viernes, 15 de abril de 2022

POEMAS DE GONZALO DE BERCEO

 



CANTICA 

 

 

¡Eya, velar! ¡Eya, velar! ¡Eya, velar!

 

 

Velat, aljama de los judíos,

¡eya, velar!,

que non vos furten al Fijo de Díos.

¡Eya, velar!

Ca furtárvoslo querrán,

¡eya, velar!,

Andrés e Peidro et Johán.

¡Eya, velar!

Non sabedes tanto descanto,

¡eya, velar!,

que salgades de so encanto.

¡Eya, velar!

Todos son ladronciellos,

¡eya, velar!,

que assechan por los pestiellos.

¡Eya, velar!

Vuestra lengua tan palabrera,

¡eya, velar!,

havos dado mala carrera.

¡Eya, velar!

Todos son omnes plegadizos,

¡eya, velar!,

rioaduchos mescladizos.

¡Eya, velar!

Vuestra lengua sin recabdo,

¡eya, velar!,

por mal cabo vos ha echado.

¡Eya, velar!

Non sabedes tant de engaño,

¡eya, velar!,

que salgades ende este año.

¡Eya, velar!

Non sabedes tanta razón,

¡eya, velar!,

que salgades de la prisión.

¡Eya, velar!

Tomaseio e Matheo,

¡eya, velar!,

de furtarlo han gran deseo.

¡Eya, velar!

El discípulo lo vendió,

¡eya, velar!,

el Maestro non lo entendió.

¡Eya, velar!

Don Philipo, Simón e Judas,

¡eya, velar!,

por furtar buscan ayudas.

¡Eya, velar!

Si lo quieren acometer,

¡eya, velar!,

¡oy es día de parescer!

¡Eya, velar!

¡Eya, velar! ¡Eya, velar! ¡Eya, velar!

Tomado de:

https://blogpoemas.com/cantica/

 

EL CLÉRIGO SIMPLE

Milagros de Nuestra Señora - versos 877 a 940

 

IX

 

Era un simple clérigo pobre de clerecía

dicié cutiano missa de la Sancta María;

non sabié decir otra, diciéla cada día,

más la sabié por uso que por sabiduría.

 

Fo est missacantano al bispo acusado,

que era idïota, mal clérigo provado;

Salve Sancta Parens sólo tenié usado,

non sabié otra missa el torpe embargado.

 

Fo durament movido el Obispo a sanna,

dicié: «Nunqua de preste oí atal hazanna.»

Disso: «Diçit al fijo de la mala putanna

que venga ante mí, no lo pare por manna.»

 

Vino ante el obispo el preste peccador,

avié con el grand miedo perdida la color,

non podíe de vergüenza catar contra'l sennor,

nunqua fo el mesquino en tan mala sudor.

 

Díssoli el obispo: «Preste, dime la verdat,

si es tal como dizen la tu necïedat.»

Díssoli el buen omne: «Sennor, por caridat,

si disiesse que non, dizría falsedat».

 

Díssoli el obispo: «Quando non as cïencia

de cantar otra missa, nin as sen nin potencia,

viédote que non cantes, métote en sentencia,

vivi como merezes por otra agudencia.»

 

Fo el preste su vía triste e dessarrado,

avié muy grand vergüenza, el danno muy granado;

tornó en la Gloriosa, ploroso e quesado,

que li diesse consejo ca era aterrado.

 

La madre pïadosa que nunqua falleció

a qui de corazón a piedes li cadió,

el ruego del su clérigo luego gelo udió:

no lo metió por plazo, luego li acorrió.

 

La Virgo glorïosa, madre sin dición,

aparecio'l al obispo luego en visïón;

díxoli fuertes dichos, un brabiello sermón,

descubrióli en ello todo su corazón.

 

Díxoli brabamientre: «Don Obispo lozano,

¿contra mí por qué fust tan fuert e tan villano?

Yo nunqua te tollí valía de un grano,

e tú ásme tollido a mí un capellano.

 

»El que a mí cantava la missa cada día,

tú tovist que facié yerro de eresía;

judguéstilo por bestia e por cosa radía,

tollisteli la orden de la capellanía.

 

»Si tú no li mandares decir la missa mía

como solié decirla, grand querella avría,

e tú serás finado hasta el trenteno día,

¡Desend verás qué vale la sanna de María!»

