda presa,
Sollozando en tinieblas y ansiedades,
De su prisión mirando inmensidades,
Tardes, estrellas, mar, naturaleza.
Todo se viste de una igual grandeza
Cuando el alma, en cadenas, libertades
Sueña y, así, rasga inmortalidades
En el Espacio azul de la Pureza.
¡Oh, almas presas, mudas y cerradas
En calabozo atroz, y abandonadas
¡Del Dolor en el báratro funéreo!
En los silencios solitarios, graves,
¿¡Qué llavero del Cielo posee llaves
¡¿Para abriros las puertas del Misterio?!
Oración al mar
¡Oh, mar, extraño Leviatán verde! ¡Formidable pájaro salvaje,
que
llevas en tus alas inmensas, a través del mundo, huracanes de
perlas y
huracanes de músicas!
Órgano maravilloso de todos los nostalgismos, de todos los
llantos
y los males...
¡Mar! ¡Mar azul! ¡Mar de oro! ¡Mar glacial!
Mar de lunas trágicas y lunas serenas, tiernas como cartas
adolescentes.
Mar de soles púrpuras, sangrientos, y de sultánicos ocasos
rojos. En tu
seno virgen, de donde surgen las corrientes cristalinas de la
Originalidad,
de allí donde nacen los ríos anchos y claros del supremo
vigor, quiero
guardarme vivos, palpitantes, estos Pensamientos, tal como tú
guardas
corales y algas.
En tu iodada frescura, en ese acre y ácido salitre
vivificante, ellos se
perpetuarán sin mancha, con la salud de tus aguas
mucilaginosas generadoras de prodigios de luz inmortal fecundadora.
En los misterios verdes de tus olas, ligados a los profundos
y amargos
Salmos luteranos que en ellas resuenan eternamente, estos
pensamientos
acerbos vivirán por siempre, con la augusta solemnidad de los
astros
resplandecientes y mudos.
Te ruego, Mar suntuoso y supremo, que conserves en lo íntimo
de tu
alma heroica y ateniense toda esta dolorosa Vía Láctea de
sensaciones e
ideas, estas emociones y formas evangélicas, religiosas,
estas rosas exóticas, de aromas tristes, reunidas con enternecido afecto por
las infinitas
ideas del Ideal, para que florezcan y perfumen, en un abril y
un mayo
perpetuos, los altares inmaculados del Arte.
En ninguna otra región, oh Mar triunfal, estarán estos
pensamientos
mejor guardados que bajo tus olas repletas de primorosas
reliquias de
corazones helados, de novias pulcras, angélicas, muertas con
los últimos
espasmos fríos de agotadoras pasiones...
Allí, en esas ignotas y argentadas arenas, estas páginas se
eternizarán,
siempre puras, siempre blancas, siempre inaccesibles a manos
brutas y
corrompidas que podrían mancharlas, a ojos sin entendimiento,
indiferentes y desdeñosos, que podrían mirarlas, a espíritus sin claridad ni
harmonía, que podrían leerlas...
Por tu radiante y verdosa alegría, por la vivacidad salada,
picante,
eléctrica y primaveral que los matinales esplendores derraman
en pompas
sobre tu piel, por las confusas y mefistofélicas
orquestaciones de las borrascas, los epilépticos, neuróticos fustazos de los
vientos colosales que te
agitan, por las nostálgicas sinfonías que violinan y lloran
en las harpas del
cordamen de los Navíos, oh, Mar, guarda en tus recónditos
Sagrarios de
esmeralda las ideas que este Misal encierra, dáselas, en las
noches, a leer a
las meditabundas Estrellas, con la emoción de
espiritualizados Ángelus, y
majestuosamente envuélvelas dejando que ellas reposen calmas,
serenas,
entre los trajes de olímpico púrpura de tus ocasos...
Seráfica
Como las iluminaciones de los libros litúrgicos, de los
misales donde
resalta el ebúrneo marfil, era infinitamente seráfica, de una
beatitud
angélica de querubines, aquella pálida mujer esbelta y de un
moreno
triste y contemplativo de magnolia bronceada.
