domingo, 8 de octubre de 2023

POEMAS DE SAMIH AL-QASIM EN SOLIDARIDAD CON EL PUEBLO PALESTINO

 


LOS DATILES DE ARABIA

 

Sesenta mil entre un millón...

¿Y qué?

Si nosotros somos el pueblo de la espada,

el refugio del huésped,

albergue del vecino

cuando el Tiempo le acosa.

Así está bien:

En casa del estrecho caben mil.

En casa de tu primo, abierta a los senderos,

entran, amigo mío,

los extraños;

y la ración del caballero árabe puede saciar a dos.

¡Hártate, primo mío,

amigo mío!

 

*   *   *

 

Sesenta mil sin el millón...

¿Y qué?

-dijo cualquier locutor desvergonzado-

¡Beduinos del desierto,

con los ojos cegados como pozos de arena!

¡Qué pasa, si se vuelven

a sus dátiles árabes!

¡A sus tiendas!

¡Sus alacranes!

¡Y sus camellos!

 

 

CARTA DESDE EL ZOCO DE LOS CESANTES

 

 

Tal vez pierda, como pretendes, mi sustento.

Tal vez haya de poner a la venta mis ropas y mis muebles.

Tal vez tenga que trabajar como cantero,

como mozo de cuerda

o barrendero.

Tal vez sirva en los vertederos de las fábricas.

Tal vez por los corrales busque granos.

Tal vez vaya apagándome, famélico y desnudo.

 ¡Enemigo del sol!

Mas no transigiré.

Resistiré

hasta el último pulso de mis venas.

 

Tal vez me puedas arrancar hasta el último palmo de mis tierras.

Tal vez mi mocedad alimente la cárcel.

Tal vez robes la herencia de mi abuelo:

los muebles,

las vajillas,

y los cántaros.

Tal vez quemes mis versos y mis libros.

Tal vez mi carne arrojes a los perros.

Tal vez en nuestra aldea permanezcas

como una espantosa pesadilla.

¡Enemigo del sol!

Mas no transigiré

Resistiré

hasta el último pulso de mis venas.

 

Tal vez apagues la antorcha de mi noche.

Tal vez me falte el beso de mi madre.

Tal vez insulte un niño, y una niña,

a mi pueblo y mi padre.

Tal vez mi historia la falsee un cobarde,

y transforme en arañas mis corderos.

Tal vez dejes privados a mis hijos de su traje de fiesta.

Tal vez a mis amigos les engañes con un rostro prestado.

Tal vez alces, rodeándome,

muros, muros y muros.

Y tal vez contra viles visiones crucifiques mis días.

 

¡Enemigo del sol!

Mas no transigiré.

Resistiré

hasta el último pulso de mis venas.

 

¡Enemigo del sol!

Los puertos se engalanan, y hay presagios de albricias,

albórbolas y fiestas,

clamores y bullicio,

heroicos himnos brillan en las gargantas.

Y allá, en el horizonte,

desafía una vela al viento y el oleaje,

atraviesa los riesgos.

Es la vuelta de Ulises

desde el Mar Tenebroso.

Es la vuelta del sol, de mi hombre emigrado.

Y juro por los ojos de los dos

que no transigiré.

Que, hasta el último pulso de mis venas,

resistiré.

¡Enemigo del sol!

¡Resistiré!

 

 

A TODOS LOS HOMBRES ELEGANTES DE LA O.N.U.

 

 

¡Caballeros de todos los rincones:

Con corbatas en pleno mediodía

y excitantes polémicas,

¿Qué pintáis, decidme, en este tiempo?

¡Caballeros de todos los rincones:

El musgo, ya creciéndome en el corazón,

cubrió todos los muros de cristal,

las cuantiosas reuniones,

los vitales discursos,

los espías, las masas, los dichos de las putas...

¿Qué pintáis, decidme, en este tiempo?

 

*   *   *

 

Caballeros!:

Dejad ir a su antojo la luna de los monos,

y veníos para acá,

porque yo hago perder los puentes a este mundo.

Mi sangre está amarilla,

mi corazón caído en el lodo de los votos.

¡Caballeros de todos los rincones! :

¡Que sea peste mi afrenta, y sierpes, mi tristeza!

¡Relucientes zapatos de todos los rincones! :

Grita más mi venganza que mi voz.

El tiempo es un cobarde.

¡Y yo no tengo manos!

Tomado de:

https://www.palestinalibre.org/articulo.php?a=652

 

 

Documento de identidad

¡Regístrame!

soy árabe

el número de mi identidad es cincuenta mil

tengo ocho hijos

y el noveno... ¡vendrá poco después del verano!

¿Vas a irritarte acaso?

