jueves, 6 de marzo de 2025

POEMAS DE GAHSTON SAINT-FLEUR


HEMOS APRENDIDO 

 

Poema sobre el temblor de tierra en Haití

 

 

Hemos aprendido a degustar de tal o cual manera

 

a hablar idiomas, ser cultura, ser líderes y seguidores.

 

a chatear, volar, tener un espacio propio en la casa,

 

en la iglesia, y una serie de objetos que llamamos personales.

 

 

 

Hemos aprendido a erigir edenes y campos de concentración

 

vivir con los amigos y a apartarnos de los odiosos enemigos

 

ser hombre y mujer, débiles y fuertes, sumisos y soberanos

 

tener esclavos para los caprichos y un Führer para rebajarnos.

 

 

 

Hemos aprendido a planear en el aire, escalar el espacio

 

en busca de nuevos planetas como monos en los árboles

 

de Norte a Sur, acortar distancia entre los hemisferios

 

tejer cercanía entre polos y distancia entre aves del mismo coral.

 

 

 

Hemos aprendido a movernos entre díadas: bien y mal

 

ángeles y demonios, ser y no-ser, tener para ser y ser para tener

 

Hemos aprendido a ser valor con cifras al lado del yo número

 

Milagro de los Templarios, milagro de nuestro sistema bancario.

 

 

 

Hemos aprendido a tener una dirección propia

 

ser altruista y aborrecible, afable e infame, dócil e engreído

 

Hemos aprendido tantas cosas que luego decimos normales.

 

andamos con nuestra “cajita de normales” bajo los hombros.

 

 

 

Hemos aprendido a condenar y a liberar, cansar y descansar

 

tantas cosas hemos aprendido y tantas otras que nos faltan

 

existir se resume en este camino de única vía de aprender,

 

y en un nocivo instante cae la cajita y todo se derrumba.

 

 

 

Se instaura el reino de los contrarios: Trastornos. Insomnio.

 

olvidamos que fuera de nosotros hay normales desencajadas

 

frágiles nuestras cajitas. ¡Y si desaprender fuese la vía de instruirse!

 

Las palabras no esperarían en vano para complacer los oídos acostumbrados.

 

 

SOLEDAD

 

 

“¡Cuiden a mi abuelita y a los pollitos!” (1)

 

Últimas palabras de un hombre que se fue.

 

¿Qué le mató? ¿Quién le mató?

 

 

 

¿Quién inventó la muerte

 

burlándose de lo sempiterno

 

y haciéndonos vivir a tajos?

 

 

 

Para que hagamos menos el amor

 

muchas cosas fueron inventadas:

 

 

 

El orgasmo se mide por fracción de segundo

 

el duelo y las desgracias, por añadas

 

¿qué océano se nutre de los riachuelos

 

de nuestras lágrimas?

 

 

 

El dengue fue inventado

 

para que ya nadie viva

 

con sus mierdas sobre las panaceas

 

¿Qué más le queda pues al hombre?

 

 

 

Por su cuenta,

 

ante sí

 

ante todos

 

en medio de tantos.

 

 

 

sin un dios que por odio

 

le brindara un trago de ponzoña;

 

sin un demonio que por amor propio

 

se compadeciera de él.

 

 

 

Cada quien debe asumir el reto

 

de ser solo;

 

no importa que la globalización nos hacine.

 

 

 

1)Estas palabras fueron pronunciadas por un niño de la provincia de San Cristóbal, República Dominicana, poco antes de su muerte por el dengue.

 

 

DESDE MI MAZMORRA

 

 

 

Solo en el cubículo de mi celda

 

como un alfiler en una caja de cartón.

 

 

 

Desnudo en los brazos de la noche oscura

 

como un ave desvestida que espera

 

para la celebración de niños festivos.

 

 

 

Sirve de poco vocear, gritar

 

del otro lado del muro

 

no hay nadie que escucha.

 

 

 

Demasiado ruido en el entorno

 

¡Que una voz humana toque a las puertas de sus oídos!

 

Es aún más ruido, el mismo ruido de siempre.

 

 

 

Entonces, encerrarse en sí mismo y esperar

 

Procurar el apoyo de los verdugos

 

para que esto pueda terminar en paz.

 

 

 

¡No!