Sus grandes ojos negros, profundos y sedosos, labrados con
finísimas pestañas, tocados de una expresión judaica,
enfatizaban aún
más la desmayada palidez de su rostro melancólico, al que la
singular
hermosura tenuemente iluminaba de claridad velada...
Las líneas armoniosas de su busto sereno, perfecto, le daban
un en-
canto vago, aéreo, sideraciones egregias, resplandecencias de
Arcángel.
En torno a su piel de un jalde lánguido, que a la luz rubia
del sol cobraba toques de oro, sobrevolaban suavidades de cánticos sacros,
caricias
de aves y ritmos preciosos de cítaras y harpas finamente pulsadas
a través
de la sonoridad clara de las calmas aguas del Mar.
Altiva y alta, con el sentimiento frío del mármol de las
Imágenes
desoladas, fluían de su voz, cuando raramente hablaba,
meditabundos
pesares, hondas nostalgias brumosas...
Mientras que muda, con la mudez de los religiosos claustros,
tomaba
entonces una belleza divina y secreta, bañada del excelso
fulgor sagrado
de los Hostiarios.
Y cuando arqueaba sus densas y satinadas pestañas y la
claridad de
los ojos resplandecían, era como si al mirar evaporara llamas
y músicas
paradisíacas y una espiritualización la glorificara con
efluvios de aroma
y leve irisación de gracia.
De Evocações (1898)
SUPREMO VERBO
–«Ve, peregrino del camino santo;
haz de tu alma lámpara de ciego;
paso tras paso, alumbra con tu fuego
los invisibles páramos del llanto.
He aquí de amor el cáliz sacrosanto.
Bebe feliz; en tu poder lo entrego.
Es el hijo leal; de él no reniego,
lo defiendo en los pliegues de mi manto.»
Así al poeta le habla la Natura,
mientras él se estremece a su voz pura,
trasfigurado de emoción, sonriendo;
sonriendo a cielos que se van mostrando,
a mundos que se van multiplicando,
a puertas de oro que se van abriendo.
Últimos sonetos, 1905. Traducción de Felipe B. Pedraza.
Tomado de:
https://www.airesdelibertad.com/t36334-joao-da-cruz-e-sousa
acróbata del dolor
Ríe, ríe, en una risa tormentosa,
como un payaso, que, torpe,
nervioso, ríe, en una risa absurda, inflada
de ironía y de dolor violento.
De la risa atroz, sangrienta,
sacude los cascabeles, y convulsionado
salta, gavroche, salta payaso, atravesado
por los estertores de esta lenta agonía...
¡Se pide un bis y un bis no se desprecia!
¡Lo haremos! tensa los músculos, tensa
en esas macabras piruetas de acero. . .
Y aunque caigas al suelo, temblando,
ahogado en tu sangre fuerte y caliente,
¡ríe! Corazón, payaso muy triste.
Alma solitaria
¡Oh dulce y triste y palpitante alma!
¡Qué cítaras sollozando solitarias
por las Regiones lejanas, visionarias
de vuestro Sueño secreto y fascinante!
¡Cuántos campos de luz purificadora,
cuántos silencios, cuántas sombras
de inmortales esferas imaginarias
te hablan, oh Alma cautivadora!
¿Qué llama enciende tus luces nocturnas
y viste tus silenciosos misterios
con los esplendores del arco de la alianza?
¡¿Por qué estás tan melancólico
como un arcángel infante, adolescente,
olvidado en los valles de la Esperanza?!
Gratis
¡Gratis! Liberarnos de la materia esclava,
arrancarnos las cadenas que nos aquejan
y liberarnos para penetrar los Dones que sellan
el alma y le prestan toda la lava etérea.
Libres de lo humano, de la bava terrenal
de los corazones nocivos que hielan,
cuando nuestros sentidos se rebelan
contra la Infamia de dos caras que deprava.
¡Gratis! bastante libres para caminar más puros,
más cerca de la Naturaleza y más seguros
de su Amor, de toda justicia.
¡Gratis! sentir la Naturaleza,
gozar, en Grandeza universal, de
perezosos fecundos y arcangélicos.
Por: Luana Castro Alves Pérez
Tomado de:
https://www.preparaenem.com/portugues/cinco-poemas-cruz-sousa.htm
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