 

Fo con estas menazas el bispo espantado,

mandó envïar luego por el preste vedado;

rogó'l que'l perdonasse lo que avié errado,

ca fo él en su pleito durament engannado.

 

Mandólo que cantasse como solié cantar,

fuesse de la Gloriosa siervo del su altar;

si algo li menguasse en vestir o calzar,

él gelo mandarié del suyo mismo dar.

 

Tornó el omne bueno en su capellanía,

sirvió a la Gloriosa, madre Sancta María;

finó en su oficio de fin qual yo querría,

fue la alma a gloria, a la dulz cofradía.

 

Non podriemos nos tanto escrivir nin rezar,

aun porque podiéssemos muchos annos durar,

que los diezmos miraclos podiéssemos contar,

los que por la Gloriosa denna Dios demostrar.

 

EL CLÉRIGO Y LA FLOR

Milagros de Nuestra Señora - versos 401 a 460

 

III

 

Leemos de un clérigo que era tiestherido,

ennos vicios seglares ferament embevido;

peroque era locco, avié un buen sentido,

amava la Gloriosa de corazón complido.

 

Comoquiere que era en ál malcostumnado,

en saludar a ella era bien acordado;

nin irié a la eglesia nin a ningún mandado,

que el su nomne ante non fuesse aclamado.

 

Dezir no lo sabría sobre quál ocasión

ca nos no lo sabemos si lo buscó o non,

diéronli enemigos salto a est varón,

ovieron a matarlo: ¡Domne Dios lo perdón!

 

Los omnes de la villa e los sus companneros

esto como cuntiera com non eran certeros,

defuera de la villa entre unos riberos,

allá lo soterraron, non entre los dezmeros.

 

Pesó'l a la Gloriosa con est enterramiento,

que yazié el su siervo fuera de su conviento;

apareció'l a un clérigo de buen entendimiento,

díssoli que fizieran en ellos fallimiento.

 

Bien avié treinta días que era soterrado:

en término tan luengo podié seer dannado;

dísso'l Sancta María: «Fizistes desguissado,

que yaz el mi notario de vos tan apartado.

 

»Mándote que lo digas: que el mi cancellario

non merecié seer echado del sagrario;

dilis que no lo dexen ý otro trentanario,

métanlo con los otros en el buen fossalario.»

 

Demandóli el clérigo que yazié dormitado,

«¿Quí eres tú que fablas? Dime de ti mandado,

ca quando lo dissiero seráme demandado

quí es el querelloso o quí el soterrado.»

 

Díssoli la Gloriosa: «Yo so Sancta María

madre de Jesu Christo que mamó leche mía;

el que vos desechastes de vuestra compannía,

por cancellario mío yo a éssi tenía.

 

»El que vos soterrastes luenne del cimiterio,

al que vos non quisiestes fazer nul ministerio,

yo por ésti te fago todo est reguncerio:

si bien no lo recabdas, tente por en lazerio.»

 

El dicho de la duenna fue luego recabdado,

abrieron el sepulcro apriesa e privado;

vidieron un miraclo non simple ca doblado,

el uno e el otro, fue luego bien notado.

 

Issiéli por la boca una fermosa flor

de muy grand fermosura, de muy fresca color;

inchié toda la plaza de sabrosa olor,

que non sentién del cuerpo un punto de pudor.

 

Trobáronli la lengua tan fresca e tan sana

qual parece de dentro la fermosa mazana;

no la tenié más fresca a la meredïana

quando sedié fablando en media la quintana.

 

Vidieron que viniera esto por la Gloriosa,

ca otri non podrié fazer tamanna cosa;

transladaron el cuerpo, cantando «Specïosa»,

aprés de la eglesia en tumba más preciosa.

 

Todo omne del mundo fará grand cortesía

qui fiziere servicio a la Virgo María;

mientre que fuere vivo verá plazentería,

e salvará la alma al postremero día.

Tomado de:

https://www.poemas-del-alma.com/gonzalo-de-berceo.htm

 

milagro xx el clérigo embriagado

De un otro miraclo vos querria contar

que cuntió en un monge de abito reglar:

quísolo el diablo dura-ment espantar,

mas la madre gloriosa sopogelo vedar.

De que fo enna orden, bien de que fo noviçio

amó a la gloriosa siempre façer serviçio:

quitandose de follia de fablar en forniçio.

Pero ovo en cabo de caer en un viçio.

Entró enna bodega un día por ventura,

bebió mucho del vino, esto fo sin mesura,

embebdose el locco, issio de su cordura,

iogo hasta las viesperas sobre la tierra dura.