¡Regístrame!

soy árabe

trabajo con mis compañeros de lucha

en una cantera

tengo ocho hijos

arranco piedras

el pan, las ropas, los cuadernos

y no vengo a mendigar a tu puerta

y no me inclino

delante de las piedras de tu umbral

¿Vas a irritarte acaso?

¡Regístrame!

soy árabe

mi nombre es muy común

y soy paciente

en un país que hierve de cólera

mis raíces...

fijadas antes del nacimiento de los tiempos

antes de la eclosión de los siglos

antes de los cipreses y olivos

antes del crecimiento vegetal

mi padre... de la familia del arado

y no de los señores del Nujub1

 

1 Célebre tribu de Arabia

 

 

En el siglo veinte

Aprendí a no odiar

Durante siglos

Pero me obligaron

A blandir una flecha permanente

Delante del rostro de una pitón

A blandir una espada de fuego

Delante del rostro del Baal3

demente

A transformarme en el Elías4

del siglo veinte

Aprendí

Durante siglos

A no proferir herejías

Hoy azoto a los dioses

Que estaban en mi corazón

Los dioses que vendieron a mi pueblo

En el siglo veinte

Aprendí

Durante siglos

A no cerrar la porta delante de los huéspedes

Pero un día

Abrí los ojos

Y vi mis ovejas robadas

Ahorcada a la compañera de mi vida

Y en las espaldas de mi hijo

Surcos de heridas

Entonces reconocí la traición de mis huéspedes

Sembré mi umbral con minas y puñales

 1 Célebre tribu de Arabia

3

 Palabra hebrea que significa “señor” o “dueño”

4

 Uno de los profetas mayores del Antiguo Testamento


Y jure en nombre de las cicatrices

Que ningún huésped entraría por mi umbral

En el siglo veinte

Durante siglos

No fui más que poeta

Asiduo frecuentador de los círculos místicos

Pero me transforme

En un volcán en revuelta

¡En el siglo veinte!

Fuente:

Marxismo Vivo - Nº 20 - 2009 141 Cultura

  1 Célebre tribu de Arabia

3

 Palabra hebrea que significa “señor” o “dueño”

4

 Uno de los profetas mayores del Antiguo Testamento


 

Fin de la disputa con un carcelero

Desde el ventanuco de mi pequeña celda

veo unos árboles que me sonríen

y unas azoteas que mi gente llena,

y unas ventanas que lloran y rezan

por mí.

Desde el ventanuco de mi pequeña celda

veo tu inmensa celda

(Trad. de C. Mª Thomas)

 

 

Hacia la victoria

Perderé, tal vez, el salario

como usted lo desea;

me veré obligado a vender el vestido y el colchón;

Seré, tal vez, el portador de piedras;

el portero, el mendigo en la calle

o el trabajador en una fábrica;

Tal vez también estaré obligado a buscar en el lodo

para encontrar un grano que comer;

O quizá moriré desnudo y hambriento.

Pero no me resignaré jamás a ti,

enemigo del sol

Resistiré hasta la última gota

De sangre en mis venas.

Tú me podrás robar el último palmo de suelo;

serias capaz de dar en prisión

con mi corta edad;

de privarme del legado de mi abuelo:

de muebles, de los utensilios para el hogar

y los recipientes.

Serías muy capaz de dar al fuego

Mis poesías y mis libros

Y a los perros mi carne

Serías - cuán cierto es - una pesadilla

sobre el corazón de nuestro pueblo,

oh, enemigo del sol!

Sin embargo, no me resignaré jamás a ti

y, hasta la última gota

de sangre en mis venas

Resistiré! ...

Podrás apagarme las luces que me iluminan en la noche

Y privarme de un beso de mi madre:

Tus jóvenes serían capaces de insultar

a mi pueblo y a mi padre;

Cualquier cobarde de ustedes sería capaz de

falsificar también mi historia;

Usted mismo podría privar a mis hijos

De un vestido de fiesta;

Serían capaces de engañar

con falso rostro

a mis amigos,

crucificarme el día encima con

una visión humillante,

oh, enemigo del sol!

Sin embargo, no me resignaré jamás a ti

Y, hasta la última gota de sangre en mis venas

Resistiré!...

Oh, enemigo del sol!

En el puerto veo los ornamentos

los signos de gloria;

siento las voces alegres

y los aplausos entusiastas

que encienden de alegría la garganta;

en el horizonte veo una vela

que desafía el viento y las olas

sorteando con confianza los peligros!

Este es el regreso de Ulises

del mar del desconcierto.

Este es el regreso del sol

Y del hombre expatriado

Por los ojos de él y de la amada tierra

Juro no resignarme jamás a ti

Y hasta la última gota de sangre en las venas,

Resistiré,

Resistiré,

Resistiré!...

Original, tomado de Facebook

Tomado de:

https://omegalfa.es/downloadfile.php?file=libros/cuaderno-de-poesia-critica-n-124-samish-alqasim.pdf

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