 

¡Dígales de venir! Para ellos

 

como para cualquier otro de su categoría,

 

traidores que encarcelan el cuerpo pensando recluir los sueños,

 

para ellos tengo el alma por coraza y la mente por arma.

Tomado de:

https://www.crearensalamanca.com/poemas-del-haitiano-gahston-saint-fleur-pinturas-de-laurent-casimir/

 

 

I

 

Sangra la Tierra y nadie llora

La degüellan como un ovejuno en el matadero

Mezclada con el sudor de los verdugos

Y el rojinegro del hombre

Cuela y cuela… la sangre

Manchando a almas y corazones.

Del Norte al Sur

Del Este al Oeste

Se expanden víctimas y verdugos

Pronto seremos jodidos todos.

Crece el hombre

Y se reduce su humanidad

La tierra se queda huérfana

Abandonada a su suerte

Como un niño haitiano en las calles de Santo Domingo.

 

 

II

 

Ya no tenemos una iglesia que, beata,

Nos pueda ilusionar con el más allá.

El Estado está en mal estado.

El Mercado, ciego y desalmado,

Aun sin ser garante de nadie ni de nada,

Nuestro único guía y fuente de inspiración.

Los apellidos están desautorizados

Cada quien enfrenta con su nombre

Los retos de salir del marasmo

Y permanecer a flote.

El hombre se reduce a su pésima condición:

SOLO.

 

 

III

 

Late el corazón

Se hinchan los pulmones

La gente come y bebe dándose placeres

Y la esperanza cada vez más se aleja

Como el sol en el atardecer.

Ya nadie tiene visiones.

Vivimos en un mundo de gente sin apellido.

Un mundo circular

Donde izquierda, derecha

Frontal o trasera

Todos se turnan según la posición.

Y los del centro apretaron los dientes

Mordieron su pulgar los mayores

Pero ya el campanero tocó

Listo o no, el entierro va

Cada quien con su cadáver a cuestas

Y la tierra, lastimada y en lágrimas

Se abre para recibir lo que entregó con tanto gusto

¡Adiós a la vida!

¡Adiós hombre!

 

 

IV

 

¿Quién escuchó mi opinión respecto a nuestra venida aquí?

¿Quién me preguntó si crecer en hombre quise o no?

Quién está, está por imposición.

 

El medio es “schola prima”.

Para crecer como ellos,

Ser lo que son, aunque en algo me han permitido distinguirme,

Me pusieron en un medio lleno de extraños seres

Que después me enseñaron que eran hombres;

Bien que más tarde, pude cerciorarme de que,

Esta denominación corresponde a una expresión potencial.

 

Y cuando empezaron a dejarme expresar mi voluntad

Comenzando yo con morder los senos de mi madre

A llorar para que me atendiera sólo a mi

Dejando todo lo demás, incluso a lo que me fuera útil,

Y todas las demás expresiones posteriores de esta índole,

Tan sólo expresaba una voluntad terciaria

La cual de hecho no era mía

Estando contemplada ya en la de otros que actúe yo así

Al perder las dos expresiones de voluntad anteriores

Perdí también el sentido de la expresión de la voluntad propia

Sabiendo que “nadie puede estar libre dentro de un círculo cerrado”.

 

 

V

 

Somos la Tierra donde nacimos.

Alta, con cumbres y bajadas,

Ríos, riachuelos y arboladas.

La calvicie de nuestros montes,

Nuestro vacío humano.

A cada arbolito caído,

Una parte del corazón se destruye;

Cada río que se seque,

Una vena cortada (en nuestro cuerpo)

Un hombre cae

Y la Tierra se va pedacito por pedacito.

Haitianos,

Haitianas,

Nos hemos vaciado de nosotros mismos,

De lo que el hombre fue,

El séptimo Hombre.

 

Pero vamos a volver a sembrar árboles,

Nuestros corazones se reverdearán.

Volveremos a hacer el amor con nuestras mujeres.

Tendremos hombres y mujeres llenos de lo que nuestra Tierra es;

Volveremos a ser presencias que presencian...

 

Nosotros, somos de la Tierra donde nacimos.

Somos la Tierra que nos preñó y nos dio a luz.

Nuestra piel se trenza de su polvo,

Sus montes,

El rincón inexplorado de nuestro corazón de haitiano.

Tomado de:

https://circulocreativorepublica.blogspot.com/2007/12/gahston-saint-fleur-poemas.html

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