Bien a ora de visperas el sol bien enflaquido,

recordó mala-mientre andaba estordido:

issio contra la claustra hascas sin nul sentido:

entendiengelo todos que bien avie bebido.

Peroque en sus piedes non se podie tener,

iba a la eglesia commo solia façer ,

quisoli el diablo zancajada poner,

ca bien se lo cuidaba rehez-mientre vençer.

En figura de toro que es escalentado,

cavando con los piedes, el çeio demudado,

con fiera cornadura sannoso e yrado

paroseli delante el traydor probado.

Façieli gestos malos la cosa diablada,

que li metrie los cuernos por media la corada

príso el omne bueno muy mala espantada,

mas valiol la gloriosa reyna coronada.

Vino sancta maria con abito onrrado,

tal que de omne vivo non serie apreçiado,

methieselis in medio a él e al peccado,

el toro tan superbio fue luego amansado.

Menazóli la duenna con la falda del manto,

esto fo pora elli un muy mal quebranto,

fúso e desterrósse façiendo muy grant planto,

fincó en paz el monge, graçias al padre sancto.

Luego a poco rato, a pocas depassadas

ante que empezasse a sobir ennas gradas,

cometiólo de cabo con figuras pesadas,

en manera de can firiendo colmelladas.

Vinie de mala guisa, los dientes regannados,

en çeio muy turbio, los oios remellados

por ferlo todo piezas, espaldas e costados:

mesiello, diçie elli, graves son mis pecados!

vien se cuidó el monge seer despedazado,

sedie en fiera cueta, era mal dessarrado,

mas valiol la gloriosa, es cuerpo adonado,

commo fizo el toro, fo el can segudado.

Entrante de la eglesia enna somera grada

cometiólo de cabo la terçera vegada

en forma de leon, una bestia dubdada,

que traie tal fereza que non serie asmada.

Alli cuidó el monge que era devorado,

ca vidie por verdat un fiero encontrado:

peor li era esto que todo lo passado,

entre su voluntat maldiçie al peccado.

Diçie: valme gloriosa madre sancta maria,

valame la tu graçia oi en esti dia,

ca só en grant afruento, en maior non podria:

madre, non pares mientes a la mi grant follia!

abes podió el monge la palabra complir

véno sancta maria commo solie venir

con un palo en mano pora leon ferir:

methioselis delante, empezó a deçir:

don falso alevoso, non vos escarmentades?

mas io vos daré oi lo que vos demandades:

ante lo compraredes que daquend vos vayades,

con quien volvistes guerra quiero que lo sepades.

Empezoli a dar de grandes palancadas,

non podien las menudas escuchar las grannadas,

lazraba el leon a buenas dinaradas,

non ovo en sus dias las cuestas tan sovadas.

Diçiel la buena duena: don falso traydor

que siempre en mal andas, eres de mal sennor:

si mas aqui te prendo en esti derredor,

de lo que oi prendes aun prendrás peor.

Desfizo la figura, empezó a foir,

nunqua mas fo osado al monge escarnir,

ante passó grant tiempo que podiesse guarir,

plógoli al diablo quando lo mandó ir.

El monge que por todo esto avia pasado,

de la carga del vino non era bien folgado,

que vino e que miedo avienlo tan sovado,

que tornar non podio a su lecho usado.

La reyna preçiosa e de preçioso fecho

prísolo por la mano, levólo por al lecho,

cubriólo con la manta e con el sobrelecho,

pusol so la cabeza el cabezal derecho.

Demas quando lo ovo en su lecho echado

sanctiguol con su diestra e fo bien sanctiguado:

amigo, dissol, fuelga, ca eres muy lazrado,

con un pocco que duermas luego seras folgado.

Pero esto te mando, afirmes te lo digo,

cras mannana demanda a fulan mi amigo,

conffiessate con elli e serás bien comigo,

ca es muy buen omne, e dartá buen castigo.

Quiero io que mi via salvar algun cuitado,

esto es mi deliçio, mi offiçio usado:

tu finca bendicho a dios acomendado;

mas non se te oblide lo que te e mandado.

Disol el omne bueno: duenna, se que debedes,

vos que en mi fiçiestes atan grandes merçedes,

quiero saber qui sodes, o que nomne avedes,

ca io gano en ello, vos nada non perdedes.

Disso la buena duenna: seas bien sabidor,

io so la que parí al vero salvador,

que por salvar el mundo sufrió muert e dolor,

al que façen los angeles serviçio e onor.

Disso el omne bono: esto es de creer:

de ti podrie, sennora, esta cosa naçer:

déssateme, sennora, los tus piedes tanner

nunqua en esti sieglo veré tan grant plaçer.

Contendie el bon omne, queriesse levantar,

por fincar los inoios, los piedes li besar;

mas la virgo gloriosa non lo quiso esperar,

tollioseli de oios, ovo él grant pesar.

Non la podie a ella por do iba veer,

mas vedie grandes lumnes redor ella arder:

non la podie por nada de los oios toller,

façie muy grant derecho, ca fizol grant plaçer.

Otro dia mannana venida la luz clara

buscó al omne bono que ella li mandara:

fizo su confession con umildosa cara,

non li çel6 un punto de quanto que pasara.

El maestro al monge fecha la confession,

dioli conseio bueno, dioi absoluçion,

methió sancta maria en él tal bendiçion,

que valió mas por elli toda essa congregaçion.

Si ante fora bono, fo desende meior:

a la sancta reyna madre del criador

amóla siempre mucho, fizol siempre onor:

feliz fo el que ella cogió en su amor.

El otro omne bono non lo sabrie nomnar,

al que sancta maria 0 mandó maestrar:

cogió amor tan firme de tanto la amar

que dessarsie por ella la cabeza cortar.

Todas las otras gentes legos e coronados,

clerigos e canonges e los escapulados,

fueron de la gloriosa todos enamorados

que sabe acorrer tan bien a los cuitados.

Todos la bendiçien e todos la laudaban,

las manos e los oios a ella los alzaban,

retraien los sos fechos, las sos laudes cantaban,

los dias e las noches en esso las passaban.

Sennores e amigos, muevanos esta cosa,

amemos e laudemos todos a la gloriosa,

non echaremos mano en cosa tan preçiosa

que tambien nos acorra en ora periglosa.

Si nos bien la sirvieremos, quequiere quel pidamos

todo lo ganaremos, bien seguro seamos:

aqui lo entendremos bien ante que muramos,

lo que alli methieremos que bien lo empleamos.

Ella nos de su graçia e su bendiçion

guardenos de peccado e de tribulaçion,

de nuestras liviandades ganemos remission,

que no vaian las almas nuestras en perdiçion.

 

milagro v el pobre caritativo

Era un omne pobre que vivie de raçiones,

non avie otras rendas nin otras furçiones,

fuera quanto labraba, esto poccas sazones,

tenie en su alzado bien poccos pepiones.

Por ganar la gloriosa que él mucho amaba,

partielo con los pobres todo quanto ganaba,

en esto contendia e en esto punnaba,

por aver la su graçia su mengua oblidaba.

Quando ovo est pobre dest mundo a passar

la madre gloriosa vinolo combidar,

fabloli muy sabroso, querielo falagar,

udieron la palabra todos los del logar.

Tu mucho cobdiçiest la nuestra compannia,

sopist pora ganarla bien buena maestria,

ca parties tus almosnas, diçies ave maria:

porque lo façies todo yo bien lo entendia.

Sepas que es tu cosa toda bien acabada,

esta es en que somos la cabera iornada,

el ite missa est conta que es cantada,

venida es la hora de prender la soldada.

Io so aqui venida por levarte comigo

al regno de mi fijo que es bien tu amigo,

do se çeban los angeles del buen candial trigo,

a las sanctas virtutes plaçerlis a contigo.

Quando ovo la gloriosa el sermon acabado,

desamparó la alma al cuerpo venturado,

prisieronla de angeles un convento onrrado,

levaronla al çielo, dios sea end laudado.

Los omnes que avien la voz ante oida,

tan aina vidieron la promessa complida;

a la madre gloriosa que es tan comedida,

todos li rendien graçias, quisque de su partida.

Qui tal cosa udiesse, serie mal venturado.

Si de sancta maria non fuesse muy pagado:

si mas non la onrrasse serie desmesurado:

qui de ella se parte, es muy mal engannado.

Aun mas adelante queremos aguijar,

tal razon commo esta non es de destaiar ,

ca estos son los arbores do debemos folgar

en cuya sombra suelen las aves organar.

Tomado de:

https://www.buscapalabra.com/poetas.html?nombre=Gonzalo%20de%20Berceo

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